The Feet House
Lynn Loud descubre que ama los pies sudados y apestosos de sus Hermanas.
Capítulo 1: El olor misterioso.
Lynn Loud regresa a su casa luego de haber estado jugando al fútbol todo el día bajo un sol muy intenso. Está tan cansada y sudada que solo quiere dormir. Al entrar a su cuarto, se quita sus zapatillas y enseguida todo el cuarto se llena con un fuerte olor a pies apestosos y sudados. Sin darle importancia, se quita sus medias, las cuales están empapadas en sudor. Lynn coloca sus medias apestosas en sus zapatillas y se echa a dormir sin darse cuenta de que dejó la puerta de su cuarto abierta.
Loud, Lincoln al entrar a su casa y sentir un fuerte olor, pero no le molesta, más bien lo encuentra muy agradable.
Lincoln sigue el rastro del aroma hasta la habitación de Lynn. La puerta está entreabierta y el olor se intensifica a cada paso.
Lincoln, sorprendido, descubre que el olor que le encanta proviene de las zapatillas viejas de Lynn. Sus zapatillas están muy desgastadas, con suelas amarillentas y marcas de sus pies.
Lincoln, temblando, no puedo resistirse a oler los zapatos apestosos.
Lincoln coloca su cara en los zapatos y los huele con fuerza. El olor es una mezcla de sudor, pies apestosos y goma.
Lincoln, emocionado, dice: «Este olor es magnífico, increíble».
Lincoln nota las medias sudadas dentro de los zapatos. Sin pensarlo, las saca y las huele con desespero.
Lincoln, susurrando, dice: «Esto es una locura. Pero me encanta».
Lynn se despierta y observa a su hermano oliendo sus viejas zapatillas apestosas.
Lynn, bostezando, pregunta: «¿Lincoln, qué estás haciendo?»
Lincoln, nervioso, responde: «Lynn, lo siento. Es solo que… tus zapatos y medias huelen increíblemente, me encanta su olor».
Lynn, riendo, pregunta: «¿Mis zapatos viejos y apestosos? ¿Te gusta el olor a pies apestosos?»
Lincoln, sonrojándose, responde: «Sí, la verdad es que me encanta el olor de los pies apestosos, me genera una gran satisfacción».
Lincoln, tembloroso y aún más rojo, le pregunta a su hermana: «Lynn, puedo, puedo, oler tus pies».
Lynn responde: «Claro, huele mis pies que te garantizo que apestan más que mis medias y mis zapatos».
Lincoln, muy excitado, dice: «¿De verdad puedo adorar tus pies?»
Lynn responde: «Si eso te hace feliz, adelante».
Lincoln comienza a adorar los perfectos pies de su hermana, besando cada callo que tiene y chupando sus dedos uno a uno.
Lynn disfruta mucho de la adoración de pies de su hermano y le dice: «Eres realmente único, hermanito. Me encantaron tus masajes, fueron deliciosos. Pero quiero darte algo que te encantará».
Lynn se levanta de la cama y busca en su armario. Después de un momento, saca un par de calcetines viejos y usados y le dice a Lincoln: «Estos son mis calcetines de la suerte, mis compañeras de equipo los usamos siempre antes de un partido importante. Han pasado de un pie a otro y jamás han sido lavados, seguro te encantarán».
Lincoln, emocionado, toma los calcetines y los huele con entusiasmo. El intenso aroma a pies impregna su nariz y una sensación de satisfacción recorre su cuerpo.
Lincoln, extasiado, exclama: «¡Esto es increíble! Gracias, Lynn. Eres la mejor hermana del mundo». Se abrazan y prometen repetir esta magnífica sesión de pies apestosos.
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