PERDIDOS II (CAP 8) EL VIAJE A NUEVA YORK V: LAS FOTOS DE LA MAMÁ EN ROPA INTERIOR:
Tomás se convierte en el objeto de la envida de todos sus hermanos, al estar poseyendo por varios días a mamá y solo para él en un cuarto de hotel..
Tomás observa a su madre completamente desnuda durmiendo profundamente acostada bocabajo en el centro de la cama, después de semejante cogida. Al verla tan dormida, tuvo compasión de ella y se acostó a su lado en la total oscuridad de la habitación.
Transcurrieron varios minutos, y Tomás lejos, muy lejos de dormirse, comenzó a pensar en todas las promesas que le había hecho mamá para esa noche. Y si bien, lo mejor quizás ya había pasado con la cogida, aún quedaba ver a mami desfilando en ropa interior por aquel cuarto de hotel en el que se hallaban y permanecerían solo por dos días más antes de volver a casa con los demás. Y eso justamente lo llevaba a pensar que tenían que disfrutar al máximo cada momento a solas.
Y este pensamiento le provocó una enorme erección de inmediato.
Se dio la vuelta y abrazó a su mamá que seguía durmiendo boca bajo y entonces empezó a acariciarle sus nalgas, hasta meter un dedo entre ellas y acariciarle el ano con la punta de los dedos, lo que provocó que en varias oportunidades ella le soltara gases en la mano, de manera totalmente involuntaria mientras dormía profundamente.
Tomás se olía la mano después de cada gas que le liberaba la colita de mami sobre sus hurgones dedos.
Esto se repitió varias veces, lo que aumentó más y más la calentura del chico con cada vez.
Ya totalmente fuera de sí, se chupó bien los dedos y los babeó lo más que pudo, para volverlos a meter en la colita de mami, y lubricarle bien el ano.
Tomás ya no pensaba en verla desfilar en ropa interior en frente suyo, sin descargarle su leche en el cogón culo de la mamá primero.
- ¡Aaaaayyy, mi amor, voy al baño, me parece que mami quiere hacer caca! Dice Judith con voz tierna y entre dormida mientras los dedos de Tomás le penetraban el ano, provocándole que se le escapara involuntariamente otro gas soplándole los dedos y manos a su inoportuno y atrevido hijo.
- ¡No mami, no, déjame montarte primero! Le suplica él subiéndose sobre ella.
- ¡Ayyy, no, salí, déjame! ¿que no ves que me estoy cagando en la cama? Protestó Judith tratando de sacárselo de encima mientras él le metió su espada entre las nalgas y ya a punto de clavársela hasta los mismos huevos.
Todo fue cuestión de un breve forcejeo para que esa vara de carne le entre a Judith hasta lo más profundo de sus entrañas, y ella se diera por vencida en su vana lucha, y solo se dedicara a resistir las ganas de ir al baño, que le provocó el hurgueteo en su ano de los dedos de Tomás mientras la pobre dormía después del polvazo que se echó con él.
Tomi la siguió envistiendo casi hasta tener el orgasmo, pero decidió guardarse la leche para más tarde.
Él la liberó y ella se levantó y corrió al baño a atender las necesidades de su barriga.
Tras varios minutos de esperarla acostado en la cama reponiendo energías, Tomás ve salir del baño a mamá más aliviada, entonces ella se acuesta en la cama junto a él.
- ¿Y lo que me ibas a mostrar? Le pregunta él, pensando en los conjuntos de ropa interior que tenía mamá para mostrarle.
- ¿Querés ver a mami desfilando en bombacha y corpiño? Le pregunta muy picarona ella.
- ¡Si me encantaría! Le responde él.
- Entonces esperame. Le dice Judith, y levantandoce de la cama, busca sus corpiños y bombachas y se va al baño.
Pasan unos breves instantes, en los que Tomás la espera impacientemente, y aprovecha a preparar su teléfono móvil para tomarle fotos a mami en ropa interior.
Entonces la puerta del baño se abre y aparece Judith vistiendo un conjunto negro.
Ella desfila posando por toda la habitación, deleitando a su joven hijo con tal despliegue de belleza y sensualidad, que la mamá exhibía con tanta naturalidad a sus 48 años frente a él.
Ella desfiló para él durante algo más de 2 horas, en la que se la pudo ver en varios conjuntos de bombachas y tangas de todos colores y sus respectivos corpiños, e incluso llegó a combinar los colores, fascinando a su hijo hasta lograr en él una enorme erección de la que la picara Judith disfrutó a pleno al ver esto en su amado Tomi.
