Mi primera vez de morbo en mi infancia con mi amigo
Hola a todos los seguidores de esta comunidad, me llamo Cristian, hace poco que descubrí está página y me ha gustado bastante leer los relatos que aquí se escriben, por lo que me uniré a ustedes y les compartiré mis experiencias..
Quiero compartirles que yo siempre he sido una persona bastante morbosa con los temas del sexo, empecé con esta situación a los 9 o 10 años aproximadamente, siempre fui un niño muy educado, inteligente; siempre de los mejores de mi clase, pero cuando se trataba de algo sexual, siempre era mi debilidad y me volvía un tonto completamente jejeje, esa situación ha hecho que haya tenido algunas experiencias.
Yo a esa edad tenía muy pocos amigos, solo tenía uno que era mi vecino, vivía a 6 casas de la mía y se llamaba Emmanuel, él era un año mayor que yo y le decía Emma.
Pasábamos horas jugando en las tardes, ya sea en mi casa o en la de él, nadie nos molestaba, porque en mi casa solo éramos 3, mi papá, mi mamá y yo. Y en la casa de él aunque eran 7, la verdad es que su familia era un complemento desastre y nadie estaba al pendiente de nada, Emma podía hacer lo que él quería y nunca lo buscaban ni regañaban y a decir verdad desde que se fueron de mi calle hace ya tantos años aún me pongo a pensar que fue de ellos.
En fin, jugábamos normalmente a los carritos, o a las granjas, hacíamos corrales con tierra y pasto, teníamos tanto él como yo un montón de animales de juguete y pasábamos horas en nuestra construcción usando la imaginación, pero como les mencioné yo a esa edad ya tenía cierto morbo y la verdad no sé que fue lo que me hizo ser así, no recuerdo algún evento sexual antes de los 9 años o algo que me marcara para que se hiciera esa situación en mi.
Uno de esos días, vino una tía hermana de mi madre a visitarnos y a decirle que si no la podía acompañar a una cita médica porque no quería ir sola, mi madre aceptó y me pidió acompañarla, yo no quería ir porque ya habíamos quedado con Emma para jugar, incluso justo en ese momento él llegó, en un principio mi madre no quería dejarme quedar porque siempre fue protectora, mi padre estaba en el trabajo, pero luego de que mi tía le dijo, que me dejara quedar y jugar porque no se tardarían mucho, y lo solo que yo estaba, aceptó que me quedara en casa.
Se fueron y nosotros empezamos a jugar a los carritos, pero a los pocos minutos recuerdo que le dije, ya me aburrí de jugar a esto y si mejor vemos la tele, Emma me dijo que mejor hiciéramos otra cosa y recuerdo que respondí así espontáneamente que si jugábamos al doctor y que uno fuera el paciente, pienso que mi mente lo hizo porque tenía presente la cita de mi tía y se me ocurrió sin pensar más allá de eso.
Ahí inició el juego jejeje, Emma me dijo que si, nos pusimos de acuerdo, yo le decía, aquí será el consultorio, acá la camilla y aquí la sala de espera jejeje, un montón de cosas imaginadas y Emma haciéndome segunda y opinando del juego.
Yo: Bueno entonces ya está, una y una sí?, primero yo soy doctor y luego tú Emma.
Emma: Si, empieza pues.
Yo: Entonces vete para allá y toca la puerta.
Emma: Toc! Toc! (Le pega al mueble simulando la puerta).
Yo: Pase.
Emma: Buenas tardes doctor vengo a consulta.
Yo: Buenas tardes, si pase tome asiento, que es lo que le duele.
Emma: Pues mire doctor me siento cansado, muy cansado y no se porque, es como si me quisiera dar gripa.
Yo: Ohh ya veo, bueno quizás tenga usted fiebre, (le pasó un lápiz simulando el termómetro), se lo pone en la axila. Vaya si trae fiebre tendré que pasarlo a la camilla.
Emma: Si doctor para allá verdad.
Yo: Si, aquí sentado primero, voy a necesitar que se quite la ropa para poderlo examinar y que se le quite la fiebre. (Debo aclarar que ahí no lo hice con malicia, lo hice de juego).
Emma: (Se sale del personaje) Yo no me voy a quitar la ropa así no juego.
