Le doy leche de mis tetas a mi suegro
Fue un desliz que término de la mejor manera… o no.
Mientras le daba la teta a mi bebé Felipe, sentí la humedad entre mis piernas y no pude evitar empezar a frotarme la concha por encima de la bombachita de post parto que usaba estos días.
Por alguna razón, el amamantar me ponía caliente de una forma que no podía contarle a nadie sin que me llamaran enferma. La única que lo sabía era mi psicóloga que gracias a ella y a una colega suya ginecóloga, me tranquilizó diciéndome que no soy la única a la que le pasa y que es bastante normal y que no hay nada raro en mí.
Le agradecí por eso.
Mi marido, Pedro, hace seis meses que no me cogía. Por alguna razón esta asustado de lastimarme aunque mi ginecólogo le dijo que estaba todo bien y que podíamos tener sexo sin ningún problema. Él de igual forma se negaba, y ahora usa la excusa de que al hacerlo, íbamos a molestar a mi suegro que se está quedando unos días en casa.
Los padres de mi marido se habían peleado así que Pedro le ofreció a mi suegro que se quede unos días con nosotros así también me ayudaba con el bebé mientras mi marido trabajaba. No me caía mal mi suegro, pero con las ganas de que me re garcharan que tenía y que ahora mi esposo lo esté usando de excusa a él para no hacerlo, preferiría que se vaya a otro lado.
Además de que tampoco es que estaba ayudándome mucho con el bebé digamos todo.
Frustrada, me meto la mano en la bombacha y comienzo a jugar con mi monte de venus y pelvis. Estoy completamente depilada encima, porque a pesar de estar de post parto, me mantengo en forma y limpita para él. A mi marido le encanta que sea coqueta y arreglada y que no tenga ni un pelito en el cuerpo y eso hago pero ni así me toca.
Estoy empezando hacerme la cabeza de que tiene una amante aunque conociendo lo idiota que puede llegar a ser Pedro a veces, ese pensamiento me hace reír.
Mis tetas se sienten duras cuando vuelvo a ponerme el remeron sin ningún corpiño debajo. Felipe se durmió bastante lleno cosa que hace todas las mañanas después de su desayuno. Noto como a pesar de vaciarme las dos tetas, se me sigue escapando leche de los pezones manchándome la remera blanca. Se me nota mucho así que me voy a tener que cambiar.
Por el embarazo las tetas me crecieron más de lo normal. Nunca fui de tener muchas pero ahora parecen hasta hechas. Me gustan, pero cuando pasa esto de que no puedo ponerme ninguna ropa sin corpiño porque me mancha toda, desearía no tenerlas.
(Mientras tanto, en la habitación del al lado…)
No era ninguna sorpresa que a esta hora de la mañana tuviera la pija tan dura que hasta me dolía caminar. Para la edad que tengo, es una bendición no ser un viejo inútil que ya no se le para la pija y tiene que tomar pastillita.
Me levanto como puedo y me dirijo al baño en el pasillo, casi enfrente de la habitación de mi hijo y mi nuera. No es muy grande el departamento que tienen, pero les agradezco por dejarme quedarme unos días con ellos. Hasta que mi señora se le pase el enojo de haberse enterado que me cogí a la chica que contrato para la limpieza.
Como si fuera la primera vez que sabe que lo hago.
De pie sobre el inodoro, sacudo las últimas gotas de pis con la pija todavía dura como roca. Me la acaricio pensando en Sofia. La última pibita que me cogí en casa mientras mi señora no estaba. Era mi vecinita y venia de vez en cuando hacer la limpieza en casa. Una nena hermosa, morochita con un orto de infarto. Lo caliente que me ponía cada vez que la veía caminar con la calcita metida en el orto. Diosss. Y como se le paraban los pezones cuando se daba cuenta que me acariciaba la pija mientras la miraba limpiar.
Suspirando porque no me puedo sacar la leche en el baño donde seguro mi nuera va a querer entrar, me guardo la pija más dura que antes en los pantalones y vuelvo a mi habitación por estos días.
(Y en ese instante, caminando por el pasillo casi a oscuras…)
-¡Ah! La puta madre. ¡Suegro, me asustaste!
-Uh, Sarita, no te vi. Disculpa.
-Tranqui, no pasa nada.
Pero si pasaba. Sin darme cuenta, mi suegro y yo habíamos chocado de frente por lo que nuestros cuerpos estaban uno encima del otro, y uno de mis brazos había quedado atrapado entre nuestros cuerpos, mi mano justamente sobre su… pija. Y por dios, ¡que pija! La sentía tan dura y gruesa, que por un momento me quede paralizada.
