Mi Hermano el Macho Follador P5
Logan se termina de hacerse un macho con el culo de su hermano..
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Parte 4:
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P5
Castidad Perdida
Los días que siguieron a aquel primer contacto fueron distintos. Logan, a pesar de ser hambriento en el sexo, todavía era un muchacho inexperto. Milo no era como una chica, las veces que había logrado penetrar a una, sintió como su pene se deslizaba en la humedad, por un camino que estaba diseñado para contener su tronco, aunque siempre terminaba estirando brutalmente los labios de esas mujeres y aplastándoles el útero con su glande, seguido de gritos de dolor y súplicas de piedad, al menos, lograba penetrarlas, encontrar el camino, algo que no podía hacer con el pequeño ano de Milo.
Nuevamente estaba obsesionado.
Claro que el sexo oral seguía siendo parte del banquete, y lo disfrutaba tanto como el primer día. Pero ahora también se desquiciaba con el culo de su hermano. Le bajaba el pantalón, short o ropa interior cada que podía solo para abrir esas nalgas y deleitarse con el tesoro que había descubierto. Besaba, mordía y manoseaba esas carnosas nalgas. Lamia con total frenesí ese diminuto ano rosado, como si fuera un perro, ponía a Milo en cuatro, boca abajo, como pretzel, en donde sea que lo encontrara, le escupía su botoncito, sacudía rápidamente su entrada con sus dedos a modo de dj y luego comenzaba a devorarlo.
Amaba escuchar sus gemidos agudos, sus palabras entrecortadas, sus suspiros, lloriqueos, su olor a jabón, siempre tan limpio y níveo. Le gustaba hacer un 69, en donde él se comía ese rico ano y Milo se atragantaba con su verga hasta echarle manantiales de babas. Ya no tenía muchas consideraciones, aprovechando la experiencia del menor, Logan solo le presionaba su cabeza cuando quería y le hacía tragarse todo el pene, o a veces simplemente empezaba a moverse follando su boca.
Era una maravilla.
La mejor parte y la peor a su vez era cuando Logan simulaba una penetración anal, le excitaba ver su enorme pene entre las nalgas de su hermanito, lo enloquecía ver la diferencia de tamaños, hasta su maldita uretra era mas grande que el ano de Milo, su glande era ridículamente grande en comparación y todas la veces que había intentado meterla le resultaba imposible.
No podía soportarlo, pero el deseo de desvirgarlo era tan desesperante.
Por otro lado la relación entre Milo y Logan, ya fuera de lo sexual, se había hecho más fuerte, más densa, como si cada segundo compartido estuviera cargado de un significado oculto, íntimo, solo para ellos. No necesitaban hablarlo todo; muchas veces bastaba con una mirada, una sonrisa sostenida por más tiempo del habitual o un roce de dedos bajo la mesa mientras compartían el almuerzo con la familia.
Logan aún tenía miedo. Del qué dirán, de la situación moral y ética, de si los descubren, hasta de sí mismo. Su miedo era lastimar a Milo, herirlo de alguna forma con sus dudas o con la intensidad de una pasión que apenas empezaban a comprender. Se sentía muy responsable de él, ahora más que nunca, pero no podía evitarlo, su centro de atención era Milo, si estaba o no, si reía o lloraba, si le había pasado alguna cosas absurda en su día o si algo era importante para él. Tenía especial fijación en su cuerpo, ya ni las chicas le interesaban tanto, le gustaban las tetas grandes, pero se había acostumbrado a un torso ciertamente plano, sin definiciones y de pezones rosados que ahora también degustaba como un bebe hambriento.
Y a veces si le aterraba sentir tantas cosas por Milo, le aterraba que su cerebro idealizara un futuro con un hombre, ¡Por uno que era su propio hermano!
Pero no podía evitarlo, se consolaba pensando en que esto solo era una etapa, ambos todavía eran muy jóvenes y quizás algún día solo pasaría para los dos y harían sus vidas tal y como lo dictamina la sociedad, y hasta entonces lo disfrutaría, claro que lo haría, Milo estaba ahí, como siempre, firme, comprensivo, con esa ternura que lo había hecho imprescindible desde que eran niños y con una sensualidad cautivadora que la había desarrollado en pocos meses.
Pasaban tardes juntos en la azotea, viendo el cielo cambiar de color. Compartían libros, películas viejas, playlists, y hasta silencios. Logan había comenzado a abrazar los momentos de calma tanto como los de efervescencia. Le gustaba ver a Milo estudiar, con los lentes puestos, el ceño fruncido, tan concentrado. Milo, por su parte, encontraba en Logan un refugio cálido, un lugar donde sus emociones podían soltarse sin temor.
Todo marchaba con equilibrio hasta que llegó la semana del gran partido: la final del campeonato universitario. Logan entró en una rutina de entrenamiento casi monástica.
Habiéndose convertido en toda una máquina de testosterona. Dedicaba los amaneceres a correr, las tardes al entrenamiento, luego al gimnasio, y las noches a analizar jugadas. Se obsesionó con su rendimiento, con mejorar, con ganar. Milo respetó cada momento. Sabía lo importante que era para él. Mientras Logan entrenaba, Milo se enfocó en sus exámenes. Ambos, en silencio, se apoyaban. Se extrañaban. Se pensaban.
Y llegó el sábado.
El estadio estaba lleno. Las tribunas vibraron de emoción, las banderas ondeaban, y los cánticos se elevaban como tambores de guerra. Milo se encontraba entre el público, en una de las filas más visibles desde el campo. Logan, apenas salió del túnel al césped, lo buscó. Y lo encontró. Como siempre.
