Lucy Parte 4
Lucy y el profesor juegan con comida, pero ella tiene una sorpresa .
Vivir con Lucy es algo complicado y eso que ya llevamos varios meses juntos.
Es una pequeña niña arrogante que solamente de vez en cuando cocina para mi.Ella suele andar por mi casa solo en calzones y su cabello ha crecido demasiado desde que escapó de casa. Ella no sale para nada y mantiene todas las cortinas cerradas. Algo bueno es que parece apreciar mis pinturas y es bueno tenerla a mi lado mientras pinto y ella de vez en cuando me ayuda con una que otra cosa. Pero lo más importante es que ese espíritu juguetón suyo no ha desaparecido, es más parece disfrutarlo mucho más, pero conservando esa terquedad que tengo me gusta someter.
Justo ahora, la pequeña perra está caminado con sus 4 patitas, mientras jala la correa que tiene en el cuello con terquedad. Nos dirigimos a la cocina, dónde planeamos tener sexo.
– De verdad tengo que ir así? Me gusta la correa, pero estoy cansandome…
– Las perras no tiene el derecho de hablar, solo ladran. – Dije dando un leve azote en su nalga derecha. Ella gimió y se puso roja.
– Wof wof. – Dijo ella con su aguda voz.
– Muy bien, así me gusta…Ouch! – Me había agachado para acariciar si cabeza, pero la perrita Lucy mordió suavemente uno de mis dedos. Todo esto era parte del juego, así que apreté sus correa y la hice gatear más rápido.
Llegamos a la cocina, dónde Lucy había preparado unos cuantos alimentos para este nuevo juego.
Me senté en la mesa y coloqué uno de los altos en el suelo. Yo me puse a comer, pero Lucy solo miraba desconcertada.
– No tienes hambre? – Pregunté mientras le acercaba más el plato con mi pie.
– De verdad esperas que coma del suelo? – Dijo ella dejando su posición de 4 patas para hincarse, yo la jale de la correa para que retomará su posición de perra.
– Las perras no hablan y no pueden comer en la mesa con las personas.
Lucy de puso roja como tomate y comenzó a comer lentamente. Yo la observaba comer del suelo, lo que me excitaba mucho, ella también me miraba de vez en cuando, acomodándose el cabello bastante seguido porque le molestaba.
Cuando termine de comer, a ella le faltaba todavía un poco, así que simplemente le retire el plato.
– Parece que hoy no tenías hambre.
– Es bastante difícil comer asi. Por favor regresamelo, todavía tengo hambre…y ya puedo comer en la mesa? ….Amo? Wof?
– Jaja, así me gusta. Pero pensé que disfrutabas de comer como perra, mira lo mojada que estás…
Regresé a la mesa y tomé un poco de pan, el cual pasé por sus fluidos y después se lo di de comer. Ella lo observó y lo comió lentamente.
– Así es, buena chica. Si tanto te gustaría estar en la mesa…
Puse mis manos sobre ella y la levanté para ponerla sobre la mesa. Ella no dijo nada pero pude sentir como su temperatura se elevaba y su piel se ponía de un ligero color rosa mientras comenzaba a acariciar sus muslos. Ella gimió un poco y se retorció sobre la mesa.
Después, tomé un frasco de crema de avellana y metí mi pene dentro, la sensación era bastante extraña, pero saqué una enorme y palpitante paleta que acerque a la boca de mi ex alumna, convertida en mi pequeña amante. Ella observo mi pene y tragó saliva, después me miró a los ojos.
– Que pasa? No vas a lamerlo? Siempre me haces gastar tanto dinero en esta cosa, es momento de que le demos un buen uso.
– Pienso que se ve algo grotesco, pero…
Ella volvió a tragar saliva y abrió la boca , como esperando su manjar. Yo lo coloque entre sus preciosos labios y comencé a moverme un poco. Quería que ella limpiará completamente mi pene y me movía lentamente para que su lengua logrará recoger toda la crema. Un poco de saliva escurría de las comisuras de sus labios y ella hacia sonidos como cuando come algo que le gusta mucho. Ya conozco tan bien a mi Lucy…
Lucy estaba sobre la mesa, lamiendo mi pene mientras yo tenía mi mano sobre su delgado cuello, ella tragaba y tragaba, lamía diligentemente mi pene, desde la cabeza hasta la base, sin dejar un solo rastro de la crema de avellana, hasta que , dejé salir mi chorro dentro de su boquita.
– Bien, una comida balanceada supongo, pan, leche y crema de avellana…- Dijo ella mientras limpiaba su boca con el dorso de su mano. – Muchas gracias profesor…
– Tranquila, todavía no terminamos de comer.
Lucy sonrió y se mordió el labio. Ella me había insistido durante mucho tiempo jugar con comida, así que se lo voy a cumplir. Cómo había dicho, varios productos estaban preparados por ella para está ocasión. Tomé una lata de crema batida y Lucy abrió las piernas para mostrarme su vagina, rosita y lampiña.
– Este será su postre profesor…
Me acerque y coloque un poco, ella gimió.
– Sabes, todavía me duele haber gastado tanto para esto. Si dieras un mísero centavo…
– Y cómo lo haría? Todavía soy menor de edad y no salgo de esta casa.
– La única desventaja supongo.
Me puse a la altura de su vagina y comencé a lamer. El dulce se juntaba con el sabor peculiar de sus fluidos, era bastante delicioso. Ella pasaba sus dedos por mi cabello y gemía de vez en cuando, apretando sus delgados muslos y tensando los dedos de sus delicados pies.
– Creo que me voy a correr… – Dijo de repente y un chorro salió en dirección a mi boca. Ella se desplomó sobre la mesa, acariciando su vientre, después sus dedos viajaron por su pubis y terminaron en los labios de su vagina. – Se siente un poco pegajoso, creo que me voy a bañar.
– No tan rápido señorita. Todavía no acabo.
Acerque mi pene erecto a la entrada de su vagina, pero ella me detuvo antes de poder entrar.
– No, no quiero está vez. Mejor ven para acá. – Ella abrió la boca y me enseñó su pequeña lengua moviéndose entre sus blancas perlas.
– Ya llévanos un buen tiempo que no me dejas meterte la, que te sucede?
– Simplemente no me apetece, eso es todo.
– Pequeña niña arrogante, tendría que tomarla por la fuerza, pero tampoco quiero ser tan cruel.
Volví a acercar mi pene a su boca y mientras ella mamaba, vi sus senos.
– Tus pezones están muy erectos y tus senos son más grandes últimamente. Estiré mi mano hacía la lata de crema y coloque un poco sobre sus pezones. Ella gimió, pero no sacó mi pene de su boca.
Comencé a apretar sus senos, ella se quejó un poco, se sentían un poco más duros de lo usual, pero aún así, acerque mi boca a uno de ellos para comenzar a lamerlo mientras dejaba a Lucy son algo en la boca. Ella solo me observó mientras comenzaba a quitar la crema de su pecho.
– Profesor…- Dijo después de un rato. – Tengo algo que decirle.
Yo no le hice mucho caso, hasta que pude sentir un sabor diferente en mi boca y al levantar la vista, Lucy estaba tan roja como un tomate.
Me separé y apreté un poco su pezón, una gotita blanca comenzó a formarse.
– No sabía si decirlo, ya que solo tenía dos años con periodo y cuando esté no llegó más pensé que era normal…
Sería excitante que se continúe esta historia, con la chica embarazada, yendo al colegio y después talvez compartiendo al profesor con otras amigas del Cole y de la U, dónde el maestro no la trate tan mal, cómo un objeto, sino como su mujer. Ojalá se lo tome en cuenta