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Fantasías / Parodias, Fetichismo, Incestos en Familia

Mamá y papá amamantan

¿Pueden una madre y un padre amamantar a su pequeño bebé? Se ve que sí, pero cada uno con un método distinto..
Amamantar: es el proceso de alimentar a un bebé con leche natural siendo saludable para el bebé. Durante los primeros seis meses de vida, la leche debe ser el único alimento del bebé. Para una lactancia exitosa, es importante que la persona que amamanta y el bebé estén cómodos, que el bebé se agarre bien a lo que lo amamanta, y que se alimente a demanda, según las señales de hambre que tenga.

Son las tres de la mañana cuando Benja empieza a lloriquear. Ya sé que es el horario en el que tengo que darle la teta y mi hijo es muy puntual con su alimento. Mi marido al otro lado de la cama duerme sin enterarse de nada. Quien pudiera.

-Hola, bebé de mami, ¿tenés hambre, mi amor? -Benja me mira con sus grandes ojos celestes tratando de adecuarse a la oscuridad. Yo prendo la luz de la mesita del costado de la cama y me siento contra el respaldar de la cama para tomarlo en brazos y pegarlo a mi pecho.

Con Diego, mi marido, habíamos decidido que haríamos colecho con el bebé hasta el día que él mismo decida que quiere dormir solo.

Nuestro pediatra estuvo de acuerdo siempre y cuando tomáramos precauciones extremas para que no pase nada como asfixias o aplastarlo durante la noche.

Mi marido por suerte es consciente de su gran tamaño, así que él tiene más cuidado que yo de no hacerle algo al bebé.

Pero Benja es el bebé más bueno del mundo y por lo general no se mueve en toda la noche. Solo cuando es su horario de comer lloriquea un poco y luego se vuelve a dormir hasta las siete de la mañana. Un santo.

Me saco la parte de arriba del pijama quedando completamente desnuda de arriba porque así se me hace más cómodo.

Desde que quede embarazada y después, tenía las tetas más gordas y pesadas. Era mucha leche que tenía que ir sacándome a lo largo del día para guardar o muchas veces la donaba a hospitales u ONG que las necesitaba. No entiendo por qué produzco tanta leche si solo tengo un bebé que era encima mi primer hijo y él solo come lo justo y necesario.

Además, el mes que viene comenzaríamos la alimentación complementaria así que eso iba a ser más leche desperdiciada.

Benja se prende a mi pezón como niño en África que nunca comió y yo me rio. Eso despierta a mi marido que se remueve a nuestro lado y abre los ojos, mirándome directamente. Sus ojos bajan a mis tetas descubiertas y a lo que estoy haciendo.

-Bue, quien pudiera. -dice con su voz ronca de recién despierto.

Me rio. – ¿Quién pudiera qué?

-Estar chupándote esas tetas hermosas que tenés.

Revoleo los ojos, pero con una sonrisa divertida en mi cara. -Callate.

Él se acerca a nosotros y empieza acariciarle la pierna a nuestro hijo que sigue chupándome el pezón, pero busca con desesperación a su papá. Sus ojitos se iluminan cuando lo ven y una sonrisita aparece en su boca ocupada.

Está obsesionado con su papi.

-Hola, mi vida, ¿qué haces? ¿Le estás sacando toda la leche a mamá? No la dejas dormir.

-Tal cual, estoy muerta de sueño. Tenemos que darle la mamadera ya.

-Si sabes que no le gusta.

-Pero igual, hay que intentarlo hasta que le guste.

Mi marido sigue hablándole a nuestro hijo, mientras juega con los deditos de sus pies y le da besos en la pierna. Por el calor, duermo a Benja solo con el pañal y una remerita.

-Dormite amor, mañana trabajas temprano. -le digo, acariciándole la cabeza que está a la altura de mis tetas. Él mira como del pezón donde no está prendido Benja, se filtra leche.

-No tengo sueño ahora, tengo ganas de otra cosa.

-Basta, tarado. Le voy a dar de comer a Benja y me voy a dormir.

-Si sabes que querés.

-Amor…

– ¿Me vas a decir que no? Vos y yo sabemos lo que te pasa cuando tenés este momento madre e hijo.

Se me empieza a secar la boca y el corazón me late más rápido. Tiene razón.

Cuando quede embarazada, me daba mucha curiosidad el tema de amamantar y como seria para mí. Siempre me excito mucho ver a mujeres darles la teta a sus hijos, entonces quería saber si a mí me pasaría lo mismo.

Me paso y me pasa cada vez que lo hago.

La primera vez que le di la teta a Benja, estaba tan excitada que tuve que hacerme una paja mientras él me chupaba el pezón. Tuve un orgasmo tan fuerte que pegue un grito que lo asusto y lloró como por quince minutos.

Juré nunca más volver hacerlo. Fue imposible.

Pero la vez que Diego se dio cuenta de lo que pasaba, fue cuando él estaba viendo la tele y yo estaba sentada a su lado dándole la teta el bebé. No podía parar de frotar mis piernas juntas y moverme en el sillón. Él no dijo nada, pero me miraba curioso. Cuando Benja se durmió, ahí mismo lo agarre a mi marido y lo cabalgue como una trola. Él mismo dijo que nunca yo había estado tan mojada. Que me entraba como nunca y que tenía la conchita muy caliente.