El silbato sonó y comenzó el partido. Logan jugaba con fuego en los pies. Su cuerpo, más trabajado que nunca, se movía con gracia y potencia. Los músculos tensos, sus piernas enormes y gruesas eran sensacionales y su pene semi erecto por la emoción rebotaba dentro del short, la mirada fija en su objetivo… de vez en cuando, miraba hacia la grada, buscando a Milo. Y cuando lo encontraba, sonreía, le guiñaba un ojo o se agarraba sutilmente sus huevos, se mordía el labio inferior cuando cruzaban la mirada o le lanzaba un beso fugaz con la punta de los dedos. Milo se sonrojaba, nervioso, pero feliz.
Los goles llegaban. Logan se abría camino entre los defensores rivales como un león entre gacelas. Cada gol era un triunfo, y todos, uno por uno, se los dedicaba a Milo. No había palabras, solo gestos, miradas que gritaban cosas que nadie más entendía.
En el segundo tiempo, tras una jugada particularmente agresiva, un defensor contrario intentó frenar a Logan jalándolo con fuerza. La camiseta cedió y se desgarró por completo, dejándolo con el torso al descubierto mientras él seguía corriendo, imparable, con el balón pegado a sus pies. La multitud rugió al verlo en plena acción, con la piel perlada por el sudor y los músculos delineados por el esfuerzo.
Milo contuvo el aliento. Verlo así, libre, fuerte, indomable… Era casi demasiado para su corazón.
El tiempo corría. Los equipos estaban empatados. A diez segundos del final, Logan tomó la pelota desde media cancha y, con una serie de regates imposibles, se abrió paso hasta el área. Un giro, un disparo potente… y el gol entró. El estadio estalló.
Gritos, aplausos, banderas al aire. Logan fue rodeado por sus compañeros, levantado, celebrado como el héroe del día. Pero entre toda la algarabía, su mirada seguía buscando a Milo. No eran las cámaras, ni las porras, ni las chicas que corrían a abrazarlo. Era él.
Milo se sentía feliz de ver a su hermano triunfante, pero en medio de todo el festejo notó algo que cambiaría su perspectiva por completo. Uno de sus compañeros de equipo le agarró, en modo de broma, el bultote gordo de Logan, aquel que le colgaba soberbio entre las piernas y lo sacudió en los breves segundos que logró tenerlo en manos. El goleador del partido le apartó la mano riendo, pero pronto, otro de sus compañero repitió el acto, y todos se carcajearon. El juego fue sutil pues todos los jugadores rodearon a Logan y resultaba difícil ver con claridad lo que hacían, pero Milo lo noto, y vio como la entrepierna de su hermano se había abultado un poco más de lo común.
Ambos cruzaron miradas.
El menor estaba sonrojado, extrañado, su respiración se agitaba, sus mejillas se sonrojaron, su miembro se endureció, no identificaba exactamente bien lo que sentía, un poco de celos al ver como tocaban a su hombre, un poco de excitación al ver que era el centro de atención de todos y todas, no solo por sus hazañas, sino por sus atributos físicos.
Se encontró abrumado por una ola de emociones y sensaciones, recordaba la primera vez que vio a su hermano en acción durante su cumpleaños, cuando ese pene enorme estaba reventando una vagina, la sensación morbosa de verlo ser todo un macho desesperado de sexo y como la pobre chica no aguantaba su tamaño regreso a su mente, aquel sentimiento de culpa, placer y decepción de espiar a su hermano en la intimidad.
¡Rayos! ¡El placer intenso que sintió al verlo desnudo por primera vez, tan cerca de su cuerpo y calor! ¡Cuando le quitó el condón del pene!
Milo respiro profundo, quizás nunca lo admitió por completo, pero había algo que le gustaba de ver a su hermano disfrutando, siendo el protagonista de sexuales escenas de placer y lujuria, por eso se empeña en cumplir sus deseos, por que al parecer eso lo motivaba a hacer cosas aún más morbosas, le inspiraba a dejar rienda suelta a sus instintos, y a Milo le encantaba eso.
Le resultaba culposamente gustoso ver a Logan siendo todo un macho semental.
Cuando todo se calmó un poco, el hermano mayor, con una sonrisa astuta, se abrió paso entre la gente y se dirigió hacia Milo.
Este último estaba con el corazón en las manos y completamente nervioso, pues Logan se acercaba a él, con ese andar seductor y esa mirada intimidante, como cuando se metía en su habitación y demandaba una mamada. Ahora, el hermano mayor traía el pene completamente erecto, agitándose de arriba abajo, a pesar de estar hacia un costado, presionado por la tela de la ropa interior y el short, el gran pollon resultaba visible. Algunas personas lo notaron y se le quedaban viendo, hasta incluso un niño de casi 10 años quedó con la mandíbula desencajada observándolo.
Toda esta situación le estaba haciendo perder la cabeza, Milo estaba excitado, algo asustado por los sentimientos contrarios y lo exhibicioncita que era su hermano.
—¿Viste eso? —dijo Logan, jadeando aún, con el torso aún descubierto y los ojos chispeantes de adrenalina y lujuria. Tan natural le salió el obviar la presencia de aquella chica que Milo estaba seguro que para Logan no significaba nada. Y eso le excitó aún más, ser la preferencia de ese machote. —No puedo creer que haya podido anotar un gol en el último momento, es decir pensé que iríamos a penales… ¡Fue una locura! —Logan le dio un beso en la frente a su hermano abrazándolo, el contacto entre ellos se hizo cercano, tanto que el pene de Logan ya rozaba con el vientre de Milo. —Te he dedicado todos los goles, pero este último definitivamente es tuyo, fuiste mi inspiración, ¿Sabes?
—¡Lo vi todo… fue perfecto ¡Eres magnifico! —respondió Milo, sintiéndose bien entre los musculosos brazos de su hermano y por un instante se olvidó de quién los rodeaba. Acarició el pecho de su hermano suavemente, probando su sudor, y una chispa de fuego intenso se encendió en sus ojos.
¿Cómo podía ser tan caliente?
