Mi tía me convida de sus vicios
así que te gusta el olor de tu tiita » dijo lascivamente al tiempo que se tocaba la cola para luego hacerme oler los dedos.
Hola soy Gustavo y quiero contar mi perversa historia, tenía 13 años en ese entonces, soy morocho y bastante alto, un chico normal como cualquier otro a esa edad, solo que más pajero que la mayoría diría yo.
Mis calenturas más grandes las pasaba cuando estaba en la casa de mi tío, quien se había juntado con una chica venezolana, Mabel de unos 35 años, y aunque no era muy linda de cara tenía un cuerpo de infarto, ella tiene pechos grandes y algo caídos, aunque son una delicia, piernas anchas y fuertes con unas caderas inmensas que aguantan un culazo de campeonato, y aunque ronda los 75kg, (es un poco rellenita), para mí es la hembra ideal, su piel trigueña y cabello castaño la hacen dueña de todas mis pajas.
Cuando iba a su casa no podía evitar entrar al lavadero a robarme una de sus tangas, para llevarlas a casa y cascarme tranquilo o incluso hacerlo en su baño si no hay mucha gente, ella tiene una hija de 5 años con la que vino desde su país y está con mi tío desde hace unos meses, a mi mamá no le cae nada bien, pues dice que es una inmunda, nunca huele bien su casa ni ella y lo asocia a sus kilos de más, nada más desacertado, su aroma se debe a sus placeres, los cuales descubrí por casualidad.
Mi tío viajó a Buenos Aires por la compra de unas maquinarias para el campo y estuvo allí unos días, mamá como buena desconfiada que es, me dijo que vaya a la casa a ver qué hace esa mujer ahora que está sola.
Llegué a las 13 hs y solo encontré a la niña en el living mirando tele, cuando le pregunté por la mamá y me dijo que había salido, cuando fui al lavadero a dejar un calzón blanco y sucio que había robado dos días antes, me la encontré con su cuerpo recostado boca abajo sobre el lavarropa y detrás de ella estaba Felipe , un pibe de no más de 16 años empujando a más no poder sobre ella, solo fueron 2 o tres embestidas las que alcance a ver, yo tenía sus calzones en la mano, pero no alcance a dejarlos en el cesto, me los metí rápido en el bolsillo y me fui a sentar al lado de la niña.
Enseguida entró ella con su camisón blanco largo y algo transparente, se sorprendió al verme, pero se mantuvo inmutable, Paulita que así se llama la niña se fue a ordenar su habitación por orden de su mamá y yo me quise parar para contar a la mía lo que había visto.
Mabel me pregunto que tenía en el bolsillo, y sin más me arrancó sus calzones, que por los nervios de la situación no los llegué a guardar, » que haces vos con esto pibe» me dijo enojada, yo no sabía qué contestar y balbuceaba palabras que ni yo sé que decian, «que va a pensar tu mamá si le cuento que te andas robando los calzones sucios de tu tía, para hacer quien sabe que asquerosidades», yo no tenía palabras para disculparme hasta que se me ocurrió decirle que la había visto y yo le iba a contar a mamá lo que ví.
Su rostro se puso colorado y bajo diez cambios, de estar enojada me dijo que no haga eso, que lo podíamos solucionar entre nosotros, me hizo sentar en el sillón otra vez, y note como un líquido transparente le chorreaba por entremedio de sus piernas, ella se miró y fue al baño a buscar papel higiénico, muy tranquilamente subió su pierna derecha sobre el sillón y con un bollo de papel fue secando todo el recorrido de aquella gota, la visión de su pierna, muy blanca y con algunos canutos de bello creciendo me pareció excitante, no escuché lo que me decía hasta que ella al percibir que me tenía embobado volvió a repetir, » y vas a querer mis tangas todas sucias «
Solo moví la cabeza afirmando, subió su pierna izquierda ahora sobre el sillón y tuve de frente a mi por primera vez la visión de su vulva, rasurada de varios días, pude ver cómo se hundía el papel bien adentro para terminar de limpiarse, «o preferís algo mejor» me dijo acariciándome la cabeza amorosamente y tomando el camisón por delante para que la vea bien, me dijo, «vení , vení que yo te enseño», me acerque y ella apoyó su mano suavemente en mi pelo y me hizo lamer esa concha sucia, yo no tenía idea de cómo chuparla y solo lengueteaba como un perro tomando agua.
