PERDIDOS II (CAP 18) “LA MAMI MEONA”, EL JUEGO FAVORITO DE TOMÁS (Segunda Parte)
Tomás y Mamá siguen jugando, pero Jonás comienza a perder la paciencia con mamá, por sentirse afuera de todo..
CAPITULO 18:
“LA MAMI MEONA”, EL JUEGO FAVORITO DE TOMÁS (Segunda Parte)
Tomás y Mamá siguen jugando, pero Jonás comienza a perder la paciencia con mamá, por sentirse afuera de todo.
La Lluvia intensa de la madrugada despertó a Tomás, miró la hora en su teléfono móvil y eran las 5:42 de la mañana, sabía que faltaban todavía algunos minutos para que Judith se levantara, por lo que luego de dar algunas vueltas en la cama, fue al baño a orinar, y volvió a la cama a esperar a oír a mami levantarse para ir al baño tal cómo lo hizo él
Al llegar a la habitación, vio la bombacha blanca con corazoncitos rosados de Judith, que estaba tirada en el piso. La tomó entre sus manos, apagó la luz de su cuarto y se acostó en la cama a oír la lluvia que caía casi torrencialmente allá afuera, mientras disfrutaba de la humedad y el olor intenso a la meada que Judith había descargado sobre ella mientras conducía su coche en la carretera con destino a la finca.
Estaba disfrutando intensamente de las fragancias y la fresca de mujer y la humedad que aún persistían en la bombacha, mientras oía la lluvia allá afuera, cuando lo sobresaltó oír el despertador de mamá sonando en el cuarto donde ella dormía con la puerta cerrada.
El sentir los aromas femeninos de Judith impregnados junto a la todavía persistente humedad en esa bonita y delicada bombacha blanca de Judith entre sus manos, junto al recuerdo de todo lo ocurrido en su auto estacionado en la cochera de la finca, ya lo estaba excitando mucho a Tomás, que al oírla salir de su cuarto y dirigirse al baño a mear cómo en cada mañana, le hizo tener una inmediata y gran erección.
El oído de Tomás se afinó para no perderse ningún detalle sonoro de los ruidos que llegaban desde el baño.
Así fue que la oyó encender la luz, levantar la tapa del inodoro, levantarse el camisón y sentarse en el inodoro.
Todo queda en el más absoluto silencio durante unos cuantos segundos, en los que Tomás cubre su nariz y boca con la parte delantera de aquella bombacha blanca con corazoncitos rosados, y comienza a embriagarse de esa humedad y el intenso olor a meo de la bombacha en la que Judith se había meado esa noche para complacer a su hijito y tener con él un buen encuentro sexual en su auto en la cochera de la finca, luego de llegar del viaje desde Nueva York y tener a su regreso a Crisao un extenuante día laboral y reunión en el club social donde la destacada y adinerada empresaria de 48 años participaba activamente.
Embriagado de placer por el intenso aroma a hembra y humedad de la bombacha, y excitado también por la impaciente espera para oír caer la primera meada mañanera de la concha de Judith, él empieza a pajearse suavemente en su cama con los ojos cerrados y aspirando profundamente del perfume y humedad de la bombacha de la mamá.
- ¡Ah, aaaaaaahhh, mamá te amo mi amor, aaaaaahhhhh, hermosa, vamos mami meate, meate de una vez, aaaaaaahhhh, meame todo hermosa, aaaaaahhhhh! Gemía y decía Tomi en voz baja masturbándose cada vez con mayor intensidad en su habitación.
Y fue entonces que en ese momento empezó a escuchar la caída de las primeras gotas de meo de la mamá, a las que siguieron unos breves instantes de silencio, para después retomar el meo con un potente y largo chorro de meada, que se prolongó durante unos 56 segundos, sin pausa alguna, en los que Tomás se masturbó frenéticamente, aspirando de aquella bombacha húmeda que cubría su rostro.
- ¡Ahahahahaha, aaaaaahhhh, mamá mamáaaaaa, ahahahahahaha, meate carajoooooooo, aaaaaaahhhhh, aaaaaayyyyyy, así mami, así mi amor, así mi vida, ahahahahaha! Gemía jadeaba y decía debajo de esa bombacha meada que le cubría el rostro, mientras la besaba y lamía escuchándola a Judith mear en el baño.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh, mamá fue hermoso, mamá te amooooooo! Gimió y Dijo Tomás escuchándola mear y teniendo su orgasmo, mientras ella ya se subía la bombacha (sin antes limpiarse la concha) y tirar la cadena.
