¿sobrino?
mí sobrino entre mis piernas y mí hijo de uno de mis pechos .
se acercaba el cumpleaños y bautizo de mi chiquitín, un hermoso bebé con los rasgos de la familia de mi esposo, con una piel tan blanca como la leche, herencia mía, pero por lo que mi esposo acostumbraba bromear diciendo que tenía la piel tan blanca porque era medio “gringuito” ya que fue concebido en Las Vegas.
Llegó el día del bautizo, el cual se llevaría un domingo a las 12:00 horas, después del bautizo realizaríamos un pequeño convivio en el patio de la casa, llegaron todos mis cuñados con sus esposas eh hijos, así como mis suegros, pero no se hospedaron con nosotros, prefirieron rentar una casa grande.
Nos bañamos temprano, ambos nos estábamos arreglando en la recámara, me puse una tanga de hilo dental de color blanco con encajes, en lugar de pantaletas para que no se marcara mi vestido, medias de color natural, había dejado de usar tacones de aguja para evitar algún accidente al ser madre y llevar cargado a mi bebé, pero para esta ocasión había comprado zapatos de tacón alto, pero grueso, que me hacían sentir segura al caminar con mi bebé, siento que el tacón alto me ayuda a parar más las nalgas y se noten más firmes y redondas, estaba por ponerme el vestido cuando mi esposo me hace un piropo:
– Estás buenísima, amor, no me canso de ver el rico culito que tienes, ya me la pusiste tiesa- al tiempo que me da un beso en la nuca y con su mano acaricia mi entrepierna y mete su mano por dentro de mí tanga, una ola de placer recorrió mi cuerpo y di media vuelta, dándole un beso cachondo al tiempo que le acariciaba su verga por encima del pantalón, la cual ya estaba gruesa y larga, casi erecta, a punto de formar una carpa en su pantalón, pero me separé al instante, si no casi seguro nos desnudamos y nos quedamos cogiendo salvajemente.
– Tranquilo amor, no me calientes, si no, no vamos a llegar a la iglesia, aguanta hasta la noche, al terminar la fiesta nos divertmos- Le respondí.
Me puse un vestido color perla, de tirantes, arriba de la rodilla, entallado al cuerpo, sexy y elegante a la vez, provocativa sin caer en lo vulgar, un ligero escote en los pechos, que disimulaba con un chal de lino blanco que usaría en la iglesia.
Me miré al espejo y realmente me veía espectacular, muy sexy, me sentía hermosa y radiante.
Mi esposo me echó un piropo y partimos rumbo a la iglesia con mi bebé y su nana que se encargó de vestirlo para la ocasión.
Llegamos a la iglesia un poco antes de la hora, pero había mucha gente, no encontrábamos lugar para estacionar, por lo que mi esposo me pidió que bajemos en la entrada en lo que buscaba estacionamiento, ya estaban los familiares de mí esposo en la entrada esperándonos y entre ellos están mí sobrino Julián (de 15 años)con quien siempre me llevé muy bien, los saludo a todos con un beso, al darme el beso Julián, al ser un poco más alto que yo se agacha y aprovecha para recorrer muy ligeramente sus labios por mi mejilla, apenas rozando sus labios por mi piel, pero suficiente para hacer que me estremezca y provocándome unas cosquillas en algunas partes de mí cuerpo.
Saludo a los demás y nos sentamos en la parte de adelante, la iglesia estaba llena al máximo y había una gran cantidad de niños a bautizar, una vez que bautizamos al bebé y terminó la ceremonia, llegó la hora de las fotos, todos se aglomeraron para hacer las fotos en el altar y en lo que esperábamos nuestro turno alcancé a sentir el cuerpo de alguien que se acomodaba detrás de mí y se pegaba a mi espalda, un bulto caliente rozando mis nalgas, me estremecí, pero pensé que fue algo accidental, pronto me dí cuenta que no, ese bulto regresó y rozó mis nalgas por segunda ocasión, al principio eran tímidos roces, apoyando ligeramente su bulto casi imperceptible y lo retiraba, pero poco a poco agarró confianza y me apoyaba con más fuerza y lo volvía a retirar, empecé a sudar, y no por el calor, me aferré con más fuerza de mi marido, parado junto a mí y no se percataba de lo que un desconocido hacía con su esposa, cerré los ojos, me dejé llevar, estaba disfrutando de la apoyada y levanté más el culo, a fin de sentir mejor la verga apoyada en mis nalgas, realmente era un bulto muy grueso, alcanzaba a percibir el contorno y la cabeza de su verga, al ver que me estaba gustando el “jueguito” un dedo travieso se metió por debajo de mí vestido, recorrió mi entrepierna y rozó mi clítoris, sentí que se me aflojaron las piernas, apreté los dientes para no lanzar un gemido de placer y me aferré con más fuerza al brazo de mi marido, lo cual provoca que volteé y mire mi rostro, el cual estaba un poco rojo y sudoroso.
