SIEMPRE PIENSAS EN LO MISMO
De solo pensar él en lo mismo, ella acaba participando y cogiendo el mando.
Algo así como: “Siempre estas pensando en lo mismo”,
a eso suena el comienzo de esta aventura que no tenía ni idea cómo acabaría.
Somos un matrimonio hasta hace poco tiempo de lo mas convencional, mi marido con cincuenta y dos y yo con cuarenta y siete, con una hija, que hace algunos años dejó de estar en casa, primero universidad, después trabajo en la gran ciudad. La vida nos ha sonreído profesionalmente y pronto hemos decidido dedicarnos en cuerpo y alma ha disfrutar, solo disfrutar, viajes, vida sana, fiestas, reuniones, culto al cuerpo etc.
Cada uno de nosotros ha elegido un gimnasio según sus apetencias y necesidades, al principio yo me encontraba celosa de ver a esas chicas con los cuerpos perfectos, pavoneándose entre las maquinas del gimnasio, retocadas por cirujanos plásticos, no pasaron ni cuatro meses para estar sumergida en ese mundo, entrenador personal, ropa súper top, tratamientos corporales, algún retoque en pecho y labios, piercing en los pezones, ahora observaba como los chicos me miraban, me volví un poco exhibicionista, algún día sin braguitas bajo las mallas, ha pasado casi un año desde aquel primer día que decidimos cambiar de vida, mi marido por su parte ha adelgazado, su cuerpo se mantiene mas firme, tiene una «personal training», se ha depilado y desde primavera se dedica a tomar el sol todos los días que puede, que son bastantes, imagino que andará acostándose con ella, o por lo menos lo tiene bien caliente, no me extraña, siempre esta proponiéndome sexo, me gusta que esté así, aunque no sabe que yo he tenido dos pequeñas aventuras con chicos del gimnasio, de una de ellas casi me arrepentí mientras lo estaba haciendo, la otra muy bien, con un chico muy educado, cuerpo bello y buen amante, tuvimos dos encuentros y los dos me hizo el amor dos veces sin sacarla.
Un día volví del gimnasio a casa antes de lo previsto, él no me esperaba y lo encontré haciéndose una paja frente al portátil, mi sorpresa fue que no paró, me pidió que le ayudara y así lo hice, entre manos y boca acabó descargando sobre mi ropa de deporte, me fije en la chica que estaba mirando, muy linda, con un chico que no me hubiera importado hacerle “un trabajo”, y otro hombre en escena algo mayor que este.
- Querida, me gustaría verte follar con otro hombre
- Estas loco, siempre estas pensando en lo mismo
Los próximos días siempre sacaba el mismo tema, ya casi se había normalizado hablar de sexo en cualquier ocasión y situación, hacíamos cabalas sobre como follarían nuestros amigos, con que personaje de televisión nos gustaría tener sexo, que chico me había mirado hoy en el crossfit o como se le marcaban los pezones a la chica del súper.
Acabamos por fantasear que me convirtiera en una chica escort y poner un anuncio, para solo ver si había alguien que se interesara en mi, sin acabar de tener mi permiso mi marido andaba excitado en todo momento, cada día volvía con un conjunto de lencería o llegaba a casa un mensajero con una compra de Internet.
En casa me hizo algunas fotos, pero resultaban muy caseras, sin la iluminación profesional ni un entorno demasiado atractivo, por lo cual decidimos ir al hotel que habitualmente ocupábamos en la playa, aun no era temporada, nos hablaron que cerca hacia el lado que nunca visitábamos, había una playa tras las rocas que la habían clasificado de nudista, en estas fechas estaría desierta, pasé por la peluquería, allí mismo me maquillaron, les dije que era una prueba para una fiesta, que me lo hicieran un poco mas exagerado de lo normal, y salí como una autentica escort, nos llevamos un bolso lleno de bikinis, toallas, ropa interior y una costosa cámara digital que mi marido compró en proceso para ello.