Al finalizar el “desfile” y exhibición en ropa interior ante su hijo, Judith finalmente vestía con una tanga blanca y un corpiño negro. La tanguita dejaba escapar algunos vellos púbicos por los laterales y esto llamaba la atención de su hijo quien no paraba de fotografiarla.
Entonces, habiendo concluido el “show erótico” de mamá, desfilando sensualmente en varios conjuntos de ropa interior y combinando las piezas de diferentes colores, ella se sentó en la cama al lado de su hijo, quien dejó de lado el teléfono móvil, y abrazando a su mamá comenzaron a besarse, acariciarse y manosearse tiernamente durante unos largos instantes.
La excitación en ambos iba en aumento con cada beso, con cada caricia. Pero especialmente en él, quien, mientras no dejaba de comerle la boca apasionadamente a mamá, las diferentes escenas del “desfile” de Judith se repasaban en su cabeza, viéndola tan hermosa en esos conjuntos tan coloridos de bombachas y corpiños.
Entonces, totalmente dominado por la calentura, y decidido a dar el próximo paso, Tomás recuesta suavemente a mami en la cama, le abre las piernas, y tomando su teléfono móvil le saca varias fotos a Judith que acostada con las piernas abiertas y vestida solo con bombacha y corpiño, no dejaba de sonreírle sensualmente al lente de la cámara de su hijo.
Entonces tomadas varias fotos, Judith ve que Tomi seguía con el teléfono en la mano, haciendo cosas.
- ¿Se puede saber que diantres estás haciendo todavía con ese teléfono en la mano, teniendo a mami acostadita en la cama esperando a que te decidas a cogértela de una vez? Le pregunta muy intrigada ella.
- ¡Ya voy mami, estoy mandando algunas fotos al grupo de los hermanos para presumirles de cómo nos las estamos pasando los dos solitos! Le responde Tomás con una gran sonrisa instalada en sus labios.
- ¿Te volviste loco?… ¡cuando lleguemos me van a querer violar, especialmente Jonathan y Ronaldo! Dice Judith levantándose de la cama y quitándole el teléfono de la mano.
- ¡Ay, noooo! Reacciona con horror Judith, al ver que el resto de sus hijos comentaban las diferentes fotos de ella que Tomi ya había compartido en el grupo de WhatsApp.
- ¿Que dicen, que dicen? Pregunta impaciente Tomás.
- ¡Que Sos muy malo con mamá, que cómo vas a compartir esas fotos de ella! Le responde ella colorada de vergüenza al leer los comentarios sobre todo de Jonathan.
- ¡Me estás mintiendo, dame ese teléfono, se deben estar dando la verga contra la pared de la pura envidia al saber que te tengo toda para mí! Le replica él sacándole el teléfono de las manos a mamá.
Entonces Tomás empieza a leer los comentarios que estaban realizando sus hermanos sobre las fotos de mamá.
¡Que hijo de perra, Yo sabía que te estabas revolcando con ella! Comenta Ronaldo.
¡Hermano, era obvio!, si no hubiera sido así, ¿por qué mamá no lo eligió a Jonás para realizar ese “viaje de negocios”. ¡Era obvio que mami prefería otro tipo de compañía para pasar unos días a pleno jajajajaja! Escribe Ronaldo.
¡Y tan santita que pretende ser en casa!… ¡se merece que cuando vuelvan la agarremos entre todos y le volvamos a dejar algunas cosas en claro a la muy perra! Responde Jonathan.
¡Eso pero que ni se diga hermanito, jajajajajaja! Le responde Ronaldo.
¡Pero que buena está la muy perra! ¿seguirá teniendo la concha tan peluda cómo cuando estábamos en la isla? Comenta Jonathan justo debajo de una de las fotos de Judith en ropa interior.
¡Hermanito, si le haces zoom a esa misma foto se pueden ver algunos pelitos que salen de esa bombacha blanca, parece que “el jardincito” de mami está floreciendo por estas épocas, jajajajaja! Le aclara Ronaldo.
¡Jajajajaja! Escribe Jonathan.
Sí, hay que reconocerlo muchachos, mami es hermosa, tenemos a la “reina del hogar” más bella que alguien pueda imaginar. Escribe Jonás, sumándose a la conversación.
¡Tomás, mandanos una foto de la “reina del hogar” desnuda! Escribe Jonathan.