– Estas bien?- preguntó
– Si es sólo el calor, me siento un poco agobiada, pero nada grave- respondí.
La fila fue avanzando poco a poco, siempre con ese bulto duro apoyado en mis carnosas nalgas, a cada paso que daba sentía el piquete, cada vez más duro, más firme, como una lanza buscando perforarme, esa verga apretada contra mi culo me estaba dando un placer insospechado y empecé a mover un poco el culo hacia atrás apretándome contra la verga del desconocido, que a su vez hacía fuerza hacia adelante y me restregaba su firme herramienta.
De pronto escucho una voz muy baja en mi oreja que me resultó familiar.
– ¿Te gusta, tía?
Todo mi cuerpo se tensó, era la voz de Julián, mí sobrino, el que se había estaba deleitando con mi culo, me lamenté por haberme dejado llevar por mi alma de puta e intenté moverme y zafarme, me volteé abrazando a mi marido, escapando de la dura lanza que buscaba perforarme, la cual ahora se restregaba en mi cadera.
La fila avanzó un paso y aproveché para situarme delante de mi marido, quien me abrazó y ahora fue su bulto el que se empezaba a poner duro, ¿será que el culpable era mi culo? debido a mí calentura presioné mis nalgas sobre el paquete de mí marido y él hacía lo mismo contra mis nalgas mientras yo tenía a mí bebé en brazos hasta que la fila siguió avanzando.
Al fin llegó nuestro turno y tomando una servilleta sequé mi sudor, nos acomodamos para las fotos, las primeras fotos fueron únicamente de mi marido y yo con el bebé, posteriormente se unieron los mis cuñados con sus hijos, el fotógrafo ubico a Julián, de mi lado y a los demás del lado de mi esposo.
En eso siento una mano apretando mis nalgas, me causó un sobresalto que casi suelto al bebé, pensé que sería una broma de mi esposo, pero antes de reclamarle bajé la vista, mi esposo tenía ambas manos al frente, sentí un escalofrío y volteé al otro lado, Julián tenía solo una mano al frente, justo a la altura de su entrepierna, seguramente disimulando su erección, no podía creer el descaro de ese niño, me arrepentí de no ponerle un alto al empezar sus arrimones, pero no quise armar un escándalo, sonreí en forma nerviosa, tratando de tranquilizarme y disimular, su dedo delineó la tira de la tanga en la parte alta de mis nalgas, y continuó siguiendo la tira, abriéndose paso entre mis carnes, en acto reflejo apreté las nalgas con fuerza, impidiendo que lograra su objetivo y llegara a mi agujero.
No logró su objetivo, pero no desistió y descaradamente con la palma abierta me apretó una nalga para después pasar a la otra, una caricia que me hizo estremecer, siguieron las fotos con los otros invitados y aproveché para sacarme la tela que había quedado enterrada entre mis nalgas.
Por fin terminaron las fotos y nos despedimos, Julián sonreía en forma pícara y un tanto pervertida, mi cara completamente roja y no podía sostenerle la mirada.
La recepción era en el patio de la casa, habíamos alquilado un par de toldos y contratamos dos meseros para servir la comida y bebidas, llegaron los invitados, quienes chuleaban lo hermoso de mi bebé, todos lo querían cargar, mientras que atendía y platicaba con la gente que iba llegando, todo transcurría con normalidad, aunque no podía olvidar los tocamientos de mi pervertido sobrino.
