Susana, la joven mami soltera
Susana es una adolescente que aunque tiene un pequeño bebé, es una puta guarra sin límites..
A mis jóvenes 17 años y con un bebe de pocos meses, lo había probado casi todo. Vivía en un departamento pagado por un viejo tío, un gordo baboso, sucio y desagradable, pero que se portaba bien conmigo, su pequeña y linda sobrina. Yo desde chiquita le dejaba disfrutar de mi cuerpo como si fuera una sucia puta barata… también había permitido, a veces sufrido y otras gozado, años de abusos de los degenerados de mis padres, mi papa y mi mama que me sumaban a sus prácticas sexuales aberrantes. Desde antes de ir al kínder ya sabía lo que era la práctica swinger de mis padres, sus tendencias a prostituirme, a obligarme a las practicas escatológicas más inmundas en orgías de días y ahora sobrevivía a mi tendencia enfermiza a emborracharme en cualquier bar y terminar en los baños públicos rodeada de desconocidos sacudiendo sus deliciosas pollas alrededor mío, manoseándome, escupiéndome y luego llenándome de semen y con aun más dificultad despertaba algunas mañanas luego de maratónicas orgías donde me drogaba hasta no dar más y follaba con ese grupo de “amigos” y algunos de sus enormes perros… claro que sí, ya era famosa por mis practicas zoofilicas. Al final si era una sucia puta barata, muy barata. Aún así, me conservaba bien, seguía pareciendo mucho más nena de lo que era. Yo era de cabello rubio con ojos grandes, de un castaño casi verdoso, medía apenas 1,63 y mi piel tenía la textura de la juventud más temprana, mis tetas eran algo pequeñas, de pezones rosados, incluso después de mi bebe. Mis caderas anchas y un buen culo firme, sin ninguna estría o marca… y un coñito apretado, sin apenas pelitos y esos de un rubio que les hacía casi invisibles, por lo que mi entrepierna podría haber pasado por la de una nena de diez, pero se había devorado cientos de pollas, chicas, grandes, gordas, peludas, sucias y limpias, de chicos, de hombres, de viejos y de aquellos perros de mis amigos. Y por supuesto muchas chicas y algunas mujeres la habían probado.
Pero en el día a día trataba de llevar una vida normal, alejada al menos en mi mente, en mis recuerdos, de esas noches pesadillezcas… deliciosas. Trataba de estudiar, estudios a distancia, online… administraba mi dinero que curiosamente no era tanto como se podría esperar de lo mucho que me prostituía incluso a gente de mucho dinero, como mi viejo tío asqueroso, y cuidaba a mi bebe. No sabía quién era su padre, obviamente, pero no me importaba. Con apenas 6 meses yo ya lo cuidaba como una experta, lo llevaba siempre conmigo, si, incluso a mis sesiones de sexo salvaje, donde solía vigilarle en su cochecito mientras mi cuerpo era sometido por cualquiera, sobre todo los más degenerados y lograba que no le pasara nada malo, que no se saltara su sueño, que tuviera siempre mi teta para alimentarse, aunque tuviera que limpiarla un poco de semen, babas y orina de otros antes de darle alguno de mis pezones, mordidos y chupados por otros momentos antes.
-a ver gordito… creo que esa mañana tu pañal esta muuuuy sucio, mami va a limpiarte. Muy bien, huy, cuanta caca – dije en voz alta, le gustaba a mi bebe escucharme, me miraba con sus enormes ojos celestes y sonreía. Aun no le había dado su baño y sospechaba que todavía conservaría restos de semen por haberlo tenido en brazos en el taxi que me trajo a casa de madrugada donde un vecino y el mismo taxista se masturbaron sobre mi mientras les dejaba ver mis juveniles tetas, para luego limpiarles las pollas con mi boca. Al recordar eso mi coñito se estremeció, me dio una descarga excitación.
-Listo mi chiquito, ahora a darte el baño que tanto te gusta… pobrecito mi bebe manchadito con el semen de esos degenerados – dije fingiendo tristeza, haciendo cosquillas en su pancita, mientras el pañal sucio, se mantenía a un lado, inundando el lugar de un profundo olor a mierda. En medio de esas cosquillitas Lucio, asi se llamaba el bebe, abrió sus piernitas y su penesito, muy grande para su edad, pensaba yo, comenzó a soltar un chorrito de pis, intenso, largo y abundante. Salpicándome un poco las tetas y luego el vientre, ya que como iba a bañarlo yo también estaba desnuda. – Hay Lucio ¡!, que cochino, le hiciste pis a tu mamá – dije, jugando, haciéndole aun cosquillas y el riendo… en ese momento no pude menos que acordarme de un gordo desconocido que anoche en el baño de un bar me había hecho lo mismo, luego de que yo le deborara su polla, deliciosamente gorda y dura, momentos antes. – Ahora vas a querer que te chupe la pollita? Eh degeneradito? Pero soy tu mama y sos chiquito mi amor… eso lo dejamos para los amigos de mami.. – dije, pero entonces no se por qué, por jugar, por explorar o simplemente por ser una enferma, producto de mis padres enfermos y mis practicas asquerosas, me agache y tomé su pene en mi boca y se la chupé… era un juego, pero no paré, seguí. Al bebé parecía gustarle, tenía sabor a bebe, a pis y a morbo extremo. Seguí, gozando su pequeño tamaño, gozando como se ponía durito, gozando como gemía y respiraba Lucio y gozando como había empezado a masturbarme, sintiendo que mis dedos se hundían en un coño que chorreaba semen, no sabía de quien, había dejado que un par de chicos me follaran y se corrieran dentro mío antes de subir al taxi que me trajo a casa.. Seguí un poco más hasta que tuve un orgasmo intenso, profundo, bestial, orinándome de placer, con mis piernas tan flojas que casi caigo al piso. Me recuperé, Lucio sonreía con su pollita aun dura, muy grande para su edad, estaba segura…
-que bebe más cochino, ahora mami se va a vengar – dije y pasé mi mano empapada de mi propia orina y restos de semen por la carita del bebe, metí un dedo en su boquita para que lo chupara y él lo hizo con deleite. – te voy a convertir en mi follador oficial, mi chiquito… prometo que te haré tan o más degeneradito que mamá. Pero poco a poco… poco a poco. – dije, fantaseando con el futuro que nos esperaba.
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