Mis inicios en el scat
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Yakul.
Soy un hombre de cuarenta y pocos años, casado y con un hijo.
Vivo en una pequeña ciudad del Norte de España.
Mi vida de pareja es buena pero desde hace dos años, las relaciones sexuales con mi pareja han caido en número y en calidad.
El trabajo, la rutina, el cuidado del hijo.
múltiples factores han hecho que mi vida sexual no sea muy satisfactoria.
fui un par de veces de putas y otro día probé con un travestí ya que me considero bisexual.
Sin embargo y aunque las sensaciones fueron buenos siempre me podían los remordimientos al ser infiel a mi mujer y el miedo a contraer una enfermedad.
Al final, decidía un masturbarme un par de veces en semana y me evitaba problemas.
Un día que estaba solo en casa me metí en el cuarto de baño, y como otras muchas veces, empecé a masturbarme sentado en la taza del wc, desnudo, mientras me metía el anular de la mano derecha en el culo, frotándome la prostata.
Al sacar el dedo para volver a ensalibarlo vi que tenía restos de mierda.
No mucha, solo alrededor de la uña.
Pensé en que se sentiría chupando lo que salía de mi culo.
¿A que sabría?
Sin pensarlo mucho, pase la lengua por el dedo y después me lo metí en la boca.
El sabor era agrio pero no desagradable.
volví a menearmela, aunque esta vez algo más excitado.
Me meti el dedo nuevamente en el culo, moviendolo arriba y abajo, pero esta vez hice un poco de fuerza con el esfinter.
Quería un poco más.
Note como una plasta envolvía mi dedo luchando por salir.
Me estaba poniendo super cachondo.
Seguí meneandome el rabo.
Cuando saqué el dedo, estaba cubierto de una mierda pastosa que me cubría las dos últimas falanges del dedo.
Mientras seguí meneandomela pasé la lengua por ese plastón.
El olor era peor que el sabor.
Me metí el dedo en la boca y comence a chuparlo como si fuera la polla de un macho que me acabase de reventar el culo.
Estaba a cien .
Empecé a correrme.
Dos largos chorros de leche cayeron en el suelo mientras seguía chupando esa "polla" sucia, pero antes de terminar esa corrida puse el dedo con restos de mierda debajo de la polla.
La leche que me quedaba cubrió el dedo, la recogí y empecé a mamarla.
Fue genial.
El sabor de leche y mierda me volvió loco.
Cuando terminé de tragarme mi leche mezclada con el jugillo de la mierda me pegué una buena ducha y me lavé la boca lo mejor que pude.
Tampoco era cuestión de provocarle una enfermedad a nadie.
En ese momento decidí que tendría que dar un paso más en este recién descubierto vicio.
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