Sus tacones se enterraron en mi III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Acá estoy neuvamente luego de varios meses de ausencia. Mi mujer Sandra y yo, ya habíamos llegado al grado de fetichismo de lluvia dorada, luego de iniciar trampling y perfeccionarlo con el tiempo. Como ya he contado, Sandra y yo somos informáticos, ambos teníamos un buen trabajo en sendas compañías hasta la llegada de la crisis, la cual por un mal giro del destino me dejó sin trabajo, viviendo únicamente del subsidio del paro, mientras a Sandra la vida le sonreía de diferente manera ya que recibía un ascenso. Como era natural viví una temporada de depresión mientras reaccionaba y empezaba a buscar empleo. Lo único que mitigaba mi estado eran las sesiones que teníamos con Sandra, tenía una colección de sandalias y mules que utilizaba para através del trampling marcar mi cuerpo, muchas marcas se sobreponían sobre otras ya realizadas. La última de las sesiones había sido un viernes por la noche en la que mi mujer había llegado a casa bastante disgustada con uno de sus empleados el cual había desobedecido una orden suya. Sandra llegó a casa y directamente fue a darse una ducha, al salir me dispuse a darle un masaje a sus preciosos pies con crema humectante mientras me comentaba la mala experiencia que la había disgustado,-el lunes voy a echarlo- me dijo. Al parecer el masaje la excitó y me dijo: -ve a la zapatera y escoge los que más te gusten, que me vas a ayudar a liberar mi mal momento-. Esto me dió una mezcla de temor y excitación, fui rápido en busca de lo que me había pedido, en la zapatera habían más de 20 pares de sandalias y mules, la mayoría de ellos comprados por mi. Encontré unos rojos de tacón fino 8 cms de alto y cerrados del frente, talón libre. Los llevé y arrodilándome le si un beso a cada pie y se los puse, inmediatamente me tumbé de espaldas y ella empezó a juguetear con nariz y la suela de zu zapato derecho. Se subió a mi abdomen y empezó a caminar por mi cuerpo como lo hacía siempre, se detuvo en mis pezones aplastándolos con sus tacones con todo su peso, se quedo así casi un minutos yo gemía de dolor y ella me decía: -no entiendo como los hombres son tan malos para cumplir órdenes-. Avanzó e hizo lo qe nunca había hecho: me colocó su pie derecho sobre mi boca dejando su tacón sobre mi mejilla izquierda y apoyó todo su peso, su tacón casi desapareció através de mi mejilla, el dolor era insoportable, me dijo: estás en casa, así que puedes tener por unos días un hoyuelo. Luego regreso a mis maltratados e hinchados pezones volviendo a aplastarlos si piedad con sus tacones, los retorcía hasta que mi pezón derecho cedió y un pequeño hilo de sangre salió de su borde. Esto(digo la verdad) ya casi no le dolía, pues los tenía dormidos, mi mujer entre sorpresa y satisfacción se bajó ye dijo: ya hemos avanzado más cariño, chupame el coñito. Yo hice lo queme ordenaba, haciéndole llegar hasta 3 orgasmos seguidos, mientras estaba con sus orgasmos me preguntaba:-siempre te tengo a mi disposición como wc?- yo con la respiración entrecortada y empalmado como nunca le decía: -claro mi reina- . -Es que quiero hacer caca me dijo- yo, instintivamente sin decir una palabra me coloqué en el piso con la boca bien abierta. Mi mujer aún excitada me dijo:-estás seguro de esto? Yo sólo atiné a asentir. Ella entonces dándome la espalda se puso en cuclillas y dejó su culo a unos 2 cms de mi boca abierta. Al hacer fuerza salió un caliente, largo y delicioso pedo que entró directamente a mi boca, posteriormente un pequeño trozo de caca salió de su ojete dilatado y cayó directamente en mi boca, otro pedo y un trozo algo mayor. Debo decir que estaba tan empalmado que no sentí mal olor, ni asco, solamente esos trozos que se deshacían al masticar, un sabor entre amargo pero no desagradable(mi mujer siempre llevó una dieta sana, muy poca carne blanca, pescado, mucha fruta y yogur). Al terminar se levantó y me dijo:-te ha gustado?, cómetelo, siempre haré para ti y te lo daré calientito. Posteriormente ya de pie se abrió el culo con sus manos y me dijo:-te importaría limpiarme?- yo, ya chorreando pase mi lengua por aquel culo que a decir verdad estaba limpio y si olor ninguno. Luego me dijo: te toca cariño y diciendo esto se puso a pisarme violentamente la polla con sus tacones hasta que en una mezcla de dolor y excitación me corrí como nunca. Posteriormente me curó la herida hecha por su tacón en mi pezón derecho y me decía:-creo que se me ha pasado la mano- yo le dije:-de ninguna manera mi reina, he disfrutado esto más que nunca!!! Luego, en otro relato contaré lo que pasó con el empleado de la compañía de mi mujer.
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