Había cerveza y Whisky, después de un par de horas empezó la música, mi marido me sacó a bailar para inaugurar el baile y nos siguieron los demás, me sentía excitada, y no sé si era casualidad o no, pero siempre atrás de nosotros estaban Julián bailando con su madre, sentía las miradas de mí sobrino deleitándose morbosamente con mi trasero.
Después de un rato y ya que había muchas parejas bailando nos fuimos a sentar, para poder darle de comer a mí bebé y mi esposo con sus amigos, entre los que se encontraba Julián.
Al poco rato Julián aprovecha para sacarme a bailar, busqué la mirada de mi esposo, como buscando su aprobación, pero justo estaba de espaldas y no pudo salvarme de las garras de ese adolescente , así que salí a bailar, me tomó de la cintura y mi piel se erizó, lentamente llegamos a la improvisada pista, la música era salsa y bailaba muy bien, en eso me toma de la mano y me hace girar, quedé de espaldas y sentí el roce de su bulto entre mis nalgas, estaba segura que no fue un roce accidental pero no dije nada, unos segundos después me hace dar otro giro y en esta ocasión con descaro pega su pecho a mi espalda y su bulto contra mis nalgas, su miembro ya estaba duro y buscaba colarse entre mis glúteos, excitante pero muy atrevido, alguien podría darse cuenta y no eran pocos los hombres que me seguían con la mirada, incluyendo mi suegro y mis cuñados, comiéndose mí culo con la mirada, así que rápidamente dí otra media vuelta y le reclamé.
– ¿Que te pasa?, no ves que todo el mundo nos mira, respétame, soy tu tía.
– Perdón, pero estoy muy caliente, me excitas mucho y quiero estar con usted tía.
– ¡Estás loco¡, por quien me has tomado, no soy una puta barata.
Intenté zafarme, pero él me tenía entre sus brazos y no me dejó retirarme, no podía armar un alboroto y le pedí que me soltara.
– Mira, suéltame ya no quiero bailar contigo, si no me sueltas te juro que armo un escándalo- lo último que pensaba era arruinar el convivio, pero lo haría si fuera necesario, era demasiado.
– Anda, nadie se enterará, prometo guardar el secreto.
– No, suéltame, voy a contar hasta 3, si no grito y se arma un escándalo.
– Anda acepta, te va a encantar, tengo una verga gruesa y larga.
– No, no, soy una mujer casada, si no me sueltas ya, grito…,1, 2…
Antes del 3 me soltó y me fui indignada con mis amigas, pero terriblemente excitada por todo lo que me dijo ese pervertido, mi corazón latía aceleradamente, parecía que se me quería salir del pecho, él se quedó unos instantes en el centro de la pista y se retiró con sus primos y mi marido.
Sentía un calor tremendo en el cuerpo y mucha sed, para tranquilizarme me serví un poco de Whisky y me tomé un sorbo, al natural, sin agregarle ni siquiera hielo.
El trago me ayudó a tranquilizarme y tomé un par más, por fin pude respirar más tranquila, en eso llega la nana de mi bebé y me lo deja, ya era tarde y se retiraba a su cuarto, seguí platicando con mis amigas y poco a poco se fueron despidiendo, miré al grupo que estaba con mi marido, entre ellos Julián y pude notar que probablemente se iban a quedar hasta muy tarde.
Llego la hora de acostar al bebé y fui a dormirlo a su recámara, parecía no afectarle la música, cuando regresé ya sólo estaban mis padres, mis suegros y sus cuñados con sus esposas, los cuales estaban esperando para despedirse, y el grupo que estaba con mi marido que no parecía que fueran a despedirse pronto.
Primero se despiden mis padres, seguido de la familia de mi esposo, salí a acompañarlos a la salida y disculparme del estado inconveniente de mi esposo.
En eso empiezan a cantar canciones, mi esposo entre ellos,lo cual me molestó ya que pensé que íbamos a coger por la noche, sin tener otra opción me despedí de mi esposo y sus amigos para irme a dormir.
Antes de ir a mi cuarto fui a dar un vistazo al cuarto de mi bebé para ver si estaba bien y no se asustaba ante tan desafinados cantores.
