Mi Hermano el Macho Follador P1
Cómo un adolescente desarrolla el fetiche de convertir a su hermano mayor en todo un macho follador..
Nota: El siguiente relato tiene por intención el entretenimiento, una historia ficticia solo con el fin de explorar algunos fetiches y desarrollar escenas ERÓTICAS y pornográficas, si gustas de historias largas puedes darle una oportunidad a esta.
La etiqueta principal es gay, pero a lo largo del relato se exploraran otras etiquetas secundarias como heterosexual, voyeurismo, entre otros.
Puedes darle una estrellita al finalizar si te ha gustado el relato o comentar.
P1
Los Inicios
Esta es la historia en retrospectiva de Milo, quien ahora con 25 años recuerda su adolescencia junto a su hermano mayor, Logan.
Todo empezó a la edad de 10 años en un campeonato de fútbol. Milo jamás buscó o esperó lo que se va a suscitar en este relato, mucho menos planeó involucrar a su propio hermano mayor, aquel con él que jugó de niño y quien lo protegió de manera fraternal.
Milo era pequeño, castaño, piel clara y de rasgos finos, delgado y poco desarrollado, en comparación a su varonil hermano mayor, quien era contundentemente todo lo contrario a él.
Logan, con su imponente figura de 1.85 m, por aquel entonces con 16 años, dominaba la cancha de fútbol con una determinación que parecía casi feroz. Su cabello castaño desordenado por el esfuerzo, las gotas de sudor deslizándose por su frente y cayendo al borde de su mandíbula marcada. Milo recordaba cómo lo observaba desde la banca, fingiendo que su atención estaba en cualquier otra cosa mientras en realidad no podía apartar los ojos de él. El uniforme de fútbol ceñido, esos shorts que dejaban al descubierto sus musculosos muslos, sus nalgas enormes y la camiseta que se ajustaba a su pecho amplio y espalda poderosa, eran suficientes para hacer que su corazón latiera más rápido.
La victoria estaba cantada para Logan, quien con su fortaleza y agilidad, había liderado a su equipo hacia un triunfo decisivo.
Entre la multitud, Milo se abría paso, sus ojos fijos en Logan. No importaba que el chico estuviera sucio. Todo lo que Milo veía era la figura de su hermano: alto, apuesto, y con una presencia que eclipsaba todo lo demás.
Cuando finalmente llegó a su lado, Logan lo vio y su sonrisa se amplió aún más.
—¡Lo hiciste increíble! —exclamó Milo, lanzándose hacia él para abrazarlo sin importar nada.
Logan rió, envolviéndolo con sus brazos, aunque todavía jadeaba por el esfuerzo del partido.
—Gracias, hermanito. Sabía que estarías aquí apoyándome —respondió con calidez, despeinándolo con una mano en un gesto fraternal.
Milo se separó apenas lo suficiente para mirarlo, sus ojos brillaban de orgullo.
—De verdad, Logan, estuviste impresionante. Esa jugada donde esquivaste a tres defensas y luego anotaste… Fue como ver a un gladiador en acción. Nadie más podría haberlo hecho.
Logan alzó una ceja, fingiendo modestia, pero claramente disfrutaba del halago.
—Bueno, alguien tiene que ser el mejor, ¿no? —bromeó, inflando un poco el pecho, lo que hizo que Milo soltara una pequeña risa.
—Eres más que el mejor, eres… —Milo buscó las palabras, pero parecía que ninguna era suficiente—. Eres increíble, Logan.
El mayor lo miró por un momento, un destello de cariño cruzando sus ojos, pero sobre todo, sintió sobre alimentado su ego, algo que a todo macho le hacía perder la cabeza. Luego, con un movimiento decidido, comenzó a sacarse la camiseta empapada de sudor.
—Toma, te la regalo.
