Su lenceria y ahora la mia (II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MrBraguitas.
Como comenté en el capitulo anterior, después de la pillada de mi mujer, ella me ordenó ponerme el conjunto de
corpiño y tanga que había roto.
Me dirigí a nuestra habitación totalmente desnudo y muy nervioso, casi temblando.
Mi cabeza funciona a gran velocidad y no sabía que pasaría.
Estaba excitado pero también asustado.
Mi cabeza funciona a gran velocidad y no sabía que pasaría.
Estaba excitado pero también asustado.
Llegue a la habitación, abrí el cajón de la ropa interior de mi mujer y saqué la caja.
Como comenté anteriormente,
era un conjunto de corpiño y tanga blancos de encaje.
Muy sexy, del estilo que se ponen las novias.
El corpiño
tenía liguero incluido.
Lo saqué y lo puse sobre la cama.
Me dí cuenta que el tanguita y el corpiño habían sido lavados y doblados con sumo cuidado.
Estaba claro que ella
lo había lavado y guardado con mucho cariño.
Me di cuenta que, el corpiño parecía modificado.
No estaba roto.
Estaba
ensanchado, como si alguien lo hubira modificado para que no se ropiera.
Me puse el corpiño y se adaptó perfectamente y cuando me disponía a ponerme el tanga, oí la voz de mi mujer:
– Te he arreglado la ropita para que estés comoda .
en un futuro compraremos también para ti.
Giré la cabeza, y la ví de pies, bajo el marco de la puerta vestida con unas mallas negras y una camiseta negra.
Al mirarla me dijo:
– No pretenderás ponerme la braguitas antes que las medias, ¿no?.
Como te he dicho vas a aprender despacio y sin prisa y hoy debes estar
cómoda porque lo que te pongas será tu ropa interior hasta que yo te diga.
Su voz era firme pero muy cariñosa y morbosa.
Era autoritaría pero suave.
Seguidamente me dijo:
– Vuelve a mirar en el cajon, hay unas medias blancas en su funda y subete al taburete y en la parte de arriba del armario hay una caja.
Cogéla.
Con el corpiño puesto, cogí la medias y después me subí al tuburete para coger la caja.
Yo había visto la caja pero pensaba que era una caja donde
ella guardaba fulares y otras cosas.
Era una caja bastante grande.
De unos 40 cm de largo unos 30 cm de alto.
Cuando estaba cogiéndola, estirado
hacia arriba, notaba como mi culo estaba al aire duro por el esfuerzo y entre las tiras de liguero de corpiño.
Yo estaba dándole la espalda y
la vista, creo que era muy sexy.
Ella me dijo:
– Me buenas estas .
menudo culito que tienes .
estas preciosa asi.
Deja la caja sobre la cama.
Dejé la caja sobre la cama y ella se acercó.
Sacó la medias de su funda y me dijo:
– Hoy te voy a enseñar algunas cosas, solo te lo enseré hoy.
Después deberás saber hacerlo tú si no quieres que te castigue.
Te voy a enseñar a
ponerte las medias y a cogerlas con el liguero.
Presta atención.
Sientante en la cama, con el culito lo mas fuera de la cama y extiende una pierna.
Cogió una de las medias y con sumo cuidado la recogio para luego subirla hasta mi muslo.
Yo me empalme brutalmente cuando note sus manos poniendome
la media.
Ella me dijo:
– Tendrás que intentar que se baje esa empalmada porque no me gustan la braguitas mal puestas.
Después me puso la segunda media y me dijo que me pusiera de pies.
Me puse de pies y la miré.
Ella también estaba muy excitada.
Estaba con la mejillas
rojas y notaba como sus pezones estaban duros y tiesos.
Se acercó a mi y me engancho los cuatro enganches del liguero.
Los de adelante y después los de atrás.
Cuando abrochó los de atrás me acarió el culito dando unos pequeños azotes.
Yo mientras había cogido el tanguita para ponermelo pero ella se quedó quieta y
me dijo:
– Todaví no te pongas la braguitas.
A ver si se te baja la polla.
En un futuro eso también lo vamos a arreglar pero de momento, por favor, ponte a cuatro patas
sobre la cama.
Yo durante todo este rato, no había dicho una palabra y entonces le dije:
– ¿Qué me vas a hacer?.
Ella contestó:
– Callate zorrita mía, ya hablarás cuando yo te lo diga.
Colocaté a cuatro patas, con el culo en pompa.
Por cierto, ¿has ido hoy ya al baño?.
No me gustaría que
estropearas la preciosa ropita que llevas.
De todas maneras, a este tema también le daremos solución.
Yo contesté:
– Si he ido y no creo que tenga que ir hasta mañana.
Ella se rió y me dijo:
– Acercame la caja.
Por cierto, esta es la caja de mis secretos.
También irá siendo la tuya.
Tienes terminantemente prohibido abrirla o mirarla sin mi permiso.
Yo le acerqué la caja, y ella la abrió a mis espaldas.
Puede ver como sacaba unos cuantos panuelos y después una caja.
