ME COMÍ LA VERGA CUARENTA Y NUEVE POR EL CULO
Como recordarán, he estado con tesonero afán detrás de comer la mayor cantidad de vergas y lo voy consigueindo.
ME COMÍ LA VERGA 49 O JOSÉ, EL QUE VINO ME METIO EL PICO Y SE FUE.
Hace tiempo que estaba con sequía y mi culo solo comía diariamente su ración de goma o cera y hasta algún mango de herramienta que se me antojaba en esa calentura un poco ansiosa que se apodera del adicto con la abstinencia.
Es verdad soy adicto al chuto y hago lo que sea para tener una buena cantidad de picos que me llenen el culo con su machacar incesante. 1Venga el burro y te lo plante! – diría un chusco de mi pueblo. Dejándonos de rodeos ahí va la historia monda y lironda como se acostumbra a decir en estos casos.
Ustedes recordarán la plegaria e invocación de Mikel, el amante que se puso weón de la noche a la mañana y quería que lo acogiera en jubilación anticipada para no tener que trabajar y culiarme -según él- cada vez que yo quisiera. Les cuento esto a ustedes pero no lo compartan: este ejemplar digno de no copiar su ejemplo, venía tarde mal y nunca cada vez que yo podía acogerlo con las piernas y las nalgas abiertas. Me bajaba los calzones, me ponía en cuatro y me tía el chuto (nada extraordinario de unos 17 cm y delgado) unos pocos metes y sacas y se iba cortado. Ya habìamos pasado a la etapa en que se culea sin forro y me depositaba su leche en el interior de mi canal anal.
De una tan exigua cantidad que nunca sentí el disparo y luego solo unas gotas recuperabas con mi dedo para poder degustar su sabor entre salado y ácido. Ya le habia chupado el pico para que se le parara, pero con suerte le volvía a dar otra mamada posterior para quitarme la frustración de su poca destreza culiadora.
En fin, dejé pasar varios meses en que no lo llamaba ni requería de su servicio que mas que generosamente recompensaba con dos billetes azules para tan escaso esfuerzo. Si comparamos con el tiempo empleado, su hora de trabajo (solo algunos minutos efectivos) sería capaz d emular a algún prócer de TV o algún docente de universidad con nombre de santo (ladrón).
En el intertanto, cayeron dos peucos que me llenaron de gusto: uno porque se gastaba una verga de considerable calibre y el otro porque mientras me dejaba hacer de espaldas y me tocaba tetas y chuto, siento una caricia extrana entre mis nalgas. Era este compa que me daba un feroz y exquisito beso negro que me lleva al paroxismo del deseo…
Así que nada de recordar con nostalgia al eyaculador precoz que me salía demasiado caro para satisfacer el morbo de ser culiado a pelo y con depósito de semen.
JOSÉ.
Estaba con tiempo y lugar sumergido en las tenebrosas aguas de la app de contactos sexuales entre maricones, proxenetas, travestis y transexuales. Había creado un personaje y había subido una fotos en lencería que mostraba mi culo (de prominente estructura que incita a ser mancillado con la mejor herramienta que se le ha otorgado la naturaleza al macho cabrío: el pene o chuto en la jerga del norte de Chilito.
José apareció y me pidió ver más fotos y cuando le envié unas, me contestó que no se veían bien. Se me ocurrió decirle que mejor la viera en vivo y en directo.
Me pregunta dónde y yo le envío la dirección y resulta que vivía en el mismo edificio, solo unos pisos más arriba del mío.
Pero no quería meterme el pico. Quería solo masturbación. Yo le ofrecí que se lo mamaría y luego, si lo deseaba se pajeara para acabar en mi cuerpo en el lugar que quisiera.
-Voy llegando. Toca el timbre y miro por el ojo espía y veo un macho alto, robusto y bastante joven.
Una breve conversaciòn y una peli en que se follaban a un varòn tendido a lo lago de la cama.
Como había estado conversando con un amigo que quería iniciarse en las lides de los gay pasivos, me saqué el pantal+on y quedé en colaless. Me acerque y le sobajeé la verga por encima del pantalón y acerqué mi poto para sentir su erección. Oh, era un buen paquete. Apresuradamente, metí mi mano para sentir esa maravilla y lo saqué me fui derecha a mamar como ternerito hambriento, chupaba, lamía y mamaba.
Cuando estuvo dura, me lo pasé por la abertura del culo que ya estaba dilatando de puro imaginar el placer que recibiría cuando se abriera paso entre mis anillos y pliegues.
Por ser primera vez, usamos el condón que tuvo que acomodar ya que la punta tenía aire. Me dirigía la mesa y tomé el gel y una cantidad generosa en la mano me la esparci en el culo metiendo tres dedos que accedieron con suma facilidad al interior.
José se acercó y me abrió las nalgas y me dio la primera arremetida. Para que decir que me dolió. No, entró de una y mi culo lo aprisionó con avidez.
Mi culiador empezó a culearme con algunas arremetidas fuertes. De pronto dos, tres metidas a concho y…
Mientras tanto yo me movía en voluputuosos giros de puta experimentada y apretada el pico lo más que podía..
Y si lo mandé cortado.
-¿Acabaste?
-¡Sí! Sacó el condón lleno de leche blanca y grumosa…
José, vino, me culió y se fue…
Espero seguir teniendo su chuto para cuando se vuelva calentar y para ustedes dejo mi email para que me cuenten que les pareció esta historia real.
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