Milo lo observó, sorprendido, mientras Logan le tendía la prenda. Su torso quedó al descubierto, revelando una musculatura que parecía esculpida por años de esfuerzo. Sus pectorales eran anchos y firmes, con un ligero rastro de vello que los hacía aún más masculinos. Su abdomen estaba perfectamente marcado, como si cada músculo contará una historia de disciplina y dedicación. Milo intentó no quedarse mirando demasiado, pero no podía evitarlo; Logan era como una obra de arte viviente.
—¿En serio? —preguntó Milo, tomando la camiseta con cuidado, como si fuera un tesoro. Aún estaba húmeda por el sudor, y el aroma a Logan impregnaba la tela, sin querer la llevó a su rostro y aspiró fuerte. Logan rió algo burlesco y desordenó otra vez los cabellos de su hermano.
—Claro. Quiero que tengas algo para recordar este partido. Es como un trofeo, pero para ti —dijo Logan, con una sonrisa de autosuficiencia que no ocultaba el orgullo que sentía por su hazaña.
Milo abrazó la camiseta contra su pecho, emocionado.
—Gracias, Logan. No podría pedir un regalo mejor.
Logan le dio un golpecito en el hombro antes de señalar hacia los vestidores.
—Vamos, acompáñame. Necesito cambiarme antes de que empiece a darme frío.
Milo asintió, siguiéndolo mientras se dirigían hacia los vestuarios. El pasillo estaba casi vacío, lo que les dio un momento de tranquilidad después de la euforia del partido. Logan seguía hablando de las jugadas más destacadas, describiendo cada momento con entusiasmo, mientras Milo lo escuchaba atentamente, absorbiendo cada palabra como si fueran lecciones de vida.
Al llegar al vestuario, Logan comenzó a buscar en su bolsa de gimnasio, dejando al descubierto cada movimiento de sus músculos mientras se inclinaba y se estiraba. Milo, todavía aferrado a la camiseta, no podía evitar sentirse afortunado de tener a alguien como Logan en su vida.
Fue en la privacidad de los baños donde los momentos más eróticos de la vida de Milo iniciaron, podía ver a Logan relajarse, confiado, el mayor se desnudaba por primera vez ante los ojos atónitos de su hermano pequeño, su cuerpo trabajado quedando al descubierto, Milo veía los pezones, abdominales marcados, las axilas velludas como esa pelvis que era cubierta por unos slips blancos, a juego con las medias deportivas que cubrían sus pies grandes y anchos. Era un espectáculo para Milo ver cómo su hermano se deshacía de las medias, dejando al descubierto esos pies que desde esa primera vez anheló tanto besar y lamer.
El deleite de Milo fue aún mayor cuando el adolescente estiró los slips blancos, bajando el elástico que al descubrir su pene gordo, rebotó orgulloso sobre las dos bolas del tamaño de pelotas de golf. Pene y huevos se agitaban de un lado a otro mientras caminaba a las regaderas dando la espalda a su hermano que ahora apreciaba sus carnosas nalgas. El pequeño ahora se aferraba, no solo a una camiseta sudada, sino a la ropa interior de su hermano, misma que había recogido de la banqueta donde Logan había dejado todas sus prendas.
Ahora, bajo el agua de la ducha, Milo graba en su memoria aquella visión que lo dejaba sin aliento, aunque siempre cuidaba que Logan no notará cómo desviaba la mirada para observarlo con detenimiento, y cuando ya se encontraba seriamente excitado, Milo aprovechaba que Logan se daba una ducha para encerrarse en un baño y dejar rienda suelta a sus perversiones.
