Sus tacones se enterraron en mi
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Javier, soy informático, 34 años, 182 cms, cuerpo atlético(siempre he practicado ejercicio), este relato es 100% real, a excepción de los nombres que han sido cambiados por razones de privacidad.
Conocí a la que hoy es mi esposa en la universidad. Sandra actualmente tiene 31 años, es también informática y la conocí cuando cursaba la carrera 3 años menor que yo. Sandra, una esbelta mujer de 172 cms, cabello castaño claro rizado, penetrantes ojos verdes, un cuerpo bien esculturado, culo bien dotado y lo mejor: unos pies de ensueño, dedos bien formados, talón rosado y liso, esos pies que siempre lucia en sandalias o en mules en el verano.
Debo confesar que desde mi infancia tengo un fetichismo marcado por los pies femeninos, inclinado fuertemente al trampling, había visto miles de páginas en internet y había visitado alguna dómina para pagar por una sesión privada, pero a Sandra nunca me había atrevido a confesarle nada, quizá por temor al rechazo.
Todo cambió una noche que mirábamos juntos una pelicula en la cual en una de las escenas la actriz principal quien hacia el papel de bailarina de un cabaret introduce su pie en la boca de un asistente y le da a beber vino, mi mujer estaba recostada en el sillón y yo tomé su pie, lo besé y lo empecé a lamer, ella al principio sorprendida, posteriormente relajada y al final exitado se tocaba su rajita, al final tuvimos un sexo espectacular en el mismo sillón del salón. Al día siguiente cuando nos preparábamos para ir cada uno a su trabajo me dijo que le había encantado lo qe habíamos hecho la noche anterior y fue cuando finalmente le confesé mi inclinación fetichista, en que consistía el trampling, ella pensativa, se fue a su trabajo.
Al salir por la tarde, pasé por una zapatería que está cerca y compré unos mules(sandalias con el talón libre) preciosos, color marrón, tacón fino de 10 cms, era una regalo perfecto para mi mujer y por supuesto también para mi. Al llegar mi mujer a casa(llega generalmente 1 hora después que yo) le hice entrega del regalo y le pedí que los estrenara sobre mi, ella me dijo que había estado viendo páginas de trampling para conocer mejor el tem, pero que como era principiante lo haría a su manera. Acto seguido me desabrochó mi camisa y autoritamente me señaló el piso del salón en el cual yo con aún cara de asombro me tumbé boca arriba.
Ella, se quitó sus zapatos negros de tacón y sus medias me las introdujo en la boca, inmediatamente sentí un aroma a crema mezclado con sudor, un olor fenomenal que de inmediato me puso a mil, posteriormente apoyándose sobre la mesa subió su pie derecho y lo colocó sobre mi abdomen, vacilante ejerció un poco de presión y subió su pie izquierdo hundiendolos en mi abdomen. Avanzó lentamente hacia mi pecho dejando todo su peso en el, era una sensación placentera y excitante, el roce de su delicada piel me exitaba, apoyó su pie derecho en mi cara y regreso hacia mis testículos, se apoyó en mi pene y lo aplastó con su pie izquierdo, estuvo así aproximadamente 15 minutos hasta que no aguanté más y me corrí abundantemente. Posteriormente mi mujer se quitó su tanga y me dijo: ahora me toca a mi, dicho esto, se sentó lentamente sobre mi cara, colocando sus labios vaginales en los míos y los pasaba por mi cara, gemía y presionaba mi boca con su vagina hasta que al fin con un gran espasmo se corrió en mi cara, depositando sus sabrosos jugos en mi boca los cuales me tragué con gusto. Seguimos haciendo nuestra rutina una vez a la semana(los sábados) durante mes y medio, siempre descalza.
