Mi amiga dormida
No tenía oportunidad con ella hasta que su sueño pesado se volvió mi aliado..
A los 20 años ya en la universidad tenía una amiga con la que me llevaba muy bien. Tanto así que las personas decían que parecíamos novios. Nunca fue esa mi intención, pero no mentiré, claro que sexualmente deseaba a mi amiga. Ángela era una chica de cuerpo chubby, de pechos medianos, buen trasero, blanca, de cabello oscuro. No era el estándar de belleza idealizada que todos tenemos. Pero algo tenía, todos quienes la conocían se morían por cogersela, yo no era la excepción. A pesar de que sabía que no tenía oportunidad con ella.
Un día como muchos otros estaba por la tarde en su casa, su madre estaba en casa de su novio así que solíamos estar solos. Algo que no mencioné es que ella era muy abierta en el tema sexual, hablaba sin problemas de todo, y esa fue una de las ocasiones dónde nuestra conversación terminó en plática sobre sexo.
Me contó esa vez más cosas personales de lo normal, ella sufrió un intento de violación a los 8 años (yo imagino que fue anal porque ella siempre recalcó que era una práctica que le causaba temor), y eso le provocó cierto desinterés por tener sexo con un hombre, sin embargo se masturbaba mucho, decía que a veces pasaban días que no lo hacía y en otras ocasiones eran semanas que no paraba. Aprovechaba que estaba sola casi todo el tiempo. También me enteré que se medicaba para dormir, teniendo que tomar una pastilla que la noqueaba durante unas 5 horas efectivas. Yo intentaba esconder la erección que me provocaba escuchar todo eso.
Ya entrada la noche cuando me iba a mi casa recordé que había una tarea que era para el día siguiente, claro que ella ya la tenía hecha, yo no. Pero no tenía dónde trabajar, me quedé esa noche en su casa para que me prestara su computadora.
Primero cenamos algo y luego ella se metió a bañar, intenté espiarla pero fue inútil. Salió usando unos shorts azules y una blusa rosa sin mangas encima. Me dió una toalla para que yo me bañara, grande fue mi emoción cuando entré y vi su cesto de ropa sucia. No lo pensé, agarré sus pantys húmedas y las olí, las saboree y claro que me masturbé con ellas, estaba muy duro y mi líquido preseminal estaba con todo, agarre su cepillo de dientes y lo bañé en él lo que me excitó más, terminé sobre su ropa esperando que no lo notará, fue delicioso.
Al salir empecé a hacer la tarea, ya dadas la 1am ella me dijo que se iría a dormir. Mi corazón se aceleró de pronto, la vi tomarse su pastilla y me dió las buenas noches. Pude ver en cámara lenta como se iba a su cuarto, mi pene estaba al 1000%. Esa noche iba a hacer con él cuerpo de Ángela lo que muchos solo habían soñado.
Toqué la puerta, la abrí, le hablé y la moví, media hora después de tomarse la pastilla ya no había nada que la despertara. Era mi momento.
No sabía por dónde empezar. Había tantas cosas por hacer, decidí besarla y meter mi lengua en esa boca virgen, jugué con su lengua unos minutos. Luego dejé de pensarlo tanto, le quité el short los olí, el delicioso olor de su vagina ya los había inundado. Y cuando le quité las pantys pude comprobar lo que ya me había contado, ella se depilaba toda, no había rastro de un solo pelo en toda la zona. Sus suaves labios blancos no podían cubrir por completo su rosada vagina y el clítoris que por la parte de arriba se asomaba ligeramente.
Al quitarle la blusa y el bra pude ver un par de pechos blancos no muy firmes pero coronados con unos pezones estupendos de color café claro y areola grande. Los lamí, chupé, apreté y mordí con desesperación. No solo eso, recorrí todo su cuerpo con mi boca, lamiendo cada rincón: sus pies, los pechos, las axilas, todo lo recorrí hasta que llegué al gran premio.
Su vagina estaba mojada, lo podía sentir en mi cara cuando mi lengua se introdujo. Luego metí uno y dos dedos mientras succionaba su clítoris que incrementó un poco su tamaño. No sé cuánto tiempo me perdí ahí, me invadió una sensación de satisfacción tan grande el pensar que era la primer persona en disfrutar su cuerpo, en lamerla, besarla y… En penetrarla.
Me deshice de mi pantalón y la penetré de golpe. Sentí como su cuerpo produjo un espasmo de placer y dolor. Puse sus piernas en mis hombros y la cogí con fuerza, ya nada me podía parar, ella era mía, su vagina ahora tenía un nuevo dueño. Estaba dormida y aún así su respiración se había acelerado. Se la metía hasta donde pudiese y contemplaba como sus pechos se movían al son de la penetración. De pronto mi cuerpo no pudo más y me vine dentro de ella, llenando su mancillado agujero.
La limpié y la vestí, puse sus manos dentro de sus pantys y sus dedos dentro para que pensará que se durmió masturbándose. Eran las 4 de la mañana, yo no había hecho la tarea pero había valido la pena.
Podrías contar que sucedió más tarde o a la mañana siguiente al despertar tu amiga, creo que sería interesante saber algunos detalles adicionales y como terminó ella.
Suertuda ella