Sonia y la Rumana (Relato real muy, muy guarro)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Trabajo en una multinacional, pero yo estoy en grupo que trabajamos en una oficina relativamente pequeña a las afueras de Madrid. Soy informático y, entre otras cosas, me toca mantener los sistemas de vigilancia de la empresa. Hace poco pusimos cámaras de seguridad en todo el recinto, incluidos los almacenes. Y ahí es donde tuve la suerte de vivir en vivo y en directo una de las escenas de sexo más fuertes y guarras que podía imaginarme.
Hace unas semanas entró a trabajar en la empresa una chica de limpieza rumana (yo creo que gitana). Es supermorbosa, aunque se ve se que no es muy limpia, pero eso mismo le da un morbo acojonante.
En esta época se la ve trajinando de aquí para allá y bastante sudorosa. Suele llevar una camiseta blanca muy pegada al cuerpo que se pega más por el sudor. También lleva unas sandalias que deja ver unos pies perfectos.
Me llamó la atención el primer día que vino que no se depila habitualmente los sobacos y tiene pelos a medio crecer, lo que me ponía bastante.
En fin, me hubiera gustado follármela allí mismo, pero ni siquiera me lo planteaba, claro.
El caso es que hacía unos días que habíamos instalado cámaras en todas partes y yo estaba probando el sistema en un cuarto en el que tenemos los servidores. En ello estaba cuando veo que entra alguien en el almacén del segundo sótano. Era la chica rumana de la limpieza. Estaba a sus quehaceres, lo que no me extrañó nada, claro. Lo que si me resultó extraño fue que al poco tiempo entró en el almacén Sonia, que es la secretaria de dirección. Pensé que estaría buscando material de oficina, pero ese material no estaba allí, si no en el primer sótano. Pensé que se había equivocado.
No se por que lo hice, pero activé el sonido de la cámara y me quede mirando que hacía allí. Lo que presencié a continuación fue totalmente inesperado y tras mi primera sorpresa me puso tan caliente que aún me dura.
Transcribo aquí el contenido de la grabación tal y como fue (por supuesto guardo una copia del fichero, je je).
Sonia traía algo en la mano y se acercó a la rumana:
– Te he traído un café, Mireia (me enteré entonces de su nombre)
– Grasias
– ¿Qué tal estás?
– Bien…aquí limpiando un poco el almasén…que está muy susio….
– Y tú ¿Qué hases aquí?
– Nada…he venido a verte….
– ¿A mi? (preguntó la rumana muy extrañada mientras se volvía a mirarla)…
– Si…a ti…
Yo las veía desde una esquina en lo alto del almacén y tenía a Sonia de espaldas por lo que no veía su cara, pero si veía las expresiones de la rumana.
– Y a mí ¿Por qué?
– (Sonia dudó un poco)…Pues porque desde que llegaste he tenido ganas de verte a solas…
La rumana paró con lo que estaba haciendo y se quedó parada frente a Sonia con la cara de sorpresa. La misma cara debía tener yo.
– ¿Y para que querías estar conmigo?
– (después de un rato de silencio, Sonia dijo)…Es que…me gustas mucho…me tienes loca….
Yo no salía de mi asombro y efectivamente pensé que se había vuelto loca Sonia. Lo primero que pensé es que la rumana se iba a poner a gritar y que Sonia la iban a poner de patitas en la calle, pero para mi sorpresa, nada de nada. Al contrario. Hubo como un minuto de silencio en el que ambas se miraron fijamente. Yo percibía una tensión tremenda y yo estaba que no salía de mi asombro. A partir de ahí, las cosas se sucedieron muy deprisa y la tensión dio paso al mayor de los morbos que yo he podido vivir.
La rumana se acerco bastante a Sonia, con una sonrisa en la boca bastante sugerente.
– ¿Y por que crees tu que a mi me gustan las mujeres?
– (Sonia, con una seguridad aplastante, dijo)…Me le juego, pero estoy segura….