Cogío la caja y me la enseño.
En la caja
ponía "Hers Anal Kit".
Y le dio la vuelta para que viera que tenia, diciéndome:
– ¿Sabés que es esto?.
Y contesté:
– Jueguetes sexuales anales
Ella se echó a reir.
Diciéndome que ya sabía que sabia inglés y después me dijo:
– Es un kit de iniciación anal.
Tiene varios juguetes que irás usando, pero hoy no empezaremos con este kit.
Todavía eres una zorrita virgen y lo debemos hacer
con cuidado.
A todo esto, yo continuba a cuatro patas con el culo en pompa como me habia dicho.
Cogio otra caja y la saco y me la mostró.
Ponía "Plug Diogol Black Crystal" diciendo:
– Esto es un pequeño dilatador anal.
Es una joya anal.
Será tu joya anal y la llevarás siempre puesta hasta que yo le diga.
Ahora relajete.
Rebuscó entre la caja y le vi coger algo.
Después note como me lamia el ano.
Yo dí un gran gemido y ella dijo:
– Tranquila zorrita, que ahora vieje lo mejor.
Después noté como me echaba una especie de gel el mi culito.
Era agradable y acto seguido me dijo:
– Vamos a desvirgar este precioso culo.
Quiero que te rejales.
Noté como seguía masajeando mi ojete y se me salió otro gemido.
Ella volvió a decirme:
– Relajate zorrita.
Vas a tomar algo frio en el ojete.
Relajo.
Notaras como se abre tu culo poco a poco y de repente notaras como se cierra.
Note como una punta fria se colocaba en mi ojete y primero un pequeño empuje.
Ella me dijo:
– Relaja el ojete o te haré daño.
Yo me relaje y note como mi ojete se abría y se volvia a cerrar.
Cada vez se abria más si se volcia a cerrar.
Yo en cada embite soltaba un gran gemido.
Ella me susurraba al oido:
– Tranquila, vas muy bien.
Repitió el proceso durante varios minutos, cada vez más profundo hasta que de repente note como de golpe mi ojete se abria y después se cerro.
Note como estba cerrado de pero no de todo
soltado un gran gemido.
Ella me digo:
– Explendido, te has portado como una zorra buena.
Quiero que te gires hacia el espejo y mire tu culo.
Al mira mi culo veia un crista que me tapada el ojete.
Ella dijo:
– Esta preciosa, ahora la braguitas.
Quiero que te eches la polla hacia atrás como está.
Yo lo hice y note como me pegaba el rabo habia atras con un esparadrapo y después me dijo, ponte de pies y ponte el tanga.
Después me dijo:
– ¿Como te sientes zorrita?.
Esta preciosa.
Yo le dije:
– Estoy muy excitado, quiero ser tu zorrita.
Entonces, ella me dijo:
– Tumbate en la cama, boca arriba .
ahora necesito enseñarte más cosas
Yo me tumbé en la cama, boca arriba, vestida como una zorrita.
Ella, que estaba vestida con la mallas y la camiseta.
Se quito las
mallas y la camiseta quedánse en ropa interior.
Llevaba un tanguita negro de encaje y sujetador a juesgo.
Estaba muy caliente.
Podía ver como tenía lo pezones duros y se notaban
por debajo de sujetador.
Entonces, se toco por encima de la braguita y me dijo:
– Estoy muy cachonda, estoy chorreando .
ahora me vas hacer comer el coño hasta que me corra.
Subio en la cama y si mediar más palabra, me puso su coño, todavía destrás de la braguita sobre la cara y me dijo:
– Cómetelo, cómetelo todo.
Pero no se te ocurra mover la braga.
Comento con la bragas puestas.
Notaba como me estaba empalmando, pero mi polla no podía salir de la braga.
Estaba atrapada con el esparadrapo.
Su tanga estaba mojado, hundido y ella restregaba su coño escondido sobre sus bragas contra mi boca.
Ella decia:
– Cómetelo, cómetolo todo.
Yo lamia su tanga, apretaba su clitoris tras la tela y ella gemia.
Dado un momento, se quitó el tanga y me lo puso en la cabeza.
La parte que estaba llena de sus fluido quedaba sobre mi cara y entonces dijo:
– Ahora, quiero que me hagas correme.
Seguí comiéndole el coño hasta que se corrio sobre mi boca.
Como seguia comiéndole el coño ella se meo sobre mi cara.
Yo por mi parte, me corrí en la bragas.
Al darse cuenta me dijo:
– Eres una zorra muy desovendiente.
Has manchado el conjunto que te he comprado.
Ahora deberás ir así todo el día.
Quiero que te
vista con ropa de hombre sin quitarte lo que tiene puesto y yo me voy a duchar.
No quiero que te limpies la cara ni nada.
Irás
oliendo a coño por donde vayamos.
En cuanto este lista, no iremos a pasar la tarde y de compras.
Ella se fue a la ducha y no me vestí tal y como me había ordenado.
CONTINUARÁ
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!