Mi Hermano el Macho Follador P2
Milo encuentra a su hermano en una situación morbos y lo espía viéndolo en acción..
P2
El Cumpleaños de Logan
Habían pasado cuatro años desde aquellas tardes en las que Milo masajeaba los hombros tensos de Logan o celebraba sus victorias en el campo de fútbol, cuatro años de juegos eróticos para Milo y dedicadas atenciones para Logan. Ahora ambos habían cambiado físicamente, Logan había crecido no solo en edad, sino también en presencia. Su altura de 1.93 metros lo hacía destacar en cualquier lugar, y su cuerpo, esculpido por el constante entrenamiento, tenía una musculatura más marcada, una figura que parecía cincelada con precisión. Su rostro había madurado; una barba corta le enmarcaba la mandíbula definida, y un ligero vello cubría su pecho, añadiendo un aire de masculinidad que no pasaba desapercibido.
Milo, ya con 14 años, en cambio, seguía siendo el mismo observador discreto y fiel amigo, aunque en su interior la relación con Logan era un constante torbellino de emociones. Desde hace tiempo, Milo había aceptado que sus sentimientos por Logan iban más allá de la hermandad o el morbo, pero no encontraba el valor para expresarlos. Y cada vez que Logan le contaba sobre sus relaciones, se convertía en una prueba más de que debía permanecer en silencio.
Pero la dinámica entre ambos cambió en el cumpleaños número 20 de Logan, Milo aún recuerda con emoción ese día.
La casa estaba iluminada como si se preparara para un gran evento, y en efecto, lo era. Después de la fiesta familiar solo quedaron en casa Logan y Milo, ahora solo acompañados de amigos y compañeros de equipo que llenaban cada rincón del lugar, mientras la música y las risas creaban un ambiente cálido y festivo. Milo estaba conversando con unos amigos esperando a que su hermanos bajará.
Cuando Milo lo vio bajar las escaleras hacia la sala, se quedó sin aliento.
Logan había dejado atrás su atuendo deportivo y ahora llevaba unos jeans oscuros que se ajustaban perfectamente a sus piernas fuertes y un cinturón que remarcaba su cintura. La camisa blanca de botones que vestía estaba ligeramente desabrochada en la parte superior, dejando ver un atisbo de su pecho firme y bronceado. Las mangas remangadas hasta los codos dejaban al descubierto sus antebrazos musculosos, y su cabello castaño, todavía algo húmedo por la ducha, caía desordenado sobre su frente.
Milo no podía apartar los ojos de él. Logan era la definición de masculinidad y sensualidad, y parecía completamente ajeno al efecto que causaba en quienes lo rodeaban.
“¡Vaya, vaya! ¡Qué hombre!” halagaron a sus amigos del equipo de fútbol. “Definitivamente hoy tendrás que campeonar” le decían.
Incluso uno de ellos le pasó un paquete metálico a Logan quien lo tomó apresurado y lo escondió en su bolsillo trasero para que su hermanito no viera. —Es lo que más quiero como regalo de cumpleaños…— Bromeó Logan luego de una risa, se acercó a sus y comentaron algo en complicidad que Milo no alcanzo a escuchar, se sintió un poco de lado y le causaba bastante intriga, estaba intentando ponerse atento a la conversación cuando de pronto uno de los amigos de Logan, en solo una fracción de segundos, le agarró los genitales por sobre el pantalón y se los acomodó de tal forma que ahora se veían exageradamente abultados. Ambos partieron en carcajadas.
Logan notó la mirada perpleja de Milo y apartándose de su grupo de amigos y sus bromas fue con el menor. —Milo, no les hagas caso a esos idiotas —dijo Logan sonriendo rodeándolo con un brazo y caminando junto a él. —¿Cómo estás hermanito?
Milo respondió aparentando que todo estaba normal durante toda la plática de hermanos, pero la verdad es que se encontraba excitado, y como no, si el paquetote de Logan ahora rebotaba a cada paso luego de la gracia de sus amigos.
