Perro flaco, verga gorda Parte 2
invito a el callejero a mi hogar, pero primero hay que darle un buen baño.
Quise llevarme a el chato a mi hogar desde el día que lo conocí. Pero tuve que esperar hasta el próximo fin de semana para hacerlo, ya que tenía trabajo que hacer y no podía permitirme semejante distracción de casi 30cm colgando entre las patas de mi chatito. Aún así no pude sacarme de la cabeza su vergota roja, palpitante y olorosa durante toda la semana, de cierta manera era como si no dejara de violar mi mente con su jugosa herramienta canina.
Nunca antes había planeado en traerme un perro de la calle, pero el compacto tamaño del chato me hizo replantearme la posibilidad de tenerlo en mi pequeño apartamento los 3 días libres que obtuve rogándole a mi jefe. Disfrutaba la adrenalina y la espontaneidad de deslechar una polla perruna en algún escondrijo de la calle, pero otra parte de mi anhelaba un encuentro más personal y relajado, sin el temor a aparecer en las noticias de internet como zoofílico infraganti.
A lo largo de la semana me preparé para la visita de mi amante: Compré toda clase de articulos para consentirlo, desde shampoo y jabones especiales para darle un buen baño, hasta ingredientes para prepararle deliciosas comidas y alimentarlo como se debe. En cierto modo él también tendría que alimentarme a mí con su leche, y era mi deber mantener sus huevos bien gordos y nutridos.
Me aseguré de que el chato recordara nuestro punto de encuentro llendo de lunes a jueves a darle jamón, salchichas y agua en el mismo tramo de la ciclovía en el que yo me comí su «salchicha» por primera vez. Y aunque me moría de ganas por comérsela ahí mismo otra vez, pensé que lo mejor sería guardar esa energía sexual para nuestra cita. Él trataba de cojerse mi brazo, me hacía chillidos y daba vueltas a mi alrededor restregando su hocico por todo mi cuerpo, sin entender el porqué no me metía su miembro en la boca y lo ordeñaba como la última ocasión.
-Ya cálmate papito. Mañana te voy a llevar conmigo y te voy a mamar la verga y el culo como nunca te lo han mamado en tu perra vida… -le susurraba a mi chato en la orejita mientras masajeaba su ano con la yema de mis dedos, y él trataba de lamerme la cara.
Finalmente el día llegó. Salí temprano a la fría mañana con la esperanza de que el chato estuviera merodeando en nuestro sitio especial a esa hora. Para mi buena suerte se encontraba acechando entre la maleza. Aun a varios metros de distancia me reconoció y se dirigió hacía mí feliz de la vida.
-Ey, ¿tienes hambre, chatito? hoy vas a comer muy bien, cabroncito, de hecho todo el fin de semana ja, ja….
Conmigo traía una caja mediana de amazon de un calentador que había comprado hace tiempo, dentro había una vieja pero confortable cobija.
-Órale, métete aquí, está muy calientito, ¿no tienes frío mi amor?
Costo un poco más de lo que creí convencerlo de quedarse quieto en la caja, pero fui capaz de meterlo y subirlo a mi auto. Tras unos 15 minutos manejando el chato por fin se acurruco en la cobija y llegamos al bloque de edificios. Venía la parte complicada: Llevarlo a mi lugar sin que el guardia ni ningún otro residente se diera cuenta, ya que los animales estaban prohibidos, y por cualquier otra cosa que pudiera pasar lo mejor era ser discreto.
Cuidadosamente cargué la caja con mi peludo amante en su interior, salude de lejos al guardia del edificio esperando que el chato no soltara un ladrido repentino que nos delatara y subí las escaleras. Al fin llegamos a mi puerta, mientras la abria con la llave mi mano no dejaba de temblar, en parte por el frío que estaba haciendo y también por la emoción de lo que estaba por venir.
-Bienvenido a casa, papi, vamos a divertirnos mucho tú y yo, pero primero…
Ni tardo ni perezoso lo lleve al claustrofóbico cuarto de baño de mi apartamento, un poco adormilado salió de la tibia caja de cartón solo para hallarse en otra caja, ahora de fríos azulejos.