La rumana sonrió, se acercó a Sonia, la miró y la besó en la boca. A mi casi me explota la polla dentro del pantalón. Corrí a cerrar la puerta del cuarto de servidores y me dispuse a disfrutar.
Sonia y la rumana empezaron a besarse a lo bestia, mientras jadeaban….Sonia empezó a sobarle las tetas a la rumana que empezaba a calentarse de lo lindo. Sonia siguió con su sobeteo y empezó a meterle mano por debajo de la falda del uniforme. La rumana se separó un poco y dijo:
– No, ahora, no..que estoy muy susia….
– Mucho mejor – dijo Sonia
– ¿Mejor…..?
– Si, cielo, me encantas cuando estás así, sudadita. Siempre me muero de ganas de olerte….
– Ah….ya veo….eres una guarra de esas….
– No sabes cuanto, Mireia..
A partir de ahí, con las cartas boca arriba, la cosa no tenía freno. Resulta que la secretaria del director era una guarra de tomo y lomo (yo no me imaginaba hasta donde) y la rumana era otra que le ponían la guarras como Sonia.
El caso es que yo veía como Sonia empezaba a besar a la rumana por todas partes y a la vez la iba oliendo.
– Mireia….me pones a cien…..¡Como hueles!……Levanta los brazos….déjame oler esos sobacos preciosos que tienes…..mmmmmmmmmm (Sonia le metia la nariz entre los pelillos del sobaco que parecía que la iba a traspasar. Mientras hacía eso, ella misma me pajeaba a través del pantalón).
A la rumana se ve que la guarra de Sonia le ponía a cien, porque con los ojos cerrados y chupándose el labio se dejaba hacer de todo.
Iban reculando juntas hasta que la rumana se sentó sobre una caja de cartón y miro a Sonia con una cara de vicio que yo casi me corro.
– Ven..guarra mía…hasme lo que quieras…….
Sonia se agachó y fue directa a los pies de la rumana. Le quitó las zapatillas y empezó a oler sus pies con entusiasmo.
– Mireia…cabrona…sabía que ibas a oler asíiiii…me estás volviendo loca……
Sonia lamió los pies de la rumana (bastante sucios, por cierto) de arriba abajo mientras seguía tocándose ella misma.
Después se levantó y le empezó a quitar la bata a la rumana.
– No….que puede venir alguien…
– Aquí no viene nadie y he cerrado con llave…..
Siguió. Le quitó la bata de limpieza, la blusa blanca y la falda. Se quedo en bragas y un sujetador bastante grande. Sonia la empezó a sobar por todas partes mientras olía cada rincón de la guarra rumana.
– Dame tus bragas, Mireia….
La rumana se quitó las bragas como pudo y se las dio a Sonia. Esta se quedó mirándolas y rápidamente se las echó a la nariz y aspiró con fuerza. Después de un rato se las separó de la nariz y las abrió mientras las miraba. Yo podía ver perfectamente las bragas de la rumana y como tenían una línea marrón que las recorría por la parte que estaba en contacto con el culo. Sonia las miraba fijamente y de vez en cuando se acercada la parte más sucia a la nariz y después lamía esa misma parte. La rumana que veía las guarradas que hacía Sonia, estaba cada vez más excitada.
– ¿Te gustan mis bragas susias….?
– Ufff….- exclamó Sonia sin dejar de oler.
– ….Huéleme mi culo…..- dijo esto la rumana mientras se daba la vuelta y se ponía a cuatro patas sobre las cajas.
Sonia ni lo dudó un momento. Metió cu cara entre las cachas de la rumana y se quedó a vivir allí. Se la oía aspirar como si no quisiera perderse ni un átomo de olor. A todo esto Sonia se había bajado los pantalones y las bragas y se masturbaba como una loca. Yo hacía lo propio. De vez en cuando, Sonia se separaba del culo de la rumana para decirle alguna guarrada a la otra, con las que se veía que gozaba.
– ¡Dios, Mireia!…¡Hueles que es para correrse……!
– ¿Te gusta, serda?
