Le confesé a mi madre mi secreto.
Así fue como me decidí a confesarle a mi madre que ella era la mujer que me gustaba. .
Desde que yo era adolescente he estado enamorado de mi madre. Ella es una mujer guapa, no demasiado alta y de muy buen cuerpo. Con eso de buen cuerpo quiero decir que mi madre tiene unas piernas de infarto y un culo que me vuelve loco. A su vez siempre ha estado muy bien de pecho y tiene unos pezones preciosos. Desde joven le ha gustado llevar faldas por encima de la rodilla, de ahí que siempre pude fijarme en sus piernas, las cuales como he dicho ya tiene impresionantes.
La confianza entre ella y yo siempre ha sido alta debido a que soy el único hijo que se le ha quedado soltero y a que siempre me ha gustado contarle mis cosas intimas. Ella ha sabido hace poco que estoy enamorado de ella, aunque me ha confesado que lo sospechaba desde hace tiempo. Cuando ocurrió esto que os cuento ella contaba con 55 años y yo con 35, justo me parió a los 20 añitos.
Yo vivía como a 60 kms de la casa donde vivían mis padres. Mi padre jubilado por enfermedad le había quedado buena paga y vivían desahogados. Mis hermanos haciendo su vida con sus mujeres y sus hijos y yo en casa con mi buen trabajo y soltero.
Al principio de la jubilación de mi padre venían los dos a verme, pero como mi madre llegaba y se ponía a limpiar, mi padre se aburrió y dejó de venir con ella a casa, por lo menos alguna de las veces que ella venía.
Cuando vi que empezaba a venir sola a menudo me armé de valor y empecé dejar rastros varoniles visibles en mis sábanas o en mi ropa interior sucia que dejaba en el cesto.
Un día en la cocina estando los dos solos me dijo:
Jose, “¿Por qué no buscas una mujer que te acompañe en la vida? Mira tus hermanos, no es bueno que te quedes soltero para siempre.”
“Mamá, estoy de maravilla soltero”, le dije, “y además te cuento en secreto que la mujer que a mí me gusta es casi imposible que la consiga, y si no es ella, prefiero estar solo.”
Ella no me dijo nada de ese comentario.
Seguimos limpiando cuando le dije: “¿Tomamos un café?”” Si”, me contestó de inmediato, “necesito algo caliente en mi cuerpo”. A ella le encantaba el café desde siempre, por lo que accedió de inmediato. Estando ella apoyada sobre la encimera de la cocina me pidió que le bajase la cafetera, la cual estaba en una estantería a la que no llegaba bien.
Me acerqué por detrás a mi madre y elevé los brazos para cogerla. Sin darme cuenta me había acercado tanto a ella que pegué mi cuerpo al suyo. A l ponerme de puntillas rocé mi verga contra sus piernas y su culo. Ella no dijo nada y al darme cuenta de que callaba y tener ya la cafetera cogida la bajé lentamente y apreté de nuevo mi pelvis contra su cuerpo. No sé cómo me atreví a hacer eso, pero sirvió para comenzar a tener una erección considerable y a sospechar que no la había molestado en absoluto.
Preparé la cafetera y ella me dijo: “Mientras se hace el café vamos a hacer tu cama entre los dos.” La miré y le dije: “vamos así te cuesta menos trabajo mamá.”
Fuimos y cuando estábamos estirando las sábanas de abajo mi madre vio una mancha que sabía perfectamente que era, es decir, era un poco de semen seco de la última paja que me hice ayer noche, precisamente pensando en ella.
En ese momento me dijo: “Vamos a cambiar las sábanas hijo, que se nota que aquí duerme un hombre” y sonrió como quitándole hierro al comentario que acababa de hacer. Quitamos las sabanas y pusimos unas nuevas y las metió en la lavadora. Fue al baño para coger más ropa sucia para terminar de llenar la lavadora y vino con mis últimos slips en la mano, los cuales sabia yo que estaban llenos de semen reseco. Otro par de pajas que me había hecho en su honor días atrás.
Mi madre me miro y me dijo: “Hijo te cuento en confianza que tu padre y yo ya dormimos separados muchas noches y que solo lo hacemos juntos cuando el me busca como mujer y la verdad le estoy cogiendo un poco de asco, supongo que será el montón de años que llevamos juntos”, me dijo ella.