¡Vamos, hagan apuesta muchachos! ¿Cuánto pelo creen que hay ahí abajo? Propone Ronaldo
¡1000 a que tiene la concha bien peluda cómo cuando estábamos en la isla, la muy zorra ya ni se la debe lavar, debe haber perdido la costumbre allá en la isla! Escribe Jonathan.
¡Jajajajaja, es cierto Jony, con eso de que sabe cuánto nos gusta sentir sus olores en las bombachas que deja para lavar…! ¡Tomás debe estar tragando pura meada de hembra cada vez que se la chupa! Escribe Ronaldo.
¡Tomáaaaaaaaaaaaas, contanos algo, no te quedes callado hijo de puta! ¡acá estamos todos dándonos las vergas contra la pared, por causa de tus hermosas y calientes fotos! ¿Cuántas veces te la coges por día? Escribe Jonathan.
¡Qué pena no haber podido sacar fotos allá en la isla, nos hubieran ayudado mucho en estas noches! Escribe Jonás.
¡Muy cierto capitán, muy cierto! Responde Jonathan.
¡Totalmente de acuerdo con ustedes muchachos! Escribió Ronaldo.
¡Bueno chicos Tomi ya nos contará cuando tenga tiempo, ahora dejémoslo disfrutar de los días de luna de miel con mami!
. Escribe Jonás.
En ese momento Judith lo toma por sorpresa a Tomás que leía muy concentrado en su teléfono móvil los comentarios de sus hermanos. Y arrebatándole el teléfono de la mano se pone a leer ella misma el revuelo que había armado Tomás en el grupo de WthsApp que tenían sus hijos.
A medida que veía sus fotos y leía los jocosos y hasta grotescos comentarios de sus hijos sobre sus fotos, la invadió la vergüenza, pero también la calentura.
Y es que Judith jamás esperó que Tomi fuera a compartir esas fotos con el resto de sus hijos. Pero también la excitó de sobremanera ver el “inolvidable recuerdo” cómo mujer que había dejado en cada uno de sus propios hijos.
Ella leyó hasta el final, y hasta por momentos tuvo ganas de responder ella cómo mujer a algunos comentarios, pero al recordar que el teléfono no era el suyo, y que ella no estaba incluida en el “grupo de hermanos”, prefirió contenerse y hacer cómo que nunca vio ni leyó nada de aquello.
Simplemente mamá apagó aquel teléfono que no paraba de vibrar con la recepción de cada nuevo mensaje que los chicos seguían enviando al grupo, conmocionados por las fotos de mamá y conmovidos e impactados por su escandalosa belleza de mamá a sus más que bien puestos 48 años.
- ¿Podemos volver a lo nuestro? Le pregunta dulcemente Judith a su hijo, mientras deja el teléfono sobre una mesa.
- ¿Te enojaste por lo que hice mami? Le pregunta temeroso Tomi.
- No tanto cómo crees, a decir verdad, me excitó más de lo que pensé. Le responde la mamá abrazándolo tiernamente.
Ellos comienzan a besarse, primero tierna y delicadamente y después la pasión empezó a incrementarse.
Entonces él la la recuesta en la cama con un suave empujón, y acto seguido se sube sobre ella.
Estando los dos acostados de manera transversal en la cama y él sobre ella, es que entonces aun teniendo la tanga blanca puesta Judith abre sus piernas mientras su hijo se la devora a besos, primero besándola en la boca y por cada rincón de su rostro y bajando por su cuello hasta llegar a su pecho, momento en el que la mamá se despoja del corpiño, para ofrecerle las 2 tetas a su hijo, quien comienza a besarlas y lamerlas apasionadamente mientras ella con sus ojos cerrados y llena de placer le acaricia la cabeza con ambas manos, recordando en su mente los comentarios que el resto de sus hijos hacían en el grupo de WhatsApp de los hermanos sobre sus fotos en ropa interior.
Y es que Judith no solo estaba cada vez más excitada con las caricias y comida de tetas que recibía por parte de Tomás en ese momento, sino al verse y sentirse tan deseada por todos ellos allá en casa.
Definitivamente Judith se sentía la “reina del hogar”, la perra de sus machitos, y eso sumado a la pasión con la que se la estaba comiendo literalmente su hijo Tomás, la estaban llevando al límite a la mamá.
Transcurridos unos largos instantes de entretenerse con las tetas de mami, Tomás siguió bajando por el vientre de Judith besándolo, lamiéndolo y acariciándolo, hasta llegar al elástico de la tanga blanca que la mamá conservaba puesta.