– ¡No sabes cuanto!…¡La de noches que he pensado en este culo!…..
Mientras decía esto empezó Sonia a meterle un dedo por el culo. Cada vez se lo metía más dentro y hurgaba dentro del culo, mientras besaba a la rumana por todas partes.
– Sonia, como sigas haciendo eso me voy a cargar…….
– ….¡Ojala!…
Yo había superado toda capacidad de asombro y con cada palabra o acto de los dos tías estaba más cerca de correrme.
– ¿De verdad te gustaría que me cagara?
– Mireia, ya te dicho que soy muy guarra….Más de lo que te imaginas.
Mientras decía esto sacó el dedo del culo de la rumana. Lo miró fijamente y se veía claramente que estaba todo lleno de mierda. La rumana se giró para ver que hacía Sonia y al ver el dedo, dijo:
– ¡Tía! ¡Te has manchado de mi mierda!
– Siiiii… – dijo Sonia muy bajito, como con la voz quebrada y, dicho esto, se llevó el dedo a la boca y lo lamió entero.
La rumana a la esto debió ponerla a cien por hora. Se dio la vuelta y se sentó de cara en las cajas. Levanto sus piernas todo lo que pudo y las apoyó en otras cajas, de forma que estaba totalmente espatarrada enseñando el coño y el culo bien abierto.
Ante esa invitación, Sonia se agacho y pegó la boca al culo de la rumana mientras le metía toda la nariz por el coño. Se va ahogar, pensé.
Veía perfectamente como la rumana hacía fuerza para tratar de cargarse en la boca de Sonia. Yo era más de lo que podía aguantar y me corrí vivo. A pesar de ello, la escena era tan fuerte que seguía empalmado.
Al cabo de un rato, Sonia se separó del culo de la rumana y pude ver su boca totalmente repleta de mierda a la vez que se pajeaba con mas fuerza hasta que, evidentemente, se corrió con mucha fuerza.
La rumana la miraba fijamente mientras Sonia se había quedado parada. Esta abrió los ojos al final y vio como la rumana le hizo un gesto para que se acercara. Sin vacilar, la rumana le dio un besazo en la boca a Sonia con lo que su mierda se expandió por media cara de ambas. Esto se v que las puso a cien a las dos y Sonia volvió a correrse y la rumana junto con ella.
Yo me corrí de nuevo también y los tres nos quedamos exhaustos.
Sonia y la rumana se dieron algunos besos cariñosos y se quedaron mirando una a la otra como preguntándose que hacer.
– De verdad que eres la más guarra que he conocido – dijo la rumana mientras besaba a Sonia con su boca sucia.
– ¿Y tú? – ambas se reían.
– ….¿Como te has atrevido a venir a por mi y como sabías que me podía gustar esto? – preguntó la rumana a Sonia
– Nunca me equivoco, cielo…además, no hacías nada más que provocarme en cuanto podías…siempre enseñándomelo todo…y bien que te metías las bragas por la raja para que se te vieran bien los pelos cuando de agachas….
– ¿Te dabas cuenta…? – preguntaba la rumana mientras se reía.
– ¡Tú verás…!
Se reían las dos.
– ¿Sabes lo que hice un día? – preguntó Sonia.
– No
– Me fui al lavabo que está junto al cuarto donde os cambiáis. Cogí tus zapatos y me metí al water y me hice una paja oliéndolos….Ahí me di cuenta de que eras una guarra que no se lava.
– ¡Será serda!… – se reía la rumana – Si me lavo, pero aquí se suda mucho.
– Desde entonces no pude parar y supe que tenías que ser mía y que tenía que disfrutar de todos tus olores.
– …Bueno…y ¿ahora que hasemos con este olor a mierda y todas susias…?
La verdad es que estaban hechas un cromo. Como pudieron se limpiaron un poco con unos trapos y una botella de agua. La rumana salió y volvió con mas agua, trapos y colonia.
Aquí acabó la primera parte de esta historia que, como podéis comprender me tiene loco desde que la viví, hace ahora tres semanas.
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