Estaba recargada en la cuna del bebé con el trasero apuntando para arriba, cuando siento una mano que abraza mi cintura y otra que toma con fuerza uno de mis pechos, quise zafarme, pero me tomó con más fuerza, me dió vuelta y acerco su boca a la mía, apreté los labios para resistirme, efectivamente era Julián quien me decía,
– Anda déjate coger tía, se buena, voy a ser suave, te voy a volver loca de placer.
– No por favor No, suéltame, respétame, soy la esposa de tu tío.
Julián no desistió, sentí sus brazos apretándome contra su cuerpo, un abrazo fuerte y sensual y siguió besando mi cuello, sentí su lengua ardiente lamer mi oído y una oleada de calor invadió mi columna vertebral.
– Vamos, déjate tía, desde la iglesia me dí cuenta que te encantó mi verga y estoy seguro de que te mueres porque te coja – me susurró al oído, fue tan erótico que mi cuerpo tembló
Aunque me negaba, mi cuerpo me traicionaba, me dejaba apretujar y acariciar, sentía su miembro duro y caliente contra mi vientre.
– No Julián, no está bien, tu tío puede llegar en cualquier momento.
– Ja, ja, mí tío está bien ebrio y alegre.
A la distancia se escuchaba la voz de mi marido, cantando a todo pulmón con sus hermanos y amigos.
(Si supiera que su sobrino estaba a punto de cogerse a su esposa)
Sus lamidas descendieron a mis pechos, sus dientes rozaron un pezón mientras me pellizcaba el otro, un gemido salió de mi boca, me fue desnudando, quedando sólo con mi tanguita puesta, sus manos fuertes recorrían mi cuerpo, mis piernas, mis nalgas, nuevamente buscó mi boca y me dio un beso con pasión, sus gruesos labios abrieron los míos, sentí su lengua colarse en mi interior, ardiente, quemante, recorría mi paladar, su saliva se mezclaba con la mía, mientras me apretaba las nalgas con fuerza y lujuria, su olor a macho me embriagaba, hasta allí llegó mi resistencia, mis brazos rodearon su cuello y me rendí a su lengua experta y conocedora, durante varios minutos me estuvo besando apasionadamente, me excitaba su rudeza y tosquedad, propia de un adolescente lleno de energía, estaba toda mojada.
– Así tía, bien, estoy loco por cogerte, que seas mi hembra.
De pronto, en un momento de lucidez, me dio un terrible miedo que llegara mi esposo y me quejé:
– No, espera, no por favor, soy una mujer casada, mi marido es tu tío.
– Vamos tía, nadie lo sabrá, sólo tu y yo, sé que también quieres, estás bien mojadita-dijo al tiempo que sus dedos acariciaban la entrada de mi coñito.
Siguió acariciando mi sexo haciendo a un lado mi tanga y los hundió en mi sexo, haciéndome gemir lo cual provocó que mí bebé comenzara a llorar enseguida el se separó de mí y yo agarré a mí niño y rápidamente le puse uno de mis pechos en su boca para que mí marido no subiera.
a Julián pareció no importarle la situación y rápidamente me dio vuelta y se agachó detrás de mí, apretaba y acariciaba mis nalgas y abriendo las piernas la calentura ya se había apoderado completamente de mí y empiné más el culo ofreciéndolo a sus grandes manos, corriendo la tela de mi tanga que tenía enterrada entre mis nalgas mordió, besó mis cachetes y lamió cada centímetro de mi piel, lo hacía maravillosamente a pesar de su corta edad, la piel se me erizó, pronto sentí que me sacaba la tanga por completo y separando mis nalgas me empezó a lamer toda la rajita, su lengua recorría desde mi clítoris a mi culito, sentí que me desmayaba de placer, todo mi cuerpo se estremecía, no pude evitar dar un gemido de placer, me estuvo lamiendo y chupando mi coñito y culo por unos 15 minutos, metía la puntita de su lengua en ambos agujeros, hundía su cara entre mis nalgas, su nariz rozaba mi esfínter y aspiraba lo cual me provocaba una rara sensación, como si una corriente eléctrica me recorriera por dentro, al tiempo que decía.
– Puta madre, que culo, me encanta tu olor a culo, tía, es suave, rico.
