Pollas y mazmorras II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por moronzilo.
De repente sus ojos se iluminaron del amarillo de la llama más viva.
Se incorporó de golpe aprovechando las risotadas de los orcos.
Abrió sus manos poniendo en contacto sus pulgares, formando un abanico, y dijo las palabras que activaban el conjuro: Naur bor! Unas llamas empezaron a salir de las puntas de sus dedos llegando a las caras de sus adversarios.
Mientras se reían, ajenos aún al conjuro, empezaron a respirar el fuego, a quemarse la cara.
Intentaron cubrirse pero el fuego mágico amplió su potencia y temperatura.
En apenas 10 segundos los dos orcos estaban con la cabeza calcinada, en el suelo, muertos.
El orco que estaba apunto de violar a Círdan apuntaba con su gordo y lechoso glande el culito del elfo.
Sintió un enorme placer al sentir las paredes de la cueva de carne en la que adentraba su polla.
“Oooohh!”.
Gritaba el orco mientras sus dos compañeros empezaban a tocarse las pollas que ya habían sacado de sus respectivos taparrabos.
Miraban atentamente como el culo del elfo se ajustaba a la gordura de la verga de su jefe.
Fue en ese momento que sintieron los gritos de los orcos y el destello del conjuro de Turien.
Rápidamente reaccionaron, mientras Turien acababa de calcinar a sus atacantes.
Sus ojos aún estaban con el amarillo del fuego cuando finalizó el fuego de sus manos y se giró viendo a dos de los orcos que estaban entretenidos con Cíndra venir hacia él.
El jefe orco no pareció molestarse, quería acabar de follarse a ese elfo y todo acaba de empezar, seguro que sus dos seguidores acababan con el otro elfo.
Turien no tenía tiempo para lanzar otro conjuro cuando los dos orcos se le venían encima.
Mirando a su alrededor para buscar algo que le ayudara vio a pocos metros, a un lado, las pertenencias que habían tirado al suelo al ser atacados, también su bastón.
Dio una torpe pirueta esquivando a uno de los orcos hasta que alcanzó el bastón.
No era tan ágil como Círdan, pero sabía defenderse con su arma de mago.
Creó una defensa perfecta.
Los dos orcos le alcanzaron pero los mantenía a raya moviendo el bastón cuando era necesario.
De manera violenta, estando ya cabreado, uno de ellos intentó coger el bastón del frágil elfo.
Turien no era muy fuerte, pero sabía dónde u cuándo golpear.
aprovechó para golpear la muñeca con la punta del bastón, justo en la articulación, generando un daño tremendo en el orco.
El otro se avalanzó contra el elfo, pero encontró la otra punta del bastón rápidamente colocada en su tráquea y sintiendo un golpe seco que le empezó a ahogar.
El orco de la mano lesionada volvió al ataque, pero con la inercia de los golpes, Turien se movía tan veloz que volvió a golpear, esta vez dos veces seguidas, en la cara del orco.
Volvió al de la tráquea y, con rabia introdujo el bastón en el ojo del orco, apretando después con fuerza, hasta que notó que atravesaba el atrofiado cerebro del orco.
El otro estaba aturdido por los golpes cuando escuchó, en idioma orco, detrás suyo:
– Maldito inútil! He de venir yo a matar al puto niño elfo? No servís para nada.
Turien se dió cuenta y esta vez sí que le daba tiempo.
Se concentró en un conjuro que afectaría sin duda al enorme orco que venía hacia él, desnudo, con la polla aún dura y ya purpúrea de haberse estado follando a Círdan.
Tenía, de nuevo, un hacha en cada mano y parecía bastante más hábil que sus derrotados compañeros.
Justo a tiempo Turien acabó su conjuro: “Lóóór! El orco caía lentamente contra el suelo, se le volvió la visión blanca, cayó como dormido.
Turien fue a ver como estaba Círdan.
Este estaba atontado en el suelo, pero se movía levemente y murmuraba incomprensible.
– Círdan, Círdan! – Decía Turien mientras daba suaves palmadas en la cara del jóven.
– Estás bien.
– Síí.
Auch! Mi cabeza, qué ha pasado?
– Te estaban violando, estos orcos, te han hecho daño?
– Ah, sí.
Bueno, daño, sí.