Al principio me mostré un poco recatada, a lo lejos había una pareja y mas allá una chica leyendo sobre al toalla, no faltaban un viejo vouyer y alguien caminando desnudo por r entre las olas, decidimos comenzar la sesión fotográfica, ahora con bikini, ahora topless, ahora medio desnuda, ahora desnuda, el se movía por mi alrededor mientras yo me sentía como una diva.
Después a la habitación, y con el calentón pues mamada, comida de coño, follada, corrida etc., y así el resto de la tarde, mi marido estuvo retocando fotos, las comentábamos, yo me veía mejor de lo que imaginaba, hablábamos como si lo hubiéramos hecho toda la vida, había contratado un espacio en una pagina de citas, obviamente la condición era que mi cara tenía que estar pixelada, contrató un espacio para textos, servicios y ocho fotos, barajamos varios nombres Ursula, Bego, Cinthya, y al final nos decidimos por “Gina”
Solo se trataba de ver el impacto que podía tener y divertirnos con los clientes que llamaran, marcamos todos los servicios y aunque imagine que no tendría nada que hacer con mis compañeras de blog, ya que eran unas chicas jóvenes con unos cuerpos moldeados y pieles lindas, pero bueno, para nosotros era solo una diversión.
A la mañana siguiente decidimos cambiarnos a un hotel donde no habíamos estado nunca, compramos un móvil con un número nuevo para mantener nuestra privacidad, y lanzamos la pagina, en unos minutos sonó el teléfono y aunque había quedado claro que solo atenderíamos en horario de 16h a 22h, y nada de números ocultos, descolgué, era la voz de una chica, era de un club, quería que me uniera a ellas, le dije que ya tenia una empresa, se despidió, al momento un chico, como cubano, con las misma, parece que en este mundo no se para.
Decidimos hacer vida separada entre mi marido y yo en el nuevo hotel, para que tanto los camareros como el resto del personal no vincularan a uno con el otro, en la piscina las tumbonas muy cerca pero separadas, el aperitivo igual, y como a las 14h sonó el móvil, el primero y fuera de hora con numero oculto, a los diez minutos un chico joven estudiante, hablaba tímidamente, nervioso, quería que le hablara para hacerse una paja, me dio lastima y acepté con la condición que no me llamara mas, con la voz baja y sensual, le pregunté, como la tenia, me contestaba mientras percibía su actividad con la otra mano, donde le gustaría correrse, le dije que mi favorito es en las tetas, si me pondría a cuatro, al instante lo oí respirar de forma acelerada, gemir y sin despedirse colgó, me excitó imaginarlo en el baño del instituto meneándosela, por lo cual me sentí bien sabiendo que iría para casa mas relajado.
Miré a mi marido y le dije que subíamos para la habitación, faltaban quince minutos para la hora de la diversión, nos dejamos caer en la cama desnudos, y pasado un minuto después de la hora prevista sonó el teléfono, ahora me puse algo nerviosa, lo deje que sonara varias veces, con voz dulce pero sensual contesté
– Si, dígame
– Eres Gina?
– Si mi amor, en que te puedo ayudar?
– Quería visitarte, donde nos podemos ver? En hotel? O tienes apartamento?
– Te puedo recibir en hotel, si quieres puedes coger una habitación en el “Hotel Central”
– Me gustaría llevarte un regalo, que talla tienes en ropa interior?