Ese hombre tan masculino y hermoso, todo un macho dominante, triunfador y excitado, le mostraba especial interés y se sentía bien, demasiado bien y excesivamente prohibido…
Logan noto la mirada absorta de su hermano mientras le contemplaba, sonrió de lado y se inclinó, murmurando con picardía:
— Se me ha parado la pinga muchas veces durante el partido y ahora la traigo durísima, mira — Milo encontró con su mano la entrepierna de Logan quien movía su pene intencionadamente para seducirlo. — Tengo tantas ganas de hacerte el amor que te violaría aquí mismo delante de todas estas personas solo para que sepan que eres mío, pero tengo una idea mejor… ¿Quieres el after party?
El chico de casi dos metros le extendió la mano a Milo, quien la tomó tembloroso, no por miedo, sino por excitación, sus dedos finos se posaron en la amplia palma callosa.
— Ven— dijo Logan y lo arrastró por los pasillos del estadio, hasta llegar a la zona técnica.
Casi nadie reparó en ellos. Todos celebraban. Logan abrió la puerta de la oficina del entrenador, la cerró tras ellos, y sin dudar un segundo, guió a Milo hacia el baño privado.
Tan pronto estuvieron dentro, la contención estalló. Logan se bajó los shorts y boxers, su pene saltó inflamado y babeante. Milo gimió de solo verlo y pronto sintió como era empujado suavemente contra la pared, Logan lo miró con esa mezcla de deseo y ternura que lo hacía temblar, y lo besó, por primera vez, sus labios se unían en un beso íntimo, Milo abrió los ojos aturdido, pero pronto los cerró y cruzó instintivamente sus brazos alrededor de los hombros de su hermano, como si todo el universo dependiera de ese momento.
Sus labios encajaban con precisión, su ritmo transmitía dulzura, pronto la intensidad subió y lo que inició siendo algo romántico, pronto se hizo un frenesí de lujuria. Logan resoplaba, casi gruñía de la excitación, estaba ciertamente encorvado y con las rodillas flexionadas para poder alcanzar la altura de su hermano, pero en un demandante movimiento, tomó a Milo de la cintura y se irguió con él levantándolo del suelo y aprisionándolo contra la pared. Su pene que hasta entonces apuntaba al abdomen de Milo, ahora termino clavándose por debajo de su camiseta, y rozando con la tersa piel, dejando un rastro de pre semen por donde corrió el glande.
Empezó a moverse entonces.
—No podía esperar —murmuró Logan entre besos, su aliento caliente contra los labios y el cuello de Milo—. No después de verte allí… no después de eso… ¡Cielos! Deseaba tanto hacer esto.
—Yo tampoco podía más, Logan —susurró Milo, acariciando el rostro de su hermano—. Es algo insólito, pero siento que me estoy enamorando de ti.
Logan se quedó en silencio por unos segundos, Milo tampoco dijo más nada, se quedaron viéndose a los ojos, ruborizados, escuchando sus respiraciones descompasadas, el vergon palpitando dentro de la ya humedecida camiseta y embarrado abdomen, y cuando todo parecía tornarse incómodo, Logan lo abrazó con fuerza, como si quisiera fundirse con él, empezó a restregarse nuevamente gimiendo por el contacto.
—También siento lo mismo, Milo, y no quiero pensar ahora en si esto está mal —le dijo, por fin, con el corazón desnudo.
Milo, sintiendo como el alma regresaba a su cuerpo, apoyó la frente en su pecho, se aferró a la fuerte espalda, empezó a besar los pectorales, se entregó por completo, y rogó por que lo follara, le hiciera suyo, le prometió que iba a aguantarlo todo, que quería complacerlo completamente.
Quería que su hermano se convirtiera en ese semental preñador al que estaba destinado a ser, y ahora con toda esa mezcla de sensaciones y deseos, Milo deseaba más que nunca que fuera así.
Y entonces los movimientos se hicieron más frenéticos. El macho colosal ahora estaba en todos su éxtasis al escuchar esas palabras. Claro que se lo follaria, había fantaseado con esto tanto tiempo, había querido follar en todo el sentido de la palabra desde que tenia 13 y hoy casi 7 años después, cumpliría su fantasía, al fin podría preñar a alguien, no precisamente a una chica como tenía previsto, sino que a su propio hermano, y no podía ser más excitante.
Meterle el pene a su hermanito le enloquecía, se lo metería incluso hasta después del prolapso, hasta que ese suave y níveo vientrecito se hinche de tanto semen que le dejaría dentro.
Gruño ante sus pensamientos lascivos y la sensación de los labios de Milo ahora en su cuello.
Pronto le hizo poner de rodillas y en un abrir y cerrar de ojos Milo ya estaba alojando aquel pollón en su garganta experta en recibir las brutales folladas de su hermano. La felación resultaba demasiado apasionada y se escuchaba más húmeda que de costumbre, las babas de Milo chorreaban del tronco, se colgaban por los gordos huevos y sus manitas acariciaban con deleite aquellos musculosos muslos ganadores.
Logan se perdía en el placer, cuando de pronto el teléfono de Milo empezó a sonar. El menor estuvo a punto de sacar el pene que le petaba la boca cuando recibió una orden de su hermano.
— No pares ahora, yo contesto — le dijo dándole una suave bofetada en la mejilla.
Milo alcanzó como pudo su teléfono y se lo entregó a Logan, quien le tenía sujeto de la cabeza y que en todo este tiempo no había dejado de mover sus caderas a mucha velocidad. Mientras que con una mano controlaba la follada de boca, con la otra respondió la llama de su padre, sin ningún pudor o atisbo de miedo, por el contrario, su corazón empezó a palpitar con fuerza de la excitación y el placer de la mamada.