A medida que la noche avanzaba, Logan era el alma de la fiesta. Saludaba a todos con su carisma habitual, bromeaba con sus amigos y coqueteaba sin esfuerzo con algunas de las chicas presentes.
Milo intentaba mantenerse ocupado, conversando con otros amigos, pero su mirada volvía constantemente hacia Logan. Había algo en la forma en que se movía, la manera en que reía o la facilidad con la que se inclinaba para hablar al oído de alguna chica que hacía que el pecho de Milo se apretara con una mezcla de admiración y algo más oscuro, algo que no quería admitir: celos.
La primera vez que lo reconoció fue cuando Logan se acercó a una chica alta y de cabello castaño que no había visto antes. Ante Logan, la chica quedaba tan pequeña como el resto. Ella llevaba un vestido ajustado que resaltaba sus curvas, y Logan parecía especialmente animado mientras hablaba con ella. Milo observaba desde lejos, su copa en la mano, tratando de concentrarse en la conversación con sus amigos, pero no podía ignorar la punzada que sentía cada vez que Logan sonreía a esa chica.
Intentó convencerse de que no significaba nada. Logan siempre había sido así: sociable, encantador y un poco coqueto. Pero esta vez, verlo actuar de esa manera lo hizo sentir extraño, como si algo dentro de él estuviera fuera de lugar.
Mientras Milo aparentaba reír con un grupo de amigos, se perdía en sus pensamientos, bebió más de lo que había planeado. La bebida no lo mareaba, pero sí nublaba sus emociones, haciéndolas aún más confusas. Pasada la media noche y cuando todo el mundo parecía ya haber disfrutado, se dio cuenta de que había perdido de vista a Logan. Su mirada recorrió la sala, pero no lo encontró.
Pronto, preguntó a los invitados si lo habían visto, pero nadie había dado respuesta
Un mal presentimiento se apoderó de él. Su mente comenzó a imaginar todo tipo de escenarios, pero había uno que le causaba una ansiedad insoportable: la posibilidad de que Logan estuviera con alguna chica, lejos de la vista de todos besándose, o peor aún teniendo algo más de intimidad.
Dejando su copa sobre la mesa, subió apresuradamente las escaleras hacia la segunda planta, el único lugar donde le faltaba buscar. Su corazón latía con fuerza, una mezcla de temor y algo que no quería nombrar. Al llegar al pasillo, percibió un murmullo proveniente de la habitación de Logan.
Se detuvo frente a la puerta, que estaba apenas entornada. El sonido de una conversación llegaba a sus oídos, pero no podía distinguir las palabras. Con cautela, empujó la puerta lo suficiente para ver el interior.
Logan estaba sentado en el borde de su cama, no tenía camisa y el botón de su pantalón estaba abierto, su postura relajada delataba que había bebido un poco más de la cuenta. Frente a él, estaba la misma chica con la que había estado hablando antes, desnudandola, las manos de Logan desataban ansiosas el brasier, y cuando lo logró lo retiró lentamente, con una cara de bobo total, admiró las tetas que tenía delante de él, y como todo un macho amante de las mujeres se lanzó a tocarlas suavemente, jugar con ellas y sacudiendolas para su deleite antes de chupar los pezones y darle placer a la mujer que tenía delante.
Milo miraba todo ello con el corazón en las manos, su pecho dolía, sus piernas temblaban, sentía ganas de llorar, y quiso huir de allí, sintiéndose engañado y burlado…
Pero no lo hizo, algo en él no se lo permitió, algo que el muchacho aún no entendía muy bien.
El morbo.
—Que hermosas tetas… —alcanzó a escuchar decir a Logan, vió como hundía su rostro en esos melones y como la chica reía levemente—. Aprietamelas en la cara…eso es, eso…mmmmm
Logan besaba y lamía los pechos de esa chica, se escuchaba el sonido húmedo producido por los labios, y los gemidos de ambos.