- Umm, eso suena muy bien, veo que eres fetichista
- Eso lo descubrirás en unas horas, quiero que me reserves la tarde entera, imagino que como vas al gym, estarás fuerte físicamente, espero que no estés demasiado cansada, no te duches
- Jaja tengo, arriba 100 y abajo talla S,
- Llevaré una camisa color marino y jeans, Cielo, Te veo en una hora en el bar de la piscina
- Bsss
Mi marido no daba crédito a la conversación, se estaba masturbando, cuando me dijo: ¿No pensaras ir?, a lo que respondí:
-Por supuesto, no querías que fuera una puta, pues ahora te voy a demostrar lo mucho que lo soy, y ahora me tienes que ayudar,
Rápido, baja y consígueme condones y lubricante, no sé si me dejaré penetrar por atrás, el no salía de su asombro, mientras que intentaba decirme que el quería estar presente, cosa que por descontado hoy no pasaría, lo mas es que trajera a nuestra habitación los restos que me dejara por el cuerpo
Me coloqué el bikini negro con unas sandalias a juego, me miré al espejo, subí el cordón de la braguita hacia la cadera, estreché la parte de arriba, y me coloqué un kimono de baño semi transparente en color negro, recogí mi pelo negro, de pendientes, aros metálicos y unas gafas de sol sobre la frente, mis labios ahora estaban de color mas rojo, y mi cuerpo tenia un brillo satinado por la crema que había puesto.
Mi marido llegó con la compra, trajo dos cajas de condones,
– Espero que no las tenga que usar todos esta tarde, también un lubricante con efecto calor y un tarro de vaselina, cuando me vio se quedó sin palabras, no podía imaginar que la imagen que siempre había soñado de mi, se cumpliera, aunque el no seria el que la disfrutara, o por lo menos directamente.
Desde nuestra terraza en la 2º planta podía verme en el bar de la piscina, me miré de nuevo en el espejo, retiré las cajas de la compra y los puse en el bolso, aun faltaban quince minutos, mi marido entro en el salón de la suite y me dijo:
Creo que tu chico ha llegado,
Me asomé discretamente y lo vi, estaba de espaldas a nuestra terraza, pero se ajustaba a lo indicado, era mas joven que yo, tendría cuarenta años, su cuerpo se veía atlético y sus modales cómo se sentaba o hablaba al camarero me causaron buena impresión.
Mi marido me beso con cuidado de no llevarse el carmín de mis labios, y dándome un azote en el culo me dijo que tuviera cuidado y que disfrutara.
Cuando me dirigía hacia la piscina observaba como me miraban las personas con las que me cruzaba o estaban en la piscina, pude ver a mi marido en la terraza, me sonrío.
En la mesa había dos copas de champagne y una cubitera con una botella enterrada en hielo,
Gina?, mientras se ponía en pie y me daba la mano, me la apretó de una forma autoritaria y sensual, sentí como una descarga en mi interior, me ofreció asiento mientras se presentaba:
- Soy Héctor, me he permitido pedir champagne, o ¿te apetece otra cosa?
- Por mi magnifico, Me encanta.
Me encontraba algo nerviosa, aunque el me inspiraba tranquilidad, yo de reojo miraba y veía a mi marido en la terraza, hubiera dado algo por estar en la mesa del al lado.
Le pregunté que le parecía?, si era lo que esperaba, me halagó con sus palabras, y me dijo que mucho mejor al natural que en foto, brindamos con miradas picarescas y si estaba preparada para subir, le guiñé un ojo, el le pidió al camarero que enviara otra botella de champagne bien frío a la 207,
¡Oh!, nuestra habitación era la 209, no lo podía creer, con mil habitaciones y estar una al lado de la otra, me separé un instante y saqué el móvil, le puse un whatsapp a mi marido,
“Querido, atento, estaremos en la 209”
Héctor me dijo que mientras estuviera con él, no quería que usara el teléfono, que lo apagara y lo guardara en el bolso, le pedí disculpas, el me sonrió con muestra de autoridad
En el ascensor no tardó en tocarme el culo, lo mire y lo recriminé de una forma poco creíble, me cogió de los hombros, me atrajo hacia él y me besó, entreabrí la boca y su lengua entro como un rayo, al instante se abrió la puerta del ascensor y una pareja mayor fueron testigos del momento, ella puso cara de indignada, el me lanzó un pícaro guiño, pasamos por delante de la hab. 207, la puerta estaba entreabierta, no miré pero sabia que mi marido estaba espiando nuestra llegada.