— Hola, papá, ¿Qué hay? —
— ¿Logan? … ¿Dónde está Milo?—
Logan miró hacia abajo encontrando la mirada de su hermano, hacia esos ojos llorosos por el esfuerzo y la boca llena de pene. — No se encuentra bien, está vomitando —
Entonces, Logan no se contuvo, metió sin piedad todo su pene en la garganta de su hermanito, le hundió el rostro en su pelvis restregando su nariz en los vellos púbicos y sus huevotes en el mentón.
Una sonora arcada se escuchó, un gemido ahogado y un golpe, seguido de un flujo de babas y sonidos ilegibles. Milo se separó al instante en que Logan le soltó, sacó el pene mojado de su boca y se echó a toser, pero sin soltar el falo y agitándolo con devoción, el sonido viscoso se escuchaba y los testículos se agitaban soberbios.
— Pobre, se sintió mal durante el partido, tuve que auxiliarlo —dijo Logan mirando a su hermano con una sonrisa perversa, admirando como a pesar de casi quedarse sin oxígeno, Milo no podía despegarse de su pija.
Su padre se mostró notoriamente preocupado, pero el hijo mayor sabía cómo llevar la llamada, hasta que:
— Sí pa, ya está mejor es solo que…ssshhhh aahh…—Logan no puedo continuar hablando, pues Milo repentinamente volvió a la entrepierna de su hermano mayor, volvió a metérsela toda y agito su cabeza con experticia, se la saco y entonces empezó a lamerla, sediento, pasaba su lengua por el tronco, las venas, chupaba el glande, lamia la uretra, agitaba el pene, le chupaba los huevos, los lamia y olfateaba, completamente enloquecido y vicioso.
—¿Qué pasa? ¿Todo está bien?
— Si, si… solo que, estoy algo adolorido por el partido, pero no te preocupes viejo, Milo ya se está poniendo mejor, vamos en un rato, tranquilo
— Esta bien, muchachotes, no tarden que tengo que volver al trabajo —
Cuando la llamada terminó, Milo ya tenía otra vez el pene de Logan dentro de su boca, masturbándolo con una mano y sopesando los huevos con la otra.
— ¡Que rico la chupas! ¡Eres una maravilla! Trágatela toda una vez más, vamos…sí, eso es, así … ¡Ufff! ¡Qué boquita tragona! ¡Ojalá pudiera meterte hasta los huevos! Apriétalos un poquito, si amor, ¡que rico!— Logan le acaricio sus cabellos suaves y las mejillas, luego de disfrutar un poco la cálida humedad, se la saco visiblemente frustrado. — Es todo por ahora, bebe, papá nos espera, pero en casa prometo hacerte el amor y ser tu primer macho, voy a dejarte panzoncito, ven aquí…
Milo se puso de pie y Logan le limpio un poco las babas con su mano y luego le beso nuevamente mientras le apretaba el pecho, simulando que eran tetas pequeñas.
— Voy a mear, ve arreglándote —
— ¿Puedo ayudarte? — Milo se acercó a Logan cuando este se paró frente al inodoro, le tomó la polla erecta y apuntó hacia la taza.
Logan, se dejó llevar por el morbo y sin más soltó un potente chorro amarrillo y espumoso. Milo se la agitaba un poco, la orina salpicaba, era difícil contenerla por lo tremendamente grande del tronco, sin mencionar que la dureza hacía inmanejable el chorro.
Ambos volvieron a besarse mientras el mayor seguía meando y cuando terminó, se vistieron y salieron hacia el estacionamiento.
En el asiento trasero de la camioneta, Logan y Milo subieron riendo, empapados de la emoción del triunfo, como si aún estuvieran en la cancha. El sudor de la victoria aún brillaba en la piel de Logan, que no se había molestado en ponerse la camiseta rota, ni en bañarse, pues su pene todavía estaba mojado, morcillon, sus testículos cubiertos en la saliva de su hermano contenidos en la tela de la ropa interior.
Logan sonreía por los comentarios de felicitación, mientras tonteaba con Milo, quien lo miraba embobado por sus palabras y su forma tan atractiva de ser. Milo se sentía como el fan número uno de su hermano, lo admiraba tanto, que para él no había nadie más perfecto y sin poder evitarlo se abalanzó y le dio un beso en la mejilla.
— ¡Eres el mejor! —
Logan soltó una carcajada y revolvió sus cabellos aparentando fraternidad, luego, flexionó un brazo y levantó el bíceps frente a Milo.
—¿Qué te parece? —dijo, buscando provocarlo—. Está más duro que nunca, ¿verdad?
Milo lo tocó con admiración evidente.
—Estás hecho de piedra, hombre…
—Y tú de papel —bromeó Logan, atrapándolo con un brazo y haciéndole una llave amistosa que lo tumbó sobre el asiento. Ambos rieron entre forcejeos, como si volvieran a ser niños. El padre observaba todo aquello en silencio. Había una complicidad especial entre ellos, una cercanía que traspasaba la simple amistad. Pero no dijo nada. No todavía.
Ya en casa, la cocina era un pequeño caos alegre. La madre preparaba algo rápido de comer, mientras los chicos, aún exaltados, hablaban del partido. Logan comía como si hubiera ayunado todo el día, riéndose con Milo mientras este le contaba lo que había gritado desde la tribuna.
Todo fue completa diversión, hasta que luego de casi una hora, el padre de los muchachos debía de reanudar sus actividades y la madre iniciar su jornada en el hospital.
Ellos no sabían lo que iba a pasar ahí dentro, pues ni bien salieron, Logan ya con una tremenda erección, se quitó nuevamente toda su ropa.
— ¿Te gusta así? —preguntó seductoramente mientras exhibía su desnudes, solamente en sus medias deportivas y unas zapatillas, agitó la cadera de izquierda a derecha meneando su dura polla, todavía viscosa, la cual azotó pesada en sus gruesos muslos. Luego fue donde Milo y le acercó su polla a la cara.
