Mmmmmm mujeres gordas y mmmmmm maduras (quinta parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hasta aquí, espero que aun no hayan caído en la desesperación o el aburrimiento y les interese continuar repasando estas líneas, mis memorias. Mis reiterados agradecimientos a quienes permanecen atentos a esta serie y si su tiempo se los permite y pueden comenten o externen sus inquietudes para si es posible incluirlas a lo largo del relato. Un saludo.
La Sra. M… notablemente alterada para ese momento por el calentón que ya tenía y que me estaba propinando efusivamente sin ya ninguna consideración, era evidente que deseaba que actuara como todo un notable y experimentado amante, cualidades que yo no poseía ni por asomo.
Con cada nuevo emocionante estrujón sobre mi cuerpo y con los besos babeantes que ahora se habían tornado casi un duelo ventajoso que la favorecía en todo momento, donde mi débil e inexperta lengua se limitaba a contener la furia de sus locas embestidas que de un momento a otro me parecían vomitivas descargas de saliva con emocionantes frenéticos lengüetazos, pausando la lucha de lenguas en espacios cortísimos por la anhelante respiración entrecortada de ambos y que iba en un letal aumento de intensidad, batalla de la que no saldría vivo si continuaba en ese frenético ir y venir de la bulliciosa marea de su ahora intensa libido, empecé un natural e instintivo movimiento de mi mano sobre su prohibidísimo sexo. Mi desconocimiento total de su zona erógena me obligaba a recorrer con fruición su declarada caliente y ansiosa concha sin atinar en precisar donde exactamente ubicar los dedos. Mi mano torpe, sencillamente no alcanzaba a contener en su extensión el tamaño de su chochazo caliente. Al percatarse de mi evidente inexperiencia procedió a tomar mi mano bajo la suya conduciéndola a su monte de Venus para empezar un frotamiento hacia abajo y arriba sin interrumpir el besuqueo apasionado, con este movimiento y ejerciendo un poco de presión sobre mi mano y esta a la vez sobre su sexo, sus labios vaginales fueron cediendo y abrieron paso a mi mano y delgados dedos para encontrar la fresa de su clítoris que semejaba por su tamaño entre mis dedos una uva madura. La Sra. M… al roce de mi mano emitió un leve suspiro y perfectamente percibí un ligero temblor de su cuerpo al momento que pronunciaba con esa voz leve como brisa de otoño y que encantaba como hechizo de hada;
Aquí mi niñoooo… frota, asiiii, asiiii mientras removia mi mano sobre su sexo arriba, abajo, arriba, abajo…
Una vez que adquirí noción del sitio exacto, la frecuencia y la presión que debía ejercer, la Sra. M… retiro su mano de la mía y me dejo hacerlo solo mientras emitía un nuevo quejidito gutural y me animaba a continuar… asiiii, asiiii, mi niñooooo sigueeee asiiii
El sonido de sus palabras en mis oídos atronaba como música celestial, estaba haciendo algo que llevado por la experiencia de la Sra. M… me producía un placer inexplicable y una satisfacción inconmensurable pues mi mano producía en ese cuerpo un efecto de gusto tal que mi corta iniciativa me exigía a mantener el frotamiento sin parar. No puedo decir cuanto tiempo tardo este nuevo trance de éxtasis, sin embargo mi ya cansada mano frotaba enérgicamente y podía perfectamente resentir los temblores de la Sra. M… que ahora apretaba sus manos en mi, una sobre mi hombro izquierdo y la otra en mi nuca sobando mi pelo. Separo bruscamente sus gruesos labios de mi boquilla que ansiaba jalar aire a los pulmones casi sofocados cuando emitió un nuevo sonido gutural extraño para mi y muy diferente a todos los anteriores. Fue algo como una débil queja, algo como un resoplido expulsado desde lo profundo de su garganta como si fuera el ultimo aliento de un moribundo y su cuerpo vibro en fuertes sacudidas mientras repetia
Asiiii, assiiiii, aaaaggghhhh, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah y me apretaba asfixiándome entre sus hinchados y rosados pechazos…
La Sra. M… rubicunda de placer mostraba su dentadura fina de marfil tras esos labios que me estampaban un nuevo beso pero en esta ocasión no fue en la boca..! sino en la mejilla derecha..! Un beso inolvidable que sellaba así nuestra amistad y la promesa tacita de nuestra complicidad de ahí en adelante.
Como mudo y único testigo la regadera mohosa desde lo alto nos miraba fijamente incrédula e inmutable dejando caer los últimos chorros de agua bendiciendo así el nacimiento de nuestra relación.
