ME DIERON POR EL CULO LA VERGA CONCUENTA Y UNO Por la loca Juana, una real putinena
LA VERGA 51 POR EL CULO.Noche angustiadaERA la tarde de viernes y se cumplía una semana de que me serví una verga exquisita y que llevaba el número 49. Recordarán que iba ya cerrando la ¨tienda¨ para irme a dormir, cuando el insistente clic del celular me dirige a la app de contactos del tipo hueco .
ERA la tarde de viernes y se cumplía una semana de que me serví una verga exquisita y que llevaba el número 49. Recordarán que iba ya cerrando la ¨tienda¨ para irme a dormir, cuando el insistente clic del celular me dirige a la app de contactos del tipo hueco ,es decir de quienes sentimos un enorme vacío posterior que debe ser llenado con jugosas y robustas vergas que le quitan momentáneamente ese sabor amargo de la abstinencia sexual.
Era José -el que vino… y después de meterlo, se fue, bueno, primero se fue cortado-.
-Hola. ¿Quieres hacer algo?
Empezó por rehuir cualquier intento de traerlo a mi redil a que me lo pusiera de golpe y pencazo en mi poto más que necesitado de chuto grueso y duro para quitarme esa sensación de spling y de abandono que experimenta todo maricón al que no han usado de depósito de semen en un lapso relativamente largo de tiempo.
-Bueno. Pero ven, acá puedes jugar o conversar… Con jugar me refería a mamarle la verga que eso era lo que quería el muy cabrón. No sé por qué los activos se figuran que las nenas, que gozamos contra natura, tenemos gusto por esa costumbre de mamarle la verga a los arrogantes activos.
Si usamos esa manía, es porque la recompensa es un pene duro que ya está listo para ser devotado por las entrañas feminenas nuestras.
Por fin, después de acomodar el condón y sacarle el aire, pude mamarlo y tragarlo hasta mi garganta que de profundidad tiene poco pero de avidez, mucho.
Dejé de mamarlo y me puse en posición de soldado en trinchera con el culo al aire y en cuatro para establecer el deseo de ser atacado salvajemente por el poto. Esperaba esa bayoneta carnal y llegó en una súbita arremetida que, si bien ya no me duele, me dio un respingo que me hizo golpear la cabeza contra la pared.
Jose se sintió inflamado de ardor patriótico y realizó la maniobra consabida que nos da tanto cochino placer a las putinenas como una.
Después de una serie de mete-saca y de saca-mete, empezó a bufar y resoplar mientras yo le acompañaba con quejidos, gemidos y suspiros todos fingidos, porque sabemos las nenas que eso excita a los machos que creen que nos están partiendo el hoyo y les enerva tanto que su herramienta se engruesa al punto en que ya sobreviene el orgasmo y la consabida eyaculación.
Acto seguido, sacar el condón y limpiarse manos y verga y ponerse apresuradamente la ropa y poner los pies en polvorosa. Y todo eso no nos disgusta, porque somos del mismo lado y sabemos que después de una vez ¨cacha hecha, amistad deshecha¨.
Recuerdo ese viernes porque después de una semana en que hubo dos cogidas entre esos días hay un detalle que a señalar: la primera cachita se realizó bajo los auspicios motivadores de un colaless verde. Fiel acompañante de pasadas batallas realizadas a culo pelado y con mucho calor proveniente de sus hechiceras dotes seductoras. Y por supuesto, la de este último viernes se hizo efectiva con la ayuda de este adminículo prodigioso que propició un nuevo episodio en que me culo fue usado para cepillo carnal.
Pero acá es donde entra la intervención del colaless rojo que, sintiéndose despechado por no continuar con su apoyo, me provocó una cogida que jamás había tenido. Y posteriormente una noche aterradora de pesadilla.