Le tuve que confesar lo que me pasaba: me calentaba amamantar a nuestro hijo.

Él se me cago de risa, pero no me juzgó. Siempre que estaba en casa y me veía terminar de darle de comer al bebé, me agarraba donde sea y me cogía como loco.

Lo amaba por eso.

Así que ahora, mientras me mira como el marido pajero que sé que tengo, una de sus manos se acerca a mi teta disponible, y comienza a jugar con mi pezón. Lo aprieta sacándome un gemido, y mucha de mi leche le salpica en el pecho.

-Basta, Diego. Vamos a ensuciar todo.

-Sí, ensúciame todo.

Me rio. -Basta boludo, está el bebé.

Él sonríe. -Eso lo hace más morboso.

– ¿Qué decís enfermo? -ahora me pongo seria, pero la calentura creciendo en mi interior.

-Callate y dale de comer a mi hijo.

Su boca se prende a mi pezón como la de su hijo, y me succiona con fuerza calentándome y provocándome dolor. Un gritito sale de mi garganta que alerta a Benja que me mira con sus grandes ojos. Yo le sonrío para tranquilizarlo.

Miro a mi marido que se sigue tomando mi leche como un hombre sediento. Sus ojos me miran, está igual de caliente que yo. Debe tener la pija durísima y eso hace que yo abra mis piernas para que él se acomode en el medio

-Así me gusta. -murmura, todavía prendido a mi teta. Sacándome toda la leche.

-Dios amor, me estás calentando mucho.

– ¿Ya tenés la conchita mojada?

-Demasiado.

-A ver, abrítela. Mostrame como te mojas dándole teta a tus dos hombres.

Me abro más para él, y me ayuda a sacarme la tanga. Cuando quedo desnuda, el olor de mi excitación inunda toda la habitación y una mancha húmeda decora la tanga. Mi marido la mira con deseo y se la lleva a la boca, lamiéndola.

Sonrío, enamorada. Me encanta que sea tan morboso.

-Mira Benja, olé. -para mi sorpresa, le pone la tanguita en la nariz a nuestro hijo. -Mira que rico huele mami.

– ¡Nooo, Diego! ¿Qué hacés?

-Sh, te quiero calladita y haciendo todo lo que yo te diga.

No digo nada porque estoy tan caliente que se me está nublando la mente. Él le restriega la tanga por la cara a nuestro hijo y luego la tira al piso. Me da una última succión en el pezón y se aleja, subiendo hasta comerme la boca con nuestro bebé en el medio de los dos todavía prendido a mi teta.

Una de las manos de mi marido baja a mi concha, jugando con mi clítoris y metiéndome dos dedos con fuerza haciéndome gemir entre sus labios y retorcerme.

-Uf, lo mojada que estas, puta de mierda. Sos increíble, amor. Te amo.

-Te amo, pero necesito tu verga. Por favor.

– ¿Qué querés con mi verga? Decime.

-Que me cojas. Que me la metas toda. De verdad lo necesito.

– ¿Y no te importa coger así con nuestro bebé mirándonos?

Niego. Me importa una mierda. -No. Dale, necesito sentirla dentro mío.

-Bueno, pero primero quiero que juguemos a algo. Vení.

Diego se aleja y con él, se lleva a nuestro hijo. Coloca a Benja a los pies de la cama y él se para en el borde, viendo a nuestro hijo desde arriba. Le habla con dulzura mientras mi bebé solo sonríe, enamoradísimo de su papá. Mi marido le saca la remerita y el pañal, dejándolo completamente desnudo.

Yo no digo nada, solo observo.

Ver la diferencia de tamaños entre la pija de mi marido y mi hijo casi me hace reír. Pero realmente estoy tan caliente que lo único que pasa por mi cabeza es la imagen de los dos dentro mío. O cuando mi hijo sea lo suficientemente grande para cogerme.

¿Dios, que estoy pensando?

-Siempre quise hacer esto. -susurra mi marido, totalmente extasiado.

– ¿El que?

-Esto. -se agarra la pija con una de las manos y empieza a pasarla por todo el cuerpito de nuestro hijo. Su otra mano también lo acaricia. Todo con ternura mientras le dice lo mucho que lo quiere.

Yo no puedo creer lo que veo, pero tampoco quiero detenerlo. Estoy tan caliente, que la leche de mis pezones se filtra por mi cuerpo y yo me recuesto sobre las almohadas admirando todo desde mi lugar.

Soy su madre, debería detener esto. Pero no lo hago. Ver a mi marido haciendo esto me hace amarlo más por lo enfermo que esta.

Diego ahora pasa su gruesa verga con la carita de Benja. Mi hijo balbucea, se babea todo y sacude su cuerpo. Esta feliz lo ve como un juego.

– ¿Crees que me chupe la pija como te chupa a vos los pezones? -sus palabras, el tono de su voz, me llevan al límite.

Abro mis piernas y comienzo a masturbarme.

