Mi pastor 2 parte
Hoy pude cumplir mi rol otra vez, aunque esta vez fue diferente, no solo di, sino que también recibí… sentirme penetrada con tanta furia fue una de las experiencias más satisfactorias de mi vida..
Hoy pude cumplir mi rol otra vez, aunque esta vez fue diferente, no solo di, sino que también recibí… sentirme penetrada con tanta furia fue una de las experiencias más satisfactorias de mi vida.
Javito era el hijo de Osvaldo y aunque era un buen chico lo único en lo que pensaba era en su música, para tener 18 años tenía muy poco interés en llegar más allá de una apretada ocasional, cada vez que intentaba avanzar más se asustaba, así que decidí usarlo de pantalla para seguir ocupándome de cuidar a su papa.
Javito me invitó a ir después de la reunión dominical a su casa de Sierra de los Padres a comer un asado y disfrutar la pileta. Sería una oportunidad perfecta para estar más de cerca y encontrar mi lugar. Se notaba que a Osvaldo le incomodaba mi presencia, quizás pensó que yo sería un problema para él, pero mi único propósito era satisfacer sus necesidades físicas.
Conforme avanzó el día, la familia se fue retirando, conocí a Arana la esposa de Osvaldo, una mujer única, sabía que sería muy difícil ocupar su lugar, pero daría mi mayor esfuerzo para librarla del pesar de la soledad de su marido. Llegadas las 5 de la tarde javito llevó de vuelta a su madre a la ciudad y yo quedé con mi pequeño auto para salir luego de cambiarme. Pero ya había decidido que mi auto no iba a arrancar.
Desconecté el cable del distribuidor para que el motor no hiciera chispa, y usé la batería hasta que se agotó. «Disculpe Osvaldo puede ayudarme» le pedí con voz inocente. Rápidamente encontró el problema pero ya la batería estaba muerta. Pedimos una grúa y nos avisaron que tenía 180 minutos de demora. Este era mi oportunidad y no la iba a dejar pasar.
Para esta hora se estaba refrescando por lo que nos metimos en la casa para esperar, el aire era muy tenso ninguno de los dos emitía palabra. Yo rompí el hielo diciendo «quería pedirle disculpas por lo de la semana pasada» continúe «no por lo que hice sino por no haberlo hecho mejor» y cerré «el otro día fue un arrebato, ahora estoy preparada y a tu disposición»
Nuevamente su cara atónita que tanto me excitaba, recorrí los metros que separaban nuestros sillones de rodillas e incliné mi cabeza delante de él en total sumisión esperando su caricia en mi pelo que me habilitaran para cumplir mi rol.
Acarició suavemente mi pelo y fue lo último suave qué pasó en esa tarde. Metí mi mano por debajo de su short para encontrar su palpitante miembro que de a poco se iba disponiendo para su tarea. Se puso de pie raudamente dejó caer su short e introdujo con violencia su miembro hasta mi garganta. Sé que no le importaban mis arcadas y las lágrimas que me causaba su violencia, pero entendía que solo era un objeto dispuesto para suplir sus necesidades.
Cuando pensé que ya terminaba, abrí mi boca lo más grande posible intentando sacar mi lengua para acariciar sus testículos, se detuvo, sacó su miembro chorreante de mi garganta y me tiró sobre el sillón y me acomodó de perrito sobre él apoyabrazos. Tenía una mezcla de terror y satisfacción por lo que solo me dejé hacer. De un solo empujón metió su carne hasta el fondo de mi pequeña concha, por un instante pude sentir como latía en mi interior. Con una fuerza descomunal comenzó un bombeo que me sacudía, no pude contenerme y uno tras otro vinieron interminables orgasmos que me dejaban casi inconsciente, pero todo el tiempo regresaba para levantar mi cadera y darle mejor acceso para su labor.
Sentí que estaba cansado y le pedí que se siente en el sillón, me senté sobre él de espaldas, porque sabía que él no quería mirarme, sentía culpa por saciar su humana debilidad. Cabalgué sobre él con la intensidad que sabía que le gustaba, elevando y dejando caer mi cuerpo para ser ensartado una y otra vez por su enorme palo. Cuando empecé a sentir que su respiración se aceleraba e intentaba sacarme de sobre él para no correrse en mi interior. Pero aún me quedaba una herramienta más que no había utilizado. Me arrodillé frente a él con la cabeza gacha sin mirarle, y rodie su pene con mis enormes pechos aun cubiertos con el top, escupí saliva en su cabeza y comencé a frotarlo de arriba a abajo hasta lograr que descargara su infinita catarata sobre mí.
Nuevamente la calma, quedé inmóvil hasta que él acariciara mi cabeza, luego como rutina bese su pene ya flácido y con mi lengua limpié los rastros de semen que quedaban en él. Abracé sus piernas y le dije «gracias por todo lo que haces por mí» y cerré «esto es una pequeña muestra de gratitud». Me levanté hacia la ducha no sin antes hacer una pequeña genuflexión.
Al salir de la ducha javito se encontraba hablando en el patio con su papá. Puentearon mi batería y arrancaron mi coche. Más tarde me encontré en la ciudad con javito y por primera vez lo pude masturbar. Pero eso será otra historia para otra vez.
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