Mi inicio en el zoo. Pt 4
Historia de como mi perro copito me hizo suya….
Estuve pensando bastante en cual sería el momento indicado para hacerlo, espere pacientemente hasta el fin de semana.
Mis padres tenían un terreno cerca del centro en dónde iban cada fin de semana a comer junto a mis abuelos y tíos, en pocas palabras la casa quedaba sola.
Aproveché esto para poner una excusa, desde la mañana comencé a decir que me sentía mal y que quería quedarme en casa. Mi padre se opuso, pero después de hacerme prometer que cerraría la puerta con llave accedió.
Espere a que la casa quedará vacía para llevar a cabo mi plan.
Primero me puse ropa más fácil de quitar, unas mayas junto a una camisa de tirantes y unas sandalias. Tomé una almohada y una toalla.
Antes de subir al tercer piso me asegure de que la puerta estaba cerrada, subí sigilosamente hasta arriba y coloque la puertita que había ahí para cerrar las escaleras y evitar que copito se escapara.
—Ven chiquito.
Abrí la puerta que daba al patio. Olvide mencionarlo, pero mis abuelos habían construido un taller en el tercer piso, el patio se había reducido, pero ahora tenía un espacio cerrado.
Copito salió moviendo la colida de felicidad, yo me agache y lo acaricié. Hacia tiempo que no hacía nada con copito, así que estaba ansiosa. Copito metió su osico entre mis piernas, olfateo mi aroma y de inmediato se puso inquieto.
—Espera mi amorcito.
Dándome palmaditas en el trasero lleve a copito hasta el lugar de siempre.
Coloque la toalla sobre el suelo y la almohada también, copito corrió a echarse encima, me dió ternura y lo deje hacer eso al menos hasta empezar.
Revise por un momento que no hubiera nadie cerca, me baje las mayas junto a mis bragas y las dejé en un lado donde se me hiciera fácil tomarlas por su acaso.
Al ver que me quitaba la ropa, copito empezó a menear su cola felíz. Me puse de rodillas y el se acercó a mi, tenía mis piernas cerradas así que empezó a lamer mu vientre, me encantaba esa sensación pues me daba un cosquilleo que se recorría hasta mis pechos.
—¿Ya estás impaciente? También yo.
Hice a copito a un lado para acostarme, como había visto en videos de zoo, coloque la almohada justo debajo de mis caderas. Era difícil pues copito ya estaba inquieto.
Estaba por acostarme, pero el se llevó la almohada. Mi cuerpo estaba acostado de lado, tenía que girar mi cabeza por sobre mi hombro para ver a copito el cual aprovecho mi posición para lamer mi culo.
Me sentía tan inquieta que en ese momento levanté mi pierna con ayuda de mi brazo, en esta nueva posición copito empezó a devorar mi agujero. Podía sentir sus dientes rodando con mi piel sensible.
—Chiquito que bien se siente eso.
Copito tenía la magia de ponerme caliente tan fácil, deseaba quedarme así, pero lo que quería era algo más.
Aparte a copito de un empujón, lo mantuve lejos para poner la almohada debajo de mis caderas para que estás quedarán un poco arriba. Me acosté boca arriba con las piernas abiertas.
Cuando copito se acercó para lamer mi clítoris yo levanté mi blusa, apreté mis pechos entre mis manos. Estaba bastante caliente en ese momento.
Cómo en otras veces, deslice una de mis manos para abrir mejor mis labios y que así copito pudiera lamer más rico mi clítoris.
—Justo así chiquito.
Copito se alejo un poco para lamer sus genitales, aproveché esto para empezar a masturbarme, metiendo varios dedos para preparar mi entrada para mí macho.
Al ver lo que hacía copito se acercó a mi, aún me estaba masturbando y el comenzó a lamer mis dedos y los fluidos que tenía en ellos.
—Ya voy, no seas impaciente.
Saque mis dedos, copito los lamió, pero de inmediato prefirió lamer mi agujero húmedo.
Ya no podía soportarlo más, llame a copito mientras palmeaba mi estómago.
—Ven aquí chiquito, súbete.
Tardó en entender, pero después de varios intentos se subió sobre mi quedando en misiones. Cómo había sido tan buen chico le di varios besitos en el osico.
—Muevete, ¿Qué esperas?.
Copito estaba entre mis piernas, pero no se movía.
Había visto en varios vídeos que las chicas masturbaban un poco al perro para que le dieran ganas. Eso hice.
Deslice mi mano entre mis piernas hasta lograr llegar a la funda que contenía el pene de copito, empecé a acariciarla con cariño, dándole pequeños masajes para después empezar a darle una paja.
Copito seguía sin reaccionar, me sentí desanimada, ¿Es que acaso no me quería.