Una risa se escapó de entre sus labios y me empujó hacia atrás para después subirse sobre mí, rodeándome con sus piernas , desabrochó los tres botones del camisón y saco una teta, «aliméntate mi vida» me dijo, yo me prendí con fuerza desmedida a esa teta, tanto que le hice doler y ella me hizo tomar suavemente la lechita que de ahí emanaba, con una mano la sostenía y con la otra liberaba mi pito del short de fútbol que traía puesto, con facilidad se la acomodo y se sentó enterrandosela bien adentro, se movía con suavidad, yo no podía creer lo que estaba pasando, su concha se sentía súper caliente y mojada, «mmm como me gustan los pendejitos» susurraba entre dientes, «así que te gusta el olor de tu tiita » dijo lascivamente al tiempo que se tocaba la cola para luego hacerme oler los dedos, su aroma aunque un poco fuerte me encantó, así tres o cuatro veces, hasta que el llamado de Paulita me sacó del paraíso.
La niña llamaba a su madre para que vea cómo ordenó su cama y así volver a ver la tele, Mabel se levantó dejándome ahí con el pito duro y chorreando de flujo y se fue a atender a su hija, yo me quedé un rato más ahí sentado , la niña se puso en la otra punta del futón y Mabel en el medio de los dos, me dijo que juegue con los dedos y después los huela, que ella tapaba a Paula para que no se de cuenta, se puso de costado dándome la espalda y yo levanté su camisón para luego tocar sus encharcados labios, y después los saboreaba, su sabor era algo ácido, y me dejó la garganta rasposa, pues todavía tenía restos de su amante anterior, así que me dedique a dedearle el culo, este estaba muy relajado y los dedos entraban casi sin esfuerzo, y aunque no tenía sabor, el aroma era muy rico y suave, o quizás mis fosas nasales ya se estaban acostumbrando a su perfume.
Cuando me levanté para ir a mi casa Mabel me despidió en la puerta metiéndome la lengua hasta la garganta, me dijo que trate de ir a dormir esa noche que me entregaba todo hasta el culo.
Yo no sabía cómo hacer para decirle a mamá que me deje dormir allá, y la solución vino de ella misma, me dijo que le lleve la Pley a la niña para que juegue y de paso yo espiaba lo que hacía.
A las 9 de la noche volví a su casa que quedaba a una cuadra de la mía, ellas estaban comiendo y ambas tenían la misma ropa y estaban en los mismos lugares donde las dejé al irme, la niña incluso tenía el shorts de hacer gimnasia en el colegio que había usado el jueves y ya era sábado, le conecte la Pley lo más rápido que pude y le enseñe a jugar para que no me moleste, Mabel me agarró de la mano y me llevó a su habitación.
En la habitación me abalance desesperado pero ella me freno, me dijo que me iba a enseñar a tratar una mujer, me abrazó con dulzura y nos besamos, nos peleábamos por quién metía la lengua más profundo en la boca de otro, su boca tenía gusto a milanesas y aunque podría ser algo asqueroso, a mi solo me calentaba más, yo ya estaba muy caliente con el pito duro, le empecé a mandar mano, le toque las nalgas con una mano y la otra busque su teta, al ver que no había objeción metí la mano por el escote e intenté levantar el camisón, Mabel se separó de mí y levantó los brazos, yo no entendí para qué, pero luego le saque el camisón, quedó frente a mi esta hembra totalmente desnuda, sus tetas caídas pero grandes, su vientre con la piel tersa aunque un poco abultado pero nada se comparaba con esas piernas, grandes y carnosas, escondían su vulva mal rasurada, era una imagen tan bizarra como excitante.