Judith quiso sacarse la bombacha, pero él no la dejó y es que Tomás quería disfrutar de su fetiche por la ropa interior de mamá oliéndola y besándola y lamiéndole la concha con la bombacha blanca aún puesta.
Resignada a tener que obedecer la voluntad de su ya dominante hijo, Judith optó por seguirle el juego cerrando nuevamente sus ojos, y relajándose mientras lo dejaba hacer con ella lo que el chico quisiera.
Por la cabeza de la mamá pasaban uno por uno los comentarios de sus hijos:
¡Que hijo de perra, Yo sabía que te estabas revolcando con ella! Comenta Ronaldo.
¡Hermano, era obvio!, si no hubiera sido así, ¿por qué mamá no lo eligió a Jonás para realizar ese “viaje de negocios”. ¡Era obvio que mami prefería otro tipo de compañía para pasar unos días a pleno jajajajaja! Escribe Ronaldo.
¡Y tan santita que pretende ser en casa!… ¡se merece que cuando vuelvan la agarremos entre todos y le volvamos a dejar algunas cosas en claro a la muy perra! Responde Jonathan.
¡Eso pero que ni se diga hermanito, jajajajajaja! Le responde Ronaldo.
¡Pero que buena está la muy perra! ¿seguirá teniendo la concha tan peluda cómo cuando estábamos en la isla? Comenta Jonathan justo debajo de una de las fotos de Judith en ropa interior.
¡Hermanito, si le haces zoom a esa misma foto se pueden ver algunos pelitos que salen de esa bombacha blanca, parece que “el jardincito” de mami está floreciendo por estas épocas, jajajajaja! Le aclara Ronaldo.
¡Jajajajaja! Escribe Jonathan.
Sí, hay que reconocerlo muchachos, mami es hermosa, tenemos a la “reina del hogar” más bella que alguien pueda imaginar. Escribe Jonás, sumándose a la conversación.
¡Tomás, mandanos una foto de la “reina del hogar” desnuda! Escribe Jonathan.
¡Vamos, hagan apuesta muchachos! ¿Cuánto pelo creen que hay ahí abajo? Propone Ronaldo
¡1000 a que tiene la concha bien peluda cómo cuando estábamos en la isla, la muy zorra ya ni se la debe lavar, debe haber perdido la costumbre allá en la isla! Escribe Jonathan.
¡Jajajajaja, es cierto Jony, con eso de que sabe cuánto nos gusta sentir sus olores en las bombachas que deja para lavar…! ¡Tomás debe estar tragando pura meada de hembra cada vez que se la chupa! Escribe Ronaldo.
¡Tomáaaaaaaaaaaaas, contanos algo, no te quedes callado hijo de puta! ¡acá estamos todos dándonos las vergas contra la pared, por causa de tus hermosas y calientes fotos! ¿Cuántas veces te la coges por día? Escribe Jonathan.
¡Qué pena no haber podido sacar fotos allá en la isla, nos hubieran ayudado mucho en estas noches! Escribe Jonás.
¡Muy cierto capitán, muy cierto! Responde Jonathan.
¡Totalmente de acuerdo con ustedes muchachos! Escribió Ronaldo.
¡Bueno chicos Tomi ya nos contará cuando tenga tiempo, ahora dejémoslo disfrutar de los días de luna de miel con mami! Escribió Jonás.
Al repasar todo esto en su mente, mientras sentía los besos, lamidas y olfateadas que Tomás le daba a su concha por encima de la tela de la tanga blanca, Judith estaba cada vez más mojada y ya deseosa de que su hijo se decidiera a pasar a la siguiente fase.
Pero Tomás quien sentía cómo mamá estaba empezando a humedecer la tanguita, no parecía estar muy apurado por sacársela para ir por más.
Y fue en ese momento que Judith, no pudo ya más y apretándole la cabeza contra su vagina, tuvo su primer orgasmo.
- ¡Oh, ah, aaaaaaaaaaahhhhh, hijooooooooo! La oyó quejarse y gemir Tomás, al tiempo que se estremecía apretándole su cabeza contra la concha.
- ¡Mmmmmmmmmmhhhhhh! Gimió de placer también el chico al darse cuenta de que mamá estaba teniendo un orgasmo sin siquiera sacarse la bombachita.
Ocurrido esto, Tomás se puso de pie, le sacó la tanga a Judith, quien abrió y flexionó las piernas para recibirlo.
