Ricitos de Oro y los tres Osos
Dentro del universo de Comunidad Masculina, los cuentos que debemos promover entre hombres..
Ricitos de Oro y los tres Osos.
En un bosque encantado vivía un dulce niño, le llamaban Ricitos de oro por los hermosos bucles dorados que colaban de su cabeza, un pequeño niño dulce y tierno que era muy obediente, pero algo travieso.
Cierto día su papá lo manda a ir a ver a su abuelo que vivía al otro lado del bosque, no sin antes decirle que tenga cuidado de ver el camino y no extraviarse.
El pequeño obedece y toma camino.
El dulce niño llevaba un lindo o overol azul pastel cortito que dejaba ver todo el largo de sus piernas y al corretear en el prado dejaba ver sus pequeñas trusitas blancas e inocentes.
Por ir jugando en el camino, se equivocó de desviación, y llegó a una casa sola en el bosque, cómo había caminado mucho y estaba cansado y hambriento decidió entrar para descansar un rato.
Se acercó a la puerta y tocó firmemente, pero nadie abrió, volvió a tocar y el silencio se quedó, por último insistió más fuerte y la puerta por sí sola cedió.
Ricitos cauteloso entró, pero a nadie vio, caminó por la casa y la vio muy aislada, llegó al comedor y encontró tres botellas en la mesa, una grande, una mediana y una pequeña, cómo tenía mucha sed probó de la primera, pero al sentir el sabor de la sustancia amarillenta le disgustó —¡muy salada!— dijo. Probó de la mediana, —¡Muy amarga!— se dirigió a la pequeña —¡Mmmm deliciosa!— así que bebió todo el producto amarillo de la botella.
Después de beber el extraño contenido, siguió recorriendo la casa, entró a la habitación y vio tres camas y en cada una de ellas había ropa sucia, Ricitos cauteloso se acercó a la cama grande y olió el boxer grande que allí había, aspiró fuertemente y olió la combinación de mierda, meados y semen demasiado fuerte —¡Oh! Es muy fuerte — reaccionó, continuo a la siguiente y olió el boxer mediano —¡mmm casi no tiene aroma!— y siguió al boxer pequeño —¡Mmmm huele rico a huevitos sudados y culito!— no dejó de aspirar el boxer y se acostó en la cama con el boxer en las manos y se quedó profundamente dormido.
Pasó un rato y los dueños de la casa llegaron. Ellos eran tres hombres osos peludos, el más grande, Papá Oso, era un hombre cuarentón, rudo y grueso, con pelos por todo el cuerpo, no sé aseaba y siempre olía a macho, era fuerte y su verga era gruesa, gorda, venuda y siempre estaba lista para penetrar; seguía Papy Oso, un hombre recién entrado en los treinta, peludo, rubio y amable, era Inter más pasivo y complaciente, su verga era larga y delgada y tenía un culo grande, gordo y de buen aguante, y por último el Osito, un muchacho de 15 años, peludo y grueso, era bonachón, su verga era de buen grueso, tenía unos huevos colgantes y se masturbaba en toda ocasión.
Los tres osos entraron en casa y cansados decidieron ir a beber las botellas de meados que habían preparado y dejado en su lugar, pero se dieron cuenta que sus meados ya habían Sido bebidos.
Papá Oso —¡Alguien se tomado mis meados de la mañana!
Papy Oso —¡Alguien también se ha tomado mis meados!
Osito— ¡Alguien también se tomó mis meados! ¡Y se los acabó!
Así que, molestos, decidieron ir a sus camas, se despojaron de sus prendas y caminaron en suspensorios hacia la recámara. Al llegar a la recámara vieron que sus ropas habían Sido movidas de su sitio.
Papá Oso — ¡Alguien ha movido mis boxers sucios!
Papy Oso — ¡Alguien también tomó mis boxers!
Osito—¡Papys!¡Alguien tomó los míos y está durmiendo en mi cama!
Los tres osos sudoroso caminaron a la pequeña camita y vieron al dulce nene lampiño que ahí dormía, cómo estaban calientes, por su naturaleza masculina hicieron lo que todo hombre tiene derecho a hacer, desataron su apetito sexual en el dulce inocente.
Papy Oso destapó al nene y Papá Oso acercó su bulto sudado y sucio a la dulce cara del nene. Al oler esto Ricitos despertó y vio tres hombres gruesos peludos, sudados y calientes a su alrededor, Papá Oso sacó su gruesa verga y la restregó por su cara, Papy Oso rasgó su ropa y lo desvistió, mientras que el Osito se desnudaba y se masturbaba al ver la escena.
Papá Oso abrió las piernas de Ricitos y escupió su mano para abrirle el ano, apuntó su pene y presionó el culo virginal del nene, a sentir eso Ricitos reaccionó —¡Ahhhh esa verga es muy gruesa!— Papá Oso cogió fuerte haciendo que la cama casi se rompiera, Ricitos lloraba y gritaba porque su culo no soportaba.
Antes de venirse Papá Oso sacó su verga y Papy Oso metió la suya haciendo que también Ricitos gritara —¡Ahhh esa verga es muy larga!— Papy Oso lo puso de lado y penetró a Ricitos muy fuerte y profundo, el sudor de los tres se mezclaba y Ricitos sollozaba mientras sentía esa verga perforar sus intestinos.
Antes de venirse Papy Oso salió y fue turno del Osito, acomodó a Ricitos de perrito y metió su verga hasta que sus peludos y sudados huevos chocaran con el nene —¡Oh esta verga es perfecta! — gritó Ricitos, el osito comenzó a bombear y bombear y Ricitos a gemir y a gemir, la cama rechinaba y el cuarto se llenó de testosterona, olía a culo, a sudor, a hombre y próximamente a semen, el pequeño Ricitos disfrutaba de su desvirgada y el Osito era feliz cogiendo el pequeño culo mientras veía a sus papás jalándose sus penes y oliendo sus axilas.
Antes de venirse el osito se salió del culo de Ricitos y Papá Oso acomodó a Ricitos para recibir el sagrado nectar masculino, apuntó a la pequeña boca y expulsó chorros de esperma espeso, al beberla Ricitos exclamó — ¡Este semen está muy salado!— acto seguido Papy Oso apuntó y eyaculó litros de líquido esperma —¡Este semen está muy insípido!— Y por último el Osito que gemía de placer apuntó su verga y expulsó de manera satisfactoria chorros de leche de hombre —¡Mmmmm que semen más rico!— exclamó Ricitos mientras limpiaba con su boca la verga del Osito.
Con los tres osos sudados y deslechados, Ricitos se vistió y continuó su camino a casa de su abuelo, no sin antes quedar que de regreso pasaría a ver a sus amigos los Osos.
Moraleja, si entras a la casa de un desconocido, lo mínimo que puedes hacer es darle el culo.
Fin
Yo- Muy bien hijo, ese fue el cuento del día de hoy, ¿te gustó?
Julio- ¡Si papy, yo también quiero ir a la casa de tres osos!
Yo- Si te portas bien un día iremos.
Julio- ¡Sí!
Yo- Muy bien rey a dormir que mañana tienes escuela y debes tener energía para estar con tu maestro. Ven dale un último beso a la verga de papy.
Julio- Sí, me gusta darte besitos. (Sonido de beso en el glande)
Yo- A descansar, buenas noches amor.
Danny J
Haz otro te quedó genial el cuento
Que buena adaptación has hecho. Continúa.