Mmmmmm mujeres gordas y mmmmmm maduras (septima parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Septima parte
Era un beso aplicado con sentimiento, con ternura casi maternal. Sentir sus labios suavemente me produjo un placer nuevo, rozando mis labios húmedos, ejercerciendo una mínima presión en el acto, el contacto me obligo a cerrar los ojos para concederme la intensidad adecuada a la sensibilidad del toque. Un simple encuentro de labios. Sus labios se posaban sobre los míos ejerciendo una mínima presión.
Hecho con suavidad, era ese nuevo punto de partida. Procedio a arremolinar sus labios lentamente alrededor de los mi boca. –Relájate- dijo cuando me sintió turbado e intentando frotar mi verga instintivamente en su vientre, en su panza, entre sus piernas. -Tranquilo mi niño, ahora es con calmaaa, primero déjate sentir y permite que tus labios saboreen mi boca-
Esto resulto ser una bendición y con tan poco esfuerzo..! Así, continuo con un suave remover de sus carnosos labios removiendo su lengua en pequeños circulitos, poso sus labios húmedos en mi cuello sorbiendo golosa su propia saliva y restregando hacia mi oreja izquierda. La sensación de cosquillas acudía precipitada e impaciente, pero también sentía que su nuevo jueguito me erizaba el pelo de la nuca como gatito indefenso ante el imponente can que lo ataca. Acomodándome a sus nuevos movimientos y ligeramente mas controlado que un potro desbocado, movía su lengua ahora recetándome sendos lengüetazas sobre la parte baja del cuello y pretendiendo ir hacia mi pecho y mis tetillas.
Oleadas de sensaciones nuevas me fluían interminables de pies acabeza en un caudal abundante solo comparable al volumen de las cataratas del Niágara. Con sus tozudos brazos me sobaba el lomo descubierto de mi enclenque cuerpecillo atrayéndome ahora un poco de la cintura para alcanzar mi pecho, obedecí a su intención como caballito domado corriendo mi cadera sobre su abundante cuerpo hacia su pecho y cuando mis nalgas estuvieron a su alcance me jalo aun mas acercando mi…pene ooooh! Ahora entendí… Deseaba poner mi pene entre sus globos de carne.
Rápidamente adivine su intención y sin pensarlo coopere en lo que pude para sentirla apretándome el pito con sus redondas bolas que empujaba ejerciendo presión con sus antebrazos. No fue muy largo el momento de su osadía en esta posición, jalándome mas aun de las nalgas me coloco al alcance de su boca y engullo sin mediar palabra la punta de mi verga dura, colorada, adolorida ya por lo intenso del momento.
Creí que para ese momento estaba a punto de morir y me seria justo y merecido caer sacrificado a la entera voluntad de mi putísima diosa pagana. Con el mete y saca de mi alborotada y adolescente verga dentro de su boca pude contemplar desde mi posición que bien podía tragar mi pedacito entero aquella bocaza divina y le concedía capacidad para engullirme por entero a mi mismo.
El espejo de su tocador nos contemplaba fijamente frente nuestro y hasta entonces sobre el espejo note la mirada amenazante de otro hombre en esa habitación. Era la mirada fija de su esposo en la fotografía recuerdo de su unión conyugal con la Sra. M… hacia al menos 25 o 30 años. Desde el cuadro nos miraba fijo, impávido mirando a su ex esposa y en sus propios ojos a la Sra. M… y a mi repetir el acto que seguramente contemplo la imagen de la Sra. M… hacia un año cuando lo encontró con su amante.
Haciendo caso omiso a esa amenazante mirada, continuamos con el jueguito aquel que me trastornaba por completo transportándome inevitablemente a un estado de semi inconciencia por las oleadas brutales de éxtasis que me aturdían. Sentí la gloria, con la temperatura interior de esa boca rodeando mi pene erecto prodigándome interminables caricias celestiales. La Sra. M… notando mi extremo grado de excitación me dio un ligero empujoncito, se incorporo lanzando un profundo suspiro al aire y acercándose al tocador, extrajo del cajón superior un sobrecito al que le rasgo la cubierta y extrajo un objeto redondo mientras se acercaba y se hincaba ante mi, (hasta entonces supe que y como era un preservativo) mismo que procedió a colocar con mucho cuidado sobre mi pene erecto hasta quedar satisfecha y me dio un ligero empujoncito, cayendo yo de nalgas en la cama, me indico deslizarme hacia el centro del colchón mullido y ya algo hundido por el cansancio de los años
Crujiendo se quejo al recibir el peso de los dos cuerpos y contemple en esa posición la humanidad de esa mujer que amenazaba aplastarme sin piedad en cada paso que daba con sus rodillas apoyadas a mis costados y la acercaba haciendo desaparecer mi cuerpo bajo ella, apoyándose con una mano a mi costado izquierdo a la vez que se reclinaba hacia mi cara, yo seguramente abría los ojos desorbitados temiendo la asfixia bajo ese voluminoso cuerpo. Con su mano izquierda tomó mi ansioso pedacito y lo condujó decidida a su húmeda y profunda raja, infierno ardiente de placer.
