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Fetichismo

Todo fue por necesidad

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Daniela veía su casa de lejos por última vez antes de partir, su casa donde vivió desde pequeña, su padre la obligaba a irse y buscar un nuevo hogar y vida para su bebe.
Su amiga Fabiola le daría cobijo mientras encontraba que iba a hacer, en donde trabajar y si seguiría estudiando en la universidad.

No iba a ser fácil por Sergio, su hijo; así que los siguientes días aun con la ayuda de su amiga fueron difíciles.
Como el ciclo escolar estaba por terminar podía dedicarse a trabajar todo el verano, así que dedico su tiempo a encontrar algo que le diera buenos ingresos.

Un día, la mama de su amiga, llego con un folleto en donde se daba la opción de dar clases a cambio de dinero, pero no clases cualquiera, ni cerca de la ciudad, si no ser una maestra en comunidades muy lejanas en donde apenas tenían comunicación por alguna carretera, la opción era buena y cumplía con los requisitos para poder realizar el trabajo, así que sin pensarlo más, se presentó al lugar para apuntarse y que le dieran indicaciones.

Era la tarde y llego a casa de su amiga Fabiola, le pregunto qué tal le fue, y ella entre nerviosa y alegre le contesto que bien, le explico que ya le habían asignado un lugar complicado de llegar, pero que veía posible que pudiera hacerlo.
Alisto sus cosas, le encargo mucho su bebe de 4 meses a su amiga y emprendió el viaje de casi un día, para llegar aquel lejano lugar.

Tuvo que tomar varios trasportes y mientras se acercaba cada vez más aquellos lugares entre las montañas, se sentía más lejos de su niño.

Al fin llego al lugar, era ni más ni menos que unas cuantas casas a un lado de la carretera, lejos de alguna ciudad o servicio de comodidad, camino en dirección a aquellas pequeñas casas, y cuando pudo estar a escasos metros observo la pobreza en que vivían aquellas personas, que casi le hizo llorar.

Un señor salió a su encuentro y seriamente le pregunto:
-buenas tardes, que hace usted aquí
-buenas señor, mi nombre es Daniela vengo a impartir un curso escolar para personas mayores
-¿de verdad?, hace tiempo que no venía alguien desde la ciudad para dar clases, pero pasa, adelante, por cierto mi nombre es el señor Rodolfo
Daniela entro a la pequeña casa del señor, en donde observo que tenían lo básico para vivir, don Rodolfo vivía con su esposa, la señora Arminda, después de presentarse todos, le dieron de comer y un lugar para dormir esa noche.
No pudo dormir bien pues sabía que sería complicado estar ahí, con desconocidos, lejos de su bebe, pero tenía que hacerlo para poder vivir por ella sola.

Los siguientes días, intento acostumbrarse a esa nueva vida, el comer, el baño, el dormir, las personas todo era nuevo e intento hacerlo bien.
Una tarde, los señores hacían sus actividades y ella aprovecho para darse un baño, junto el agua y la llevo al pequeño cuarto de baño, donde era un pequeño cuadro de 2 metros por lado y la puerta era un hilo con unas telas colgantes, que al pequeño soplido del aire dejaba ver a quien estaba dentro del cuartito; Daniela se empezó a desvestir con cuidado de que no la observaran, hasta que quedo sin ropa y empezó a limpiar su cuerpo; don Rodolfo que la había observado a Daniela desde que llego, había observado la hermosura de la chica y no podía dejar pasar la oportunidad de observarla sin prendas y mientras se bañaba.

Así que en cuanto vio que se metió al baño, cuidadosamente y sin aparentar algo se acercó lo suficiente y pudo observar desde poco metros el bello cuerpo de la joven, su cuerpo aunque delgado estaba muy bien proporcionado, unas lindas piernas, trasero pequeño y durito, pudo distinguir su corto vello púbico cuando ella se volteo, y unos firmes senos crecidos por la leche materna que le daba a su bebe, la cual salía en unos pequeños pezones y areola cafés claros, como último su piel con tez clara digna de acariciarse.
Don Rodolfo estaba embelesado y reacciono a tiempo para irse de ahí antes que lo descubrieran, no pudo evitar una gran erección que no había tenido como hace tiempo.

