Los secretos de Mandy
Mandy siempre obtiene lo que quiere y luego de saciarse hasta el cansancio con peluche, decide jugar con un cachorro más grande… .
Los secretos de Mandy (2)
Con esta historia puedes imaginar morbosamente lo que quieras si tienes imaginación, no voy a ser muy detallista como quisiera pero es mejor así…
No volví a ver a Mandy hasta después de unas semanas. Se la pasaba encerrada después de hacer sus tareas, y cada vez que había podido quedarse sola en casa, había metido a «,peluche» para jugar con ella en su cuarto.
Yo me imaginaba más bien que Mandy no volvería a jugar con Peluche de ese modo si ya había encontrado en mí a un hombre que podría satisfacerla, pero al parecer me había equivocado. Lo que esa niña linda pero extraña sentía por Peluche se había hecho más fuerte que un impulso y curiosidad sexual de la menor.
Yo había obtenido todo lo que quería de ella, pero siempre pasaba por mi mente volviendo del trabajo y encontrandola dispuesta a juguetear con los dos, como un trio interracial o Inter especies o como se llame. Pero cada vez que tenía tiempo libre, no me la encontraba en el parque ni en el patio de su casa. Creía que había sido castigada o peor aún, que sus padres habían descubierto todo respecto a Peluche y ella… algunas veces cuando volvía temprano del trabajo hasta Peluche parecía aburrido cuando lo encontraba solo en su casita sin nada que hacer.
Una noche recibí la inesperada y extraña visita del padre de Mandy. Un hombre serio, canoso, que aparentaba ser más el abuelo de Mandy. Yo me quería morir en ese momento pensando que su hija le había contado todo con respecto a mi abuso pervertido e ilegal. Y que al fin de cuentas todos reciben lo que merecen, aunque en realidad no todos reciben lo que merecen, pero que el karma existía, no tenía dudas…
Luego de que aceptara sentarse en el sofá de la sala y no me agarrara de trompadas supuse que era otro el asunto.
Me pidió amablemente que si aún no había vendido a Peluche, que él se lo compraría como regalo de su hijita que estaba por cumplir los once adorados años. Pensé que había sido su hija la que lo había engañado e informado mal diciéndole que estaba queriendo deshacerme de mi mascota, pero lo cierto, en ese momento me daba igual lo que le pasara a Peluche. Pasaba la mayor parte del día fuera de casa, y cuando estaba en casa no me daba tiempo de sacar a mi mascota al parque u otro lugar.
Creo que estaba bien deshacerme del animal ahora; además de que sabría donde estaría, y con quién y sobre todo, que es lo que haría exactamente en cuanto los padres de Mandy estuvieran fuera de casa.
El morbo que sentí en ese momento fue grande y aunque me hubiera venido bien ese dinero, preferí dejárselo gratis como regalo a la niña, y que más bien su padre debería comprarle algo más como un juguete u otra cosa que la niña quisiera. El aceptó ello, me prometió decirle a su niña que lo del regalo de Peluche era un presente mío, y que él le compraría unos patines nuevos. <<Si la niña hubiera querido hundirme, solo hubiera tenido que haberlo dicho, las pruebas en mi contra estaban ahí, y lo sabía pero en vez de eso prefirió quitarme a Peluche>>
Cuando salía rumbo al trabajo me la encontré en la acera frente al parque, llevaba ropa deportiva. Vino hacia mí y me lo agradeció con un beso en el rostro, solo cuando echó a correr a su casa vi a peluche ir tras ella. Parecian tan felices juntos que los odié en ese momento.
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Pasaron unos años después de eso, no podía imaginar cuánto sexo habian tenido Mandy y mi ex mascota en todo ese tiempo. Pero Mandy ya se veía más buena y sexy que antes. Cerca a sus catorce años parecia ser ya toda una mujer, en todo el sentido de la palabra. Ella sabía que yo sabía todo acerca de peluche y ella, pero no había prueba alguna de ello, y nunca quise tirar rumores y que ellos me los devolvieran a mí.
Hasta que una noche recibí la visita de Mandy, y me pidió que me deshiciera de Peluche porque ya no lo quería, ni lo satisfacía como antes. Y que sí lo hacía podría volver a tenerla por toda una noche.
Yo acepté casi de inmediato, solo que me había sorprendido su petición, sin duda aquella niña, era una perra perversa.
Me había contado que tenía una amiga que quería regalarle un perro más grande de raza siberiano y que no tenían mucho espacio en casa para dos perros. Por ello necesitaba de su ayuda, y yo se lo daría también como regalo de sus próximos cumpleaños número 14.
En la siguiente noche metí a Peluche en la camioneta vieja de mi padre y lo llevé lejos de ahí. No quería matarlo, no tenía el valor ni la cabeza para ello. Sólo conduje mucho y lo dejé en otra ciudad alejada de donde vivíamos.
De inmediato cuando volví en medio de esa madrugada, me encontré con Mandy sentada en el umbral de mi entrada, esperándome. El calor del verano me la había traído a mí mostrándome esos bellos atributos juveniles en crecimiento y que solo serían para mí y ella misma parecía ansiosa de volver a hacerlo con un hombre. No pude más que dejarme hacer por ella, a pesar de ser una pequeña adolescente tenía más experiencia que este humilde servidor, sentía que tocaba el cielo, fue incluso mucho mejor que aquella vez cuando la encontré abotonada a mi mascota.
Aquella noche debo haberme corrido tanto que quedé seco y no pude moverme todo el maldito domingo. Ella se tragó mi semen, ella me dió el beso negro, ella me baño con su lluvia dorada. Mandy follaba como toda una actriz porno, ella me la mamaba entera y se dejaba follar la boquita hasta sentir arcadas. Ella se metió mi polla por su ojete lubricado por su flujo vaginal. Mandy me cabalgó como toda una vaquera del infierno, y me hizo desear haber sido Peluche esos tres años sucios en las que folló con el can… Aunque después me hubiera desechado. Porque sabia que de esa noche no pasaría, y que en un abrir y cerrar de ojos, volvería a su vida zoofilica con otro perro más grande y robusto de lo que había sido Peluche.
Después de esa noche pensé que debía adoptar un perro enorme, con una gran pieza que pudiera llamar la atención de mi vecina, y así ésta vendría con excusas de su nuevo perro, pasaríamos el rato, y hasta podríamos coger si había suerte. En eso era lo único que pensaba realmente, en cogerme a Mandy de nuevo, por tercera vez y última vez.
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Saludos desde Lima, Perú
(Mc Ghost)
Buen relato de Mandy hay mas o algo parecido?.
Gracias