Una mezcla de tristeza y excitación se combinaron en Milo al ver cómo su hermano mayor se ponía de pie y besaba a la muchacha aún apretando sus pechos con sus grandes manos. La chica tuvo la dicha de llevar sus manos al pantalón del macho, se escuchó la bragueta abrirse cuando de pronto.
—¡No puede ser! ¡Espera un momento! — la chica empezó a tocar el pene erecto de Logan por sobre sus slips, palpando la firmeza, el largo y el grosor descomunal, incluso sintiendo las tiesas venas dibujadas en el tronco. —¡no me dijiste que lo tenías así de grande! Pero es que no es grande, ¡Es enorme!
—Nada fuera de lo común, prometo que va a gustarte, seré delicado —se apresuró a decir Logan mientras se aferraba al cuerpo femenino. Se notaba nervioso y desesperado.
—No, Logan, no es común, casi es todo mi antebrazo…
—Solo dame una oportunidad, si es demasiado para tí lo entenderé…
Dicho esto la beso y la llevó nuevamente a la cama, la acostó y él se bajó su pantalón junto con sus calzoncillos, se colocó entre sus piernas y comenzó a prepararla.
Milo no pudo seguir viendo en ese momento, retrocedió lentamente, dejando entreabierta la puerta con cuidado para no ser descubierto. Su pecho se sentía pesado, y una sensación de confusión lo invadía.
No podía creerlo, Logan, su admirable y amado hermano estaba a punto de follarse a una chica. Eso lo hacía sentir enojado, triste y decepcionado, pero también estaba excitado de ver al macho en celo y salvaje que era Logan, como dominaba a la chica… por supuesto que sí Milo hubiera podido ser ella jamás le habría puesto condiciones, su lugar era obedecer lo que aquel semental disponga, ya habría estado de rodillas dejándose follar la boca, besando y lamiendo las plantas de los pies de su hermano.
Milo se dió cuenta entonces que tenía una húmeda erección culposa dentro de sus pantalones.
Pronto volvió a escuchar ruidos dentro del cuarto de Logan, con el corazón volviendole a latir fuerte y las mejillas quemándose por el rubor se asomó a la abertura que había dejado, y la imagen que vio lo dejó perplejo, casi se viene en sus pantalones por semejante escena porno que tenía en frente.
Logan estaba completamente desnudo, recostado en su cama, con la muchacha encima suyo restregando aquel colosal pene en toda la raja de su culo, el pene era tan grande que incluso le llegaba a la parte baja de la espalda y estiraba a más no poder el condón de látex. Desde su lugar, Milo veía con los ojos muy abiertos las blancas plantas de los pies de Logan, los muslos como dos montañas que se unían en aquellos gordos huevos que se sacudían en cada movimiento, apreciaba como la chica intentaba meterse inutilmente la verga de su hermano, que no podía ni siquiera sujetarla bien por lo grandota que era.
En uno de esos intentos, la muchacha muy decidida, pues su vagina ya se estaba derritiendo por el semental que le magreaba el culo y chupaba sus tetas, tomo el pene en sus manos y lo apuntó a su entrada, fue haciendo presión y gemía como toda una zorra, y como no, si aquel pene empezó a entrar a fuerzas en tan pequeña cavidad. Logan, literalmente iba a reventarle la concha.
—¡Ay! ¡Me duele! —se quejó la muchacha e intentó separarse, pero Logan la sujetó fuerte de las caderas, ya tenía todo el glande clavado.
—Lo estás haciendo bien, resiste un poco más, voy a hacerte el amor a ti y le haré el amor a esa preciosa vagina apretada, va a encantarte… aahhh esto es delicioso…— le dijo Logan intentando calmarla mientras la besaba y acariciaba, sus piernas estaban tensas y apretaba los dedos de sus pies intentando contener la excitación.
Milo lo observaba todo, estaba celoso y con los ojos hechos un lago.
Logan empujó sus caderas un poco y la chica sintió el pene entrar aún más en su interior. Por su puesto que saltó del dolor y el asombro, volvió a quejarse, pero está vez Logan no le hizo mucho caso. El macho se estaba desesperando y ahora solo quería follar.
