Tu tan limpia y yo tan sucio.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marido_cagon.
Te acabas de cagar para mi, he tenido el placer de ver como salia tu caca y se depositaba lentamente en mis manos y despues me has meado de arriba a abajo. Y por ultimo me has puesto las bragas en la cabeza, esas bragas que has llevado todo el dia y que estan impregnadas con tu olor y con tus sabores.
Empiezas a mojarte el cuerpo, te estas duchando con las cortinas abiertas para que pueda verte y para que tu puedas ver las guarradas que hago.
Esta claro que quieres verme disfrutar con tu mierda, así que junto los trozos en una mano y con la otra agarro el mas grande, de uno 7 u 8 centímetros. Es de color marrón claro y bastante consistente, lo coloco en la parte inferior de la polla y lo agarro todo con la mano, se aplasta un poco, adaptándose a la forma de los dedos y del rabo, y entonces comienzo a deslizarlo arriba y abajo. Lentamente me recorro el capullo con la mano embadurnada, dejándolo todo pringado. Mientras tanto mi boca se hace agua con el sabor de tus bragas.
Es todo un espectáculo, ver mi polla enorme, totalmente cubierta por tus heces. Procuro extender bien todo el pegote que tengo en la mano. Me descubro la cabeza del capullo y restriego la mierda que se me queda entre los dedos sobre ella, volviendo a echar la piel encima. El nivel de excitación es tan alto, que me cuesta tocarme sin correrme, lo que deseo es sentirme mas y mas sucio. Podría levantarme y meterte la polla en la boca por la fuerza, para que probaras tu propia caca. Pero eres tu la que manda y esa tensión es, precisamente, lo que eleva la excitación.
Te estas enjabonando, y dedicas especial atención a tus tetas que brillan bajo el agua de la ducha. Una de tus manos se desliza hacia abajo, sobre tu vientre, y comienza a juguetear con el pelo que corona tu vagina, y a continuación pasas directamente a tocarte el clítoris. Estas súper excitada con lo que ves y eso hace que aparezcas radiante ante mi. Mostrándote sin pudor, pero a distancia, pareciendo inalcanzable.
Realmente no puedo hacer lo que quiero, sino lo que me ordenas tu. Pero eso es realmente lo que deseo, vivir a tus ordenes. Y lo que tu me pides que haga, no son sino, mis mas obscenas fantasías.
Separo la mano, que prácticamente se había quedado pegada, y dejo que la polla oscile, apuntándote de manera especialmente indecente, aunque en tu mirada veo el deseo y el morbo reflejado.
Has terminado de enjabonarte el coño, procurando limpiar cada pliegue de tu vagina, y ahora comienzas a afeitarlo, dejándolo unos labios suaves y deliciosos y una pequeña mata de pelo coronando el pubis.
Yo continuo con lo mío. Mientras me sobo con la izquierda la polla y van cayendo pedazos de tu cagada sobre mis piernas, en la derecha sigo teniendo los trozos que me quedaban. Cierro la mano, apretando los pedazos restantes y formando un sola caca, y la llevo a mi entrepierna, a untarme bien los huevos y el ano. Llevo la mano por detrás, para llegar directamente al culo, y follarmelo con el dedo. Tu mierda hace de lubricante y me penetro sin ninguna dificultad. Me follo todo lo adentro que puedo, y noto mis propios excrementos llenándome en mi interior.
Tu coño ya esta listo, lo has dejado perfecto. Ahora le toca a el culo. Te giras para que pueda seguir viendo en primer plano todo lo que haces, aunque ahora tu no me ves. Primero una buena limpieza, enjabonándote bien y limpiándolo por dentro con un dedo. Y después la eliminación del vello que rodea el ano. Lo haces despacio y me miras de reojo de vez en cuando para ver lo que hago yo. Una vez terminas de asearte y afeitarte, te quedas debajo del agua mirándome.
-Muy bien, has aguantado sin correrte.
Yo no podía hablar y me costaba mirarte por la vergüenza que sentía, estando así de cubierto de mierda. Saque el dedo del culo y solte un sonoro pedo y eso me hizo ponerme aun mas nervioso, temblaba con la excitación de sentirme tan sucio, cosa que deseaba enormemente, pero que a la vez temía que tu pensaras que había llegado demasiado lejos con mis sucios deseos.
-Te voy a dejar que te duches y luego limpies todo esto.
Sales de la ducha y te envuelves en una toalla, pasando por mi lado sin mirarme. Te detienes en la puerta y me dices:
-Me vas a tener que dar toda la leche y el pis que lleves dentro, pero no quiero tu caca, no soy tan cerda como tu. Así que vacíate el culo ahora.
Era una orden bien clara pero yo no me la esperaba, asi que no reaccione.
-No me has oido, cagate ahora, perro.
Continuara?
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