El chico se ubicó rápidamente entre las piernas de ella, y tomándose su ya erecto pene comenzó a rosárselo en la vagina cómo a mami tanto le gustaba que le hicieran ellos.
Al sentir ella todas estas placenteras sensaciones que esto le causaban, empezó a estrujarse las tetas con ambas manos al tiempo que abría grande sus ojos, relamía sus labios, giraba bruscamente su cabeza hacia ambos lados y su cuerpo se estremecía nuevamente anunciándoles a ambos la proximidad de un nuevo orgasmo de mamá, mientras en la mente Judith no podía sacarse de la cabeza la envidia que el resto de sus hijos sentían porque Tomás tenia a mamá solo para él en un cuarto de hotel y por varios días.
Unos instantes pasaron hasta que Judith simplemente no pudo más con toda su calentura y placer y estallara en un nuevo y más intenso orgasmo.
Su boca se abrió tanto como pudo al igual que sus ojos, que se clavaron en el techo de aquel cuarto de hotel, mientras sus manos estrujaron sus tetas tanto cómo para causarle dolor y su vientre se puso muy duro.
Quiso gritar tan fuerte cómo le fuera posible con su orgasmo, cuando en el silencio de la habitación pudo escuchar a un matrimonio con sus dos pequeñuelos que llegaban a la habitación de al lado.
El pensar en el escándalo que se armaría en aquel elegante hotel al escuchar a una mujer de casi 50 años a los gritos teniendo relaciones con su propio hijo, eso la puso al tope de placer, pero, aunque intentó gritar lo más fuerte que le fuera posible, dominada totalmente por su calentura y morbo, de su boca apenas salió una pequeña queja.
- ¡Ahhh! Se quejó Judith antes de quedarse completamente sin voz.
- ¡Ooooooohhh, mamá otra vez! Gimió Tomás viéndola estremecerse y quedarse sin voz con su segundo orgasmo.
- ¡Me van a matar, ustedes me van a matar de placer, Vos y tus hermanos van a matar a mami con tanta lujuria! Murmuró llorando Judith mientras todavía tenía su orgasmo.
- ¡Vos provocaste todo esto mami, Jonathan tiene razón! Dijo Tomás cuando le clavó su verga en la concha.
- ¡Y no me arrepiento, fue lo mejor que hice en toda mi miserable vida, aaaaahhh, ahahahahahaha, vamos carajo cógete a la reina del hogar, cógete a la puta de la casa, cógete a mamá! Le dijo ella llorando de placer entre jadeos y gemidos.
- ¡Aaaaaaahhhh, aaaaaahhhhh, aaaaaaahhhhhh! Gemían a la par madre e hijo mientras él la bombeaba casi enloquecido al escucharle semejantes palabras y verla llorando de placer.
- ¡Ahahahahahaha, te amo mamita, te amo mamá hahahahaha, te amo mamiiiiii!. Le decía en voz alta casi gritándole Tomás mientras la penetraba con fuerza y violentamente.
- ¡Ahahahahahahahahahahahahahaha, aaaaaaaaaaaa, no, no, no termines todavía, ahahahahahahaha, déjame ir arriba, déjame cabalgarte mi amor, mamá quiere cabalgarte por favor! Suplicó Judith cómo pudo entre jadeos gemidos y lágrimas, viendo que su hijo acabaría muy pronto.
Entonces y rápidamente él se acomodó en el centro de la cama matrimonial, y ella presurosa, lo montó sin más.
Judith tomó con su mano el bastón de carne de su hijo y empezó a menearlo rosándoselo en su vagina completamente dilatada, mientras cerraba los ojos y disfrutaba a pleno de aquellas sensaciones.
Esto se prolongó durante unos largos instantes, en los que la mamá disfrutó a más no poder al punto de casi provocarse un nuevo orgasmo, y él en cambio si bien lo disfrutó, se relajó y esperó impaciente a que mamá se clavara de una vez aquella espada en su peludita concha.
- ¡Ah! Se la oyó quejarse en la habitación a Judith cuando la verga de su hijo la penetró hasta los huevos y de un solo sentón, cuando ella se dejó caer sobre el chico.
- ¡Ouuh mamá! Gimió Tomás cuando su bastón de carne le entró hasta los huevos a su hermosa madre.
Ella esperó unos breves instantes en los que permaneció inmóvil disfrutando de la sensación de tenerla toda adentro.
Entonces empezó a balancearse hacia atrás y hacia adelante, haciéndose palanca con toda la verga de su hijo adentro, mientras que cerraba los ojos y se relamía los labios.