Ella se lavó la cara, y acto seguido salió del bañó y entonces pasó por la habitación de Tomi, se paró en la entrada, le encendió la luz grande, y al verlo acostado en la cama con su bombacha en el rostro, le murmuró:
- ¡Que cochino! Le murmuró ella desde la puerta de la habitación con una gran sonrisa de satisfacción y placer en sus labios.
Antes que él pudiera responderle el comentario, ella le apagó la luz y se fue a su cuarto a vestirse para desayunar e ir a trabajar.
Entonces tras seguir descansando unos minutos más en la cama, al oírla salir a mamá de su cuarto, Tomás se levanta, se viste y tras un breve paso por el baño, baja las escaleras y va a la cocina, donde Judith estaba preparado el desayuno para todos.
- Buenos días ¿cómo amaneció el cochino de la mami? Le pregunta ella al verlo a Tomás llegando a la cocina.
- Buenos días mami, ¿por qué el cochino de la mami? Le responde él.
- ¿Se puede saber qué hacías con la bombacha de mamá en tu cara? ….. ¡cochino, eso no se hace, guacala, cómo va andar oliéndole la bombacha a su mami? Le regaña ella tiernamente.
- ¡Jajajajaja, ella me las presta! ¿cuál es el problema? Responde él juguetonamente.
- Y decime Vos una cosa ¿no hay otra bombacha que puedas oler, la de una novia, amiga, amiguita o alguien así? Le pregunta ella con una sonrisa cómplice y una mirada tierna en sus ojos.
- No mami, Sos la única que me presta sus bombachas para que pueda disfrutar del olor de una concha. Le responde él.
- ¿Tiene rico olor la concha de mami? Le pregunta tiernamente ella.
- ¡Si, riquísimo! bueno no sé, tampoco he olido otras conchas, solo la tuya mamita. Le responde Tomás.
- ¡Jurame que nunca vas a oler otra concha! Y mami te va a prestar sus bombachitas siempre. Le dice ella.
- ¡Jajajaja, ya sabés que soy tuyo mami!… ¿vamos a seguir jugando hoy a “La mami meona”? Le responde Tomi.
- ¿Te gusta ese jueguito con mami mi amor? Le pregunta ella sonrojada, pero con una miradita muy pícara.
- ¿Que si me gusta? ¡me encantó encontrarte toda meada en el auto, echarte talco en la conchita, higienizarte con mi lengua y hacerte el amor! ¿A Vos no? Le responde Tomás.
- ¡Si, claro que me encantó! bueno, te prometo que hoy lo vamos a seguir jugando, y ¿te gustarían más jueguitos con mami? Le pregunta muy picarona ella.
- ¿Mas jueguitos? No sé mami, no sé me ocurren más jueguitos con mami por ahora, ¿por qué no pensás alguno Vos? Le dice Tomás.
- Está bien mi amor, ya se le va ocurrir algo a mami. ¿levaste la bombacha al cesto de la ropa sucia? Hoy viene la chica que limpia, y no quiero que se encuentre una bombacha mía en tu cuarto, ¡además, menos en el estado en la que la dejé anoche, va a pensar que me mie en tu cuarto! Dice Judith poniéndose colorada.
- ¡Jajajajajaja, imagínate las cosas que puede imaginarse si se le da por pensar que fuiste a mi habitación a rebolear la bombacha! Comenta el chico con mucha gracia.
- ¡Tomás, ni lo menciones y anda a dejar esa bombacha donde te dije, no quiero tener que dar explicaciones ridículas a nadie! Dice horrorizada la mamá.
- ¡Jajajajaja, bueno, pero puede ser la bombacha de alguna amiguita que me visitó anoche! ¡tampoco tiene que sospechar de Vos, así de una! Le responde él.
- Las chicas ahora usan tangas, a mí no me gustan las tangas, además ella lleva años trabajando con nosotros, sabe de memoria cual es mi ropa. Le replica Judith.
