Sudor, sabor y olor a macho.
Un macho descubre que no es tan malo no bañarse diario, porque hay diferentes formas de obtener y dar placer..
¡Qué bueno que duermo en hamaca! Porque si lo hiciera en cama, estaría sudando el doble ahora que se fue la luz.
Aparte ayuda a que esté un poco más fresco el hecho de que duerma encuerado, solo debo tener cuidado de que no se me atoren los pelos o me machuque un huevo o la verga.
A mi calentura no le importa que haga calor, apenas me rozo el pito y luego luego se me para. Ni modo, me la jalaré y ya mañana me limpio la leche antes de irme a trabajar.
¡En la madre, me quedé dormido porque no sonó el despertador! Usaré los mismos calzones de ayer, también repetiré calcetines, la playera no se sudó mucho y los pantalones aguantan otra puesta. Por haberme quedado dormido, ahora me tocará irme parado en el camión y apachurrando todo el trayecto, lo bueno es que siento los culitos rozando mi verga, a veces, hasta siento como empieza a lubricar. Pero hoy, también siento el sudor cuando me baja por la espalda, en las dos axilas, entre las nalgas y en donde se juntan los huevos con las piernas.
Ya se acerca mi parada, ¡parada tengo la riata por ese duro culito! Adiós mijo, —le dedicaré la chaqueta de al rato —pienso.
Ya llegué al trabajo, y me voy dando cuenta que mi chalán no vino a chambear. ¡Juepuchis! Hoy que tenemos que subir la grava, arena y el cemento pa’ arriba. Ni modo, lo haré.
Me dan ganas de miar, aprovecho que nadie me ve y me echo una firma. Estoy en la sacudida y me llega el olor de la leche que quedó en el prepucio y que ahora parece queso echado a perder, ese fuerte olor hace que mueva la cabeza, y al hacerlo me doy cuenta de que el hijo del patrón me está espiando. Ya tiene como diecinueve o veinte, o sea que ya sabe lo que le gusta y definitivamente le gusta la verga.
Me la sigo sacudiendo y ahora parece chaqueta, hasta se me empezó a poner dura. Lástima que no me bañé y huele agrio, si no, se la pongo enfrente al chavito para que se le antoje, y así, me llevo en la mente la expresión de esa carita de antojo para jalármela al rato allá arriba, en el cuarto que estamos construyendo, allí nadie ve. Ni el patrón ha subido nunca.
Llevo varias horas subiendo material y ya siento bien jodida la espalda, voy a aprovechar que aquí arriba no me ve nadie, voy a huevonear, chance y hasta un coyotito me aviente.
Dejo los últimos bultos de cemento que subí y como las paredes no dejan ver nada desde afuera, me acuesto en el piso un rato. Cierro los ojos y me gana el sueño, hasta empiezo a soñar. Sueño con ese culito duro del camión, pero con la cara del hijo del patrón; siento como me restriega la cola y siento mi reacción, se me empieza a parar. Entreabro los ojos y veo que el chamaco tiene su vista clavada en mi bulto, eso me calienta muchísimo. No abro los ojos y me sobo la verga varias veces, veo como el chamaco abre la boca y se moja los labios. Ya no puedo fingir que estoy dormido, así que abro los ojos, me la agarró y le digo —¿Quieres probarla?, solo deja que me enjuague y me la chupas un rato.
El muchacho no dejó siquiera que me incorporara. Como por arte de magia apareció hincado junto a mí y ya con las manos en mi cierre. El chavo me sacó la verga que ya estaba bien parada, pero cuando me hizo la primera chaqueta, me llegó el tufo de la leche de anoche mezclada con el sudor del trabajo y del sol, junto con los restos de orines de hoy; para mí eso fue un olor muy fuerte, pero para Toño (así se llamaba el chico) fue como si algo le inyectara placer y lo volviera insaciable, la agarró con una mano y me la jaló más veces, con la otra mano me masajeó los huevos. Yo seguía acostado y vi ese brillo particular en sus ojos, como el de los santos y vírgenes en las pinturas, como un desquiciado o un asesino a punto de matar.
Se inclinó muy despacio, ya esperaba sentir el calor de su boca alrededor de mi pito, pero no, se puso a chaqueteármela para que oliera más y él allí esperando la fragancia embriagadora. No me la mamó, olió mi verga de cerca y luego bajo hasta mis huevos, pero el pantalón impedía que se colocará en buena posición para seguir disfrurando. Así que ahora el objetivo era quitarme los pantalones.
Me desató los cordones de las botas para poderme sacar los pantalones, pero después de sacar el segundo pie, me quitó el calcetín y comenzó a chuparme los dedos. Los de un pie y luego los del otro. Subió lentamente, siempre oliéndome como perro que rastrea. Llegó a mis bolas y las masajeó lentamente, las metió ambas en su boca, mientras con la otra mano me puñeteaba para poder seguir oliendo. Separé las piernas para que pudiera meterse bien mis bolas. Pero tenía una lengua muy larga y sentí como me tocó el culo.
No dije nada ni puse resistencia, hasta ahorita muchas cosas eran nuevas para mí y habían sido gradiosas. Dejé que me levantará las piernas y sentí la punta de su lengua, humedecer la entrada de mi hoyo. Eso lo puso aún más loco, ese olor a culo sucio lo mandó al cielo. Nunca me habían comido el culo y es delicioso; sentía su lengua mojando toda mi raja y como se detenía en mi ano para tratar de meter la punta. ¡Nunca había sentido eso! Tenía sentimientos encontrados, por un lado no quería que se acabe porque estaba vuelto loco de placer, jadeaba cómo putita; y por el otro lado, si no dejaba de mamarme el culo, me iba a venir. Tanto era mi placer, que hasta que quité las manos me di cuenta que inconscientemente las use para separarme las nalgas.
Dejó mi agujero, pero no separó su lengua de mi piel, recorrió mis bolas y llegó a la base de mi polla, mientras con la lengua me mojaba los pelos, con la nariz absorbía todo el olor que podía. Después con su mano mantuvo descubierta la cabeza de mi pene, mientras con la lengua me lo limpiaba todo. Cualquier mamá animal hubiera quedado como principiante ante la límpida faena. Después me la mamó, pero era tanta mi excitación que no tardé en venirme. Pero Toño, no se sacó mi verga de la boca, se tragó toda mi leche y no derramó una sola gota. Me vacié, quedé exhausto, cerré los ojos y me volví a dormir.
Desperté, ya había oscurecido, tuve que pararme para subirme los pantalones, me puse las botas y salí a la calle. No había luz en la casa de Toño, así que me fui sin avisarle a nadie.
Woow muy buen relato
Me encanto,me encanta ese fetiche !!
Ahora si estoy inspirada a escribir más, sigue asi, espero una continuación 😍😍
No manches buen relato y buen olor amigo jejeje….. saludos… 🙂 😉 🙂 😉
Que rico
Me he masturbado varias veces con este relato… y saber que es una realidad los albañiles que andan con esos olores ufffff Gracias por escribirlo!
no hay nada más lindo que ese olorcito a bolas del macho que te gusta! me encanta saborear pies, bolas y verga de macho sudado!
quien quiera darme verga y leche que me escriba a [email protected]