“Te ruego que guardes el secreto de lo que acabo de decirte y que quede entre nosotros”. A un hijo normal esa noticia le preocuparía, a mi no, a mí me gusto oírla.
La cafetera comenzó a ebullir y ella apagó el fuego. Se dirigió a coger las tazas de la estantería y se puso de puntillas, no tardé en reaccionar y en acercarme a ella pegándome a su cuerpo de nuevo por detrás y alzando mis manos para coger yo las tazas. Volví a pegar mi polla contra el culo de mi madre y esta vez noté como ella empinaba y apretaba su cuerpo contra el mío, yo apreté también mi pelvis contra ella y fueron unos segundos en los que los dos supimos perfectamente que estábamos haciendo. La imagen de mi madre de puntillas sobre sus pies con sus gemelos tensos y su falda que al empinarse había subido un par de dedos más hacia arriba era terrible para mí y para mi ereccion. Mi madre sirvió el café y me dijo: “de la leche te encargas tu hijo, yo solo quiero que me lo cortes con un poquito”.
Yo no salía de mi asombro, fui a la nevera y saqué el tetra brick y me dirigí hacia ella y le serví la leche en su café.
Yo estaba cada vez mas excitado y le dije: “Vámonos al sofá a tomarlo juntos”, lo cual hicimos. Al sentarnos el uno junto al otro a mi madre se le subió la falda bastante, dejando sus muslos al aire. Ella se dio cuenta de que estaba enseñando las piernas más de lo convenido, pero no hizo nada por remediarlo, al revés las abrió un poco y observó como yo me estaba fijando en ellas y no dijo absolutamente nada.
Yo me había sentado a su lado y me atreví a no disimular la tremenda erección que ya tenía y en lugar de cerrar mis piernas o de esconderla me senté girado hacia ella ofreciéndole una visión completa de mi entrepierna y del tremendo bulto que se notaba ya en mis pantalones.
Mi madre hablo: “Hijo, nosotros tenemos que confiar mucho el uno en el otro y debemos ser capaces de tener nuestros temas de conversación, de los cuales no debemos decir nada a los demás”.
“Estoy completamente de acuerdo mamá”, le dije yo, “Es más de esto que estamos haciendo hoy no quiero que se diga nada a nadie.”
En ese momento solté mi taza en la mesa y cogí la taza de mi madre arrancándola de sus manos y soltándola también en la mesa. Mire a mi madre a la cara y baje la mirada sin cortarme a sus piernas, ella se dio cuenta, pero ni se inmutó.
Decidí dar un paso más y la abracé atrayéndola hacia mí, lo cual ella hizo sin protestar. Sin darnos cuenta estábamos los dos fundidos un beso apasionado. Nuestros labios y nuestras bocas mostraban el enorme deseo que nos teníamos en ese momento. Nuestras lenguas empezaron a anudarse y mi madre se acercó aún más a mí, dejando sus piernas desnudas al alcance de mi mano. Puse mi mano sobre sus muslos y los acaricié. Rápidamente fui metiendo mi mano entre sus piernas y no tardé en estar tocándole las bragas. Mi madre comenzó a suspirar y a dar pequeños gemidos de placer. “Hijo, por dios, ¿qué me estás haciendo?” “Ahhhh….mi amor….hijo….ahhhhh…..soy tu madre… y no soy de hierro….ahhhh”.
Noté enseguida la humedad en la entrepierna de mi madre y me puse rápidamente de rodillas, en el suelo, frente a ella. La empujé cuidadosamente hacia atrás, apoyando su espalda en el sofá y yo de rodillas con mi cabeza y mi boca entre sus piernas.
“Ahhhhh…… ahhhhhh, hijo mio, ahhhhhh,,,¿Qué me haces? Ahhhhh.” Mi madre gemia y jadeaba excitada y yo subí completamente su falda dejando sus piernas completamente desnudas y sus bragas ante mí. Llevé mis sos manos a sus bragas y de un tirón se las rompñi por la mitad y se las arranqué. “Mmmmmmm…. Hijo……. Mmmmm ….ahhhhh”, exclamaba ella cuando sintió que su hijo la estaba comiendo el coño. “Mamá….mamá…….. te amo……mamá……..por fin….. mamá…….” acertaba a decir yo presa de una excitación tremenda.
