Provocación
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Maturanga.
Te dedicas a pasear delante de mi vestida únicamente con tacones de estilete, medias de seda negra que te llegan hasta rozar el coño y todas tu joyas caras, anillos, pulseras y collares, que tintinean suavemente cuando caminas haciendo equilibrios sobre esos tacones tan finos.
Te mueves por la sala como si estar así fuera lo más normal del mundo, desnuda y con la cara maquillada como una puta fina. Hace la pantomima de buscar algo, de ordenar y recoger, pero cada movimiento está ensayado par provocarme y de vez en cuando me miras con una fingida indiferencia.
Mi polla esta dura, marcando su tamaño en el pantalón. Me lo sobo con descaro y a ti te vuelve loca que aun no pase a la acción. Yo decido cuando y como.
Te vuelves más descarada, te agachas sin doblar las rodillas para recoger del suelo algo inexistente, dejando a la vista el ojete y la raja del coño, Tu culazo de madura se menea sobre tus piernas enfundaba en seda estilizadas por los tacones.
No aguanto más y te agarro por las caderas pegándote mi polla dura al culo. Te vuelves con un gesto de niñita rebelde. Me miras desafiante y te garro del pelo obligándote a echar la cabeza hacia atrás dejando el cuello al descubierto, que beso lentamente subiendo hasta tu boca. Me muerdes los labios y me empujas.
-No quiero…- dice, como si te hubieras vestido así solo para limpiar la casa.
Te vuelvo ha agarrar del pelo, esta vez más fuerte y te arrastro al dormitorio.
Te obligo a mirarte en el espejo de cuerpo entero, quiero que veas la imagen que das solo vestida con las medias y las joyas. Con el maquillaje que empieza a correrse. Sometida al macho y aun así con una mirada desafiante en los ojos.
Haces amago de soltarte y tiro más de tu pelo, pegandote a mi polla durísima. Con la mano libre recorro tu cuerpo a mi antojo, porque es de mi propiedad y hago lo que me da la gana.
Magreo tus tetas, las sobo y las maso sin ninguna delicadeza, los pezones se ponen duros dejando claro que aunque sigues empeñada en tu rebeldía, lo estas disfrutando.
Te separo las piernas y mi dedos se clavan en tu coño húmedo y caliente, te abro y te dejo expuesta delante del espejo. Pellizco el gordo clítoris haciendo te saltar, lo descubro de su capuchón y lo acaricio lentamente.
Solo alcanzas a susurrar – no, no, no… sí… cabrón, sí… sííí…
El placer va subiendo pero me niego a aumentar el ritmo, tu sola has empezado a pellizcarte los pezones y estirarlos como si te los quisieras arrancar mientras sigo follandote con los dedos.
Cuando el orgasmo te llega, las piernas te flaquean y con un tirón de pelo te obligo a mirar.
– No quiero que cierres los ojos, por primera vez vas a ver la cara que pones cuando te corres como la puta barata que eres en realidad.
Hora es cuando mis dedos se mueven más rápido, alargando el orgasmo hasta que ya no puedes sostenerte como una muñeca de trapo.
No he terminado contigo y si dejar que te recuperes hago que te arrodilles ante mi, y me saco la polla más dura y gorda que nunca, con el capullo empapado. Te resistes, es increíble que aún continúes con ese juego, porque los dos sabemos que no es más que juego para retar al macho, para provocar el castigo y que te obligue a hacer lo que estas deseando, comerte un pollo que no te cabe en la boca.
Un par de hostias resuenan en la habitación y te dejan la cara enrojecida, suficiente para quitarte las tonterías. Te meto la polla en la boca hasta las campanillas. Te follo la boca sujetándote por el pelo para imprimirte el ritmo, para asegurarme que te la tragas toda hasta atrangatarte.
Me miras con lujuria en los ojos mientras dos lagrimones te ruedan por la cara arruinándote el rimel y me encanta como el maquillaje embarrado te da aun más pinta de puta.
Ya no hace falta obligarte a mamar, nunca hizo falta solo era el papel al que te gusta jugar.
Agarras el tronco de mi polla con tus dedos llenos de anillos, una verga tan gorda que no puedes rodearlas por completo, te recreas chupando el capullo y acariciándome los cojones antes de darle lametazos de perra. Los notas grandes y pesados, llenos de leche espesa.
Te estas pequeña venganza haciendo sufrir con una mamada intenza, cuando notas que esto apunto de correrme, paras te pasa el cipote por la cara y le das besos en la punta. Lo mimas como una niña pequeña haría con su mascota. Lo pajeas lentamente y pasas la lengua por la corona del glande, la parte más sensible antes de volver a mamar y chupar como si tuvieras miedo de que la fueran a quitar.
Por fin tienes piedad de mi, te garras a mis piernas y mamas como una desesperada, haciendo que todas tus joyas tintinen con el movimiento, mi polla se hincha y suelta el primer trallazo de semen directamente en tu bocas. Con un gruñido voy soltado cuatro o cinco latigazo de leche espesa mientras me estrujas las pelotas suavemente, exprimiéndolas para asegúrate que no queda nada dentro. Eres una golosa y lo quieres todo para ti.