— ¡Me encanta! ¡Qué macho más delicioso! Papá tiene razón, eres un toro, con esos huevotes y esos músculos…— Milo se relamió los labios. —te ves algo cerdo así de sucio y con esas medias, pero me prende mucho…¿Te las puedo quitar?
—Si claro, sabes que soy todo tuyo, bonito…
Milo sonrió travieso entonces, le tomó de la polla y se fue con Logan rumbo a la segunda planta, allí se entregaría completamente a su macho.
Entraron a la habitación de Milo, ni siquiera cerraron bien la puerta, pues el menor de los hermanos se puso de puntitas y se colgó en el cuello de su hermano para alcanzar sus labios y hundirse en un beso desesperado. Con fervor, fue pasando su mano por el pecho duro de Logan, sintiendo su calor hirviente y la textura de sus vellos ralos, recogiendo el sudor en sus dedos y apretando el volumen de los pectorales; Logan no dijo nada cuando Milo, tomando la iniciativa, bajó por su cuello con besos, chupones y lamidas que le hacían jadear del gusto, tampoco dijo nada cuando empezó a chupar sus pezones, pasa de uno al otro mientras le agitaba la polla que ya dejaba caer resquicios de semen al piso. Milo estaba completamente salido, pues de pronto, le tomó de la muñeca a su hermano, levantó su brazo flexionándolo hacia arriba, lo hizo apoyarse a la pared, y con un morbo de los mil infiernos pegó su nariz en la axila respirando su fuerte olor a transpiración, mojando su rostro sin importarle, luego empezó a lamer las axilas velludas, saboreando el salado del mador, sintiendo lo áspero de los gruesos pelos contra su lengua. Todo ello sin soltar la polla, atreviéndose incluso a abofetear la erección un par de veces y hacer que esta rebotara pesada.
— ¡Aaaggh! Te estas comportando como un putito hambriento y vicioso… —dijo Logan jadeante, su libido al máximo. Disfrutaba mucho que su hermanito adorara su masculinidad, que saciara sus deseos con su cuerpo, con sus músculos, que disfrutara hasta de sus secreciones. —¿Qué otras guarradas tienes en mente, eh? Me encanta que hagas tan bien estas cosas de maricones…
Milo se movió entonces casi por instinto, sin pensarlo, como si fuera algo natural tener ese acercamiento con Logan. No importaba que fuera el vello púbico de su hermano mayor el que degustaba ahora, o si el gordo pene con sabor a semen y orines que ahora le desencajaba la mandíbula y reventaba su garganta era prohibido, ni siquiera si las bolotas similares a dos mangos creaban dentro de sí a sus sobrinos, para el pequeño, solo eran dos exquisitos testículos del macho, de su macho, meterlos a su boca y tragarse sus pelos era una honra.
Estaba tan agradecido que no podía desaprovechar nada de aquel semental, y así como lo hizo la primera vez, así se sacó uno de los pesados huevos de la boca y lamió un poco más adentro, como pidiendo permiso. Logan lo notó.
— ¿Qué haces? ¿Otra vez? ¿Quieres chuparme el culo, es eso?
— Solo si tu quieres, ¿Me dejarías?
— Pero por supuesto — Le dijo el mayor con esos ojos dulces, como si le estuvieras haciendo un favor, y en efecto, así se sintió Milo.
Logan se giró y abrió un poco las piernas para que Milo pudiera tener un mejor acceso, este último ahora le contempló por atrás, esa espalda ancha y esos glúteos de piedra tan grandes, a magnitud y acorde de sus gruesos muslotes de futbolista. Luego de una suave caricia de admiración, Milo agachó su cabeza, hundió su rostro entre las nalgotas y pegó su nariz en el ano sudado de Logan, aspiro fuerte embriagándose del olor de la zona y su humedad.
Pronto, el menor dio un pequeño beso en la entrada de Logan y la acompañó con una lamida, se separó un poco para tomar aliento, su corazón latía como si hubiera un bombardeo bélico dentro de su pecho, aunque se maravilló del sabor, olor textura y pelos anales, Milo busco aprobación en su hermano, pero no podía ver mas que las nalgotas, la raja del culo y su espalda.
El niño estaba preocupado de que su hermano mayor lo alejara con disgusto porque todo esto era nuevo para él, sí, especialmente para él, porque Milo no quería que Logan tuviera una mala idea de todo esto y cuestionara su virilidad. Entonces le acarició la grieta del trasero con un poco de miedo, primero con sus dedos, luego con su nariz. No lo podía creer, estaba oliendo el culo sudado de su hermano.
Entonces su afán se intensificó y comenzó a lamer la intersección de las nalgas de arriba a abajo. Enloquecido, incrédulo, Milo olía el culote mientras suspiraba fuerte, se sentía tan bien hacerlo y olía tan bien ese ano de hombre, ¡Santos cielos!, se tenía que comer todo a bocanadas, pues tenía tremendo culo que con besar, lamer y amasar no bastaba.
Pensó que tendría un orgasmo en cualquier momento, y sin darse cuenta, focalizó su atención en chupar solo el agujero de Logan, hasta le metió su lengua dentro. Realmente se había perdido en ello, saboreando el sabor de su interior. Milo estaba derritiendo ese culo a lenguazos. Cuanto más lo hacía, más disfrutaba el sabor de esa entrada rosada y peluda, tal como le gustaba.
Logan gimió roncamente, disfrutando del nuevo placer con los ojos cerrados, tenía la frente apoyada en la pared y las manos igual. Milo le había hecho gozar inimaginablemente con una lamida de culo fenomenal, su polla se sentía más hinchada que nunca, tan grande que se había restregado contra el muro y ahora había una mancha con pegotes de presemen ensuciando el concreto blanco.
