ME COMÍ LA VERGA CINCUENTA POR ELCULO. GRACIAS COLALESS ROJO
El colales me sorprende. Y recibo la verga cincuenta por el culo Cuando creia que Rene, después de endilgarme suouesta promiscuidad, ya no auerria nada conmigo, me dice que va de paso por las proximidades de mi domicilio y que le avise si quiere que nos veamos. De una, le respondí de inmediato af.
¿Cómo ocurrió toda esta repentina aparición de la tan buscada verga cincuenta?
Bueno, lo sabremos a medida que avanzamos en el tema.
Cuando creía que Rene, después de endilgarme supuesta promiscuidad, ya no querría nada conmigo, me dice que va de paso por las proximidades de mi domicilio y que le avise si quiere que nos veamos. De una, le respondí de inmediato afirmativamente.
Hace un par de días, tuvimos un tonto desencuentro porque mientras yo me paseaba como vigilante mirando hacia un lado y otro,intentando ver el vehículo donde vendría esa verga tan esperada del medio ciento o cinco decenas de picos que ha degustado con placer exquisito mi culo con apariencia de hipopótamo dispuesto a devorar humanos desprevenidos.
No pude saber que Rene venia en un Renault gris que había estacionado frente a un minimarket donde habitualmente se abastecen los residentes de los condominios cercanos.
El tampoco captó a ese individuo que se paseaba nerviosamente con visible ansiedad. Tampoco yo me percaté de los faros intermitentes prendidos del coche de mi visitante.
Por cierto pasó cerca de una hora y ya desistí de la espera y me dirigí a mi residencia.
Cuando llegué, me di cuenta de que me había apresurado en bajar y no había leído los mensajes que me había dejado y en que me comunicaba que se había aburrido de esperar y no podia seguir estacionado en ese lugar de la avenda que a esa hora se iba convirtiendo en un enjambre de ruidosos automóviles y conductores impacientes.
Lo bueno es que me había dejado su celular. Me apresuré en llamarlo. Le dije en mi mejor estilo de avezado seductor de activos calientes deseosos de hundir sus duras vergas en la complaciente cueva de mi ciezo.
Me arreglé el colales rojo que se habia hundido en mis profundidades anales. Y con resignada paciencia escuché que estaba en un taco camino de su casa. De modo que le era del todo imposible devolverse y que debíamos dejarlo para una ocasión más propicia.
Pasó un día de mensajes calientes de lo mucho quería el culiarme y yo ser culiado por una muy apetitosa verga.
El domingo me hace caer con un comentario sobre si me había resultado con algún activo un encuentro y yo ingenuamente le replico con lujo de detalles como lo había llevado hasta mi cama donde, fisting incluido y sexo a pelo, me habían llenado la paila de engrudo.
No más termino mi motivadora relación de los hechos acontecidos, y el me trata de loca zafada y promiscua con la que él no quiere ni una sola huevada.
Me quedo desconcertado sin palabras y me doy cuenta de que he metido la pata y he arruinado ese promisorio encuentro en que dos calientes y maduros comensales se servirían ese plato delicioso de sexo entre varones que siempre conlleva la penetración anal con suma complacencia de agresor y del agredido.
Apresuradamente intenté retractarme pero ya era tarde. Una lluvia helada había hecho desaparecer la calentura inicial y se esfumaba la idea de una junta a culo pelado.
Por eso me volvió el alma al cuerpo y mis esperanzas de que el colaless rojo tendría oportunidad de desplegar sus artes seductoras y produciría la concreción de mis espurios deseos de ser empalado en ese chuto que se divisaba en el horizonte.
Vamos al desenlace sin más preámbulos:
Caminamos desde el estacionamiento hasta el ascensor sin despertar sospechas entre los residentes y llegamos a mi morada en que me convierto en hetaira desatada capaz de que le cojan patas al hombro o como quieran, pero siempre hundiendo su herramienta en las ávidas profundidades de mi poto.
Me fui a buscar preservativos, gel y las consabidas toallitas húmedas. De pasada dejé los pantalones en la oficina y me estiré la pileta tapando la lencería.