Cuando recupero la respiración, me miras con una sonrisa de gatita y abres la boca para enseñarme la lengua cubierta por completo por un enorme grumo de semen. Como puedes imaginar por el tamaño de mis huevos, soy muy lechero y la primera corrida siempre es la más abúndate.
– No te lo tragues, quiero ver como lo babeas.
La mezcla de semen y saliva se desliza lentamente por tus labios rojos y resbala por tu barbilla, formado un hilo que va cayendo sobre tus tetas, pringando los valiosos collares y te recreas untadote los pezones tan duros.
Lames el semen que se quedado entre los anillos, con dos dedos recojo los restos de lefada de tu babilla y te los meto en la boca. Los chupas como si te hubieras quedado con ganas de seguir mamando.
-Tienes ganas de que te rompa en coño, ¿verdad guarra?
Sin dejar de chupar mis dedos dices con sí con la cabeza. Mirándome como una niña traviesa.
Te cojo en peso y te tiros sobre la cama, Esa sensación de que solo eres un objeto que manejo a mi voluntad solo consigue excitarte más.
Te abro de piernas y disfruto de tu cuerpo, deseosa de que te folle de un vez, tan caliente que el zumo de tu raja ha llegado a machar las ligas de la medias y huele riquísimo.
Sin más preámbulo te la meto ese coño rojo e hinchado como una flor exótica y es como meterlo en terciopelo, las paredes de tu vagina me aprienta la polla atrapandola en un movimiento de sución, el flujo me empapa las pelotas en cada embestida. Y me envuelves con tus piernas, el roce de las medias de seda y la forma que usas los tacones como espuelas para obligarme a follarte más duro y más profundo; mientras me abrazas y me acaricias; susurrándome esa mezcla de guarradas, palabrotas y halagos.
Porque te encanta que sea una animal peludo y bruto, que te maneja con un solo brazo y adivina las perversiones que tienes en la cabeza sin que tengas que decir una sola palabra y a la vez te uso para mi placer sin dudar ni pedir permiso.
Porque te gustan las pollas gordas que te llenan el coño como hace años que nadie lo hace y todas tus amigas se morirían de envidia si lo supieran, porque en el fondo son tan putas como tu pero no se atreven a decirlo.
Mientras te follo así, sudando y resoplando, quiero oírtelo decir. La forma en que me deseas de la forma más sucia que sepas, que grites cuanto te caliento. Mientras que me abrazas más fuerte con las piernas, me arañas la espalda alcanzas el segundo orgasmo con mi polla traspasando la vagina golpeando el fondo de tu útero.
Eres un pequeño desastre, agotada, con el pelo rebuelto, suda y pringosa, con el coño completamente abierto y sonriendo de satisfacción me acaricias la polla que aun sigue dura.
– Me has dejado el coño dolorido, mamonazo… pero me encanta.
– Pues prepárate que hace tiempo que no te doy por detrás.
Sin más palabras te coloco a cuatro patas, pero con la cara pegada al colchón, con el culo bien levantado, te separo los cachetes con los dedos y me lanzo hacer un buen beso negro, lamiendote el ojete y mordisqueandote las nalgas.
Un buen salivaso y comienzo a meterte un par de dedos, no hace falta mucho para dilatarte, porque tu sola te das caña en el culo cuando te pajeas, metiéndote de todo por le culo. Mis dedos abren camino y mi lengua pasa por el anillo del esfínter. Te pones a blasfemar y apedir como una perra en celo que te joda, que te viole y te folle el culo a lo bestía. Mientras has empezado a tocarte el coño que aun sigue abierto y resumando flujo.
De la misma manera sin piedad que te follé el coño voy a romperte el culo, para que no puedas sentarte en una semana.
Te agarro bien de las caderas y te la meto lentamente, cuando voy por la mitad tu sola terminas el trabajo empujando hasta clavártela entera y empezar a mover el culo en círculos.
Un par de azotes te dejan marcas rojizas en las nalgas y hacen que te muevas más rápido, mientras oigo el chapoteo de tus dedos jugando con tu coño.
Te la meto tan fuerte toda la cama cruje y sueltas un gemido en cada empujón. Otra vez te agarró del pelo para que levantes la cabeza y mires en el espejo tu cara desencajada por el placer mientras te reviento el culazo.
Hoy querías jugar a ser putita fina con tus medias y tus joyas. Y has terminado follado como una puerca, suplicando con voz entrecortada más y más. El maquillaje corrido y pringones de semen por la cara y las tetas. ¿Y sabes qué? Que estás preciosa así.
Me corro dentro de tu culo, llenandote las entras de semen, que se empieza del ojete abierto en cuanto saco la polla.
Estas rendida con los dos agujeros bien abierto y te beso en la boca dejando que la saliva se mezcle y las lenguas se enreden.
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