— ¡Puta madre! Me ponen como un perro todas estas cosas cerdas que haces conmigo…
Milo se apartó lentamente de los dos globos de piedra, dejó darle candela a ese culo y dijo:
— Es por lo rico que sabe tu esencia de macho, y este rabote…— Milo pasó una mano por debajo de las piernas de Logan, rozando las pelotas, alcanzó el suculento pene palpitante. — Es esta verga la que me hace perder la cabeza…¡Que rico lo tienes ahora! te va a reventar en cualquier momento, dudo que este penesote, tan gordo y venoso, vaya a entrar en mí, me vas a reventar a la primera metida. Prométeme que vas a ser cuidadoso…
— Lo prometo… —dijo Logan atontado, sintiendo la sacudida de pinga que le hacía su hermano desde atrás.
Ambos fueron a la cama entonces, Milo se inclinó ante Logan y le quitó las zapatilla y medias a Logan, tenían un olor fuerte más no desagradable, y todavía húmedos, el menor los besó y lamió, incluso se dejó pisar la cabeza por uno de los grandes pies, la planta enorme le cubría su carita, presionaba sus suaves mejilla, se la dejaba impregnada en su olor. Logan disfrutaba la dominación y sumisión de su hermano.
Cuando terminaron de jugar con los pies del macho, este lanzó a Milo sobre la cama y como una bestia salvaje le arrancó la ropa a tirones, ahora era su turno. Con algo de violencia hasta dejarlo en ropa interior, fue entonces que detuvo su frenesí, con la respiración agitada tomó la tela y la deslizó con delicadeza, hasta dejar a su hermano desnudo, con las nalgas blanquitas al aire.
— ¡Uuff! ¡Qué culito más hermoso! — Logan acarició las nalgas con sus ásperas y grandes manos, lo hizo como si ese culito fuera hecho de seda, con la mirada embobada y el pene chorreando pre semen.
Logan abre sus cachetes y comienza a lamer su sensible ano a un ritmo alarmante. Sus movimientos eran tan apasionados que Milo se derrite de placer en la cama, gimiendo incontrolablemente, y cada lamida era como una poderosa corriente eléctrica de placer recorriendo su cuerpo. Logan continúa saboreando la suave grieta de sus tersas nalgas, lamiendo su pequeño coño jugosamente antes de deslizar su lengua carnosa profundamente dentro. Finalmente escupió en el botón rosa.
— Ya está bebe, ahora si voy a llenarte de pene, sé bueno y aguanta que no me detendré hasta empujar tu ombliguito— dijo Logan lleno de lujuria y deseo, lo cual provocó en Milo una corriente de calentura.
El hermano mayor se acomodo en la cama, sudoroso, transpirando testosterona, dejando su masculino olor en el ambiente y las sábanas, pero sobre todo, impregnando su aroma en Milo, marcándolo. Se subió sobre el pequeño, ambos desnudos, él mayor con su enorme pollón más duro y erguido que nunca, preparado para desvirgar a su hermanito. Se inclinó sobre el cuerpecito, apuntó su chorreante pene en la lubricada entrada y empezó a presionar, el pene se desvió un par de veces delineando la intersección de las nalgas o punteando los testículos de Milo, pero luego de algunos intentos…
— ¡Está entrando! ¡No jodas! ¡Está entrando! — Gritó Logan sintiendo como su pulso cardíaco se agitaba al sentir que la entrada de Milo le recibía.
Logan empujaba su pene con mucha fuerza, y como el culo de Milo era virgen, cada vez que lo presionaba hacia adentro, el ano instintivamente lo empujaba hacia afuera; Entonces Logan presionó cada vez más fuerte, más firme, más brutal, hasta que el glande descomunal entrará en aquel diminuto ojal… y Milo no pudo evitar gritar
— ¡AAAAAGHHH! ¡ME DUELE, LOGAN! ¡¡ME DUELE MUCHO!! ¡AAAARRGG! ¡Aaarrgghhh! ¡Me estás partiendo en dos! ¡Por favor! ¡Ahhhh! ¡Logan! … ¡¡LOGA…!!
Todo un macho dominante, Logan le tapó la boca a su hermano, y lo aplastó con su peso, cubriéndolo todo, completamente superado a su lujuria, dejó de ser muy racional desde que su pene había logrado entrar en tan ajustada y deliciosa entrada. ¡Que delicioso! El macho tenía los ojos cerrados y los labios entreabiertos, idiotizado por el placer, cegado por el morbo de la desviación de su hermanito.
Mientras tanto, Milo intentaba contener tan intenso y delicioso dolor, sentía como el pene palpitaba duro dentro de sí, como se movía, como la cabezota caliente le pulsaban los intestinos; sin saber si seguir aguantando al intruso o luchar por lo poco que debía quedar de su desgarrado ano, el pobre solo siguió gimiendo, de dolor, placer…y morbo, porque su hermano mayor se estaba terminando de hacer un hombre con él.
Así que cedió, dejó de poner resistencia, sentía dolor, pero aún así relajó las paredes internas y el anillo de su ano, su vientre reposo tranquilo en la cama, quedó como un cervatillo a merced de un tigre, sus manitas se aferraron a la sábana. Había decidido aguantar.
Al principio, de todo ese colosal pene solo se pudo meter la cabeza y ya con eso, el ano de Milo había sido completamente descuadrado y estirado. Ninguno de los dos podía terminar de creerlo.
—¡Aaay! Logan, despacio, me vas a partir —balbuceaba Milo contra la manota, casi inteligiblemente cada que el gigantesco glande se hundía con fuerza en su interior.
Logan, en lo que pudo fue cuidadoso, pero era inevitable que su pene no estrechara las paredes anales al máximo, sentía como rompió cada anillo interno y como los esfínteres luchaban por sacar al enorme asaltante, eso solo lo volvía más demente, sentir como ese ano luchaba por expulsarlo, y cuando creyó que al fin había logrado acomodar la cabeza de su pollon en lo más profundo del interior de Milo, se deslizo un poco hacia afuera para iniciar la faena y volvió con ímpetu, logrando que la punta de su glande rompiera por casualidad la última resistencia y se escuchara un tronido, el pene se metió esta vez por completo, lo vellos púbicos y los huevos se acunaron en las nalgas de Milo.
