Le mostré sobre masturbación a mi hermana menor de 11 años
Mi hermana estaba incómoda por temas que hablaban en su escuela y yo le enseñé de qué eran.
Soy Daniel, un joven de 20 años, de tez algo clara, alto de 1.82 aproximadamente, pelo corto, robusto. Mi hermana Frida es una dulce niña como cualquiera que te puedas imaginar de 11 años. Ella es de tez un poco más morena, se cortó el cabello recientemente así no es muy largo. Delgada y fina de sus brazos, piernas, cintura y cadera. Poco a poco ha estado tomando forma su lindo cuerpo. Es un pre puberta de senos pequeños y sus glúteos apenas se están formando, pero son redonditos y firmes.
Para comenzar debo explicar que nunca me había sentido atraído sexualmente por mi hermana. Siempre habíamos tenido discusiones entre hermanos de relajo y la verdad es que casi ni nos vemos por el tiempo que ella pasa en la secundaria y el tiempo que yo paso en el trabajo.
Solamente de más chicos nos gustaba jugar cosas típicas de hermanos, como las cosquillas, escondidas, con sus muñecas o juguetes, pero nada más allá de lo ordinario había pasado.
Compartimos habitación, así que se hizo costumbre ver usualmente su ropa de vez en cuando en mí cama (no siempre limpia, lo cual me molestaba) y a sus zapatos de la escuela, su mochila, libros, etc.
Fue mientras fui creciendo que yo fui tomando interés sexual por mujeres de mi edad. Eso hasta que cierto día, como comenté anteriormente, me encontré con una bola de ropa usada en mi cama del uniforme escolar del día anterior de mi hermana. Como mencioné anteriormente, me molestaba porque ese era mi espacio y quería que lo respetara.
Ese día estaba solo por la mañana. Me tocaba entrar en el turno de la tarde en el trabajo, mis padres habían salido también a trabajar y mi hermana empezó sus clases temprano al punto de las 7:30 am.
Molesto separé prenda por prenda para no juntar la ropa limpia con la sucia. Es usual oler la ropa para saber cuál es limpia y cuál es la sucia. Pero esos nunca lo habían hecho con su ropa. Así que cuando miré su sostén de niña pequeña, me dio curiosidad saber cuál era el olor de los pequeños senos de mi hermanita. El olor no fue nada del otro mundo, y de hecho ni siquiera estaba bien impregnado. Pero fue la misma curiosidad al oler sus calzoncitos. Era muy lógico ver cuáles eran usados y cuales no, puesto que se nota cuando fueron quitados recientemente y se lograban ver manchitas pequeñas de pipi y de su fluido vaginal.
Aun así, tome el valor de oler las braguitas de mi hermana. Fue un olor espectacular. No era muy fuerte, lo que quiere decir que mi hermana no tiene su PH muy alto. Además, mi hermana aún no tenía su menstruación, por lo que su olor no se combinó con su sangre ni con el olor de las toallas femeninas.
Me perdí completamente oliendo que sin darme cuenta mi lengua ya estaba tocando con la punta la parte en dónde va la vagina de mi hermana. Eso hizo que mi pene se pusiera duro y empereza a masturbarme.
Con lo que seguí fueron sus calcetas blancas. Yo de por sí tengo un fetiche con los pies y las calcetas en general. Pero ahora estaba oliendo la exquisita esencia pura del cuerpo de mi hermanita.
Eyaculé sobre un papel que tenía en el tocador de mi hermana y no dejé rastro de mi experiencia.
Después de lo que pasó solo podía quedarme imaginando a mi dulce hermanita desnuda, bailando para mí. Besándola y oliendo sus partes directamente. Se me hacía agua a la boca imaginar lamiendo sus lindos senos, su ombligo, el centro de su virgen vagina, su ano apretadito, sus olorosos pies, sus axilas, sus orejas. Todo de ella me quería comer.
Pasaron 2 meses desde lo que había ocurrido hasta que me tocó coincidir estar en casa solo con mi hermana. Me habían rotado el turno de la tarde a la mañana, por lo que fui a trabajar de las 6:00am a las 2:00pm. Tomé el autobús a casa y en el camino mi papá me habló para que en cuanto llegara a la casa calentase la comida y la diera de comer a mi hermana.
Y vaya que le di de comer.
Cuando llegué ella apenas también acababa de llegar no hace mucho. Mi padre la dejó después de sus clases, pero por las prisas de regresar a su trabajo él no se quedó a comer. Ni siquiera alcancé a verlo.