Yo: No te enojes, es de juego, no te la vas quitar de verdad. Bueno si quieres para que no te enojes tu eres el doctor.
Así iniciamos de nuevo con el juego y la preparación de la escena, y fue cuando me ganó el morbo, porque Emma me hizo lo mismo que yo a él.
Emma: Bueno señor, pase a la camilla, y se debe quitar toda la ropa.
Yo: Yo hago como que me la quito siguiendo la corriente.
Emma: (Saliendo del personaje) Pero así no, de verdad.
Yo: Estás mal, si estamos jugando.
Emma: Por eso para el juego te la debes quitar.
Yo: No, porque tú te enojaste y te lo dije de broma. Y tú quieres que lo haga de verdad.
Emma: Pero ahora yo soy el doctor y además que tiene que lo hagas es para jugar.
Ahí mi morbo ya empezaba a jugar en mi contra, muchos en esa situación hubieran dicho que no con firmeza, pero en cambio yo contesté con un pretexto absurdo.
Yo: No, es que (nervioso) luego me regañan.
Emma: Pero no van a saber no hay nadie.
Yo: No, es que, luego no me se abrochar el cinto. Y luego me dirá mi mamá porque me lo quité.
Emma: Yo te ayudo yo sé. ( Me insistió mucho hasta que yo me dejé hacer todo jeje).
Él ya no me dejó reaccionar y empezó.
Emma: Voy a empezar con la revisión.
Empezó por los zapatos para revisar los pies (desató mis cordones y los quitó), ahora voy a seguir con los calcetines (tomó el elástico de uno y lo fue bajando hasta dejar mi pie desnudo, hizo lo mismo con el otro), los tocaba les hacía cosquillas, tocaba mis dedos, yo sentía una cosa inexplicable en ese entonces ahora ya se que era jeje, me recorría un escalofrío que baja de la cabeza hasta los pies donde me tocaba.
Emma: Necesito revisar las piernas.
Empezó a desabrochar mi cinturón, y después lo hizo con el botón de mi pantalón, bajó el cierre, lo tomó por los costados y empezó a bajarlo, se empezaron a ver mis piernas blancas y mi calzón(una trusa blanca), yo seguía sintiendo esa sensación pero más intensa, así siguió bajándolo hasta que sacó el pantalón por mis pies, después las acarició, les hacía cosquillas, la veía maravillado, las apretaba, yo lo estaba disfrutando mucho.
Emma: Parece que está todo bien en sus piernas, ahora necesito revisar la espalda.
Levantó mi playera por la espalda hasta el cuello, pasaba su mano por toda la espalda acariciando mi piel, al sentir su roce, mi piel se ponía chinita, el escalofrío aumentaba, tomó la playera con ambas manos y jaló para sacarla, levanté mis manos y terminó de salir, siguió tocándome, ahora lo hacía por mis hombros, pasaba a mi cuello, bajaba a mi pecho, se detuvo en mis tetillas, por la emoción tenía los pezones duros, los acariciaba, por primera vez subí la vista y miré su rostro, estaba con una concentración absoluta, se veía en trance acarició mi pancita, me empezó a hacer cosquillas y reí mucho, él notó que tenía bastantes cosquillas y siguió hasta que que de repente se detuvo.
Emma: Veo que está todo bien, pero le voy a pedir que se acueste en la camilla para terminar la revisión.
Me acosté en el sillón y empezó a tocarme de nuevo, hombros, pecho, pancita, piernas pies, me recorría todo haciendo caricias, pensé que ahí acabaría todo, pero en la última vez que subió, empezó a acariciar mis hombros y fue bajando sus manos por mis pezones, yo tenía los ojos cerrados y sintiendo la emoción y cuando iba bajando por mi pancita, sentí como repentinamente, me bajó mis calzones sin yo poder reaccionar, cuando caí en cuenta ya estaba con los calzones en mis tobillos y él dando el último jalón para sacarlos por los pies.
Sentí un nudo en el estómago, empecé a temblar, sentí que me puse rojo, mi corazón se aceleró y rápido me tape mi pene, que a esa edad obviamente estaba en pleno desarrollo y no era la gran cosa.
Yo: Emma porque lo hiciste dame mis calzones.
Emma: jajaja pues era revisión completa, además para que los quieres si ya te vi, jaja estás encuerado jajaja.