La puerta se cerró tras nosotros, Héctor me dijo que me pusiera cómoda, no sé que esperaba, solo llevaba el bikini bajo el kimono negro, me entregó un sobre, por un momento no sabia de que se trataba, había olvidado que yo era su puta, lo metí en el bolso, me preguntó, ¿no lo cuentas?, le sonreí como respuesta, el me dijo, si te portas bien tendrás mas, solté el cinturón del seda y dejé mi cuerpo semi desnudo, me beso el cuello, tocó mis tetas , acarició mis muslos sin desvestirme, he de confesar que hasta ahora era como una relación de amantes, no sabia que me depararía la tarde, se colocó tras de mi y bajo de mis hombros el kimono hasta dejarlo caer al suelo, noté como se le ponía dura mientras la restregaba por mi trasero, mientras me susurraba al oído palabras obscenas, tocaron a la puerta, el tiró del cordón de mi bikini y dejó mis tetas al aire, me ordeno:
-Ve a recibir al camarero, dale esto, dándome un billete
Pensé, ¿así, desnuda?, estaba claro que era un hombre muy morboso, era su deseo y lo tenia que cumplir, subí el cordón de la braguita hacia las caderas y con los tacones me dirigí hacia la puerta, abrí y el chico que venia empujando un carrito lo hice pasar, se ruborizó, no me miraba directamente a la cara, aunque por el espejo de la habitación me estaba memorizando, eso hizo que yo me sintiera mas puta, le indique que la dejara junto a la cama, mientras Héctor se mantenía de espaldas en la terraza, sonriéndole cogí su mano, la hice llevar hasta mis tetas, le entregué la propina y se marchó, Héctor me dijo: Le has dado motivo para varias pajas,
Descorché la botella y le ofrecí una copa a el, brindamos, bebió y después dejo caer champagne por mi cuello para que bajara por mis tetas, la braguita se humedeció, el se puso de rodillas pasó la lengua por mi ombligo, me ordenó que lo desvistiera, saqué su camisa y después solté el botón del jeans, no llevaba nada bajo el pantalón, estaba totalmente depilado, su polla se estaba poniendo dura, hice por meterla en mi boca, pero me agarró del pelo retirándome con fuerza,
Nadie te ha dicho que puedas mamarla, te dije que vinieras con la ropa del gym, y veo que has desobedecido, ahora tendré que castigarte
Me sentí un poco desconcertada, no sabia si era por morbo o había caído en las manos de un sádico, en un momento podía pedir ayuda, mi marido seguro que estaba escuchando.
De una bolsa sacó un collar de cuero y brillantes, me lo colocó al cuello, dejando claro que era su perra, ahora sal a la terraza, quiero que los huéspedes vean lo perra que eres, sin querer mirar hacia la derecha, percibí la silueta de mi marido, afortunadamente no tenia palabras, ni intento hablarme, mientras Héctor se sobaba la polla desde un sofá, percibí las miradas desde abajo de los camareros del bar, de algunos chicos de la piscina y del vecino de la otra habitación que se encontraba tomando el sol medio denudo en su terraza.
Héctor me llamo y me dijo: Ahora si me puedes chupar, su polla había cambiado a un tamaño considerable, comencé lamiendo, lo había visto en las películas porno, poco a poco comencé a tragarla, el dejo caer champagne y yo me encargué de beberlo de su ombligo, su polla estaba dura, me agarro del pelo y metió mi cara entre sus huevos y su culo, el asiento de lona estaba mojado, con mi lengua fui sorbiendo todo lo que caía mientras me decía que eso era por no haber cumplido con su deseo, realmente a mi el castigo me tenia excitadísima, volví a su polla.