- ¡Jajajajaja, bueno, bueno, ya voy, ya voy. Dice Tomás y dejando su café a medio tomar.
- ¿De que hablaban ustedes 2? ¿cuál es el problema con la bombacha? Pregunta Jonás al llegar a la cocina, dándoles a entender de que algo había escuchado sobre lo que hablaban en la cocina.
- Hola hijo buenos días mi amor, nada, nada, una conversación que Tomi tenía con mami, pero no tiene importancia. Dice Judith un poco nerviosa.
- ¡Jijijijiji! ¿se sigue pajeando con tus bombachas el enano mugriento este? . Le pregunta Jonás.
- ¡No, no, nada que ver, no pasa nada, no pasa nada! Responde ella muy nerviosa.
- ¿Segura? Tu cara no dice lo mismo, mamá, ¡Ósea, todo bien con ustedes, el jueguito que tienen por las noches, el viaje a New York! ¿Pero por qué lo ocultan? … ¿es para no caer otra vez en la misma con todos? Le reprocha su hijo mayor.
- ¡Jonás, por favor hijito, basta! ¿Si? Le suplica ella.
- Ósea… ¿Cómo? ¿Nosotros quedamos a fuera? ¿El nuevo y único consentido acá es Tomi y punto? Le recrimina Jonás.
- Jonás hijo, a Vos ya te dije que te iba a dar una respuesta, ya vamos a volver nosotros también, pero dame un tiempito, con Tomi recién estamos volviendo. Dice Judith casi suplicando.
- Está bien mamá, pero te estamos esperando todos. Le dice resignado él.
- ¿Todos? Pregunta ella.
- Y ¿Ronaldo, Jonathan y Yo? Responde él.
- ¿Por qué siempre tenés que ser la voz del pueblo? ¿Por qué no hablás solo por Vos y dejás que el resto venga a hablar por sí mismo conmigo? Protestá la madre.
Tomás vuelve a la cocina y al ratito llegan Jonathan y Ronaldo, por lo que la charla entre Jonás y Judith quedó ahí.
Ellos terminan de desayunar, y Jonás y Judith van a la empresa, Tomi, Jonathan y Ronaldo a la facultad.
Ya en la empresa, Madre e hijo vuelven a la rutina del trabajo, y Ella vuelve a sentirse devorada por la mirada de su hijo mayor, y en ocasiones ella lo correspondía con una tierna y sensual sonrisa, pero en ciertas oportunidades Judith llegaba a sentirse acosada, agobiada, importunada por su propio hijo mayor, quien la miraba descaradamente cómo hombre muchas veces frente a todos.
Era cerca del mediodía cuando Judith recibe un mensaje en su teléfono móvil, y era nada más ni nada menos que de su amiga Jakeline Bauer, la periodista, quien quería almorzar con ella para de paso conversar sobre el libro que quería escribir sobre el increíble naufragio en la isla.
Judith aceptó la invitación, y fue a la casa de su amiga, donde después de almorzar le concedió una larga entrevista de algo más de 3 horas, donde contó muchas cosas con lujos de detalles.
Finalizada la entrevista, Judith, fue a la finca a cambiarse, para juntarse con Jakeline y con el resto del grupo de amigas y salieron al parque de la ciudad a trotar y hacer ejercicios, algo que a las veteranas amigas las mantenía con un físico impecable.
Eran ya las 6 de la tarde cuando Judith vestida con calza deportiva fue a la empresa y siguió trabajando hasta las 8 de la noche, de ahí al gimnasio y a las 10 volvió a la finca.
Estando en la ruta conduciendo su coche, sintió ganas de mear, y entonces se acordó de Tomi, y de lo bien que la habían pasado la última vez haciendo el amor en la cochera de la finca.
Entonces toma su teléfono móvil y le manda un audio a Tomi:
- ¡Guaaaa, guaaaaaa, guaaaaa, la mamá bebé se meó, guaaaaaa, guuuaaaaa, necesita que la cambien! Dijo Judith en el audio emulando un llanto de bebé.
- ¡Bueno, mi amor, no llore mi mami hermosa, cuando llegues tu Tomi te cambia! Le respondió Tomi casi al instante en otro audio.