Con toda su experiencia me saco la remera y el shorts junto con el calzoncillo mientras me iba llevando a acostar a su cama, la misma cama que compartía con mi tío, me hizo acostar y me pidió que no vaya a acabar rápido, me besó el cuello y el pecho, se arrodilló a los pies de la cama y me lamió los pies, (eso me pareció algo extraño) después subió y me llenó de besos tipo piquitos, la pija y los huevos, y cuando finalmente se la metió en la boca, fue la gloria, la forma en que me miraba mientras lo hacía, como frotaba la lengua en el borde del glande, todo lo hacía perfecto, bajo y me chupo los testículos de a uno y después los dos juntos, lamía la ingle como si de una concha se tratara, cada vez que dejaba de hacer algo hacía una pausa, como decidiendo con que deleitarse luego, y ese suspenso me ponía más caliente, y así fue que cuando engullo de vuelta mi pija hasta la garganta y mientras me miraba fijo a los ojos no aguante más y le di toda mi leche, hizo un sonido como de sorpresa «mmmm» al sentir mis chorros de leche en su boca, pero en ningún momento se la quiso sacar de la boca, al contrario la succión se hizo más intensa y los movimientos más suaves.
Cuando mi píja se relajo, ella la succionó un par de veces más para dejarla bien limpita, y subió a besarme y decirme que tenía la leche bien rica, yo le pedí perdón por acabar tan rápido, ella me sonrió dulcemente y me dijo que sabía lo que iba a pasar y que estuvo como ella quería, me dió otro beso y salió de la habitación desnuda como estaba a buscar los cigarrillos y un vaso de gaseosa para mí.
Estando en la cama todavía no me creía que esté pasando todo eso, ya era demasiado, cuando volvió se recostó en mi pecho y me convidó de su cigarrillo el cual me hizo toser mucho, hablamos dos o tres palabras y me preguntó si ya estaba listo, listo para que le pregunté, «para garchar» me dijo convencida, «ahora vas a durar más».
Se agachó y me la empezó a mamar de vuelta pero más efusivamente, lamió mis huevos y yo sentía una sensación entre calentura y dolor por lo sensible que había quedado, la pija se me puso morcillona, entonces me hizo poner en cuatro patas, no entendí de entrada lo que buscaba, pero la chupada de culo que me pegó de dejo más al palo que en el polvo anterior, se acostó al lado mío aunque yo quería que me siga chupando el culo, mientras me hacía la paja, la verdad que fue una sensación exquisita, pero igual no dije nada, me miró y me dijo que le haga lo que se me ocurra, lo que quiera, menos chuparle la concha, que eso era para el final.
Yo me dedique mamar de sus tetas, y sus axilas rasposas, ella estaba con sus manos tras la cabeza, y emitía suaves gemidos aprobando lo que yo hacía, lami sus pies solo porque cuando me arrodille ella me lo ofreció, la verdad que olían mal y eran muy rasposos, pero sus uñas destacaban en rojo furioso, ella sola se puso boca abajo como invitandome a lamer su agujero más profundo, cuando me acerque sentí mejor el olor que emanaba del sexo, el olor a concha sucia, pero cuendo separé sus cachetes sentí todo lo demás, su olor a culo era fuerte, pero me encantó, me tomé un minuto para olfatearla bien, apoyando mi nariz a lo largo de esa oscura zanja, y cuando llegaba al agujero casi que su aroma me quemaba la nariz.
«No puedo creer que estés haciendo eso», me dijo, entonces yo hundí mi cara y la lengua sobre todo en su ano, tenía sabor extraño, como café sin azúcar, o algo así, muy fuerte pero muy exquisito, luego me desesperé lamiendo todo absolutamente todo su culo, ella respingada el culo y me apretaba contra él con su mano, al tiempo que gemía con la cara contra la almohada, se giró pasando una pierna sobre mi cabeza y me hizo subir, la bese y con su ayuda la penetre.