Aun no se quitaba su uniforme de diario: su faldita de cuadros, su camisa tipo polo, sus calcetas blancas, sus zapatos negros, un listo amarrado en su pelo lacio, y casi apostaba a que llevaba su nueva ropa interior que era de otra tela. No era la típica de algodón. Es una tela más suave (parece satín) para que la vagina de la mujer no tenga roces ni irritaciones por la caminata. Pero no era seguro que la llevara puesta.
Nos saludamos y le pregunté si tenía hambre. Ella respondió que no con la cabeza, tomó sus cuadernos y plumones y se pasó al cuarto algo incomoda, pude notar.
Cuando pasé a verla ella estaba acostada boca abajo con sus piernitas cruzadas y ya se había quitado sus zapatos escolares (aunque ahora que escribo esto me hubiera encantado que ella me dejase quitárselos con la boca, siendo su sumiso).
Su faldita estaba un poco alzada por la posición en la que estaba y entonces sí pude confirmar que traía puesto su nueva ropa interior y la que llevaba era de color negro.
Le pregunté si algo le había molestado en la escuela o aquí mismo en la casa, pero no quiso responder de entrada, se negó y se notaba todavía incomoda.
Le platiqué como estuvo mi día para que ella también me contara del suyo y me dijera que era lo que le incomodaba. Mientras yo le contaba me senté en la orilla de su cama y ella también cambio su postura a sentarse, y casi inmediatamente a subir sus piernas sobre las mías. Eso ya había pasado antes, pues sé que para ella es cómodo y nos veíamos de frente, lo que representaba confianza y atención.
Al finalizar mi discurso ella procedió a contarme su día. Me dijo que varios de sus compañeros de la secundaria hablaban de la masturbación y de pornografía.
Cabe recalcar que ella por ser menor nunca le había hablado del tema. Puesto que a mi idea no era correcta que a su edad supiera de esas cosas todavía y menos contadas por su hermano.
Para calmarla puse mi mano sobre su pierna y pude sentir entre mis dedos cada centímetro de sus suaves y tibias calcetas. Me volvían loco y yo solo quería que ella tomara una actitud ruda y me forzara a lamer sus pies y sus calcetas, quería su olor y su sabor. Pero al mismo tiempo me preocupaba por su situación, así que me contuve lo más que pude y seguí escuchándola
Cuando terminó de hablar le dije que era algo normal entre los adolescentes y que no debía sentir apenada o avergonzada, que es algo por lo que todas las personas pasan.
Ella me interrumpió para decirme que una de las niñas de su salón un poco más dotada que las demás, se burló de ella por ser delgadita y no tener muslos grandes como las demás y senos pequeños
Yo le dije que no les hiciera caso y que ella era muy bonita, y que cuando ella creciera todo eso cambiaría y se haría una mujer muy bella.
Ella sonrío, mientras yo seguía sutilmente acariciando sus calcetas puestas.
Hubo un momento de silencio incomodo hasta que para romper el silencio ella me preguntó si alguna vez yo me había masturbado. Yo sin pena le respondí que sí, que era normal como ya le había dicho antes.
Ella solo se sonrojo y no dijo nada más.
Aquí empezó mi picardía. Y le pregunté su ella lo había intentado. Me dijo que no, que incluso hasta ese día ella no tenía conocimiento de lo que la masturbación era.
Yo la calmé nuevamente diciéndole que era algo bueno para sí misma, y que, si ella se iba a tocar que estaba bien, y que no tenía que dejar que nadie más la tocara, excepto algún doctor que la fuera a revisar por algo medico importante.
Se calmo un poco y me preguntó que si dolía. Le respondí que no. Le dije que se sentía rico, como cosquillas indescriptibles. Una sensación de placer y éxtasis.
Ella me dijo: – ¿cosquillas? Como los juegos de cuando éramos más niños.
– Algo parecido – le contesté.
– Suena interesante – me dijo.
Y nuevamente mi morbo me atacó sin pensar. – ¿No quieres intentar?
– ¿Qué? ¿Ahora? Es que me da miedo, y no sé cómo.
– Tranquila, respira, no pasa nada, jajaja. – Me reí un poco porque me dio ternura su miedo. Era tan inocente y tan hermosa que solo podía pensar en besarla y tocarla toda. – ¿Has dado un beso antes?
– No, también siento raro que las personas hablen de eso. Mi estomago se siente raro.
– Es tu curiosidad. Es tu cuerpo reaccionando al éxtasis que eso te podría dar. Es tu adrenalina – le dije. – Un beso ayuda mucho, porque el cuerpo reacciona ante esas cosas.