Ella se sonrió satisfecha al oír la respuesta casi inmediata de su amado Tomi, entonces y mientras seguía conduciendo por la ruta, ella se relajó, separó lo más que pudo sus piernas y simplemente y aprovechando el poco tránsito de esa noche, cerró sus ojos por unos breves instantes hasta sentir que por su concha empezó a salir un caliente y largo meo, que mojó primero la bombacha rosada que le había puesto su hijo la noche anterior, el meo siguió saliendo y mojando su calza celeste, el asiento del auto y el piso del mismo, mientras aquella meada seguía saliendo de su concha peluda y deslizándose por sus pierna, poniendo en la cara de Judith una expresión de alivio al desagotar su repleta vejiga.
Para cuando ya casi terminaba de mear, sintió cómo esta vez hasta toda su cola estaba empapada, y fue recién ahí que el incesante flujo amarillo y caliente que emanaba de su concha, por fin se detuvo.
Habiendo terminado de mearse por completo, Judith aceleró y condujo raudamente a la finca familiar, y tras 15 minutos de viaje llegó a destino.
Estando ya a pocos metros de la casa (ya en el interior de la finca) pudo ver que la cochera ya estaba con el portón abierto, la luz encendida y Tomás esperándola.
Ella entró el coche, lo estacionó junto a los de sus hijos Jonás y Jonathan, tal cómo la noche anterior.
Tomás presionó el botón que bajaba el portón metálico y la cochera quedó completamente cerrada. Entonces corrió al encuentro con su “accidentada” mamá”.
- ¡Gua, gua, gua, gua! “Llora” Ella encerrada en el auto, y mirándolo pícaramente a él.
- ¡Y voy mamita, ya voy mi bebita! Le dice Tomás abriéndole la puerta del auto.
Entonces, el chico le desabrocha el cinturón de seguridad, y la ayuda a bajar del auto, la lleva hacia la parte delantera del coche, y la recuesta bocarriba sobre el capot del coche.
Allí cuando le saca las zapatillas se empieza a dar cuenta del “problema” por el que la “bebé” llegó en su coche a casa llorando tanto, y es que esta vez ¡Judith se había re contra meado!
Le sacó las zapatillas, y después no supo de donde agarrarla para no mojarse con la meada que Judith se había echado encima mientras conducía su coche por la ruta camino a casa.
Pero a la vez, toda esta situación y puesta en escena por su mamá para jugar con él y complacerlo una vez más con el fetiche de verla meada, le provocó una gran erección, que la propia Judith no tardó en notar.
Lo pensó unos instantes, entonces la puso de pie, le bajó la calza celeste hasta los tobillos, y con la ayuda de ella se la sacó. Entonces la volvió a acostar en el capot del coche, le abrió las piernas, y colocándose entre ellas hundió su rostro en la empapada bombacha rosada que Judith aún tenía puesta.
Empezó a besarle y lamerle la concha por encima de la bombacha, ella disfrutaba en silencio, mientras le acariciaba la cabeza con ambas manos.
Así estuvieron unos 6 minutos, hasta que el chico le sacó la bombacha rosada completamente meada, y entonces empezó a besarle y lamerle la concha.
- ¡Oh, ooooooohhhh, hijito mío, hijito de la mami, aaaaaaahhhhh, seguí mi amorcito divino, así divinura de la mamá, así preciosura hermosa de la mami, aaaaaahhhh, aaaaaaayyyy que lengua tenés guacho de mierda, me re mearía toda a ahora para que tu leguita chapotee en la concha con mi meada, aaaaaaaaaahhhh! Decía Judith entre intensos y largos gemidos de placer en aquella cochera acostada en el capot de su coche mientras su hijo le comía la concha limpiándosela.
Entonces, Tomás empieza a acariciarle el ano con el dedo índice, mojándolo y dilatándolo tanto, cómo para poder introducirlo en él hasta tocar con la punta la cacona de mami.
- Aaaaaahhhh, aaaay si mi amor, seguí mi vida, seguí mi amor, revolvele la caquita a la mami, te amooooo! Le dice Judith entre gemidos de placer
Tomi lamió cada rincón y pliegue de aquella peluda concha, recorriéndole toda aquella zona y recogiéndole toda la meada allí presente con su lengua, mientras que con su dedo jugaba con la caca de la mamá, haciendo gemir de placer a Judith, quien por momentos llegaba a retorcerse de placer acostada sobre el capot de su auto en la cochera de la finca familiar.