La acción se desarrolló con premura y consistió en la aparición en la escena de la app de un activo llamado ¨agradable¨(de eso tenia muy poco, como se verá) que me preguntaba con desparpajo si quería culiar. Como siempre he dicho jamás me negaré ni rechazaré un oferta de recibir la PPP, pichula por poto, explico: PP o P2 es doble penetración y PPP no es triple porque es difícil maniobra digna de contorsionistas que te metan tres vergas por el mismo agujero anal.
En ese momento, no tenía espacio para desarrollar mi bellaquería libidinosa, así que bye, chao, no hubo más que hacer.
Pero de pronto me veo, producto de los hados, con un espacio de algunas horas para ejercer de putita de todo servicio y le digo a este muñeco que estoy disponible para lo que quiera.
Craso error eso de para lo que quiera, porque lo tomó literal. Así con las indicaciones y la experiencia anterior, llegamos hasta el lugar de los hechos.
Me presento sin pantalones y los condones, gel y tollas húmedas. Le muestro el colaless verde y le pregunto si quiere otra cosa, Me dice que no que está bien así.
Intento abrir un condón para iniciar la operación y me hace desecharlo y me atrae con fuerza y me empuja a cogerle la verga con la boca.
Está morcillona y la agarro y empiezo mi ritual de respeto: besar, lamer, chupar y mamar, pero el tipo me toma de la cabeza y me hace tragar su verga y me empieza a zarandear de un lado a otro y a empujar la verga dentro y más adentro hasta hacerme sentir arcadas. Cuando intenté disuadirlo a que se pusiera el preservativo e iniciar el coito anal, me vuelve a coger de la cabeza y me hace de nuevo probar su verga como ariete dentro de mi cavidad bucal. Con resignación porque a esa altura ya no sentía deseo de seguir mamando chuto por muy excitante que sea el sabor de la carne cruda, lo que quiero es que me claven la polla en mi abierto y deseoso ano.
Después de forcejeos de él y evasivas mías, logro convencerlo de ponerse el condón y procedo a sentarme en su mástil que me puntea sin decidirse a ingresar y realizar su faena.
Me pongo de pie y me sitúo en pose de perrito ebrio ( o sea haciendo el cuatro). Y ahí viene la gloriosa metida inicial con un solo envión lo recibo hasta los cocos y siento el vello púbico en mis nalgas. De paso, me ha arrancado el colaless verde y lo ha arrojado al suelo. Pineso que el colaless rojo se debe estar riendo de que su rival haya sido desechado de manera tan grosera cuando a él lo apartan delicadamente y lo hacen participar del coito rozándolo cada vez que pasa la verga por su lado y humeciéndolo con los jugos de que se han usado para lubricar.
Ya ha cesado el forcejeado, nos separamos y veo el condón en el suelo y le pregunto si acabó a lo que me contesta groseramente e intenta de nuevo que le mame la verga que a esta altura del partido ya no me atraía con la misma fuerza que antes.
Me pregunta por donde debe retirarse del estacionamiento y le dot las indicaciones y se va.
Esa noche tuve la horrible pesadilla en que me ponían a mamar junto con nalgadas y azotes y una que otra piña y no de las frutales…
Me desperté agitado y sentí la sonrisa del colaless rojo quien con sorna me decía si me había gustado dejarlo fuera… Ahora ya aprendí la lección. Jamás volveré a recibir verga porel culo por más caliente y deseosa que esté sin ponerme el colaless rojo que no puede dejarse de lado en cada acto sexual entre varones que buscan el placer a través desafiar a natura y darse el culo de coger y/o ser cogido por el conducto posterior que sirve para evacuar, pero que los maricones lo usamos para nuestro placer porque ser culiado es como cagar, pero para adentro, como dijo alguna vez un viejo marica en el pueblo que le preguntaron que sentía al ser usado por donde se caga.
Soy Juana, La Loca y si quieren saber más de las costumbres ancestrales que los homosexuales han heredado de los griegos, no tienen más que escribir a mi mail: [email protected]
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