También me paraliza que una de las manos de mi suegro este sobre una de mis tetas húmeda y desnuda ya que me había sacado la remera para ir al baño a pegarme una ducha rápida antes de que mi bebé se despierte.
Ninguno de los dos se movió o intento alejarse y dejar de hacer lo que estábamos haciendo. De hecho, por alguna razón que no quería pensar, empecé a acariciar la pija dura de mi suegro por sobre su pantalón de pijama. Y él, empezó a pellizcar mi pezón, apretándolo para que saliera leche. Cuando una buena cantidad salió, él se llevó los dedos a la boca y los lamio.
Solo eso fue suficiente para que mi concha volviera a chorrear jugos por la excitación.
Ni siquiera lo pensamos, solo sé que de un momento a otro nuestros cuerpos se unen y somos todo manos acariciándonos y besos ruidosos con mucha lengua, saliva y dientes chocando. Nos besábamos con urgencia y ganas. Con demasiada calentura, se ve que los dos deseábamos mucho coger.
Yo me moría de ganas, y no me importaba para nada que fuera mi suegro.
-Dios suegro, estas durísimo. Y tenes la verga re gorda. -le dije entre besos y mordidas mientras ahora le acariciaba la pija por dentro del pantalón.
-Y vos tenes las tetas llenas de leche, nuerita. Están goteando.
-Si, desde que nació tu nieto que estoy así. Necesito sacármelas por lo menos cada dos horas. Las tengo muy gordas.
-Me encantan. Son perfectas. Me encantan unas buenas tetas gordas y nunca las había probado con leche.
La boca de mi suegro se cierra sobre mi pezoncito rosa. Mis tetas son gordas ahora, pero mis pezones se mantienen chiquitos y rositas y eso parece gustarle.
Lo aprieta y mordisquea para que salga leche, y cuando sale, la toma como si fuera un bebé siendo amamantado. Succiona tan fuerte y rico que mi conchita empieza arder de ganas de que la rompan toda con una buena pija como la de él.
Agarrándolo de la pija, lo llevo hasta la habitación donde se está quedando. Me siento en el borde de la cama y lo pongo enfrente mío, bajándole el pantalón. Su pija es marrón, gruesa y venuda con la cabeza violeta que brilla por el líquido preseminal que se filtra en la punta.
Dios mío, es mejor que la de su hijo.
Le agarro la pija y agarro una de mis tetas, y apretando el pezón empiezo a rociar toda su gruesa verga con mi leche. La leche es tanta que cae en su pija, en su panza, en la cama, el piso y sobre mí. Estamos haciendo un enchastre pero me encanta.
-Uf Sarita, que puta que sos. Nunca me hicieron eso. Que putita. Chupamela ahora, dale. Quiero ver porque mi hijo se casó con vos.
Le agarro la pija y me la llevo a la boca. Primero juego con la punta, pasándole la lengua por el agujerito y probando el jugo salado que se filtra por ahí. Tenía tanto que no me comía una pija que no puedo hacerme la decente cuando tengo una tan gorda y rica para mi boquita.
Me la mando de una a la boca probando mi leche y lo salado de su piel. Me encanta el sabor y por eso lo chupo desaforada. Se la babeo y me la mando hasta la garganta. No me importa como siento que me quedo sin aire.
-Uh… si, si Sarita, que locura. Tenes una boca de petera increíble, por eso mi hijo te ama tanto.
-Tu hijo es un pelotudo, suegro.
-¿Por qué, nuerita?
-Desde que nació Felipe que no me quiere coger.
-Jodeme. ¿Como vas a tener terrible trola en tu casa y no te la vas a garchar todos los días? Por Dios, mira cómo me estas chupando la pija. Si fueses mi mujer te tengo arrodillada de la noche a la mañana comiéndome los huevos. Dale dale, hacelo. Chúpame los huevos.
Los huevos de mi suegro pesados, llenos y colgantes me los meto a la boca los dos juntos dejándoselos también todos babosos. Él pone los ojos en blanco y echa la cabeza para atrás mientras me dice lo puta que soy y lo imbécil que es su hijo.
La perra trola que hay en mi se siente orgullosa de estar chupándole la pija al papá de mi marido que también podría ser mi papá.
Con su pija húmeda por mi saliva, me la pongo entre las tetas y las empapo de mi leche también. Mientras le hago una turca, le chupo la cabeza de la pija cada vez que me choca con la pera.
-Quiero que me des la lechita en la boca, suegro. -lo miro a los ojos mientras se lo digo. -No sabes las ganas que tengo de sentir le lechita caliente de una buena pija en mi garganta. Quiero tragármela toda.