Mis movimientos eran torpes pero ella me hizo mejorarlos y tomar ritmo, entonces giro conmigo ensima quedando ella sobre mi, sus movimientos eran ágiles desde adelante hacia atrás y otra vez adelante, me mojo todo el pubis con sus jugos, todo estaba muy pegajoso y el ruido era de chapoteo,» esto es lo que yo quiero» me dijo al tiempo que se tapaba con el cubrecama, a pesar del calor que hacia, quedando acostada sobre mi , sus movimientos eran solo de cadera ahora y de arriba abajo, era más fuerte intenso y un nuevo olor se empezó a sentir bajo el cubrecama que nos tapaba hasta la cabeza, nuestros cuerpos emanaban mucho calor y el olor era muy fuerte, era olor a semen y flujo concentrado, yo ya me sorprendía de todo el sexo que estaba soportando sin acabar, y ella estaba gozando mucho, y se sentía muy estimulada por su propio perfume, no tardó en gemir fuerte y retorcerse sobre mi, sentí un líquido caliente en mis huevos, yo me sentía un campeón.
Quedó unos segundo así acurrucada y se incorporó destapándose, me miro a los ojos y me dijo, «yo te prometí culo y culo te voy a dar,» ella sola se acomodo mi pija en el culo y de a poco se la fue metiendo, no porque su culo era chico o mi pija grande, solo para no lastimarme, ya que luego me contó que le cortó el frenillo a un pibe con el culo por sentarse de golpe, inició su movimiento otra vez, sus abultadas nalgas rebotaban sobre mi, haciendo ruido de aplausos, mientras ella se apretaba los pezones enroscandolos, «lléname el culo de leche papi dale te lo mereces» me dijo y enseguida tuve mi segunda acabada.
Agotada se acostó a mi lado y así nos dormimos, hasta que a las 4 am mas o menos nos despertó Paula, ya se había aburrido de los juegos y se quería acostar con ella, Mabel se levantó desnuda como estaba y la acompañó a su cama, tardo un rato y después vino, me dijo mientras se acostaba «quieres oler algo excitante?» Me hizo cerrar los ojos y me hizo oler un aroma suave y riquísimo, similar al que yo buscaba cuando robaba sus calzones sucios, cuando abrí los ojos me encontré con una bombachita de algodón con animalitos, era de Paulita, esto me desconcertó un poco, pero me puso caliente igual, luego sin dejar que los toque lo guardo en una bolsa hermética y en su cajón de la mesa de luz.
Mabel se puso en cuatro y yo detrás de ella se la metí por el culo, le daba lo más fuerte que podía y Mabel gemía sin importarle que su pequeña hija esté en la habitación de al lado, en un momento me hizo parar, fue de repente y no supe porque, solo sentí que se le escapó un pedo y nos reímos los dos, su rico perfume hizo que la pija no se me baje del todo, me acosté e inmediatamente ella se bajó a chuparla un buen rato, cuando subió a besarme su aliento era más fuerte, me acomodo sobre ella y se metió mi pija en la concha, la cual chorreaba jugo, ella sostenía sus piernas abiertas al máximo y eso era exquisito, me empezó a pedir que escupa mi saliva.
No entendía lo que quería hasta que deje caer un poco de saliva en su boca, sentí como se estremeció de repente, me tomó de los glúteos y clavándome sus largas uñas me pedía más adentro, yo estaba exhausto y todo transpirado y no paraba de escupir en su cara todo lo que podía, ella con su boca abierta trataba de agarrar todo lo que le daba, entonces me propuso otra cosa, quería que yo la orine, le dije que no tenía ganas y entonces me dijo si yo la dejaba que ella me lo haga a mi, la idea me calentó aunque no sabía muy bien cómo sería, me agarró de la mano y me llevo al baño.
En el baño, me hizo acostar en su amplia tina y me preguntó adónde podía hacerlo, lo único que se me ocurrió fue en la boca, ella se emocionó mucho y colocó el tapón del desagüe, me pidió que se la chupe un poco, ella se acomodo en cuclillas sobre mi cara y mientras me miraba a los ojos me empezó a frotar mi mandíbula en su concha, era increíble la cantidad de flujo que le salía, entonces separando su concha de mi cara sentí por primera vez su orina caliente, su sabor salado y algo metálico no me desagrado en lo más mínimo, pero aún así no lo tragaba, deje que rebalse mi boca y se la escupía a ella en la concha.