A mí me dio coraje y a la vez el morbo me daba emoción, le seguía diciendo desde el sillón que me los diera, pero él se agachó y agarro mi ropa y me dijo que si la quería lo alcanzara.
Salió corriendo con mis calzones, mi pantalón y playera, solo había dejado los zapatos y calcetines, por mi miedo a que se los llevara, salí detrás de él pero llegó a la puerta calle la abrió y se salió, ahí me detuve en seco porque si salía obvio luego me podían ver, pero dejó la puerta abierta, y la tenía que cerrar, cuando me acerqué para emparejarla, por la calle pasó un coche con un hombre manejando y me alcanzó a ver encuerado, pitó su bocina retrocedió y me dijo de una forma muy morbosa:
Hombre: Adiós precioso que rico te ves, a ver date la vuelta para ver el otro lado, no te vienes a dar una vuelta conmigo.
Ahí entré en pánico, rápido cerré la puerta y espere a que se fuera, pero no se iba y para mi desgracia, noté detrás de la puerta que se estaba estacionando, luego se bajó y lo escuchaba hablar, tocó mi timbre y decía.
Hombre: Niño, abre la puerta, aquí está tu amigo con tu ropa solo te la queremos devolver. Abre me dice tu amigo que estás solo y que te va a regañar tu mamá, si no te la pones te va a ver sin ropa y te van a pegar de seguro. Abre yo te ayudo a vestir.
Yo: (muerto de miedo y llorando) váyase por favor, no le voy a abrir…
No se si le dio miedo o vio venir gente, lo que era raro porque mi calle en ese entonces era muy solitaria, pero escuché que algo dijo y se escuchó el ruido del carro que se iba, mi amigo volvió a tocar, me dijo que era él, que el señor ya se había ido, salí y le abrí.
Emma: Te vio ese señor ?
Yo: Si me vio por tu culpa que dejaste la puerta abierta y para que le decías que estaba solo, ya me vio y luego le pueden decir a mis papás. ¿Qué hizo que se fuera?
Emma: Es que llegó un amigo de mi papá a mi casa a tocar y se nos quedó viendo porque yo estaba con él, y cuando lo notó que lo veían se subió y se fue.
Estaba tan asustado que me olvidé que estaba encuerado delante de mi amigo hasta la pena se me quitó o no me acordaba de ella, ganaba más mi preocupación.
Yo: Dame mi ropa porque luego viene mi mamá.
Mi amigo me la dio, me dirigí hacia el cuarto donde estábamos jugando y él caminó detrás de mi, inconscientemente le di la vista de mis nalgas, en ese tiempo era muy nalgón, paraditas redondas y blancas, llegué donde estaban mis calcetines los tomé y me empecé a vestir, él me seguía viendo en silencio, yo por las prisas ni me tapaba ni ponía atención a qué él me estaba viendo todo, ya tenia puestos los calcetines y la playera pero me di cuenta faltaba mi calzón.
Yo: Y mis calzones? Emma ya no empieces dámelos por favor.
Emma: Es que, es que ya no lo tengo. (respondió con miedo).
Yo: En donde los dejaste?
Emma: Ese señor antes de irse se los llevó, me los quitó y me dijo que ahora eran de él y cuando se iba a subir a su carro me miró riéndose.
Salí corriendo a mi cuarto que estaba en la segunda planta, por suerte en ese entonces mis papás solo me compraban trusas blancas y me puse otra.
Más tarde llegó mi mamá me notaba raro pero yo no le decía nada obviamente, me preguntó que travesura hice, yo le dije una mentira que en la casa de Emma habíamos roto una maceta y que lo regañaron, ella me creyó y me dijo que la pagaba si le cobraban que no me preocupara por eso. Pero obviamente eso no era lo que me preocupaba en ese momento.
Después de ese momento Emma solo vino algunas veces a jugar creo que le dio pena lo que hicimos, nunca hablamos del tema pero siempre he creído que le gustó haberme encuerado y no supo cómo reaccionar ante esa situación, al mes siguiente su familia se mudó, ya no supe más de él, solo nos dimos un abrazo y un adiós…
Y así comenzó mi vida llena de emociones y de situaciones en la que mi morbo me llevó a estar lleno de adrenalina y convivir con el peligro.




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