Todos los días eran como una rutina, por las mañanas Daniela instruía a los señores que también vivían en las demás pequeñas casas, por la tarde lavaba un poco de su ropa y aprendía un poco de las actividades caseras, entre ellas se encontraba el ordeñar a la vaca que tenía don Rodolfo de la cual le aportaba la leche que tomaban todos en la cena; precisamente un tarde que se dirigían a ordeñar a la vaca, encontraron un escenario desalentador: la vaca estaba muerta.
Esa tarde don Rodolfo se estreso porque aparte vendía un poco de la leche de su vaca para poder vivir, Daniela intento consolarlo sin mucho éxito, aparte de linda tenía un noble corazón con los demás.

A la señora Arminda no le agradaba del todo que Daniela estuviera en su casa, pues sabia que a pesar de todo, su esposo era un hombre, y podía estar fijándose demasiado en aquella niña.
Un dia que don Rodolfo lavaba un recipiente se acercó a su joven amiga que estaba sentada escribiendo algo y le pregunto:
-niña, ¿Qué haces?
-escribo un diario
-tu sabes hacer muchas cosas que yo no, si que tienes mucho que enseñarme
-no don Rodolfo yo aún estudio, aunque me alaga mucho su comentario
– y te diría más!, tienes un cuerpo muy bello
-gracias, usted me hace que me apene
-lo siento, pero soy un viejo sin muchos escrúpulos, y déjame decirte que tienes unos preciosos senos
-jaja, en parte es por niño, pero gracias
– ¿tu niño? ¿Tienes un bebe?
– si claro tiene 4 meses
-eres una mama joven entonces
-si así es
-que bien, bueno te veré luego iré a ver a mi compadre
-sí, claro
Don Rodolfo no pudo dejar de pensar en los senos de la joven y en la leche que podrían tener, leche que no había tomado desde que murió su vaca.

En la noche siguiente, mientras no había ruido, se acercó a donde dormía Daniela, no podía quitarse de la mente esa obsesión por poder probar su leche, se convirtió en su deseo; estaba a un metro de ella y caminaba lentamente, ella dormía boca arriba y su cara miraba hacia un lado, se acercó a ella y pensó que se despertó cuando escucho un suspiro de provenía de ella.
No podía esperar más, se arriesgaría a una cachetada o que su esposa escuchara los enojos de la joven pero estaba decidido, toco su abdomen y sintió que solo tenía una blusa para dormir, la empezó a alzar poco a poco y cuando estaba por lograr ver sus pechos, la mano de Daniela lo detuvo e inmediatamente le pregunto en voz baja:

-¿qué está haciendo?
-perdón niña, no debería estar aqui
-¿porque me estaba alzando la blusa? Dígame la verdad
Daniela veía la seriedad del señor por la pequeña luz que despendía un candil
-la verdad iba a tocar tus senos y algo más…
-¿Qué es eso más?
-pues veras se me volvió un deseo el probar tu leche como lo hace tu niño
-¿de verdad quería hacer eso?
-sí, te rogaría porque que me dejaras hacerlo

Daniela se quedó paralizada, no pensó que le fuera a decir eso el señor, aunque sabía que tenía un cuerpo llamativo, se encontraba en una situación extraña y no sabía que hacer
-talvez me arrepienta de esto, pero dejare que lo haga con la condición de que no le diga nada a nadie
-descuida, mi boca no se abrirá
-venga aquí, acuéstese a un lado mío

Don Rodolfo emocionado se acostó a un lado suyo y observo como la joven movía su blusa para dejar un seno descubierto
-chupe con cuidado o me lastimara

Se acercó con cuidado y olio el aroma de la piel de la mujer, metió el pezón en su boca y lo empezó a estimular con su lengua, la leche empezó a llenar su boca, era tibia y dulce, se sentía en las nubes; mientras tanto Daniela lo observaba y miraba a su alrededor con temor que alguien los descubriera, cerró los ojos e imagino que estaba en casa alimentando a su bebe.

Al poco tiempo se vacío un seno de la chica y le ofreció el otro al señor al fin y al cabo también tenía que aliviarlos un poco; paso un rato y don Rodolfo bebió toda leche, como niño travieso se quedó disgustando el erecto y suave pezón de Daniela, la cual le dijo que ya debía irse a dormir, el señor la respeto y dándole las buenas noches la dejo descansar.

Ya habían pasado 23 días desde que se había convertido en su nuevo hogar esa pequeña casa en las montañas, era el penúltimo día y cuando termino de lavar su ropa, decidió conocer un pequeño rio que estaba montaña abajo al cual debía caminar unos 15 minutos.
Cuando llego vio que era un paisaje bello, completamente natural y ahí decidió darse un baño para refrescarse, se quitó la ropa y por precaución por si vieran se dejó su brasier y su pataleta.