El sábado de mi cumpleaños(mes y medio después), venía yo del supermercado ya que había ido a comprar cervezas y algo para picar en casa cuando al llegar a casa me llama miujer desde la habitación, al llegar casi me voy de espaldas cuando la vi, completamente desnuda a excepción del calzado: los preciosos mules que le había regalado, sus uñas pintadas de rojo. Me dijo con una voz firme: te tengo tu regalo de cumpleaños, desvistete y tumbate boca arriba!!. Empezando a empalmarme hice lo que me pedía lo más rápido posible. Ella se acercó a mi, apoyándose en su tocador levantó su pie derecho y lo posó en mi abdomen, apoyando su peso en la suela subió su otro pie y se paró en mi abdomen. Con un poco de duda empezó a hundir su tacón izquierdo y al ver que resistía apoyó todo su peso.
Alternaba cada uno de los tacones y al rato ya pisaba diferentes partes de mi abdomen. En un momento determinado avanzó hacia mi pecho, se apoyó con la suela en ambos pectorales hasta que finalmente empezó a hundir sus tacones. Era un dolor muy fuerte, se me entrecortaba la respiración, pero estaba a mil, ella viendo cuidadosamente colocó cada tacón en mis pezones y empezó lentamente a hundirlos. El dolor aumentaba y yo hacía alguna mueca de dolor, lo que parecía que a ella le divertía, ya que lo notaba en su rostro el cual tenía una risa de domina triunfal. Hacia presión leve y la relajaba, en una de esas descargó todo su peso y sus tacones se hundieron en mis pobres y aplastados pezones lo que inmediatamente me arrancó un alarido de dolor y a ella una suave carcajada, y me dijo: -que le pasa a mi osito? Que le está haciendo esta mala mujer? Acto seguido levantó la suela del mule derecho dejando sólo apoyado su tacón en mi pezón y giró su pie a uno y otro lado…el grio fue un poco más fuerte y simultáneamente tuve la corrida más grande que he tenido en mi vida..
Pero la cosa no terminó ahí, posteriormente como hacia siempre, se sentó en mi cara, sólo que esta vez colocó directamente su culo en mi boca y me dijo: lame! Y yo empece a lamer y a introducir mi lengua lo más profundo que podía, era un sabor entre dulzón y amargo, un olor indescriptiblemente sabroso que paulatinamente me fue empalmando nuevamente, ella me cabalgaba y alternaba su vagina y su culo en mi boca hasta qu no pudo más, vinieron los espasmos y plantó su culo en mi boca, apretándolo me soltó un pedo y se corrió…
Eso me dejó en otro mundo, al punto que mi polla nuevamente estaba por reventar, por lo que ella sentándose sobre esta inició una salvaje cabalgada hasta que estallamos en un nuevo orgasmo…
Al levantarme y ducharme pude observar en mi abdomen y mi pecho múltiples marcas circulares producto de los tacones de mi reina, la piel completamente enrojecida, al verme ella a sintió un poco mal, pero yo la tranquilicé diciéndole que era lo que a mime gustaba y que era el mejor regalo de cumpleaños. Las marcas duraron más o menos una semana tras la cual mis destrozados pezones aún me dolían.
A partir de entonces hemos continuado nuestra rutina a una sesión de trampling cada semana, trato de comprar casi siempre al menos 2 pares nuevos de mules o sandalias mensuales, ella ha ido perfeccionando el método y prácticamente es una experta, hoy me pisa a veces mientras se maquilla, se viste o habla por teléfono. Generalmente me deja buenas marcas y se concentra en lo que más le gusta: mi pezones, los cuales disfruta torturando al hundir sus tacones el ellos. Más de alguna vez cuando hemos estado de vacaciones y ella sabe que no regreso al trabajo en un par de semanas se divierte clavando su tacón en mis mejillas.
Y debo decir que cuando me pisa o aunque no me pise, yo no pierdo la oportunidad de mostrar mi devoción al besar y lamer los pies y tacones que tanto me castigan y torturan.
Hemos avanzado en nuestra vida fetichista a instancias mayores, pero eso será objetó de otro relato.
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