ME CONVERTI, DE PUTITA TRAV SUMISA, EN JUGUETE SEXUAL COMPLACIENTE
No puedo dejar el sexo duro desde que me convertí en putita travesti. Generalmente no dejo que me laman la zorra porque eso me desboca y me convierte en una auténtica yegua desatada y sucia. Quiero la mayor cogida: pienso en una doble penetración o el sexo con un equino. Pienso que así me fueron ….
No puedo dejar el sexo duro desde que me convertí en putita travesti.
Generalmente no dejo que me laman la zorra porque eso me desboca y me convierte en una auténtica yegua desatada y sucia. Quiero la mayor cogida: pienso en una doble penetración o el sexo con un equino. Pienso que así me fueron amoldando de putita en lencería a ser un juguete de placer un poco sado y complaciente con los deseos de quienes me cogen y me hacen sentir su poder sobre mí.
¿Pero cómo ocurrió aquello?
Desde que se despertó en mí el deseo de tener encuentros sexuales con varones, hastiado del sexo con mujeres que solo buscan retenerte a su lado de cualquier manera. No digo que no hubiera habido relaciones satisfactorias, sino que los hombres buscamos satisfacer el impulso sexual fuerte, excitante y pasajero.
Cuando conocí a Mikel, había sido cogido por más de cuatro decenas de hombres con los que había tenido a veces solo un encuentro o con un reducido grupo con las que repetía el sexo como pasivo cada vez que nos encontrábamos o mejor cuando estaba caliente y quería ser culiado .
En la escena sexual, me gustó eso de dama en la cale y puta en la cama. Como no podía andar de travesti en la vía pública, en la privacidad del lecho me desprendía de los prejuicios y me convertía en mujer lasciva. Mi afición a la lencería me había ido transformando interiormente y poco a poco me fui sintiendo mujer. Mi pene ya no era tal, sino el clítoris y mi culo era la vagina que en decir popular es la zorra.
La primera vez que le pedí a Mikel que me tocara la zorra, no entendió de qué se trataba, puesto que él pertenecía a uno de los países que se volcaron al mío en busca de mejores horizontes económicos. Me enseñó que culear sin condón era limpio. Y otras cosillas que me excitaban. Cuando me agarraba firme en sus brazos y me estrechaba mientras su mano exploraba mi trasero y se abría paso entre las nalgas para toquetear mi fajita que ya empezaba a alborotarse ansiosa de verga.
Otro instante que me pone a mil, es cuando me lleva a lacara y me pone patas al hombro y me arrastra hasta su pene y me ensarta a fondo sin preocuparse de ir paulatinamente ingresando a mi túnel del placer marica.
Estoy mirando su cara y veo su seriedad acompañada de fuertes enculadas que terminan por lanzar potentes chorros de su ardiente semen. Su rostro se transforma y yo me siento en la cima como la puta bien culiada. Mi poto ha sido regado y se abre o se contrae para degustar el caliente elixir de macho.
Otra cosa que me pone a mil es usar el lenguaje procaz con que se acostumbra a tratar a las putas que no fingen ser damas y que aceptan la vulgaridad del sexo espurio.
- A ver, culiá, ven a chuparme el pico.
- Dame esa raja chorreante de babas y deja que la meta hasta las cachas.
- Dame el culo, mierda, quiero partirte el ojete pa* que sepáis quien es tu macho y tu dueño.
Y la respuesta de la puta:
- Déjame mamarte la pichula hasta que me des tu leche.
- Aquí tienes mi raja (Se abre los labios mayores mostrando su vagina abierta) Ven a culparme, hijito. Méteme tu chuto y no lo saques hasta que me largues todo el moco.
- Mi culo es tuyo. Úsalo como te plazca. Eres mi amo.
- Méame la zorra y el culo, papá.
Soy la puta que complace a todo aquel que quiere usarme para su placer a quien solo se le pide que use su morbo y lo lleve a cabo hasta las últimas consecuencias y yo, como tu juguete aceptaré todo lo que quieras o se te ocurra.
CONTINUARA
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Me calentaste con tu relato de putita trav. Compartimos el gusto por la lencería y el sexo anal. Continúa con tus relatos cachondos y tendrás varios seguidores. Un agarrón en esa colita o zorra como la llamas.