La chica forzó para separarse, Logan luchó para que su pene no saliera de tal confort y empujó un poco, intentó convencerla y tranquilizarla, pero eso solo creó un ajetreo constante que pronto ocasionó un accidente.
Sin querer Logan empujó su cadera y la chica dejó caer la suya, el pene entró de una estocada y se abrió paso hasta aplastar el cérvix con el glande, la vagina abierta como nunca antes no podía albergar todo el falo y mientras la chica gritaba de dolor, Logan gemía del más puro placer.
Como si fuera la última decoración del pastel, en los segundos que duró el coito, el condón no resistió tan brusco movimiento y terminó cediendo, reventó dentro de la vagina y tronó fuerte, lo que desesperó a la muchacha pues quizás habría pensado que lo que en realidad se rompió fue su útero y no el látex. Se separó con vehemencia y cayó a un costado de la cama, dejando la verga de Logan, mojada, palpitante y con el condón roto dejando salir el rojizo glande fuera del látex.
—¡Eres un idiota! —exclamó la chica casi llorando mientras cubría sus labios inflamados y se retorcía del dolor.
—Disculpame, de verdad, no quise hacerte daño. Mira, lo que se rompió fue el condón, no es nada grave…
Logan intentó consolar a la muchacha, pero está se negó y rechazó toda muestra de atención.
Milo, aturdido, volvió a alejarse lentamente de la puerta, aún escuchaba los murmullos dentro de la habitación, pero consideró que ya había visto suficiente, se dirigió a su cuarto y allí con la cabeza dando vueltas y con emociones encontradas y demasiado confusas, se dejó caer de rodillas.
Aún no podía creer la íntima situación en la que había encontrado a Logan, su hermano, era demasiado para él, siempre amó ver a Logan desnudo y exhibiendo sus atributos, pero jamás imaginó que podía ser de esta forma tan obscena.
Escuchó que alguien caminaba por el pasillo, eran tacones, seguramente la muchacha ya estaba saliendo de la habitación de Logan.
Entonces en Milo entró un deseó desesperado de ver a Logan, de abrazarlo y darle todo lo que esa chica cobarde no pudo. Lo había decidido rápido, tenía que actuar como si no supiera nada y lo haría todo con tal de estar al lado de su amado hermano.
Salió de su cuarto, volvió pararse frente a la habitación de su hermano y con mucha valentía cogió la perilla y empujó la puerta, entró en la habitación y encontró nuevamente el ambiente erótico y la imagen sensual de su hermano.
La luz estaba encendida y su hermano estaba aún completamente desnudo, seguía acostado en la cama, agitado, se cubría el rostro con ambas manos y no se había preocupado por su aún enorme erección, ni por sacarse el condón roto. Se le notaba más frustrado que atento a lo que ocurría a su alrededor.
—¿Logan?— preguntó Milo nervioso.
—Pasa — respondió Logan sin inmutarse, ni siquiera intentó cubrirse.
El pequeño se acercó a la enorme figura de su hermano y solo se quedó allí sin saber qué más hacer, admirando al macho excitado que ahora tenía delante de él. A Logan parecía no importarle que su hermano le viera en esas condiciones, con su verga en completa exhibición, erecta, firme como una roca, palpitado como si tuviera vida propia y rodeado de un condón reventado que se ajustaba a la polla, aun brillosa y humeda, como los huevos que colgaban por el calor y los vellos pubicos empapados. La muchacha, en efecto, había estado muy excitada pues le había dejado un charco en los genitales.
A esa distancia, Milo podía ver todos los detalles de tan exquisita virilidad, incluso sentir su fuerte olor a testosterona.
De pronto, en medio de la tensión del silencio, Logan se atrevió a romper el hielo, soltando sin más el baldazo de agua fría que tenía para su hermano menor. —No está bien que espíes a las personas cuando quieren tener algo de privacidad…—
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