-Sé que hace bastante frío pero no vas a dejarme la cama apestando a mierda ja,ja,ja…
Cerré la puerta corrediza y me desnudé para meterme junto a mi chatito bajo el templado chorro de agua caliente de la regadera, aunque al principio mi amante canino gruñia y rasgaba inquietamente la puerta de vidrio terminó por sucumbir al agua tibia y mis caricias. Ya más calmado comencé a lavar su sucio pelaje con el shampoo que había comprado para él. Poco a poco tiesas costras de mugre se desprendían de su cuerpo flaco, mis manos recorrían en movimientos circulares cada parte de su ser y ocasionalmente se detenían en su funda para palparla juguetonamente, solo para provocarlo un poco antes de continuar.
El pelaje que rodeaba su ano era especialmente rígido, a saber cuanta mierda seca y otras porquerías habría acumulada en esos pelos ennegrecidos. Con un poco de jabón traté de lavarlo lo mejor que pude y mientras lo hacía no pude evitar pensar en lo lamentable que sería lavarle el culo sin antes probar el verdadero sabor de mi querido chato.
-Te prometí que te iba a mamar el ano como nadie lo había hecho, ¿verdad, chiquito?
Tomé a el chato por las caderas y apunte mis labios hacia su rosado agujero de mierda, sin darme la oportunidad de considerar mejor lo que estaba por hacer intenté introducir mi lengua en su esfínter de una, jalando agresivamente su trasero hacia mi rostro. Un sabor amargo y nauseabundo pero muy adictivo para el paladar bien entrenado en lamer anos bailaba en mis papilas gustativas.
Naturalmente el chato sorprendido por tal acción trató de apartarse del intruso que salvajemente se introdujo en su cavidad anal con firmes movimientos serpenteantes, resbalando un poco a causa del enjabonado piso de cerámica. En un intento por mantenerlo quieto tomé sus testículos y su peluda cola con fuerza mientras seguía luchando contra su esfínter que trataba de expulsar mi lengua desesperadamente.
Conseguí ponerme en un posición cómoda para seguir comiéndole el ano, quedando sentado con sus huevos rozando mi barbilla y mis piernas a horcajadas de su cuerpo. El chato gruñía de una forma que me era difícil de interpretar, mirandome y mostrando ligeramente sus dientes sarrosos como si quisiera ser amenazante, pero dejando escapar diminutos aullidos mientras entrecerraba los ojitos, posiblemente para darme a entender que empezaba a disfrutar de mis trabajos bucales en su trasero.
-ggggrrrrrrrrAurfAurf! Auuuf-auuf-auff…
-¿te gusta mi amor? voy a lamértelo siempre que quieras -le decía mientras daba besitos y lamidas en los bordes de su rosada donita.
Mi lengua inquisitiva recorría cada pliegue buscando llegar más adentro en esa viscosa cueva que había comenzado a contraerse, como exigiendo más movimientos ondulantes y profundos.
-Mhmmff-mhff grrrArfARF…!
Saqué mi lengua por fin solo para meter dos dedos sin más lubricante que un simple escupitajo, arrancando un ladrido del chato que apenas puedo contener apretando su hocico con mi única mano libre.
-Se me antojaron unos huevitos para desayunar, ¿me dejas comerme estos, papi…?
Empecé a contorsionar mis dedos en su canal anal mientras jalaba su elástico escroto negro y brillante hacia mi boca. Hasta ahora era la única parte del chato que no había intentado lavar con jabón, ya que quería conservar el sabor natural de sus frutos. Quería metermelos enteros pero eran demasiado grandes para entrar juntos, cada testículo era equivalente a sostener una pera de buen tamaño en la mano.
Entonces pase a darles vertiginosas lamidas a cada una de sus bolas, como si del aleteo de una mariposa se tratará. No quería que ninguna se sintiera menos amada que la otra, así que las besaba pausada y amorosamente por igual, haciendolas rebotar en mis labios y olfateando justo en medio de la olorosa bolsa escrotal que las contenía. Seguí así un buen rato hasta que me prendí del testículo que más colgaba para succionarlo con intensidad, lo engulli en mi boca para degustarlos desde dentro, presionando su gorda nuez contra mi paladar, deseando exprimir su delicioso sabor perruno ahí mismo.
Sin dejar de masturbar su ano con mis dedos y de chupar sus huevos, no podía dejar de pensar en el gran fin de semana que nos esperaba.
Como sigue?
Excelente relato… Como sigue..??
Uuufff… Que delicia de relato… No sabes la corrida que he echado 💦😋
Tienes correo para platicar?
Me encanta esta historia… Ojala subas pronto otra parte.
Como sigue?
Gran relato. Como sigue?
Uffffff !! Yo Quiero eso ! Junto a otro hombre, quien de México CDMX …@Stuka76 mi telegram ..