-Siii, seguí dale, que te la voy a dar. Te voy a llenar la boca de leche.
Vuelvo a chuparlo y siento como su pija late contra mi lengua y como se le abultaban las venas. Cuando se viene, empieza a gruñir mientras me inunda la boca de leche calentita que me trago como la más puta de todas. Ni una gota dejo caer.
Mi concha tiembla de ganas y de envidia.
-Ay suegro, era lo que necesitaba.
-¿Y yo? No tenes idea. Sos muy buena puta eh. Terrible chupa pija. Que afortunado es mi hijo, aunque con lo que me contas, es medio boludo.
-Es un pelotudo ya te dije. No sabes lo caliente que estoy siempre, me la paso colándome los dedos o cualquier cosa que tengo cerca. Es terrible.
-Bueno nuerita, aprovecha que estoy yo acá, y ya que empezamos esto, disfrutémoslo. Acóstate que te voy a dar lo que necesitas.
Casi me pongo a llorar cuando me acuesto en la cama, me abro de piernas y mi suegro se arrodilla, pasándome la lengua por la conchita húmeda como si fuera el mejor postre que probo en su vida.
-¡Ah, Dios suegro, me encanta! -ni siquiera me importaba si se despertaba Felipe o me escuchaban los vecinos. Me estaban comiendo la concha como yo más lo necesitaba y lo iba a disfrutar.
Me mordí los labios para controlarme pero era imposible. Mi suegro me chupaba el clítoris como un experto, definitivamente mejor que su hijo que yo tuve que enseñarle donde estaba. Mi suegro lo lamia como un helado y succionaba como el succionador que guardo en el cajón. Y encima me metía tres dedos a la vez.
-Dios, voy acabar toda… suegro te voy a llenar de jugo… ah… que rico, Dios.
No es mi primer squirt, pero si el más fuerte y el más húmedo y la evidencia era la cama toda mojada y la cara de mi suegro también.
-Uf, Sarita, tenes una conchita hermosa. Que delicia, mira como acabaste, que hija de puta. Me mojaste todo pero nunca probe algo tan dulce.
-¿Te gusta?
-Me encanta. Ahora te voy a garchar toda.
-Dios si, suegro. Por favor cógeme. Quiero sentir lo gorda que es tu pija dentro mío, no sabes las ganas que tengo. Quiero ser tu puta.
Ni siquiera nos preocupamos por usar forro. Así sin más, mi suegro me mete la verga hasta lo profundo de mi conchita. Y es tan fuerte la embestida que un grito desgarrador se me escapa. Esa es la palabra, desgarrador. Siento como me rompe toda pero de la forma más deliciosa.
-Cállate que vas a despertar al bebé.
-No me importa, por Dios. ¡No me importa! Seguí, seguí. Rómpeme toda la concha. No sabes lo que necesitaba esto. Diossss.
Su pija me destroza. La siento tan profundo que hasta me duele pero no dejo que se separe ni un segundo. Él me ahorca mientras me la mete, ni siquiera tiene compasión porque empiezo a llorar de placer. Solo sigue cogiéndome como a una puta y me lo recuerda al oído. La puta mujer de su hijo que también se coge al padre. Y eso me caliente más. Tanto que no pasa mucho para que vuelva a tener otro orgasmo y mi suegro me inunde toda la concha de leche.
-¡Amor, llegue!
(Y la mañana siguiente…)
-Buen día, suegro. ¿Querés café?
-Buen día, Sarita. Si por favor… ¿mi hijo dónde está?
-Se fue temprano a una reunión… y Felipe está durmiendo una siesta. ¿Querés leche?
-Siempre quiero leche con el café, ¿vos querés leche?
Asiento. -Siempre es bueno un poco de leche.
Sin el esperarlo, me saco la remera del pijama y quedo en tetas. Me agarro una, aprieto el pezón y dejo caer la leche sobre su taza de café.
-Mmm, me gusta esa leche. ¿Puedo tomar directamente del envase?
-Obvio, es todo tuyo.
Su boca se cerró sobre mi pezón mientras su mano jugaba con mi otra teta haciéndola chorrear también.
-Dios suegro, lo de ayer fue increíble. Estuve todo el día con la concha mojada pensando en tu verga. Y tu hijo no se dio ni cuenta aunque casi nos ve.
-Nunca se va a dar cuenta. Te garcharía enfrente suyo y no se daría cuenta. Ni siquiera se dio cuenta ayer como te chorreaba leche por las piernas cuando fuiste a saludarlo, o como te olía la boca a verga. -se ríe de su propio hijo. -Es como decís vos, es un pelotudo.