– ¿De qué manera?
– Te voy a mostrar.
Aquí entonces le di un pequeño beso. Cerramos los ojos y pude notar que ella estaba algo tensa y nerviosa. La calme abrazándola. – ¿Lo ves? No tiene nada de malo
La volví a besar, pero ahora tratando de meter mi lengua. Quería succionar su lengua de ella. Quería compartir saliva, que ella también jugara con mi lengua. Y eso paso. Nos dimos un tan apasionado beso que duró varios minutos.
Cuando nos separamos ella me dijo que sentía esa cosa rara en su estómago y que sentía calientito en su vagina. Perfecto, eso es justo lo que buscábamos.
La seguí besando y mano dejó de acariciar sus calcetas a acariciar su espalda, su hombro, su brazo, su pecho, su abdomen… en este punto comencé a desvestirla y ella como una putita sumisa se dejó hacer de todo.
Le lamí las orejas, su cuello, su boca, sus axilas y sus senos redonditos. Ella gemía de placer de que su hermano la estaba amando. Le daba todo el amor que un hermano le puede dar a su hermana.
Le quité la falda y en este punto comencé a lamer sus braguitas puestas. No dejaba de succionar aquel elixir tan delicioso que brotaba de su vagina.
Mis manos apartaron sus braguitas y comencé a succionar la depilada y virgen vagina de mi hermana menor. Una tierna niña de 12 años que dejaba salir de sus bellos labios ahogados gemiditos de niña de placer.
Baje a lamer sus muslos y sus calcetas. Estuve varios minutos lamiendo sus pies y sus calcetas. Ella metía sus pies en mi boca para que yo pudiera disfrutar de su olor y su sabor. Todo era un festín muy delicioso.
Tome su mano y la coloqué en su mismo clítoris para que aprendiera a darse amor a ella misma. Encorvaba su espalda y dejaba salir varios espasmos de placer de aquello que su hermano le estaba enseñando.
– ¿Esto es la masturbación? – preguntó ella entre gemidos y suspiros
– Si Fridita, esto es. Te debes de tocar y sentir rico cuando lo haces.
– Sentía más rico cuando pasabas tu lengua, ¿lo puedes hacer otra vez?
– Claro que sí.
Me acosté en su cama y dejé que ella se sentara encima de mi cara. Sus braguitas aun puestas dejaban escurrir sus líquidos que pronto devoré con muchas ganas.
Que rico tomar los juguitos de mi hermana, La estaba succionando como nunca antes lo había hecho con ninguna otra mujer.
Hice de lado nuevamente sus braguitas y comencé a meter mi lengua entre su rejita, la estaba cogiendo con mi lengua, podía sentir su puro sabor de vagina virgen.
Pasaron unos minutos hasta que pasé de su vagina a su ano, todo lo lamí, tenía olor y sabor muy delicioso. Le metí mi lengua en su culito y ella seguía gimiendo de placer.
– Detente quiero hacer pipí.
– No, no es pipí, no te aguantes y déjalo salir.
– Ok – dijo entre gemidos
Mi hermana había tenido su primer orgasmo y lo vació todo en mi cara.
Su lechita vaginal comenzó a salir lentamente y yo tomé todo con mi lengua. Después subí hasta su cara y comencé a besarla. Nos pasábamos su lechita entre nuestras bocas hasta que yo eyaculé dentro de mis pantalones.
Saqué mi pene y lo puse en su boca y ella tan linda comenzó a lamer toda mi leche ahora.
– Está muy rica tu leche también Dani, la quiero tomar toda.
Me dio una felación inexperta, y yo le enseñé también como es que tenía que hacerlo.
Al final nos besamos nuevamente y le calenté el baño para que nos limpiáramos de todo lo que hicimos.
Meses después tendríamos sexo, pero eso será historia para otro relato.
Previa rica y en seguida ya cojer con la chiqui je, q lindo y rico estuvo y le encantaran tus bolas contra su culo, calienta monton
Muy excitante.
Uuuuuf qué historia tan caliente, sin complicaciones raras ni otras distracciones del cuerpo de Frida. Espero no tarde la siguiente entrega. Gracias!
Espero con ansías ese relato 👍🏼
espero continúes con el relato.
Muy pero muy, muy rico!! Espero la continuación!
Sos un buen pedofilo y me encanta, segui cogiendo asi, hace sonar la concha de Frida.
Qué rico.
Me pajee mucho, me moje envidie a la criatura, lo disfruta y fijo pide mas