Soltó los cordones de la braguita del bikini, ahora su mano sobaba mi culo mientras yo seguía chupando, uno de sus dedos se paro en mi ano, no sé si quería ponerme nerviosa o intentaba meterlo, levanté la mirada y le dije que tenia lubricante, que si quería me lo podía poner, no me respondió, me miró con una sonrisa sarcástica y sin previo aviso lo introdujo, grite por la sorpresa y el dolor, apreté mi ano, el lo mantuvo dentro, me sudaba la espalda, temblaba, seguro que mi cara se había puesto roja, imagino que por el grito mi marido se habría enterado, ya que el cierre de la terraza se mantenía abierto, lo sacó, me beso en la nuca y me dejo tendida en la cama.
Me entregó una bolsa de una famosa marca de lencería, venia todo envuelto de forma exquisita, solté los lazos de raso y lo saque de su envoltorio de papel de seda, era un conjunto precioso, como nunca lo había tenido, en color verde agua, me lo puse, ese color con mi piel resultaba de lo mas sensual, las blondas de encaje y las transparencia lo hacían mas que especial para una ocasión así
-Veo que te vas a ganar una gran propina, pero aun no hemos terminado, ahora vas a follar, aunque no seré yo el que te lo haga.
Salió a la terraza y comenzó a hablar con el chico de la terraza del al lado que estaba tendido tomando el sol, escuchaba que hablaba, pero no acaba de entender la conversación, de nuevo entró
-Ponte los tacones y arréglate el maquillaje y el pelo, en unos minutos tienes que recibir a tu macho, ahora le perteneces y debes obedecer,
En unos minutos llamaron a la puerta, de nuevo estaba preparada para ejercer como la puta en que me había convertido, abrí la puerta y me encontré con el chico que un rato antes había visto discretamente en la tumbona de su terraza, venia con chanclas y una camiseta, se le veía la piel bronceada del tiempo que había estado en el sol,
-Héctor le dijo, Aquí tienes a tu puta, mientras le entregaba un sobre.
Me atrajo hacia si por la cintura y me besó, es cierto que no me resistí nada, el tendría como treinta años, su cuerpo estaba totalmente brillante, musculado y suave, metió su mano entre mis piernas y apartó las braguitas, noté sus dedos acariciar mis labios ya húmedos, seguía besándome por el cuello, su boca no tardó en estar chupando mis pezones sobre la blonda transparente, continuó hasta hacerme algo de daño, me queje y el se detuvo, pero Héctor me dio un azote en el culo diciendo:
No protestes puta.
El chico de un empujón me lanzó sobre la cama, tiró de mis braguitas y las dejo caer no se donde, bajé mi mano y pude agarrar un enorme y duro falo, lo orienté hacia mi coño, aunque no tuve demasiado tiempo pues de un golpe de cadera me la metió hasta el fondo, no sabia si gemir, protestar o pedir mas, pero comenzó con una mete y saca, sus caderas rebotaban en las mías, nunca me habían follado con esa fuerza, me dí cuenta que estaba gozando, me estaba dando mucho placer, aun con el sostén puesto y no tardaría en tener un orgasmo, yo lo agarraba por la espalda, su cuerpo olía a crema bronceadora, me gustaba, su tacto era agradable.
Comenzó a sudar mientras seguía sin parar, me estaba llegando el primer orgasmo de la tarde, mi cuerpo comenzó a convulsionarse, y eso hizo que el se excitara aun mas , fue muy lindo estar con un orgasmo y ver como saca su verga dura de mi coño y comenzar a soltar chorros de leche que me caían por el cuerpo, el sostén no había durado limpio ni media hora, alguno llego a mi cara, al pelo, lo miraba, su cuerpo estaba totalmente tenso sin acabar de sacar todo lo que llevaba dentro, me vino otro, y sin darme cuenta tenia la polla de Héctor en mi cara, me la ofrecía, se la comencé a chupar mientras el se masturbaba, no tardo en descargar en mi cara, me ordeno que abriera la boca y termino dentro, después con sus dedos fue recogiendo lo que habían descargado él y el chico y me lo fue dando a tragar, hasta ahora solo había probado esporádicamente la leche de mi marido, y de repente dos desconocidos me inundaban, cada uno de nosotros cayó relajado hacia un lado, intente ir al baño, pero me lo impidió.