Al inicio solo respiraba la ropa de Logan memorizando su fragancia, lo hacía solo en los vestuarios luego de un partido de fútbol, pues Logan empezó a llevarlo casi siempre consigo. Después, el libido del pequeño no pudo controlarse, y lo hacía en casa asumiendo el riesgo de ser encontrado mientras su hermano se duchaba o incluso mientras dormía. Incluso una vez aprovechó en su inocencia darle un beso en la mejilla. Con el tiempo empezó a tocarse mientras olía la ropa usada de su hermano, también empezó a recoger las medias que le causaban cierto repudio por el hecho de estar mojadas y olorosas, pero cuanto más repetía el acto mayor era su vicio, pues llegó amar los pies de su hermano y sus medias, su excitación lo segó tanto que ya no solo respiraba el lado de los calzoncillos en dónde reposaban los huevos y el gran pene, empezó a lamer, a degustar los restos de orina y en algunos casos, algunos rastros de semen que lo enloquecía, solo pensar que su hermano se masturbaba o tenía algún sueño húmedo alimentaba su morbo hasta el punto de llegar a oler la parte de la raja del culo con total zaña, fantaseando con los cachetes y con pasar toda su lengua por aquella abertura, por aquel ano que debía ser rosado y sudoroso.
Milo recordaba con detalle una tarde en especial, una donde se atrevió a romper el hielo. Logan había llegado exhausto después de un día lleno de entrenamiento y un partido particularmente intenso. Su cabello oscuro estaba desordenado, sus hombros se hundían con el peso del cansancio, y su camiseta estaba empapada de sudor, pegada a su torso como una segunda piel.
—Estoy muerto —dijo Logan, dejándose caer de espaldas en su cama, con los brazos extendidos y un suspiro que parecía aliviarlo solo un poco.
—Te lo dije, deberías tomarte las cosas con más calma —respondió Milo, con una mezcla de preocupación y ternura en su tono.
Logan giró la cabeza hacia él, esbozando una sonrisa ladeada.
—No todos tenemos la suerte de ser espectadores en lugar de jugadores.
Milo se rió suavemente, acostumbrado a las bromas de su hermano. Pero esta vez, notó lo tensos que estaban los músculos de su cuello y sus hombros, y algo dentro de él lo impulsó a ofrecer ayuda.
—Déjame ayudarte —dijo, acercándose a la cama—. Te haré un masaje, así te relajas un poco.
Logan lo miró con escepticismo al principio, pero después de un par de segundos, levantó los hombros con resignación.
—Está bien, pero no te quejes si me quedo dormido.
Con una sonrisa, Milo fue al baño y regresó con un pequeño frasco de aceite para bebés que había visto en el estante y una toalla. Logan, mientras tanto, se quitaba la camiseta con un movimiento fluido, revelando su pecho amplio y definido, sus hombros redondeados y su abdomen marcado por años de entrenamiento. Luego, se deshizo de los pantalones deportivos, quedándose únicamente en sus shorts negros.
Milo tragó saliva y apartó la mirada por un momento, tratando de mantener la compostura mientras vertía un poco del aceite en sus manos.
—Esto puede estar un poco frío al principio —advirtió, aunque su voz sonó más tímida de lo que esperaba.
—No pasa nada, confío en ti —respondió Logan con una sonrisa relajada, cerrando los ojos mientras tendía la toalla y se acomodaba boca abajo en la cama.
Milo comenzó por sus hombros, deslizando sus manos con cuidado sobre la piel cálida y firme de Logan. Cada movimiento era un contraste entre suavidad y fuerza, explorando la tensión acumulada en cada músculo. Pasó de su fibrosa espalda a sus pectorales, cuyos bordes se marcaban incluso mientras Logan respiraba profundamente. Luego, trabajó en sus bíceps, tan grandes y duros, notando cómo se contraían ligeramente bajo sus dedos.
—Esto está genial, Milo. No sabía que eras tan bueno en esto —comentó Logan con voz adormilada.
—Es un talento oculto —respondió Milo, tratando de sonar casual mientras reprimía una sonrisa.
Después de un rato, Milo no pudo resistir hacerle unas cosquillas rápidas en los costados, provocando que Logan se retorciera y soltara una carcajada profunda que llenó la habitación.
—¡Hey, eso no es parte del trato! —protestó Logan entre risas, girando un poco para intentar alejarse.
—No podía evitarlo —dijo Milo, riendo también mientras levantaba las manos en señal de rendición.
—Eres imposible —replicó Logan, pero su tono era de diversión, no de reproche.