-Bueno, entonces aprovechemos antes de que llegue o que Felipe se despierte. Quiero que me metas la pija por el orto. Hace mucho que no me rompen el culo.
-Ah bueno, pero sos una puta en serio vos. ¿Ya tenes el culito hecho?
-Sip, y no por tu hijo. Nunca quiso metérmela por ahí. Decía que era antihigiénico.
-Bueno, a mí no me importa que lo sea. Más vale que me la dejes toda sucia, eso me calienta más.
-Uf suegrito, sos el hombre perfecto.
Me saque la ropa quedando completamente desnuda para que mi suegro me admire. Me beso todo el cuerpo y luego me puso en cuatro sobre el piso de la cocina. Sentí como se desnudó y fue directo a comerme el orto.
Sin ningún tipo de asco como no hace su hijo.
-Ah, si suegro. Me encanta. Méteme la lengua en el orto… aaah Dios, siii.
-Dios lo tenes todo abierto, puta de mierda. ¿Te metes cosas por acá?
-Si, todo lo que entre.
-Sos tan trola nuera, me encantas.
Me escupe el ano y se escupe la pija, lubricándonos. Primero me mete un dedo pero como entra con facilidad, lo intenta con otro y con otro hasta que tengo tres dedos suyos metidos en el orto. Me encanta y mientras me acaricio el clítoris.
-Te voy a romper el culo como me lo pediste putita, no grites.
-Si, por favor.
Ya desde que sentí la punta, sabía que iba a dolerme pero me encantaba igual. Soportaría cualquier cosa con tal de que me cojan el culo como a mí me gusta.
-Uf nuera, como me aprieta la pija ese culo. No grites puta, o todo el edificio se va a enterar que tu marido es cornudo.
-Si, sí. Que se enteren que nadie me hace el orto como su papá. Que se enteren que es un cornudo. ¡Ah Dios, cógeme así, si! Me encanta como me rompes el orto, como me entra toda. ¿Te la estoy ensuciando?
-Si perra, pero me encanta. Como entra me vuelve loco. Te lo voy a llenar de leche como vos me das leche a mí.
Sentir como la leche caliente de mi suegro inundaba mi culo mientras mi dedo frotaba mi clítoris con fuerza fue suficiente para que me viniera con fuerza. No fue un squirt pero si me puso a temblar y los ojos en blanco.
Cuando lo sentí salir, también sentí líquidos bajando por mi pierna y cayendo al piso.
-Amor, volví antes porque… ¡¿Qué mierda es esto?!
-No… Dios, hijo escucha. Deja que te explique.
Como pude me pare del piso y me enfrente a mi marido que nos miraba con los ojos desorbitados y rojo de la furia.
Yo también ahora estaba furiosa, pero porque me arruino el día que tenía pensando pasar solo cogiendo con mi suegro.
-Cállate suegro, deja que yo arregle esto con mi marido. Escucha Pedro, vamos hacerla corta. Hace seis meses que no me coges, no me tocas, no me miras y yo lo necesito. Tu papá y yo cogimos ayer por primera vez, y va a seguir pasando si vos como el idiota que sos, no haces nada con lo caliente que estoy siempre. Punto.
Mi marido me mira en silencio por un momento y ahí me empecé a poner nerviosa.
-Pa, ándate de mi casa. Después hablo con vos.
Mi suegro salió prácticamente corriendo y yo me morí de miedo. ¿Qué me va hacer?
Pero a diferencia de lo que pensaba, la actitud de mi marido me deja helada.
-Siempre supe que eras una puta, Sara. Todos mi amigos me lo dijeron, mi mamá por eso no quería que me casara con vos. Pero nunca imagine que harías algo así. Cogerte a mi papá en mi propia casa. Trola inmunda, eso es lo que sos. Hija de puta, arrodíllate y chúpame la pija como la puta zorra que sos y como te gusta que te traten.
Y para sorpresa de nadie, yo volvía a estar mojada.
Le chupe la pija a mi marido como nunca, él me cogió de la mimas forma y me lleno la conchita de leche con una cantidad sorprendente. Nunca más volvimos hablar de lo que paso. Él y su papá siguen teniendo una relación cordial solo porque mi suegra no se puede enterar de lo que paso ya que mi suegro volvió a su casa, y yo directamente no hablo con ninguno de los dos.
Sin embargo, todo sirvió para que mi marido todas las noches me coja como a una puta, me rompa el orto y me llene la concha de leche. Es por eso que ahora estoy embarazada de mi segundo bebé.
Lo que pasa que ahora no se si es de mi suegro o de mi marido.
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