—¡AAAAAHHHGGG! ¡Mmmm! ¡LOGAN! ¡ME LO HAS ROTO! ¡MI CULO! ¡ME LO HAS ROTO!—gritaba y lloriqueaba Milo.
— Ssshh, ssshh, tranquilo bebe, no pasa nada —. Consoló Logan con una voz más profunda y suave, empezó a lamer y besar la espalda de su hermanito. Luego fue a su mejilla y le dio un beso y le susurro. — Lo haces bien mi amor, sigue aguantando, ¿sí? Por favor, resiste, hermoso…—
Milo, con una carita de angustia y placer, se dejó querer por su hermano y se enamoró de esas palabras, de esa atención, de la forma morbosa en que intentaba calmarlo, le besaba y lamía, casi suplicándole que le dejara seguir, seguramente porque en sus anteriores intentos solo llegaba a este punto antes de que las chicas decidieran claudicar.
Entonces Milo agarró la mano de Logan, la que le cubría los labios y la retiró solo para entrelazar sus dedos con los de su macho.
— Sigue, Logan, métemela cómo te dé la gana.
— ¿D-de verdad?
— ¡Si, sí! ¡Follame! ¡Reviéntame el culo a pijazos!…
— ¡Uufff! ¡Te lo voy a romper todo!, ¡este culo ya no va a servirte para nada!…— Logan azotó una de las nalguitas con fiereza. — Es que lo tienes tan estrechito y jugoso… ¡Sí, qué rico! ¡Qué rico!
Sin más Logan empezó a moverse lento pero con firmeza, disfrutando por completo todas las sensaciones.
Milo aguantaba bien, su hermano cumplía con su promesa, le cubría todo el cuerpo y le mojaba con su sudor, cada vez Logan olía más a hombre y Milo empezaba a embriagarse con esas feromonas, tanto que poco a poco el ardor en su ano fue disminuyendo, el sonido viscoso se hacía más común, Logan estaba lubricando a litros y todo se hacía delicioso. Y en cuanto menos se lo esperaba, Milo ya guiado por su lujuria, empezó gemir, a motivar a Logan, quien no se hizo de rogar, empezó a embestirlo como un animal en celo, más veloz, más intenso, sacando y metiendo su monstruosa polla sin parar.
El mayor le agarraba de un pezón a su hermanito, le mordía el hombro sin lastimarlo, lo abrazaba como un oso. Logan se enderezó separándose de la espalda del pequeño, le abrió las nalgas con ambas manos y al fin observó su delito como triturador de anos, el pobre botoncito ahora estaba rojizo, inflamado, extremadamente estirado y mojado, parecía que en cualquier momento se rompería. Se deleitó con eso, el macho escupió con precisión hacia el coito y empezó a moverse, bien lubricado, la fricción multiplicó el gusto para ambos.
Fue demasiado el morbo que sintió al ver como su pene se llevaba el ano de Milo a cada sacada, las paredes internas se le habían pegado como si de un guante de látex se tratara, acarició la unión con un dedo y luego volvió a escupir para moverse más rápido.
El sexo empezaba a hacerse salvaje, Logan se había dado cuenta en un punto que su hermanito ya traía el culo bien roto y en su vicio, sacaba entero su penesote solo para volverlo a meter de un golpe, provocando aullidos de placer por parte de Milo, quien se había girado solo para admirarlo, para verlo tan excitado, con los músculos tensos y brillosos, sus voluminosos pectorales subiendo y bajando, las venas de sus poderosos brazos sobresalientes y su rostro desencajado en lujuria. Milo sentía un placer maravilloso, pero también sentía como su intimidad era desarmada a punta de los pingazos de su hermano, así que llevó una manita hacía atrás, con curiosidad se tocó su coñito inflamado y gimió ante el ardor y sensibilidad de la zona. Logan contempló el hecho maravillado, se lo cogió con más ganas para que Milo sintiera más intensa la follada.
Ambos ya estaban completamente fuera de sí, Logan le saco todo el pene admirando lo abierto que le había dejado el orto a su hermanito, la imagen era grotesca, pero demasiado caliente. Le dijo a Milo que se diera la vuelta, que ahora quería verle su carita mientras se lo follaba como a su mujer, el pequeño se acomodo con la espalda sobre el colchón, las piernas completamente abiertas, mientras Logan sin paciencia se acomodaba entre ellas y volvía a clavarlo con desesperación, el pequeño le abrazó por la espalda a la vez que gemía y gritaba sin control recibiendo las brutales embestidas de Logan. Era la follada de su vida, literalmente, Logan había cumplido su cometido, en esa posición era evidente como su pollón empujaba el plano abdomen de Milo desde adentro, ambos miraron el hecho con morbo, incluso acariciaron el glande cuando se asomó como un chichón por debajo del ombligo y en otras zonas del vientre. Luego se la metió a extrema velocidad mientras se besaban desesperados, acariciándose, moviéndose sincronizados y sedientos del otro.
Logan ya estaba en el clímax, entonces se arrodilló sobre la cama, volvió a girar a Milo como si fuera un muñeco, le hizo levantar su redondo culo como pudo, pues las piernas del menor estaban tan débiles que ni podían sostenerse de rodillas. A Logan no le importó, separó las nalgas y volvió a deleitarse de su obra, el ano destrozado de su hermano, su anillo rosa ahora era carmín, completamente inflamado, babeante de semen y saliva y palpitando como un corazón, lo escupió otra vez y se puso detrás, lo sostuvo con fuerza por la parte trasera, separó bien sus nalgas redondas y buscó con la gran cabeza de su pinga la vagina que estaba a punto de preñar; una vez que la encontró, empezó a penetrarla sin compasión. Se estaba follando a Milo como si fuera una perra en celo y él su macho insaciable.