Entonces una vez concluida la “limpieza” de la concha de mami. Se desvistió y se dispuso a penetrarla allí mismo.
Una vez desnudo, se tomó la erecta verga y la apuntó directamente a la entrada de la concha de su madre.
Y entonces comenzó a rosarle la verga en la entrada de la concha.
Por momentos Judith parecía convulsionar de placer, dando saltos espasmódicos sobre el capot del coche al sentir el rose de aquella verga sobre sus labios vaginales y clítoris.
- ¡Ah, aaaaaahhhh, ah, aaaaaaaaahhhh, ah, aaaaahhh! ¿quién te enseñó a hacerle eso a mami? ¡ah, aaaaaaahhh, ah, aaaaaaaa, me encanta, seguí carajo, seguí tigre, seguí tigrecito de mamá, ah, aaaaaaaaaaayyyyy, me lo vas a hacer tener, tigre, me lo vas a hacer tener! Decía Judith entre quejidos gemidos y convulsiones de placer, al sentir que iba a tener su primer orgasmo con solo sentir la punta de la verga de Tomás rosándole la entrada delantera.
- ¡Aaaaahhh, aaaaaaahhhhhhh, ¡Vos mami, Vos me enseñaste esto y todo lo que sé en la cama! Le respondió Tomás entre gemidos.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhh, aaaaaaaaaahhhh, que que que, que bien aprendiste, lo lo lo estoy teniendoooooooo, aaaaaaaaaaaaahhhhhh, aaaaaaaaayyyyyyyy! Gemía ella a gritos retorsiendose sobre el capot del auto.
Entonces, viendo que mamá ya había tenido el orgasmo, el chico la penetró de un solo empujón metiéndole toda la verga adentro.
- ¡Aaaaaahhh mamá, aaaaaaahhh! Gimió el chico, cundo se la clavó hasta lo más profundo a la mamá.
- ¡Aaaahhh, ahahahahahahahahahahahaha! Gimió Judith cuando Tomás se la clavó y jadeó cuando la bombeaba intensamente.
- ¡Aaaaaahhhh, mami, aaaaaaaaaahhh, tomá hermosa, tomá, mi reina, tomá mi amor, aaaaaaaahh! Decía Tomás entre gemidos de placer bombeándola con todas sus fuerzas y estrujándole las tetas con ambas manos.
- ¡Ahahahahahaha, aaaaaaaaayyyyyyy, me matás, me muero de placer, te amo, te amooooo, ahahahahahahahahahahahaha! Dijo ella entre gemidos y jadeos.
- ¡Oh, ooooooohhhhh, mamiiiii, mamiiiiii, lo tengooooo, lo tengooooo! Le dijo él a punto ya de tener su orgasmo.
- ¡Ahahahahahaha, tenelo con mami, tenelo con mami, ahahahaha, ¡Yo ya lo estoy teniendo otra vez, ahahahaha! Le dijo ella teniendo su nuevo orgasmo entre jadeos intensos.
- ¡Ahahahahahahahaha, aaaaaaaaaoooooooooooooh, aaaaaaaaaaaahhhhh! Jadeó y gimió con Voz ronca Tomás descargándole toda la leche adentro a su mamá.
El chico le sacó la verga de la concha, y Judith quedó rendida casi desvanecida acostada en el capot del coche.
Mientras ella descansaba hasta dormitar sobre el aún tibio capot de su auto, él le tomó varias fotos así desnuda acostada sobre la trompa del lujoso coche blanco.
Dos o tres minutos más tarde Judith despertó, al sentir que su hijo le pasaba una toallita húmeda sobre la concha y piernas, para terminar de higienizarla, luego le poso talco y entonces fue a la habitación de la mamá en busca de ropa interior limpia y seca para ella.
Cuando volvió a la cochera, ella volvió a despertarse. El chico le pone una bombacha roja y un corpiño del mismo color y un camisón rosado, entonces ella ya muy cansada y complacida, se va a dormir, mientras el chico se queda limpiando el coche de mami. Tras lo cual se retira a descansar llevándose a su dormitorio la bombacha meada de la mamá.
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