Se notaba que era un sucio, un depravado, pero yo no lo podía juzgar porque mientras disfrutaba con su lengua en mí ano también gozaba de como mí bebé succionaba mí pezón, me tenía en sus manos, cada cosa que me hacía me prendía, entonces se puso a succionar mi ano como si fuera un pulpo y todo mi cuerpo se retorció, espasmos recorrían mi columna vertebral, me dejó la colita palpitando, me dio vuelta acostándome sobre el sillón, mientras yo continuaba con mí bebé en brazos chupando mí pezón, se agachó y levantó mis piernas, empezó a restregarme su verga por el coño, su verga era bastante grande para su edad, unos 18cm, la verga de mi esposo la superaba con creces, pero muy gruesa, la más gruesa que haya visto, sonrió y dando un empujón entró la cabeza, estirando mis pliegues, lo que me provocó un gemido de placer y un ligero ardor.
– Ay putita, que estrechita estás, que rico coño, y me encanta ver cómo disfrutas de una verga con tu bebé encima.
– Ufff, tu verga es tan gruesa, me lastima, agghhh, despacio.
Siguió empujando poco a poco, lentamente, sentía como la gruesa verga iba abriendo mis entrañas, centímetro a centímetro, la sensación era muy intensa, mordía mis labios y arqueaba mi espalda para no gemir y gritar, hasta que en un último empujón me penetró con un golpe de caderas hasta el fondo, un grito de placer y dolor salió de mi boca, al sentirme totalmente empalada por esa tremenda verga.
– Listo tía, ya te la ensarté toda, ahora viene lo bueno- dijo con una sonrisa burlona.
Empezó un lento vaivén, me sujetó de las caderas y el sillón mecedora empezó a hacer de las suyas, aumentando la velocidad y profundidad de los embistes, el placer me invadía, aunque intentaba no gemir, era imposible, por más que apretaba mis labios no podía calmar mis gemidos, se movía tan rico, ensartándome y apretando mis nalgas, aunque estaba bien lubricada esa verga frotaba los pliegues internos de mi vagina con mucha intensidad, su pelvis chocaba contra mi coño, me derretía de placer.
– Agghhh, ufff, siento que me abres toda, que verga niño, me partes, ufff, aaaghhh,- gemía.
Después de unos 10 o 15 minutos cogiéndome me la sacó, dejándome palpitando la vagina.
aproveché que mí bebé ya estaba bien dormido y me levanté para dejarlo en su cuna, mientras me inclinaba para dejarlo suavemente, Julián aprovechó la situación y me la metió de golpe.
– MMMMM, AGHHHH- un fuerte gemido de escapó de mí boca y Julián rápidamente me la tapó con su mano, por suerte el bebé no se despertó.
Su pene era grueso y me raspaba un poco por dentro, una pequeña incomodidad, que me hizo retorcer de placer.
– Tranquila tía, no te emociones, apenas empezamos- Dijo, pudo sentir como mí coñito hacía presión debido al extremo placer.
Su pene se fue hundiendo en mi interior friccionando más fuerte mis paredes internas y me encantaba sentirlo dentro, así que empiné más el culo, al hacerlo, la sensación se hizo más intensa y casi me hizo ver las estrellas, mi coñito se contraía involuntariamente apretando aquel pene mágico hurgando mi interior, derrepente lo sacó y sentí un vacío, iba a protestar, cuando me agarra y me pone en 4 sobre el piso, arrimó su verga y la cabeza recorrió toda mi rajita, desde mi clítoris hasta mi espalda, una y otra vez, cada que pasaba por mi hoyito la apoyaba y empujaba ligeramente, causándome un estremecimiento y continuaba su camino, me estaba manejando magistralmente, sentía que cada vez mi hoyito se contraía un poco más, hasta que en una de esas ya no continuó su camino y me la metió de una sola vez, sentí que los pliegues de mi coño se estiraban hasta coincidir con el diámetro del grueso hongo, produciéndome el dolor más terrible que haya sentido jamás, fue como si me hubiera entrado un cuchillo al rojo vivo, indudablemente había desgarrado mis pliegues vaginales, intenté zafarme, pero sus manos me sujetaron con fuerza de la cintura, mordí mis labios para no gritar, lágrimas escurrieron por mis mejillas.
– Shhhh, Tranquila tía, tranquila, ya entró toda.