Mi madre jadeaba y me sujetó la cabeza con sus manos, apretándomela contra su cada vez más húmeda raja. “Siiiiii…mi amorrrrr…..sigue…..ahhhhhhhh…..sigue lamiendo a tu madre……….asiiiiii…….ahhhhhhh….comele el coño a tu madre……ahhhhhhh.”
Para mi era un sueño lo que estaba pasando, mi madre refregaba su coño contra mi cara y mi boca. La enorme cantidad de flujo que estaba emanando me mojó la cara y más aun cuando comenzó a gritar. “Siiiiiii……ahhhhhh….sigueeee cabróoooooon……..sigue lamiéndome el coño………siiiiii……Ahhhhhhh……….. me voy a correeeeerrrr……..sigueeee……….sigueeeeeeee……..me voy correeeeer cabronazoooooooo……..”
Mi madre apretó mi cabeza contra su clítoris y comenzó a correrse. “Comeeeeeee. Comeeeeeee……..me corroooooooooo…….comeeeeee…………ahhhhhhhh…..trágate mi orgasmo…….sigueeeeee……..ahhhhhhhh…….ahhhhhhhh.” Las piernas de mi madre empezaron a temblar y ella botaba sobre el sofá sujetándome la cabeza y corriéndose en mi boca. Yo tragué todos los flujos que salieron de su raja y no dejé de lamer hasta que ella, sobre excitada, me separó de su entrepierna y me empujó la cara hacia atrás totalmente extasiada.
Yo estaba que nopodía más y me iba a explotar la polla debajo del pantalón. Me puse de pie delante de ella y me bajé los pantalones y los slips. Mi polla brincó cuando se vio libre. Mi madre al verla exclamó……..”Por dios hijo mioooooo, por diosssssss. ¿Así te pone mamá?……..mi amor…….¿quieres que mami te la chupe?………..siiiii? ¿quieres que mamá te coma la polla?”
Mi madre se acercó sentada en el sofá con las piernas abiertas y me cogió l apolla con la mano llevándosela a su boca. Mi madre arió los labios y comenzño a metérsela dentro y a darme una mamada de campeonato. La verdad que no imaginaba que mi madre diera esas mamadas que daba. Parecía una puta de l acalle mamando, no sabía que tuviese una boca tan guarra.
“Siiiiiiii…..mmmmmm….mamáaaaaaa……..siiiiiiii………..estoy enamorado de tu mamáaaaa…..por dios……….siiiiiii. mamá que boca tienes…….ahhhhhhhhh………..mamaaaaaaaaa………..por diosssss…………mamá……… que boca más cariñosa tienes………mamaaaaaa….ahhhhhhhh………mama chupas como una puta…………..mamaaaaaaaaaa………sigueeeeeee……..putaaaaaaaaa………..mamaaaaaa.ahhhhhh………me corro mamaaaaaaaaa.”
No pude retener más mi orgasmo y sujeté la cabeza de mi madre y empecé a correrme dentro de su boca. “Siiiiiiiiiiii……mamáaaaaaaaa…….me corrroooooooooo……mamaaaaaaaaaaa………trágatelooooooooo…………putaaaaaaaa………me corrooooooooooo en tu boca de guarraaaaaaaaa …….mamaaaaaaaaaa,…….ahhhhhhhhh”.
Mi madre tragó mi abundante corrida y yo caí de rodillas al suelo poniendo mi cabeza entre sus muslos y mi cuerpo temblaba entero. Nunca había sentido tanto placer con una mujer. Cuando pude articular palabra la miré y le dije: “Ahora ya sabes quien es la mujer de la que llevo enamorado muchos años mamá”. “Ese debe ser nuestro secreto mamá”.
Mi madre me abrazó y me dijo al oído: “Hijo mío, te amo, yo también estoy enamorada de ti mi amor.” “Espero que sepamos llevar esto con la discreción que merece”.
Y así empezó mi relación con mamá.
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