Tomás le agarró las tetas con ambas manos y se las estrujaba con verdadero ahínco y pación aumentando el placer de mamá que al sentirlo hacer esto, abrió sus ojos lo más grande que le fue posible y fijó su mirada en el rostro de su muchacho de 23 años que tanto la hacía disfrutar a sus 48 años.
Entonces Tomás decidió interrumpir el ya frenético balanceo de mamá, con movimientos de cadera que hacían saltar a Judith haciendo que esa tiesa vara entrara y saliera casi por completo de su concha para volver a entrar hasta los huevos.
Ella clavó sus uñas en el varonil pecho de su hijo y en el silencio solo se escuchaba a la cama chocando contra la pared de la habitación.
El chico disfrutaba apretándole las tetas con sus manos, viendo cómo los pelos se arremolinaban hasta cubrirle la cara en cada salto que él la hacía dar sobre su verga, mientras las uñas de mamá arañaban y se clavaban en su pecho.
- ¡Ah, ah, aaaaaahhhh, aaaaaaaahhhh, ay, ay hijito mío, aaaaaaaaa, ay ay mi amor, mami te ama, mami te ama, aaaaaaaahhhh, aaaaaahhhh! Decía y repetía ella casi a gritos entre quejas y gemidos de placer.
- ¡Ah, ah ah, ah, aaaaaaaahhh, aaaaaahhhhh! Gemía Tomás con cada entrada y salida de su verga de la cada vez más mojada concha de Judith.
- ¡Aaaaahhh, aaaaaaaaahhhh, Sos increíble, aaaaaaaaaahhh, me estás matando hijito, me estás partiendo al medio la concha, aaaaaaaaahhhh, pobre mami, le estás rompiendo la cuevita a mami, aaaaaaaaaayyyyyyyyy, no no, no aguanto, no aguantooooo!. Decía casi a gritos Judith entre gemidos.
- ¡Ahahahahahahahahahahahahaha, aaaaaaaaaaa, mamá, aaaaaaaaaaaaahhhhh, mamá! Le respondía Tomás entre gemidos y casi teniendo su orgasmo.
- ¡Ahahahahahahahahahahahahaha, terminá de una puta vez que no doy más, terminá carajo que me vas a matar ahahahahahahahahahaha, aaaaaayyyyyyyyyy, no, no aguantoooooooo! Dijo Judith teniendo su orgasmo entre gemidos, jadeos y gritos.
- ¡Oh, oh, oh, mami, déjame disfrutarte, oh, oooooooooooh! Le dijo Tomás aun aguantando su propio orgasmo.
Ella se concentró en tratar de aguantar solo para complacerlo a él, porque Judith ya había tenido su gran orgasmo, y verdaderamente sentía que ya no podía más.
El chico continuó moviéndose un par de minutos más, y justo antes de terminar, se detuvo para evitar el gran final. Y en el momento que se detuvo, Judith cayó casi desvanecida sin fuerzas y completamente agotada sobre él.
Entonces su hijo cómo pudo la hizo a un lado, la acostó transversalmente en la cama, le colocó un almohadón debajo del bajo vientre para elevarle la colita, y se abalanzó sobre la “agonizante” Judith, enterrándole toda su verga en el ano.
Ella solo abrió lo más que pudo las piernas y hundió su rostro en el colchón de aquella cama mientras su hijo prácticamente saltaba sobre ella muchas veces aplastándola en aquella cama, testigo de toda aquella lujuria entre madre e hijo
- ¡Ahahahahahahahahahahahahahahahahahaha! Lo sentía Judith a su hijo jadeándole casi al oído con cada embestida sobre ella
- ¡Mh, mh, mh, ay, ay, ay, ay! Eran las únicas quejas de placer y agotamiento que podía emitir la mamá
- ¡Ahahahahahaha, aaaaayyy, mami te amo! Le dijo él entre jadeos sintiendo que la iba a llenar de leche en cualquier momento.
- ¡Mh, mh, mh, mmmmmmm, mami también te ama mi amor! Fue lo que atinó a decirle Judith entre quejiditos, cuando sintió que Tomás empezó a “mearse” dentro de ella.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh, mamáaaaaaaaaaaaaaaaa! Gimió fuerte su hijo antes de largarle un potente, abundante y caliente chorro de semen, que inundo el vientre de la mamá.
Con sus últimas energías Tomás la acomodó a la mamá en el lado derecho de la cama, se acostó a su lado y se durmieron muy profundamente.
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