Tras unos minutos de bromas, Logan estiró su brazo a la mesa de centro y se acomodó nuevamente, esta vez con un control de PlayStation en la mano.
—Oye, prende la consola. Vamos a jugar FIFA mientras terminas con el masaje.
—¿Quieres que haga las dos cosas? —preguntó Milo, alzando una ceja.
—Tú puedes con todo, eres mi hermanito —respondió Logan con una sonrisa despreocupada, encendiendo la pantalla del televisor.
Milo suspiró, pero obedeció. Encendió la consola, seleccionó el juego y regresó al lado de Logan. Notó que este aún estaba relajado esperando recibir atenciones, también se percató que aún tenía las medias puestas, y dominado por su morbo y excitación, se dispuso a satisfacer sus placeres, así que se inclinó para quitárselas.
—¿Qué haces? —preguntó Logan, girando la cabeza para mirarlo.
—Relajarte completamente —respondió Milo con un tono inocente, aunque su corazón latía con fuerza.
Sin esperar respuesta, vertió un poco más de aceite en sus manos y en los pies de Logan, comenzó a masajear el pie derecho, esparciendo el líquido con suavidad hasta dejarlo brilloso, repitió el mismo proceso en el izquierdo, sus dedos trabajaron con cuidado, explorando la textura de las plantas, suavizando los tobillos, disfrutando de cada uno de los dedos, aplicando presión en los puntos adecuados. Logan dejó escapar un suspiro largo, casi un gemido, que hizo que Milo se tensara por un instante.
—Esto es increíble, Milo. Deberías dedicarte a esto profesionalmente —dijo Logan, acomodándose mejor mientras su atención volvía al juego.
Milo sonrió para sí mismo, disfrutando en silencio de la cercanía, del calor de la piel de Logan bajo sus dedos, de la confianza implícita en cada gesto. Aunque para Logan esto era solo un gesto de amistad, para Milo era un momento íntimo que guardaría en su memoria como un pequeño tesoro.
Mientras continuaban jugando, la conexión entre ellos se sentía más fuerte que nunca, pero Milo sabía que había una línea que no podía cruzar. Al menos, no todavía.
Así que cubriendo sus verdaderas intenciones en una divertida broma, Milo beso una de las plantas de Logan y aspiro sutilmente su aroma, embadurnándose los labios con aceite.
Milo rió, Logan rió, y este último siguió el juego llevando sus pies a la cara de su hermano menor para cubrirlos de aceite.
Unos pies enormes sobre su pequeño rostro, Milo fingió desagrado para que Logan se empeñara más en su juego, y así lo hizo, el pequeño tomaba en sus manitas los pies de su hermano intentando apartarlos, pero Logan en carcajadas, restregaba sus patotas en la frente, mejillas, ojos y labios de Milo hasta dejar todo su rostro reluciente por el aceite, incluso metió sus dedos en la boca, haciendo que Milo diera una arcada.
—¡Tú empezaste!— Le dijo Logan divertido a su hermano.
Milo, lo miró entonces y sintió su excitación desbordarse. El hermano mayor estaba recostado sobre sus hombros mirando hacia abajo con una sonrisa, sin percatarse realmente que sus shorts se habían abultado un poco más, su pene semi erecto era vulgarmente notorio.
Desde ese erótico momento, Milo y Logan rompieron la tensión en el contacto físico, y claro que los momentos en los vestuarios y los masajes continuaron, algunas veces era logan quien los pedía y casi siempre el resultado era el mismo.
Músculos brillosos, un par de pies aceitosos y una semi erección latente.
Como sigue?
Excelente relato. como sigue?
Gran relato.
Que rico, me encanta como inicia esto.
a pesar de no ser muy asiduo a las historias ficticias, esta realmente captó mi atención; ojalá pronto se pueda leer la continuación, me dejó realmente excitado y con ganas de más!
Esta super rico
Gueva..
Mejor real que ficticio
Hola, buen inicio. Tengo ganas de ver como continua
Tienes que continuar por favor
gran relato