MI EX VECINA ESTUDIANTE DE MEDICINA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por FELIPE977.
Ella es una chica joven, 23 años de edad, morena, cabello lacio, ojos negros, tetas y nalgas de buen tamaño, bien proporcionados a su cuerpo al igual que sus piernas, y de cara simpática.
Aunque ya no vivo en el mismo edificio que ella, cada vez que llego y la veo no pierdo la oportunidad de ver que ropa trae puesta, sobre todo cuando está usando su uniforme blanco que me deja ver perfectamente su ropa interior, además suelen tender la ropa que lavan en su patio delantero por lo que algunas veces veo un colorido reportorio de calzones y solo puedo imaginarme cuáles serán los suyos, hasta ahora mi favorito un bóxer azul de encaje.
La conozco de hace ya varios años, sin embargo no fue hasta la noche de año viejo pasada cuando llamó mi atención, en aquella ocasión recuerdo haberla encontrado en las escaleras del edificio donde solía vivir, yo bajaba y ella subía, nos topamos de frente y ahí la mire con morbo por primera vez, usaba un vestido color crema, arriba de las rodillas, entallado, que se amoldaba muy bien a sus tetas y caderas, usaba maquillaje y lentes, cabello recogido y zapatos de tacón alto.
Un “buenas noches” de mi parte disimulando que me era indiferente, ella me contesta con una sonrisa, acto seguido la dejo subir las escaleras como cortesía, sin embargo, mis intenciones eran otras, la tela y el color de su vestido me dejarían saciar ese morbo que tanto me excita, necesito ver qué tipo de ropa interior usa, a pesar de ver las líneas de un calzón completo, por primera vez me fije en sus nalgas, firmes y del tamaño justo a la medida de sus caderas.
Recuerdo que entre la imagen de sus tetas y sus nalgas bien apretadas dentro de ese vestido, el aroma a su perfume barato y mi imaginación trabajando en cómo se vería si en lugar de marcar ese calzón hubiera sido una tanga o un bóxer, me provocaron una tremenda erección.
Más tarde volví a encontrarla en las escaleras, esta vez estaba acompañada, era un chico de su edad, en esta ocasión ella estaba sentada y mi imaginación nuevamente apareció.
Pensé que si yo fuera ese muchacho seguramente estaría con mi cara metida entre sus piernas bien torneadas por cierto, comiéndome toda esa hermosa y apretada vagina que seguramente tiene, metiendo mi lengua cada vez más profundo en su orificio que entre su excitación y mi saliva ya estaría escurriendo, y al mismo tiempo lamiendo lentamente el clítoris, hasta llegar a lo inevitable, ella termina en mi boca y tomo todos sus deliciosos jugos, para luego darle vuelta levantar su vestido y dejar al descubierto ese culo firme y terso, tomo la parte de enfrente de su vestido y de un tirón fuerte y rápido descubro sus tetas para que vayan y vengan al mismo tiempo que la penetro de a perrito mientras la tomo con fuerza de su cintura, ella gime cada vez más, no me puedo aguantar y mi verga siente esa explosión de cuando estas demasiado excitado y eyaculas en grandes cantidades, abro los ojos y recuerdo que estoy acostado en mi cama, con una tanga en mi cara.
Es un hilo dental, rosado y de encaje, por supuesto usado y sin lavar, y aunque cada día pierde más ese aroma que al principio era fuerte y penetrante y que tanto placer me ha dado, solo con recordar en la vagina y el culo de quien estuvo metida esa pequeña tela del puente y el hilo que va entre las nalgas, me hace renuente a desecharlo, aún hay un poco de su esencia, estoy seguro, cierro los ojos nuevamente, me olvido de mi vecina y me concentro en la tanga, en recordar el primer día que la disfrute, acostado en la cama de aquella chica que nunca imaginara que un completo desconocido hasta esa noche, disfruto del aroma de su cabello impregnado en la almohada, la esencia del perfume que desprendían sus braseares (todos de encaje), lo terso y sedoso de sus pantimedias, incluso del sudor en sus tops deportivos, pero sobre todo, de lo más profundo de su intimidad, esa que está en el exquisito aroma de su vagina y de su ano, ese que esta impregando en todas sus tangas de encaje sucias y que estubieron ahí… a mi disposición para hacerme eyacular varias veces y todas acabaron sobre su colchon.
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