Mirándonos sin pestañear, sabiéndonos cómplices del ilícito acto, salimos de la ducha y amorosa la Sra. M… frotaba mi cuerpo con la toalla blanca prodigándome calor, mi herramienta se mantenía templada y en buena postura. Continuando con la tarea de secar mi cuerpo me daba en cada movimiento rozoncitos en el pene que inquietaban en cada pasecito mi ardor. En el momento que pasaba la toalla por mis piernas, y mientras yo miraba el redondo flanco derecho de su culo desnudo, ante mi delatada sorpresa inclino su cabeza acercándola a mi pieza metalizada y planto un besito en la rosada y doliente cabeza de mi verga que respingo con temor de ese nuevo evento desconocido…
La Sra. M… se limito a decir con ternura… queee bieeen estas mi niño!
Ella volvió a posar sus labios en mi palito que ahora exigente ansiaba que la dama se postrara ante el, sin perder momento ofreció la humedad de sus labios a mi dispuesto cilindro y engullo mi parte a la mitad, mientras yo sentía ahora su lenguaza de terciopelo acariciar dentro de su boca mi cosita..! yo volaba nuevamente a ese mundo de extrañas y gratificantes sensaciones. Por un impulso natural mi cadera solo trataba de avanzar hacia delante como si quisiera ensartar la aguja en la tela y wwwooooowwww que vista tan espectacular cuando se arrodillo ante mi y sorbió por completo mi doliente y duro pivote. Quien emitía los sonidos guturales ahora era yo…! Mis piernas se convertían en hilachos nuevamente ante las fenomenales chupadas, lametones y sorbidas de la Sra. M… Despego su boca de mi humanidad tambaleante y preguntó…
¿Qué sientes mi niñoooo? ¿Te gusta…? yo no sé si pude pronunciar palabra pero mi cabeza asintió con un par de oscilaciones verticales como respuesta… La Sra. M… continuó obsequiándome con la primera súper mamada de mi vida… Colosal, celestial, magnífica, única… que deee-liiii-ciaaaa… Uffff , la Sra. M… me subía al cielo con cada chupadón… Ya no hizo falta que mi naturaleza intentara inconscientemente impulsar mi cadera positivamente dado que la Sra. M… poso sus manos en mi trasero y aferrándome las nalgas me atrajo hacia si con cada movimiento de su cabeza y cuello para introducir en su totalidad mi poderosito pitillo que palpitaba loco en cada introducción en la bocaza que lo contenía y lo expulsaba perseverante.
Intentando sostenerme de algún sitio por lo intenso de las sensaciones al sentir que las piernas flaqueaban sujete su cabeza con una mano y la sensación intensa me impulsaba a sostener la cabeza de la Sra. M… fija con mi instrumento en su boca intentando auscultar lo profundo de su garganta. Yo sentía morir con esa increíble mamada que para mi era un prospecto seguro al premio Nobel. El corazón tamboreando el pecho y bombeando con frenesí agolpaba ya la sangre en mis sienes, la respiración aumentaba la frecuencia y mis dedos se crispaban sobre el pelo y la cabeza de mi osada vecina y dulcísima Sra. M…
Notando mi extremo grado de placer y excitación detuvo la ejemplar ejecución de esa gran mamada de campeonato, se irguió a una posición mas cómoda y tomándome por el cuello se acerco a darme un babeante beso que en principio se me hizo asqueroso..! Me había estado chupando el pene y ahora me besaba en la bocaaaaa! No imaginaba el placer infinito al que esa experiencia me conduciría con el tiempo.
De momento me daba nausea. Sin embargo no fue por mucho tiempo ya que mi aplicada instructora volvió a tomar mi pedazo entre sus labios y aaahh..! que sensación…! pero oooh¡ sorpresa que repetía el acto anterior y me sometía nuevamente a sus bezasos con las suculentas babas tomadas de mi verga…! así procedió una y otra vez hasta que curiosamente, de este modo me obligo a pasar por alto el resbaloso frotar de nuestros labios con lo que yo creía por mi inexperiencia, poco higiénicos residuos de orina o que se yo…! Vaya bruto estarás pensando, pero no niego que, así fue…
Continuo jugando de esta forma hasta que acto seguido, se levanto sobre sus monumentales columnas de carne – ven mi niño- pronuncio y prácticamente arrastrándome fuera del cuarto de baño, caminando delante mió, balanceaba su enorme trasero en un sube y baja exquisito que quede sin habla automáticamente, aquellos promontorios de carne blanca temblaban como cuajadas gelatinas y en cada paso el sube y baja de sus nalgotas invitaba a ser manoseado, mirado, mordido y amasado.
De este modo me condujo a la recámara donde estuve antes hurgando sus prendas íntimas y depositando ese mega culo en la cama a la vez que empujaba hacia el suelo las prendas que ahí yacían aguardando nuestra llegada me miro con cierta malicia tirando de mi mano y dijo –ven chiquito-
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