Estuvo hasta casi el anochecer, cuando empezó hacer frio se acercó a la orilla del rio y se acostó unos momentos, cerró los ojos unos minutos y durmió un poco; cuando los abrió se llevó un susto de infarto, don Rodolfo estaba encima de su abdomen sentado viéndola dormir, dio un grito y le dijo:
-¿usted quiere matarme de un susto verdad?
-no, yo sería incapaz de quererle hacer daño
-¿entonces que hace aquí? ¿Por qué está sentado arriba mío?
-pues veras note que no estabas en casa y salí a buscarte, y la encontré aquí acostada, tan linda
-bueno por favor hágase un lado, ya es tarde y tengo que regresar
-no hay problema nos podemos quedar aquí, mi esposa fue al pueblo y no volverá hasta media noche
-pues con más razón, se pueden robar algo de su pertenencia
-la única pertenencia que quiero mas es a ti
-¿pero qué dice? Lo menciona como si estuviera enamorado de mí
-pues si pareciera que lo estoy

Don Rodolfo se movió de encima de la chica para sentarse a un lado y seguirle diciendo:
Te voy a extrañar mucho niña, no sé cómo enamoraste a este viejo
-ni yo lo se
Ambos rieron y justo en ese momento don Rodolfo se acercó a Daniela que aún estaba acostada para besarle el cuello y sujetarle las manos:
-su esposa no le va a perdonar esto
-lo se
-ya no lo haga se va a arrepentir en su conciencia
-yo solo deseo tenerte a ti, solo a ti

Le decía esto mientras se apresuraba a mover la copa de su brasier y dejar un seno desnudo, empezó a acariciar su pequeño pezón y besar su cuello.
Daniela no sabía si gritar, golpearlo o dejarse hacer lo que viniera en gana al señor, pensó en que talvez dejarse hacer esas caricias serian un pago por vivir en su casa el tiempo que estuvo o simplemente que se merecía que le dieran un poco de amor a pesar de que fuera un señor mayor, decidió no pensar tanto y que pasara el momento.

Daniela empezó a suspirar, mientras que el Rodolfo bajaba por su cuello hasta llegar a sus senos descubiertos y empezar a ordeñar ese líquido bendito de sus senos que le encanto probar, se aferró a sus pezones y algunos gemidos salieron de la chica que empezaba a disfrutar esas caricias.

El señor empezó a explorar el cuerpo de Daniela y bajo su mano hasta sus suaves, subiendo para llegar al lugar tan apreciado: su vagina.
La acaricio por encima de la pataleta mientras aún se alimentaba de sus senos y sintió la humedad que desprendía, ya estaba excitada y el mas.

Le empezó a bajar hábilmente la pataleta con la mano, hasta sacarla por sus pies, sintió el poco vello que tenía y lo suave de su vagina al pasar su mano, miro a Daniela y sin decir nada, empezó a introducir un dedo para sentir sus entrañas, la chica gemía y cerraba los ojos, se encontraba desnuda y a merced del señor.
De un momento a otro don Rodolfo se bajó los pantalones, su calzón, y se deslizo por las piernas de Daniela abriéndola con sus manos y observando con la poca luz que había la espectacular imagen que le daba la joven acostada hay con él, tomo su pene erecto como pocas veces y lo coloco en la entrada de la vagina mientras decía:
-dolerá un poco, corazón
-hágalo despacio

Empujo sus caderas y el pene completo entro en la humedad cavidad de Daniel, Rodolfo empezó a moverse para penetrarla lentamente sintiendo la juventud de esa vagina, empezó a moverse con más ritmo, la excitación de la joven era mucha, tomo su clítoris y empezó a acariciarlo para llegar al orgasmo.
No tardo mucho con lo rápido que se movía Rodolfo, empezó a sentir como temblaba su cuerpo y a la vez la eyaculación enorme junto con el grito del señor, ambos quedaron sin fuerzas y abrazados por unos minutos, mientras que Rodolfo empezó de nuevo a robarle las últimas gotas de leche mientras estaba recostado en su pecho.

Sin decir muchas palabras ambos se vistieron y volvieron para la pequeña casa, a la mañana siguiente Daniela se despedía de todos, de los vecinos, de don Rodolfo y su esposa, y aunque sabía que no volvería aquel lugar, algo de ella siempre se quedara por siempre ahí.
Tomo el transporte y con una mano extendida se despedía de todos entre ellos quien fue su amante secreto.

2724 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: amiga, mama, mayores, montaña, padre
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