—¿Qué pasa? ¿No te gustó?.
Al momento de hablar copito se inclino hacia mi para lamer mis labios, aleje mi cabeza echándola hacia atrás. Al intentar alcanzarme copito se acercó más y la punta de su pene rozo con mi clítoris.
En ese momento una idea alocada apareció en mi mente, pero para mí no era tan loca.
Era mi primera vez, aunque no solo mía pues también sería la primera vez de copito. Tal vez el solo quería ser más romántico.
Acaricié el osico de mi pequeño perrito, deje varios besos en su nariz y cabeza, acabé por besar su osico, de inmediato el saco su lengua y lamió mis labios. Está vez no me aparté y volví a besarlo, el de nuevo lamió mis labios.
—¿Eso es lo que quieres?.
Solté una risita, pero continúe dándole varios picos dejando que el me lamiera mis labios a modo de devolverme el beso.
El momento se sentía tan íntimo, fue en ese momento que copito se volvió mi amante, mi macho.
Continúe con dándole picos hasta que abrí mi boca y con mi lengua lami su osico, el saco su lengua y lamió la mía. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, acerque mi boca y con mi lengua empecé a darle besos como una buena perra lo haría.
Nuestras lenguas se entrelazaron en un candente beso.
Fue ahí cuando copito empezó a mover sus caderas intentando meter su pene dentro de mi agujero.
Aún estaba atrapada en ese beso, pero me aleje un poco para meter mi mano entre mis piernas y colocar su pene justo en mi agujero. Cuando copito sintió mi húmedo agujero dió una fuerte embestida que me hizo abrir la boca soltando un gemido.
Copito empezó a follarme con fuerza, sentía su pene caliente moviéndose dentro de mi con rapidez.
—Que rico lo haces chiquito.
Abrí mi boca y copito de inmediato me beso de nuevo, le devolvía los lametones con la misma intensidad que el daba.
Fue un momento único, jamás esperé que copito fuese tan cariñoso al follar.
Nunca en mi vida hubiera imaginado que mi primera vez sería con un perro, pero no me arrepiento pues fue incluso mejor de lo que imaginé.
Claro que me dolió, pues cuando el pene se copito se hincho mis paredes vaginales casi se desgarran al adaptarse a su tamaño. Me dolió, estuve a punto de llorar, pero copito lamió mis mejillas.
—Estoy bien chiquito, estoy bien.
Envolví el cuerpo de copito con mis piernas, lo abrace y lo mantuve cerca. Nos dimos otro beso, mientras sentía como mi interior era llenado por su semilla.
Al cabo de unos minutos copito se alejo, me dejó ahí con mi vagina chorreando de su rico semen. Aún me sentía bastante caliente por lo cual empecé a masturbarme, copito se acercó a mi para alcanzar mi boca y lamerme de nuevo.
—¿Quieres otra ronda?.
Me acosté, está vez no tuve que insitar a copito pues apenas se puso entre mis piernas empezó a moverse para meter su pene en mi agujero.
Yo lo abrace mientras el me follaba de nuevo. Solo en aquella tarde lo hicimos varias veces seguidas, Copito tenía bastante energía.
Nos tomamos un pequeño descanso para después continuar.
En una de las tantas rondas, copito no logro meterla bien y su pene al momento de hincharse quedó afuera. Copito se alejo para lamer su ahora gigantesco pene, yo lo observé la verdad se veía bastante jugoso y solo quería meterlo en mi boca.
—Ven aquí chiquito, te voy a ayudar.
Atraje a copito dándole caricias, por suerte el se hecho panza arriba y yo aproveche esto para agacharme y meter ese pene en mi boca.
El sabor era extraño, por un momento estuve a punto de vomitar, pero me acostumbré.
Con una mano sostuve el pene de copito, me lo lleve a la boca para chuparlo y saborear ese amargo sabor. Cómo estaba hinchado soltaba varios chorros de semen los cuales yo me trataba con mucho placer.
Me sentía tan caliente que empecé a masturbarme mientras se la chupaba a copito. El me había dado placer tantas veces que yo quería devolverle el favor.
Cuando se hizo oscuro volví a llevar a copito al patio, cerré la puerta y yo me vestí. Baje corriendo para bañarme pues el aroma de copito estaba por todo mi cuerpo.
Para cuándo mis padres llegaron yo estaba acostada en mi cama viendo la TV como si nada.
Rico y riquísimo 😋. Sinceramente lo de tu novio pasó para mi como cualquier otro relato pero este me tiene muy excitado mucho. Copito es un gran perro y en tus manos lo seguirá siendo por mucho tiempo. Gracias por tu extraordinario relato. Deseo contactar contigo. Hasta pronto y que sigan tus preciosas y excitantes historias.😘