Mabel empezó a frotar con fuerza su clítoris y entre tanto y tanto salpicaba más líquido, «para que tengo más» me dijo quedándose quieta a escasos centímetros de mi cara, ví su rostros esforzándose y se le escapó otro pedo pero esta vez en mi cara, nos reímos por como retumbó en su amplio baño su aroma era rico y me hizo calentar, así es que me empecé a pajear mientras ella hacía fuerza, noté una protuberancia en su culo, y enseguida cayó en mi pecho casi en el cuello, un trozo bastante grande y pesado de una masa caliente, ella se sentó sobre esta masa y se fue resbalando hasta mi pubis, un arrastron de mierda marrón oscura, ésta vez su aroma era más fuerte, mucho más fuerte, pero tampoco me disgusto, «pajeate, pajeate rápido» me dijo, luego al verme inmutable ante ésta asquerosidad, se clavo mi pija en la concha para moverse frenéticamente, me hizo inclinar hacia arriba quedando sentado, y me abrazo contra sus enorme tetas, «perdóname soy una inmunda» repetía a cada rato y me abraza fraternalmente, a pesar de tener mi pija adentro y ella continuaba moviéndose suavemente.
Levanté la cabeza para mirarla y no sé en qué momento fue, pero tenía los dientes sucios, manchados de marrón y su rostro era de éxtasis puro, le pedí un beso y ella me dijo que tenía la boca sucia,»mejor» le contesté, nos enroscamos en un beso de los más perversos de mi vida, su sabor era amargo y me encantó, y aunque mis brazos no alcanzaban a rodearla, la tome de las caderas para incentivar su movimiento, y luego me acosté, Mabel movía sensualmente su cintura y tímidamente empezó a pasar sus manos, embarrando todo su pálido cuerpo, mi tía se inclinó hacia adelante y abriendo mis labios con su mano me metió su sucia lengua, yo sentía partículas de algo, pero sin distinguir nada más que eso, luego se animó a más, me abrió la boca y escupió su saliva marron en mi boca, metió su mano entre nuestros cuerpos para sacarla embarrada y se ensucio los pechos, y después limpió sus dedos con la boca para, ahora sí, alimentarme con el fruto de ese culo que tanto adoraba.
Se quedó quieta unos segundos, haciendo fuerza con el seño fruncida y mi pija fue expulsada de esa concha rica, mientras ella recogía con su mano un trozo más grande de excremento, se lo metió en la boca y lo mastico, y después se lo embarro en las tetas, se metió mi pija de vuelta en la concha y se dedicó a cogerme sin parar mientras nos enviciamos cada vez más, me hizo lamer sus enormes tetas, nos escupimos uno en la boca del otro hasta que acabe de la forma más exquisita desde que tenía memoria.
Ella aún tenía energía y me ayudo a parar para recostarse en el charco que se formó en la tina, la vi masturbarse como si yo no estuviera ahí, frotaba su clítoris frenéticamente, inclusive se untaba la mezcla de residuos que había dejado, a mí me vinieron ganas de mear y sin preguntarle la empecé a orinar sobre todo su cuerpo, Mabel tuvo un orgasmo más, su expresión de placer fue algo sublime, verla revolcada en su mierda y orina de los dos era algo grotesco, pero su rostro reflejo sensualidad y placer como pocas veces pude ver.
Recuperado el aliento sacó el tapón de la tina y me enjabono a conciencia, me lavo hasta las fosas nasales metiendo sus dedos y me cepillo los dientes y me hizo salir para que ella termine de bañarse y limpiar la mugre que dejamos, exhausto me fui a acostar a su cama y me dormí casi al instante, desnudo como estaba.
Está es una historia que mi mujer escribió para mí y la comparto con ustedes, espero sea de su agrado.
Esperamos sus comentarios y opiniones, para ver qué hacemos en la segunda parte.
Gracias por leernos
Excelente relato, lleno de morbo y placer.