Los amados pies de mi tia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por poeta87.
La historia empieza en una temporada en la que mis padres trabajaban hasta tarde y yo al salir de la escuela me quedaba a comer y a pasar la tarde en casa de mi tía. Ella era una mujer cariñosa pero poco sociable. Yo solo quería ir a su casa para poder contemplar sus hermosos pies de los que llevaba tiempo enamorado y con los que no paraba de fantasear mientras me masturbaba. Mi tía, que por entonces tendría no más de 37 años, acostumbraba a pasar las tardes viendo la televisión tumbada en el sofá delante de una mesa cubierta por la tradicional falda de camilla, con el brasero en su interior para calentar todo el conjunto. Parte de su cuerpo quedaba cubierto por la falda camilla, entre ellos sus pies, que siempre llevaba desnudos ya que usaba zapatillas en casa de las que fácilmente se desprendía una vez tumbada en el sofá. Recuerdo que a medida que iba llegando la hora de finalizar las clases, yo ya estaba soñando con poder ver los pies de mi tía.
Ella solo se levantaba del sofá por las tardes para abrirme la puerta cuando llegaba del colegio. Luego, volvía a su sofá rápidamente para ver la telenovela. Yo, mientras me sentaba en un sofá individual al lado del suyo, Y es en este punto donde todo empezó un día. Con mucho cuidado, y sin que mi tía se diese cuenta, yo levantaba la falda de camilla para observar su pies q con el calor ya habían sudado durante largo rato, y desprendían ese olor que a mi tanto me fascinaba.
Mi corazón cambiaba incluso de ritmo y en varias ocasiones, incluso, al escuchar como mi tía se había dormido mientras veía la televisión, yo me deslizaba desde mi sofá por debajo de la mesa, y me acercaba todo lo posible a sus hermosos pies, que siempre tenía bien cuidados y con las uñas pintadas de rojo, su color habitual. Sentía entonces un fuerte impulso que tenía que reprimir, ya que mi deseo era poder chupar, tocar o besar aquellos pies. No tardaba mucho en salir, ya que tenía mucho miedo de que mi tía se diese cuenta de que estaba debajo de la mesa y se diese cuenta de lo q hacia. Pasaron así varios días, hasta que en una ocasión pasó algo inesperado que nunca olvidaré.
Un día, tras volver del colegio, mi tía se sentó en su sofá y yo en el mío. Yo empecé a mirar los pies de mi tía por debajo de la falda de camilla, y de pronto ella se dirigió a mí y me dijo que parase de levantar la falda de camilla, que se escapaba todo el calor y que entraba frío, me dijo, además, que perecía que me gustasen sus pies, ya que todos los días hacía lo mismo. Yo enmudecí, y ella me preguntó mientras reía qué era lo que me pasaba, que me había puesto blanco. Aquellas risas, de alguna manera me calmaron ya que vi que no estaba enfadada pero a la vez sentí gran vergüenza por la pregunta que me había hecho, a la que yo contesté que no. Ella seguía riendo, mientras afirmaba que no creía mi respuesta, por lo que mi cara cambió su color blanco por el rojo. Fue entonces cuando me dijo que me cambiara de sitio, y que viniera al sofá junto a ella. Así podrás mirar mis pies sin que se vaya el calor. Así que sonrojado cambié de sitio y ella puso los pies sobre mis piernas. Mientras empezaba a ver la novela de nuevo ella me dijo: Anda, por lo menos haz algo productivo y masajéame los pies mientras veo la televisión. Mi corazón estaba a 100 y súper nervioso comencé a tocar suavemente sus pies, mientras ella me iba indicando como tenía que hacerlo.
Al principio, eran sus plantas las que tenían que ser frotadas, de abajo arriba una tras otra durante un largo rato. Tras las plantas, venían los dedos, entre los cuales pasaba yo los míos con suavidad. Debido al masaje que yo realizaba, sus pies se volvían muy sudorosos, hasta estar completamente húmedos. En ese momento, ella me pedía que cambiase de pie y colocaba el masajeado en el respaldo del sofá , quedando así el pie sudado cerca de mi cara, y era entonces cuando verdaderamente podía oler ese característico aroma que tanto me atraía. Entre risas y a modo de juego, mi tía acercaba el pie a mi nariz, mientras que me preguntaba si me gustaba su pie .
Yo, avergonzado, respondía que no, pero mi tía me decía que no mintiera. Yo respondí entones que sí, que me encantaban, que me excitaban mucho. Entonces ella rió aun más y me planto su hermoso pie sudado en toda la cara mientras me decía me decía que era un cochino y que oliera su pie pero con la condición de no dejar de dar masaje al otro, que a ella le gustaba mucho que lo hiciese. yo moría de placer. Mientras ella restregaba uno de sus sudados pies por mi cara ella me pidió que hiciese aquello que estaba deseando hacer. Me pidió entonces que le chupara un pie, ya que quería que le dijera a qué sabía .Yo lo lamí levemente y ella sonriendo me volvió a preguntar. Yo le dije que creía que sabía a salado. Me hizo chupar entonces su pie nuevamente, pero esta vez me hizo chupar toda la planta e incluso los dedos, durante varios minutos. Le confirmé entonces que sabía a salado, y ella me preguntó que si estaba bueno, a lo que yo respondí que sí, que era lo mejor q había probado nunca y que me dejara chuparle el otro.
Ella no podía parar de reír y me dijo q adelante que quería q se los dejara relucientes. Yo no podía creerlo y solo lamía y mordía sus bellos pies. Entonces ella bajo uno de sus pies y sin querer toco mi pene q estaba súper duro. Entonces ella aparto sus pies de mi boca y borro su sonrisa. Me dijo q era un pervertido y q no se explicaba como podía estar así por unos pies. Yo le dije que no podía evitarlo y me sonroje mucho. Entonces ella volvió a sonreír y me dijo q si eso era cierto q me masturbara mirando sus pies. Yo me quede inmóvil sin poder asimilar lo q acababa de escuchar. Entonces ella me dijo gritando: ¡¡¡¡¡vamos hazlo!!!!! Yo sin pensarlo baje mis pantalones y mis bóxer y comencé a masturbarme mientras ella me colocaba sus pies delante de mi cara o en mi boca. Mi tía no paraba de reír y de decirme q era un pervertido y que estaba enfermo.
Yo no podía pensar en nada más q en vaciarme con los pies de mi tía. Y tras casi 10 minutos masturbándome no pude aguantar mas y me corrí sobre la mesa mientras seguía lamiendo sus pies. Después de terminar y de limpiarme bien mi tía me dijo q le pudo la curiosidad y se había reído mucho pero que no concebía como me podían excitar unos pies. Me dijo que no se lo diría a nadie pero que jamás volvería a mostrarme sus pies xq era algo incomprensible para ella.
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