Me invitaron a la fiesta.
A modo de saga del anterior relato, Paúl….
Tal vez por no conocer del todo a mi primo, además de otras muchas cosas de la vida, no podía obiar que en sus prácticas no hubiese algo más, un más allá algo más perverso y placentero que lo anterior.
Esa tarde como de costumbre y después de haber notado lo inquieto que estaba Paúl, mi primo se levantó del sofá y fue al baño, casi al momento le siguió Paúl, los vi desaparecer tras la puerta, empieza el show me dije a mi mismo mientras componía imágenes en mi cabeza imaginando lo que ocurría.
Esta vez las cosas parecían diferentes y aunque me acerque a la puerta del baño no me pareció adecuado poner la oreja, casi que no hacía falta pues se les oía discutir por algo, Paúl porfiaba y parecia negarse a algo, entre murmullos y repentinos silencios, mi primo insistía.
Así paso un buen rato en el que pese a que la suave voz de mi primo hacia que sus sugerencias fuesen como órdenes ineludibles, Paúl creía que sus deseos deberían tener un límite… Creia mal, no los habia, a mi me lo hizo saber en su momento.
Volví al sofá, decidido a no pensar más en ellos, en cierto modo enfadado conmigo mismo por sentir ese vértigo en el estómago que no lograba calmar. Fue Paúl quien me llamó desde el baño…
¿Puedes venir un momento?… Me sorprendió, y con cierto temor por lo que pudiera encontrarme abrí despacio la puerta, allí estaba Paúl en cuatro, su espalda descubierta y mostrando su culito abierto mientras mi primo de rodillas en el suelo y con su verga erecta apuntando al techo lo acariciaba desde sus hombros hasta sus nalgas ligeramente enrojecidas por los azotes con los que Paúl parecía disfrutar, su piel era muy blanca y como contraste, su agujerito algo mas oscuro… En esa postura se podía apreciar lo flaco que era, su espalda arqueada y sus brazos sobre ella.
¿Quieres ver como lo hacemos? Sin esperar respuesta pues sus preguntas eran casi ordenes le dio un nuevo azote… Ven agarra sus nalgas, mantenlas así, abiertas… Era muy agradable el contacto, creía que mis leves carias sobre ellas ayudaría a aliviar el mal rato y la vergüenza de que le viera así.
Parecía vibrar, sentia en mis manos como su cuerpo temblaba, más aún cuándo mi primo frotaba y presionaba su verga de forma grosera por su agugerito que poco a poco fue forzando hasta que cedió y dejo que entrara.
No salía de mi asombro mientras su verga parecía desaparecer dentro del agujerito de Paúl. El, parecía resistirse, movía sus caderas como queriendo evitar ese momento y sus quejas casi en silencio eran difíciles de interpretar… Placer, dolor, todo al tiempo más el pudor por estar yo presente?
Sentía excitacion y vertigo a la vez por lo que veía, mi primo agarraba con una mano las muñecas de Paúl, mientras la otra acariciaba sus caderas, asi su pelvis y sus nalgas quedaro pegadas, su verga había llegado hasta el fondo…
¿Te gusta lo que ves? No supe que responder, tal vez, si, un si en el que temia que alguna vez fuese yo el que ocupase el lugar de Paúl.
¿Te gusta ver así a Paúl?
Dude, las quejas de Paúl me salvaron de responder pues empezaba a moverse como queriendo zafarse de esa situación en la que mi primo le tenía preso, dominado y el temblor de sus piernas que parecía no poder con el peso de su cuerpo.
Debió ser cuando su ano estaba ya dilatado del todo, empezaron a moverse, mi primo embestia con suavidad y firmeza, solo la sacaba para volver a sentir el placer de sentirla entrar de nuevo llevándola hasta el fondo, Paúl parecía disfrutar pues separaba más las piernas y presionaba contra mi primo al tiempo que soltaba exclamaciones como de sorpresa y protesta por verse asi, forzado y poseido…
Se notaba que tenían cierta práctica en lo que hacían, Paúl de forma muy sensual le pedía que terminase ya, sus ruegos y gemidos disfrazados de sufrimiento debían excitar mucho a mi primo, tanto que al poco aceleraba sus embestidas y Paúl movía su culo con más violencia y sus jadeos se volvían más desesperados, casi les hacían perder el ritmo cuando mi primo dejaba las marcas de sus dedos en su cintura… Así se corría, echaba la cabeza hacia atrás, arqueando su espalda en un último intento de llegar más al fondo dentro de Paúl mientras las convulsiones de su vientre se contagiaban a casi todo su cuerpo, así se corría, llenandole de semen sin parar de follarle hasta no haber soltado la última gota.
Se recostaba sobre la espalda de Paúl, mientras serenaba su respiración y su verga poco a poco perdía su ereccion dejando escurrir su semen, goteaba en el suelo y parte escurria por su pierna mientras intentaba contraer su ano, tan dilatado y que al poco volvía a cerrase recuperando su aspecto y color oscuro…
Se sentó en el inodoro a terminar de purgar los últimos restos de semen mientras mi primo se iba a descansar en su cama, donde se solía quedarse dormido. Y yo, sin saber muy bien donde meterme o que debía hacer o decir, o que… Decidí acompañar a Paúl mientras terminaba, no sabía muy bien de qué se hablaba en esos momentos…
No, no hay sangre, tranquilo! Me dijo que a veces sangra un poco pero no pasa nada… ¿No pasa nada? A mi ver sangre de personas, animales o peor la mía propia, era algo que me ponía enfermo.
Parecia que Paúl lo tomaba con cierta naturalidad mientras se aseada en la ducha, agua caliente, mucho jabón y por su cara diría que la «sesion» le habia dejado una sensación agridulce, no se si tanto como a mi… En silencio se vistió y arreglo su ropa, sus pelos y le acompañe hasta su casa. Obvie hacer ningún comentario por lo sucedido, creo que el lo agradecio.
Espero que sea de vuestro agrado, Saludos!
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