Un deseo navideño para Zoila
Zoila, recibe un obsequio navideño de Santa Claus, un deseo prohibido que terminara con su inocencia y la desvirgar hasta la locura….
(hubiera enviado el relato antes, pero de todos modos, espero que lo disfruten)
Era un 24 caluroso aún cuando el sol ya se había ocultado, los chicos en las calles empezaban a hacer tronar los primeros cohetecillos como anticipando lo que vendría después. <<Una lluvia de cohetes por los aires, haciendo que mucho humo tapara las calles circundantes>>
En ese contexto Zoila estaba sola y algo aburrida en casa. Quería salir a jugar con los chicos y reventar cohetes también. Pero sus padres se lo habían prohibido porque temian que fuera a pasarle algún accidente. Zoila era muy especial y pequeña de edad para aquello, aunque fuera alta de estatura, solo tenía 12 años y aún creía que Papa Noel existía.
Y hasta le había escrito una carta, en la que le pedía poder verlo de cerca, y jugar con él. Quería que SANTA la llevará en su carroza jalada por renos. Pues quería acompañarlo por todo el mundo, repartiendo regalos a todos los niños que faltaran por alegrar. Y si eso no era posible, también me había escrito otra carta, en la que le pedía a Santa, que le encontrara un novio o amigo secreto como invisible que se metiera a su casa sin que sus padres estuvieran o se dieran cuenta del hecho. Y que así jugaran juntos y no se sintiera tan sola, porque la Nochebuena y Navidad no serían divertidos.
Fue entonces que apareció algo o alguien al otro lado de su puerta, vio una sombra debajonde la puerta que tocó su puerta con delicadeza; mientras su madre cocinaba el pavo, y hacia la ensalada. En esos momentos su padre aún no volvía del trabajo. El tráfico era terrible, y ya eran las 9 de la noche.
—¿Quién es? –. Preguntó tímidamente.
—Soy yo, tu obsequio de Navidad. Y seré lo que tú quieres que sea por toda la Navidad –respondió con una voz dulce y tierna como el de un niño de su edad.
<<Alguien con quién jugar y hacer travesuras. Me encanta>>
Zoila abrió la puerta lentamente con ciertos nervios, y cuando vio lo que tenía en frente no podía creerlo. Era un guapo niño moreno de cabellos rizados, y dientes perfectos en aquella sonrisa que le regalaba. Era tan alto y más ancho que ella corporalmente, hablando. Pero su rostro era la del niño que ella se imaginaba y cuando él la saludo también le gustó mucho el sonido de su voz. ¿Hola, eres Zoila, puedo pasar?…
La bella niña de cabellos lacios marrones y piel se alba estaba encantada con aquello que veía. Finalmente, después de tantos años desde su primera carta. Y esta vez sí que le había tocado a ella tener lo que quería. El chico entro y la abrazo como un oso. Tan cerca a su oído, la susurró: ~Me llamo Renne, y haré lo que sea necesario para hacerte feliz durante toda esta noche y más.
La mirada de inocencia, aunque coqueta de Zoila, no se comparaba con la lujuria exacerbada que tenía el gran primer amigo de esta chica.
Ella no lo advirtió hasta que se cansó de jugar todo tipo de cosas con él. Renne lo advirtió, y por ello le dio de beber una especie de pócima afrodisíaca con la que Zoila empezó la desinhibición y calor de su cuerpo.
—¿A qué más deberíamos jugar? –. Le preguntó ella inquieta y con sed.
—Creo que deberíamos jugar al papá y a la mamá.
Aquello hizo sonrojar a la chica, se sentía ciertamente caliente, y pensaba en que sería bueno besar al amigo tan lindo y varonil que había recibido como regalo. Ya eran las doce menos veinte, cuando su padre al fin se dignó de entrar a su casa. Tenía síntomas de haber bebido cervezas y fumado cigarrillos. Zoila lo escuchó a penas entrar por la puerta y salió de su pieza a recibirlo.
—¡Papá, me compraste mi regalo?! –. Fue lo primero que preguntó luego de saltar como un conejito sobre sus muslos.
—Hola, mi amor. Y sí por supuesto que sí. Creo que querías una muñeca?
¡Papá! Gritó ella con expresión molesta. Ya no se sentía una niña. Lo que ella quería era más bien unos patines. Cuando recibió su regalo después de las doce estuvo saltando de un pie de lo contenta. Cenaron algo liviano los tres juntos y luego con besos y abrazos se despidieron para irse a dormir, hasta más tarde cuando amaneciera para disfrutar el resto de la navidad.
Cuando volvió a su cuarto cargando la caja envuelto en papel de regalo, vio que Renne estaba dormido en su cama como una momia boca arriba, cubierto por la sabana hasta el cuello. Pero Zoila no tenía ni el más mínimo sueño, así que saltando sobre la cama con fuerza intentaría despertar a Renne.