Al llegar me levanto la polera y le muestro el colaless rojo. Con temor de que no le gustara. Su respuesta fue alentadora y me dijo que le encantaba la idea de culiarme así y que si quería completar el atuendo, lo sorprendiera.
Me fui al dormitorio y rápidamente me saqué la ropa y me quedé vestido solo con la lencería roja que hacía juego con el colaless encarnado. Me presenté ante la mirada del visitante que me acogió entre sus brazos cuando me subí a horcajadas para sentir la dureza de su deseo.
Nos recorrimos los cuerpos con manos irreverentes que tocaban las partes sensibles pene y potito incluidos.
Nos pusimos de pie y luego de acariciarle el voluminoso pico me lanzo a lamer, mamar, chupar eso que me hacía desearlo metido cepillando mi canal posterior.
Me agarró la cabeza y me follaba metiendo su verga hasta mi garganta con fuerza.
Ya la pichula estaba a punto así que me la saqué y fui a buscar el condon para ponérselo, lo rechaza y yo pienso que quiere hacerlo sin protección, pero no solo quiere uno nuevo, le paso otro que abre y se lo coloca con dificultad porque no tengo extra largo solo normales.
Aprovecho de ponerme en cuatro dejando a la vista el colaless rojo.
- ¡Mételo de una, papi!
- Yaaaaa
- Siento la estocada meterse sin parar hasta el fondo de sorprendido culo que, aunque había preparado con gel lubricante, resintió peo resistió heroicamente el ataque por la retaguardia.
- Mi partner alentado por la acogida empezó un metesaca que me remecía con fuerza. Empecé a gemir como si me doliera y luego a suspirar para llegar a las exclamaciones:
- Ay que rico. Dámelo fuerte, Rómpeme el culo
- Pegame por caliente y por puta,
- Recibí varias nalgadas que respondía con quejidos y le pedía más y más…
- Una serie interminable de metidas que se detiene solo cuando empiezan los tramos finales del ascensor que lleva al orgasmo y la eyaculación.
- Siento los chorros dentro del condon y yo me desato para mostrarle lo muy puta libidinosa que soy y me muevo en reversa y de una forma tal que aprieto el chuto y lo exprimo con la fuerza de mi orgasmo anal.
- Lo saca y me deja abierto el hoyo de manera que siento el vacío y quiero que sea llenado de nuevo. Acá es cuando necesito que me metan el puño hasta donde se pueda.
- René se va al WC se viste y me da un tierno piquito y nos despedimos con el deseo de repetirlo cuando se pueda.
- Me toco el colaless rojo y lo siento mojado…
Gracias, colaless, por esta sorpresa que me trajo mi esperada VERGA 50.
En otra entrega les contaré algunos detalles del fin de semana en que quedé a mis anchas para cumplir todos mis deseos más sucios de puta madura que no escatima en entregarse de patas y nalgas abiertas para ser enculada por los machos que les gusta el sexo anal que no les dan sus mujeres, para quienes la vagina es el órgano del cachondeo.
Los maricones y hetero curiosos (eufemismo para decir que disfrutamos del chuto como cualquier maricón salido del clóset) nos aprovechamos de esta reticencia femenina para entregarnos al placcer que podemos dar y obtener de un culo que se abre y resiste lo que le metan.
Soy Juana, la loca y recibo sus valoraciones con mucho placer y si quieren contactarme para resolver sus dudas, sobre todo aquellos que recién se inician en este plano del erotismo anal, no duen en usar mi email:
Siempre contesto.
Gran relato… Como sigue??
Viene el relato de la verga 51 y ya está en la app.
Gracias por tu interes.
Como sigue?
La verga 51 ya está publicada y así iré registrando cada vez que mi culo se coma una nueva verga.
Gracias por tu interés.
Que delicia de relato… No sabes como he disfrutado 💦🔥
Gracias estimado lector espero que te hayas dado una deliciosa más turbación gracias a mi verbo desenfadado y trasgresor.
Excelente relato… Como sigue??
Si vas a la app verás que ya está el relato de la verga 51 y luego las historias de colaless con que se deja culiar el protagonista o sea yo. Jijijiji