-No lo sé, tal vez sí. Tal vez también le gusta tu leche.

Él se ríe y levanta la mirada para ver que estoy haciendo. -Que puta de mierda. Ves lo que estoy haciendo a tu hijo y lo único que haces es tocarte la concha.

-Pensé que te gustaba que sea igual de enferma que vos.

-Me encanta, amor.

La verga de mi marido se detiene en la boquita de Benja. Este por inercia, la abre y saca la lengua. Cuando mi marido siente esa lengüita en la cabeza de su gran verga, cierra los ojos y jadea, tan caliente como yo.

Con cuidado, trata de introducir la cabeza de su pija en la boca de nuestro hijo, pero no entra casi nada. Sin embargo, a Benja le gusta. La sostiene con una de sus manitos y empieza a succionar, sacando su lengua de vez en cuando para dar lengüetazos y dejando que su saliva lo empape.

– ¡Por Dios! -gruñe mi marido, yo sonrío. Es tan excitante la imagen, que me meto cuatro dedeos en la concha y me masturbo con fuerza.

Benja sigue succionado lo que puede de la verga de su papá mientras este acaricia la pequeñita verga de su hijo. También juega con sus huevitos. Es hasta tierno.

– ¿Querés que le acabe en la boca a nuestro bebé o que te llene a vos de leche?

-Que le acabes en la boca. Deberíamos probar si le gusta otra leche.

-Tenés razón.

Mi marido se aleja de nuestro bebé, lo toma en brazos y se sienta con él en la cama. Benja es tan pequeño en sus brazos. Es hermoso. Su culito desnudo queda a la altura de la verga de su papá.

-Que ganas de romperle el orto. Debe sentirse tan cerradito y caliente.

-Ah no, ni se te ocurra. Lo vas a lastimar.

-Uf, no me lo repitas.

Los dos nos reímos y yo le pego en el pecho.

-Pero podés acariciarlo por afuera. -le digo y lo ayudo.

Yo tomo al bebé ahora en mis brazos, lo pongo de espaldas y le abro su culito, entregándoselo a su papi como una ofrenda. El ano de mi bebé es chiquito y rosadito. Tan tierno y sensible que creo que hasta un roce podría dolerle.

Mi marido le escupe y primero lo acaricia con un dedo, jugando alrededor. Benja ni se queja ni llora. Está recostado en paz en mi pecho. Sabe que mamá y papá lo cuidan.

Mi marido ahora pasea la cabeza de su verga por la raya del culo de nuestro bebé, hasta detenerse en su ano el cual juega con la punta de su verga. Intenta meterlo y yo lo empujo porque el nene ahí si lloriquea.

-Diego, no.

-Bueno, bueno.

Lo hace por un rato más que no parece satisfacerle. Quiere romperle el orto a nuestro hijo y si no fuera porque yo lo detengo sé que lo haría. Pero nos podríamos meter en muchos problemas por eso.

-Dame su boquita, luego usaré su ano.

Ahora, coloco a Benja de forma que su boca quede disponible para el uso de su papá. Él, al sentir algo acercarse a su boquita se prende como loco. Capaz piensa que es mi pezón y lo disfruta. Mi marido echa la cabeza hacia atrás, le encanta. Yo sigo masturbándome, viendo la escena.

Ver a mi marido amamantar a nuestro hijo con su gran verga es lo más caliente que he visto en mi vida.

-Me muero porque me preñes otra vez y esta vez sea una nena así te la coges como a mí.

Diego asiente. -Eso espero. La próxima vez que te llene de leche quiero que quedes embarazada y tener a los dos nenes acá para yo usarlos como quiera. Sabes que una nena sería mi perdición.

-Si, pero que Benja no se ponga celoso.

-Jamás, cuando menos lo espere, le voy a abrir el ano rosadito que tiene y se va a volver adicto a la pija de papá. Va a ser la nenita de papi.

Mi marido juega con la leche que se filtra de mis pezones, la unta en la cara de nuestro hijo mientras sigue con su verga en la boca de este. Sus huevos pesados suben indicando que se va a venir y cuando lo hace, gime tan fuerte que Benja que estaba somnoliento se sobresalta abriendo más su boca para recibir la leche de papi.

Mi marido acaba en la boca de nuestro hijo, en su carita y pecho. Para que Benja se trague todo, él le tapa la nariz haciendo que el nene tenga que abrir más la boca y trague. La leche que cae afuera, la toma con sus dedos y también sé los en la boca. Cuando nuestro hijo está casi violeta por no poder respirar, es cuando lo alejo y lo tomo en mis brazos, dejando que libere su llanto y dándole todo mi amor.

Mi marido sonríe y yo también.

-Idiota. -le digo mientras nos besamos.

-Te amo.

Me dice mientras se aleja en dirección al baño. Yo me quedo calmando a nuestro bebé y ya queriendo que sea otro día para repetir el juego morboso de hoy, pero esta vez que mi hijo me coja con su pequeña verga mientras su papi se lo coge a él.

238 Lecturas/7 diciembre, 2025/0 Comentarios/por queenxdoll
Etiquetas: baño, culito, culo, hijo, madre, orgasmo, padre, puta
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