-Mi niño, quiero que sientas esto porque yo te quiero sentir-
Acto seguido la cabeza de mi verga percibió el calor candente de su intimidad húmeda y milímetro a milímetro fue dejando caer su cadera, descendiendo verticalmente, exacto el descenso, programado el movimiento, su grupa sobre mí fue bajando hasta que aquel chochazo gentilmente conociendo las normas del anfitrión daba la bienvenida ofreciendo su calida hospitalidad a mi excitadísima tranca engullendo mi escasa dimensión. Mi cadera ante tal sensación, impulsiva deseaba agitarse y la Sra. M… percibiendo mi ansiedad me controló nuevamente diciendo –tranquilo mi niño, con calma, con calma-
Inicio un suave y no muy pronunciado movimiento de su cadera permitiendo deslizar brevemente arriba y abajo su parte sobre mi erizada y palpitante verga. Aplico a sus nalgas un ligero movimiento circular mientras subía o bajaba que me imagine minúsculo bajo un bombón.
Estuvo aplicando su rítmico y suave movimiento por algunos minutos mientras yo sentía que la intensidad de la sensación era ya insoportable, me llevaba al paroxismo del placer y de repente ceso en su movimiento y despegando su humanidad de la mía sin yo comprender por qué, se levanto y me dijo –ahora te subirás tu sobre mi- Ni tardo ni perezoso respondí a su orden, me levante y ella se dejo caer nuevamente sobre su espalda, abrió sus piernas levantándolas ligeramente y me llamo –ven chiquito, ahora tu hazlo- Deposite mi humanidad sobre su inmenso cuerpo y como si fuera un experto adelantando la cadera encontré inmediatamente la ranura ardiente iniciando la penetración de ese rinconcito secreto.
-Con calma mi niño, siente primero como es…- introduje mi ya desesperado cincel en su caliente raja hasta que sentí que ya no había mas que meter, quizás los huevos..! pero no! no los sentía, pensé que ya estarían adentro.
Una vez que la Sra. M… dedujó que ya no había mas material que meter susurró a mi oído –siente chiquito y no te muevas- la sensación indescriptible de ese momento fue aun superior a todo lo anterior. Su parte interiormente la sentía como latir, temblar, apretar o que se yo..! Contemple a la Sra. M… bella, inocente, dulce, mi diosa cerrando sus ojos, haciendo un acto de concentración y entonces pude perfectamente percibir unos ligeros apretoncitos sobre mi pene…! La Sra. M… me prodigaba palpitaciones sobre el pene con su intimidad, semejantes a las mamaditas con su lengua y labios..! Parecían ligeras y dulcísimas chupaditas, como si su coño estuviera herido de muerte por mi pedazo mortal de estaca clavado al fondo y latiera agonizante. Permaneció asi por poco tiempo realizando se magistral ejecución y yo sentía que la sangre iba y venia como la agitada marea del mar en una noche de octubre.
La Sra. M… como si agitara la bandera a cuadros en la línea de meta dándome el banderazo definitivo de salida dijo – ahora tu chiquito, muévete- a lo que obedecí de inmediato y empecé con fruición un mete y saca acompasado, que lentamente al principio y frenético a medida que aumentaba la excitación me elevaba la convulsionante calentura. El rostro de la Sra. M… se alteraba notoriamente e iba cambiando su color blanco al rosa profundo que pude percibir habia alcanzado después de la mamada que me obligo a darle minutos antes obligado por su mano y eso me causaba mayor estimulo.
Mi cabeza tenia una revolución, mi sentidos eran un nudo incontenible de pasión y mi pene se declaraba impotente de contenerse ante tanta nueva sensación.. La experta Sra. M… muy bien supo en que momento llegaría la salvaje explosión de mi verga y cuando determino el momento preciso enrollo mi cuerpo con sus piernas por detrás de mi como un candado y presionando mi cadera sobre su vientre inmenso removiendo su culo debajo de mi decía apretándome –siii, asiiii, asiiii, aquiii, todo, todo asiii mi niñññooo todoooo…cabroooon!-
Si esta narración te parece interesante regalame tu comentario para agregar la continuación… porque aun falta mucho mas..!
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