—¡Se siente muy rico, Logan! ¡Mmmm!…¡Dame así! ¡Más rápido!…¡aagghh!—gemía Milo sin pudor.
Se había dejado caer sobre las sábanas, mientras su trasero permanecía elevado, sostenido por las fuertes manos y brazos musculosos. Apretaba las sábanas para aliviar el intenso ardor y la sobreexcitación; mientras Logan, como un desquiciado, entraba y salía repetidamente y con brutalidad, sacudiendo el cuerpo de su hermanito con fuerza, moviéndolo a su antojo. Sus huevazos macizos impactaban contra las nalgas en cada embestida, el tronco se introducía tan profundamente que el glande presionaba todo en dicha posición, moviendo sus intestinos a la derecha y a la izquierda, empujando el estómago. Logan incluso podía moverse en círculos, lo que hacía que el orificio se expandiera aún más.
— Ya estás bien abierto, bebe, cómo una hembrita, te he creado un coño a pollazos, como querías. ¿Te gusta?
— ¡Aaayy! ¡Aaaayyy! —
Gimió Milo, muy agudo, desesperado, era demasiado para él y no podía más. Sintió una corriente eléctrica, un espasmo, su cuerpecito se movió hacia adelante y se dejó caer torpemente en la cama, el pene salió de su interior para cuando el más abrumador orgasmo anal le fulminó, haciendo que se retorciera y sus piernas se tensaran. Milo emitía leves jadeos y gemidos, convulsionando como un pez fuera del agua, su polla empezó a deslecharse sola y con ello se sintió desvanecer por unos instantes.
Logan le observó en su éxtasis solo unos segundos, por que casi al instante en que Milo se separa, Logan, vicioso, lo volvió a tomar de las caderas sin darle tregua y lo obligó a levantar su culito, se la volvió a ensartar completa en pleno orgasmo y continuó taladrándolo sin piedad, a la misma velocidad y con la misma fuerza. Milo, desorientado lloriqueaba débilmente ante tan intensa sensación de placer, indefenso ante Logan, quien empujaba con toda la fuerza de sus caderas hasta que su polla alcanzará a tope el interior de Milo. Así, Milo siguió corriéndose una y otra vez, tenía los ojos en blanco de placer y solo balbuceaba palabras sin sentido.
Logan lo observó en su momento de éxtasis solo por unos instantes, porque casi de inmediato después de que Milo se separa, Logan, ansioso, lo agarró nuevamente de las caderas sin darle descanso y le hizo levantar el culito. Volvió a ensartarlo por completo en medio del orgasmo y continuó penetrándolo sin compasión, manteniendo la misma rapidez y fuerza. Milo, confuso, lloriqueaba débilmente ante la sensación de placer tan intensa, sin poder hacer nada frente a Logan, indefenso ante su macho violador, quien empujaba con toda la potencia de su cuerpo hasta que su pene llegara al tope de Milo. De este modo, el menor continuó experimentando orgasmos uno tras otro, con los ojos en blanco de placer y solo balbuceando frases incongruentes.
De pronto la polla de Logan se puso aún más dura dentro de su hermanito, alcanzando dimensiones exageradas, los dos sabían lo que iba a pasar.
—mmmm…Logan…mmm…préñame…préñame —suplicaba Milo en gemidos que apenas lograba articular, apretando con sus últimas fuerzas el culito, estirando su débil brazo hacia atrás para acariciar con su mano el abdomen de su macho y llamar su atención.
Logan atendió el llamado de su hembrita, se desplomó pesado sobre Milo, como una aplanadora, y encontrando sus labios en un candente beso empezó a soltar chorros de lefa dentro del chico, como si fuera una manguera. Milo sentía como le llenaban sus entrañas se llenaban de leche. La corrida era tanta que empezó a chorrear y a salirse del ano dilatado, formando un charco sobre las sábanas. Después de casi una hora, el sexo entre hermanos había terminó, ambos dejaron su castidad oficialmente.
— ¡Ufff! Gracias Milo, has aguantado como un campeón, ¡te la has comido toda!, eres mejor que una mujer… tu ano se siente muy, pero muy bien… ¡ssshh! ¡Deja de absorberme la polla que no puedo dejar de moverme! …¡Qué rico!— dijo Logan con su pene todavía duro como roca, entrando y saliendo lentamente, produciendo sonidos obscenamente viscosos, bombeando su leche espesa y caliente en su interior. —…Has terminado de hacerme hombre, hermanito… no sé que harás a partir de ahora pero en lo que respecta a mí voy a meter mi pene en este culito hambriento y tragón cada que pueda, te haré el amor todos los días, en todos lados, ¡Me enloqueces!
Una nalgada cayó haciendo un ruido sonoro, Milo soltó un agudo quejido que fue ahogado por los labios de Logan que se unían a los suyos en un beso obsceno y húmedo.
Solo se separaron cuando el aire les faltó, pero Logan, como una fiera, empezó a besar y lamer la espalda de Milo, como un gesto de agradecimiento a su ardua resistencia, nunca dejó de moverse, el hermano mayor continuo con su penetración lenta y apasionada. Milo se sentía llenito, no solo de amor, sino de forma literal, ya que su vientre estaba hinchado de tanto semen que corría dentro, estaba seguro que si no se le había salido por la boca era por lo biológicamente imposible.
Ese día ambos follaron hasta quedar inconscientes, y en la intimidad se prometieron algo que aún no sabían nombrar. El verdadero trofeo, el único que importaba, ya estaba en sus brazos. Allí, en esa habitación cargada de sexo y olor a hombre, los dos hermanos disfrutaron de su intimidad y del pacto que los uniría para siempre.
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Parte 1:
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/fetichismo/mi-hermano-el-macho-follador-p1/
Parte 2:
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Parte 3:
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/fetichismo/mi-hermano-el-macho-follador-p3/
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