Pasión por el chocolate III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por latosita.
Al terminar de hacerle sexo oral a Marcos y tragar todo su semen, mi excitación no había disminuido, por el contrario, se incrementó; me di cuenta que su pene no estaba completamente limpio, aún tenía restos de chocolate y, en menor medida, lechita caliente, así que volví a lamer, ahora muy lentamente hasta eliminar todo rastro; él solo me acariciaba la cabeza, cuello y espalda.
Me incorporé y me senté a su lado, nos besamos en la boca y pronto sentí cómo acariciaba mis piernas y subía lentamente, levantando la falda y llegando hasta el trasero; con mucha suavidad comenzó a deslizar mis bragas, sin dejar de prodigarme caricias; aproveché para separarme un poco, desabrochar por completo la blusa y descubrirme una teta, poniendo un poco de chocolate y acercándola a la sorprendida cara de mi amigo; así, mamando un seno y bajándome las bragas al mismo tiempo, ambos llegamos a límites insospechados de calentura y deseos de hacernos de todo.
¡Qué rico sentí cuando su dedo empezó a explorar mi entrepierna! Solo pude decir “¡Sí, sigue, quiero más!”; con gran destreza separó los labios vaginales y no sé si confundió la uretra con el clítoris, pero estuvo unos segundos masajeando esa zona; ¡con lo que me encanta comenzar ahí!, lógicamente, me calentó mucho más, todo mi cuerpo ardía de deseo y, aún más, porque él seguía mamando una teta, succionando, mordiendo y estirando el pezón.
Poco tiempo después fue el turno del clítoris para recibir ese rico masaje, mientras un par de dedos hurgaba entre los labios inferiores, buscando la entrada de mi húmeda y ardiente vagina, introduciéndose suavemente, quizá solo la mitad, estaba tan extasiada que no puedo afirmar con seguridad lo que pasaba allá abajo, solo sabía que me estaba gustando cada vez más y me arrancaba gemidos de placer.
Tiernamente, Marcos me ayudó a recostarme en el sofá, separándome las piernas y quedándose un momento contemplando mi palpitante entrepierna, como quien admira el delicioso manjar que está a punto de comer; en realidad, yo no sabía lo que iba a hacer a continuación, pero ansiaba que prosiguiera.
Con gran asombro vi cómo vertió chocolate en mi pecho y, con una fina línea, trazó un camino hasta el bajo vientre; sonrió con malicia, acercó la cara a mi pecho, recorrió con su lengua el pequeño río del dulce líquido, haciéndome vibrar, sudar, jadear y gemir; pasó fugazmente por el vientre y, por fin, llegó hasta el destino deseado: la vulva; no pude contener un grito de inmenso placer cuando sentí el húmedo apéndice recorriendo la rajita, como había hecho previamente con los dedos.
Marcos realizaba movimientos rápidos con la lengua para recorrer toda la raja, llegar al clítoris y lamerlo en círculos, mientras sus dedos me penetraban con gran velocidad; jadeaba, gemía y sentía que se me iba la vida; no tardé mucho en llegar al mejor orgasmo que había tenido en mi vida y, sabiendo que estábamos solos, no quise reprimirme, grité como loca sintiendo cómo se contraían mis entrañas y manaban jugos de mi vagina, a chorros, era como si estuviese orinando.
Al terminar, me ayudó a enderezarme un poco, se sentó y me recosté en su pecho; así estuvimos unos minutos, hasta que se nos normalizó la respiración, ambos estábamos felices y plenamente satisfechos; faltaba poco para que volviera mi familia, así que nos recompusimos la ropa y limpiamos el desastre que habíamos dejado en la sala, encendimos la televisión solo para disimular, porque no pusimos atención a la programación.
Minutos después escuchamos que se abría la cochera y metían el carro; mi hermanito fue el primero en entrar a la casa, me vio y me hizo algunas señas, apuntando a mi pecho, no me había dado cuenta que dejé la blusa demasiado abierta y se me veía el sostén, afortunadamente, alcancé a abrocharla antes de que entraran mis padres.
Nos contaron que les fue muy bien y que la película que vieron estuvo genial, luego se fueron a la cocina; el enano, antes de acompañarlos, se acercó discretamente a mí y susurró “cochinita pervertida”, luego, salió corriendo con una gran sonrisa en su cara.
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