– Sacala, sacala por favor, siento que me partes en dos, aghhhh.- le imploré
– Aguanta, aguanta un poquito, pronto pasará el dolor y disfrutarás como loca.
Así lo hice, cerré los ojos e intenté relajarme y olvidarme del dolor, pensando en el placer que sentiría después, cuando esa inmensa barra de carne me estuviera recorriendo una y otra vez por dentro, mientras tanto Julián acariciaba mis pechos y mi espalda, así como mis nalgas, poco a poco el dolor fue cediendo y mis súplicas de sácala, sacala por favor se hicieron más distantes y tenues.
Después de unos segundos empezó un lento vaivén, la sacaba un par de milímetros y la metía un poco más, ganando terreno en cada embestida, sentía como mis fibras musculares se estiraban al máximo al punto de hacerme doler, mis súplicas de sácala se convirtieron en despacio, despacio, sentía que me reventaba por dentro.
Mis gritos, eran ahogados por la música.
La canción parecía el consentimiento de mi marido, en eso estaba pensando, el ardor se estaba convirtiendo en algo placentero, me hacía recordar el dolor que sentí cuando me desvirgaron por primera vez y empecé a disfrutar ese dulce martirio, empecé a culear despacito, lento, en forma circular y hacia atrás.
– Así putita, así, culea, culea para tu sobrino.
– Ay papi, siento el coño tan abierto, ahhhh, pero es algo tan intenso, siento que me vas a reventar por dentro, una mezcla de ardor y placer.
– Claro tía, sabía que eras una putita, y que te iba a encantar mi verga, muy pocas putitas la aguantan.
Me tomó de la cintura, dio un embiste y sentí que me la enterraba hasta el fondo, sus huevos golpearon mis nalgas y de mi boca salió un grito que traté de contener mordiendo mis labios.
-Listo tía, ya eres completamente mía, tu coño es mío, me pertenece.
Empezó el vaivén, lento y profundo, me la sacaba hasta dejar sólo la cabeza y me la enterraba hasta tocar fondo.
– La sientes putita, aghhhh, sientes como mi verga te recorre por dentro, aghhh, siiiii.
– Más, más, mas- le suplicaba
La movía en forma magistral, la hacía girar en círculos, combinaba embistes lentos con otros más profundos, me la dejaba enterrada hasta el fondo haciéndomela sentir, hasta el punto que me tenía loca de placer.
Entonces recordé todo el placer que le había dado a mi instructor y quise retribuirle el placer que me estaba dando, así que hice que se recostara y empecé a cabalgar apretando el coño y empujando hacia atrás, ahorcando su verga con mi coñ, lo escuché gruñir y gemir, movía el culo en círculos para darle más placer, tenía mi coño ardiendo, dolía pero no me importaba, era mayor el placer, todo mi cuerpo empezó a convulsionar, empecé a gemir sin control y Julián arreció sus embestidas a un ritmo salvaje, me perforaba con todas sus fuerzas, prácticamente me empezó a taladrar el coño y ya no pude aguantar más, empecé a correrme en un orgasmo intenso, justo en ese instante siento un embiste profundo y el gruñir de Julián al tiempo que descargaba sus chorros de leche ardiente en mis entrañas, siguió embistiendo unos segundos más hasta que caí exhausta sobre su cuerpo poniendo mis tetas en su cara, su verga en mi interior fue perdiendo dureza, pero aún flácida era muy gruesa.
Cuando por fin la sacó de mis entrañas, se escuchó un plop, como si se descorchara una botella, hilillos de semen escaparon de mi coño y escurrieron por mis piernas, mi coñito poco a poco iba cerrándose para recuperar su tamaño.
Una vez que recuperamos el aliento, rápidamente se vistió y se retiró para unirse con mi marido y sus amigos mientras que yo iba a mi habitación a darme una ducha.
Me puse una blusita y unos shorts holgados y me acosté a dormir mientras escuchaba a lo lejos a mí marido despidiendo a todos.
el subió a la habitación queriendo coger con su hembra ya estaba satisfecha pero para no levantar sospechas terminamos haciéndolo por unas horas, mientras yo en mí mente pensaba en mí sobrinito.
—————————————————————————— déjenme sus opiniones, gracias.
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