– El chico se puso los dedos en su dilatado culo, húmedo, notaba como que algo faltaba para completar ese vacío, y vio , en ese momento, a su violador dormido.
Sorprendentemente con la polla aún dura como una piedra.
– Estás bien o no? Qué miras?
– Has visto que pollón tiene el orco?
– Eh.
Sí, pero.
– Les has vencido tu solo, gracias.
Podrían habernos matado estos brutos, pero estamos bien gracias a ti.
– Bueno, sí.
jejeje! – se sonrojaba el elfo mago mientras subía los hombros.
– Ahora es cuestión de vengarnos.
– Qué vas a hacer? El conjuro no durará mucho, y el otro pronto se recuperará de los bastonazos.
– Encárgate tú del que has golpeado, yo voy a tener unas palabras con mi violador.
– Pero.
la ceremonia, vamos a llegar tarde.
-Dijo preocupado Turien.
– Falta un rato.
Además, nos han atacado, tenemos excusa.
– Pero.
pero.
– Venga, va, que se está levantando tu orco.
Decía Círdan mientras recogía un cuerda de su equipo.
Aprovechó que su asaltante dormía para atarlo de manos fuertemente a un árbol.
Era un experto haciendo nudos.
Tambíén le ató cada pie a dos árboles más.
El orco estaba inmovilizado, pero su polla seguía erguida, supurando leche de orco.
Mientras Turien acabó de matar al otro orco Círdan cogió la polla de su violador que dormía profundamente.
Su amigo, al verlo, le dijo:
– Qué vas a hacer? Estás loco?
– Qué crees que voy a hacer, vamos a invertir los papeles, a ver quién viola a quién!
– Pero le estás cogiendo la polla.
– Como para no cogérsela, has visto lo enorme que es? No sabes lo bien que se sentía tener la cabeza en mi culo.
– Quéééé? Pero estabas consciente?
Círdan no contestó.
Empezó a pasar la lengua por la punta de la polla del orco, saboreando su capullo.
– Círdan! Se va a despertar!
– Para eso están las cuerdas.
Ven, no te preocupes.
Prueba un poco.
– Pero.
– Ven, tonto, no te gusta chupármela a mí mientras duermo?
– Pero, es diferente!
– Tienes razón, es diferente, esta es mucho más grande.
Acaso es demasiada polla para ti?
– Círdan.
I
gnorando a su amigo Círdan siguió chupando.
Parecía difícil pero notaba como se continuaba haciendo más gorda y más dura en su boca.
De repente notó algo en su culo.
Se giró y vió a Turien.
– Primo, qué haces?
– Bueno, ya que tu disfrutas con la polla del orco, yo disfrutaré contigo.
Sin ningún esfuerzo introdujo su polla en el culo de Círdan.
La dilatacíón que había tenido con el orco aún era perceptible.
Pero el esfínter de Cídran parecía adaptarse al ancho de la polla que tenía dentro.
Eso permitió que Turien empezara pronto el vaivén, follándose con ganas a su primo, notando fuertemente como sus nalgas golpeaban su pelvis.
Mientras Cídran tenía media polla del orco en su boca, todo lo que le cabía.
Turien se lo estaba follando como nunca.
– Te han puesto cachondo los orcos, eh! – Dijo sacándose la polla orca de la boca.
– Y ati qué? Que has atado a un orco para chuparle la polla!
– Para chuparle la polla no, ahora biene lo mejor, si me permites.
-Se levantó del suelo sacándose de golpe la polla de Turien del culo.
– Eh! No me cortes el rollo así!
– Calla, ven que te la chupe, pero deja que me siente primero en la polla del orco.
– Estás loco? Todo eso vas a meterte?
– Buah! No sabes lo que se siente.
Después pruebas tú si quieres.
– Ni de broma!
– Eso has dicho siempre y acabaste con la corrida de toda la pandilla en tu boca.
Turien se sentía avergonzado pero a la vez excitado al recordarlo.
Vio como Cídran se sentaba poco a poco en la polla del orco.
Gimiendo de placer, sobre todo cuando notó que ya tenía dentro todo el capullo del orco.
– Trae tu polla a mi boca, y dame las manos, necesito ayuda para meterme todo esto.
– Eres un pervertido!
– Sííí, pero méteme la polla en la boca.
En ese momento, el orco empezó a recuperar la consciencia.
Continuará.
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