Héctor dejo caer otro sobre en mi bolso, diciéndome:
Me has dicho que has traído lubricante, pues vamos a usarlo, lo cogí, pero el me lo quito de las manos, el se encargaría mientras me ordenaba que me pusiera a cuatro, le dije que era virgen que nadie había entrado por atrás, y me contestó:
Pues hoy te van a desvirgar el culo, y dejó caer una gran cantidad de lubricante entre mis cachetes, mientras veía la polla del chico meneándola y poniéndola bien dura, metí la cabeza entre las sabanas, sentí como se colocaba tras de mi y como con la punta se impregnaba para entrar mejor, la colocó y un rayo me recorrió la espalda hasta la nuca, no pude reprimir el grito de dolor, hice por sacarla, pero estaba a su merced, la metía con mas suavidad que antes lo había hecho en mi coño, hasta que sentí que mi culo se relajaba y comencé a sentir placer, lo debió de notar por algún gemido que se me escapó, y ahora si comenzó un mete saca mas rítmico, me agarraba las caderas con fuerza, vi que Héctor se estaba haciendo una paja en el sillón, junto a la cama, sentía al chico gemir y apretar con fuerza, mi culo iba a estallar, estaba caliente, tenia molestias, sabia que después vendría lo peor, hasta que note algo cálido dentro de mi, mientras me atraía hacia él para sellar nuestra unión, no imaginaba que pasaría, pero me volví a correr, sacó su polla y tras de ello sentí caer su leche por mis piernas, estaba extenuada, jadeante,
Pero… Ahora era Héctor el que ocupaba su lugar, sentí como colocaba su punta en mi culo, y en dos o tres intentos la metió hasta adentro, me escocia, aunque mi culo estaba bien lubricado, lo hacia con mas violencia que el chico, me daba azotes en el culo, me humillaba llamándome perra, puta, zorra, me agarraba del pelo y tiraba de mi cabeza hacia atrás, hasta que sentí como se convulsionaba y el calor de su leche me inundó hasta las entrañas, había llegado hasta aquí bien cargado, traía los huevos bien llenos, caímos hacia delante , el sobre mi, lo sentía respirar junto a mi cuello, a mi oreja, estábamos mojados de sudor, por mis piernas caía hasta las sabanas aquella brutal descarga.
Miré y por un momento pensé que el chico estaría en el baño, pero realmente se había marchado, Héctor vino tras de mi a la ducha, dejé caer el sostén al suelo y lo invité a que me acompañara bajo el agua, allí fue mas cariñoso, nos enjabonamos mutuamente, nos besamos, me puse de rodillas y comencé a jugar con su polla con mi boca, no tardó en estar de nuevo duro, nos fuimos a la cama, tiramos las sabanas manchadas de leche hacia un lado y me hizo el amor como el mas dulce de los amantes, sentí ganas de llorar, mi vello se erizaba, me estaba dando el verdadero placer que deseas en una relación, fue muy lindo, los dos llegamos casi a la vez, el un instante antes que yo, nos quedamos abrazados , besándonos, acariciándonos, me dijo:
- Gina, eres todo lo que he deseado siempre, Quiero volver a verte
Nos besamos, la tarde había dejado paso a la noche, no imaginaba como había pasado de rápido el tiempo, se levantó y fue al baño, al salir yo entré tras de el, se despidió y me dijo que me tomara el tiempo que quisiera para abandonar la habitación, y tras un beso salio cerrando la puerta.
Cuando salí del baño vi otro sobre junto con un número de teléfono, no imaginaba la cantidad de dinero que me había dejado, recogí mi regalo, lo metí en la bolsa , miré la habitación como queriendo grabarla en mí y salí, llame a la 207, mi marido abrió, me beso, le dije:
Por favor, dame un masaje y pídeme algo para cenar, Mañana te cuento
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