Se abrió grande su boca en el instante en que jaló las sábanas hacia abajo, y vio la desnudez completa de su amigo Renne. Su polla estaba inclinado hacia el lado izquierdo de la cama en donde estaba ella, y parecía estar semi erecto.
Aquello hizo que la linda chica llamada Zoila se sintiera excitada por vez primera, mientras su vagina segregaba su fluido pecaminoso otra vez esa misma noche. Tenía muchas ganas de desnudarse como él y sentirse libre. Así que lo hizo, y luego cuando se apegó a él, sintió la necesidad de unir sus labios con los labios de Renne. Tan vez así lo despertaría más rápido.
…
No supo en qué momento Renne se había metido entre sus piernas, pero había empezado a comer la chucha como un goloso especialista. Zoila se retorcía de placer cuando su lengua jugueteaba con su clítoris. Se sentía en el nirvana, ohhh dios, ya no era ella misma, sino otra Zoila, una más zorra que ella. Y de algún modo, sentía que quería dar el siguiente paso a esa extraña relación con su amigo secreto.
—Ven ya, entra en mí–. Le pidió en un susurro seductor como si tuviera mucha práctica haciéndolo. Y se abrió las piernas lo más que pudo y se las sujetó con las manos.
Renne estaba también muy excitado, aunque en esos mismos momentos hubiera querido primero follarse la boca sucia de su mujercita. Pero no se hizo de rogar y llevó su gran verga de cabeza negra, y muchos pelos en las bolas en la entrada de su vulva.
Zoila era totalmente virgen, nunca siquiera se había dedeado antes, y ahora iba a ser empalada por un chico con una polla de quince centímetros y con las venas saltándose por todos lados. Su expresión de púber adolescente se había esfumado. Ahora tenía el rostro de una bestia salida con un gran apetito de sexo.
La embistió de una sola estocada después de un largo minuto frotándose en toda la raja de Zoila, que miraba su polla con gran asombro, miedo y excitación dentro de ella. Gritó, chilló, clamó para que se la sacara; pero sus ruegos bañados de lágrimas no fueron escuchados. El dolor fue calmándose después de un par de minutos dentro de ella sin moverse. Enseguida empezó a mover sus caderas, el mete saca fue haciéndose más rápido y Zoila tenía la visión nublada, como si estuviera viviendo una especie de sueño.
A pesar de que sentía que la habían partido en dos, cuando Renne la penetraba, el dolor se había convertido en placer. Y sin darse cuenta había empezado a gemir. Zoila también sentía que era la tercera vez que cogían en la noche. No sabía en realidad cuánto tiempo había pasado, lo estaban haciendo como animales porque pareció darse cuenta que era ella la que estaba brincando sobre la polla de Renne como la golfa que era a veces su madre con papá cuando follaban creyéndola que dormía profundamente.
—Ahhhhh sí así… Ahhh que ricoooo
—Me voy a correr, pero esta vez me correré en tu boca, así que quiero que lo abras bien grande para que te lo tragues todo. ¿Está bien?—. Ella afirmó con una risa perdida.
Se bajó de él, y apoyada de costado sobre sus rodillas abrió la boca sobre la verga que apuntaba hacia arriba. Toda la leche entro y llenó su boca. Tragó todo, y luego limpió la leche que se escurría bajo el falo negro. Pero para Renne la noche aún era joven a pesar de que eran las 3 am. Le dio algo de beber a Zoila, y él también bebió algo que le diera más energías. Luego colocó a Zoila boca abajo, mientras su mirada apuntaba a su ano.
La lubricaria con su saliva y luego la desvirgaría por el culo, a menos que Zoila quisiera que Renne se fuera, se fuera al mismo infierno.
Los gritos y gemidos de la niña, eran de locura. Pero nadie en la casa podía escuchar, ni siquiera un susurro. Eso era parte del deseo de Zoila. Y también su deseo era que Renne siguiera ahí con ella durante el resto de la navidad.
Cuando la fueron a despertar por la madrugada, Zoila apenas y podía ponerse de pie. Creían que se había enfermado con algo que había comido, o que eran síntomas de una fuerte fiebre con gripe. A sus padres no les quedó más remedio, que suspender los paseos al parque de la Costa Verde, y se quedaron en casa viendo la TV, y preparando el almuerzo. Mientras Zoila dormía en su cuarto totalmente cansada. Pero Renne estaba a su lado echado a un lado de su cama como lo que era en realidad un ciervo. Sus padres cada hora que entraban no podían verle, no sabían de su existencia. Lo ignoraban todo, y estaban muy preocupado por su hija.
Cuando llegó la noche Renne y Zoila volvieron a jugar como dos buenos amigos. Hablaron, se besaron, y trataron de buscar el orgasmo en posiciones más extravagantes. Ella parecía que estaba viviendo en una especie de burbuja. Y que a pesar de que quería detenerse su cuerpo mismo se lo impedía, hasta que llegaba al orgasmo y entonces quería más…
La navidad había terminado, y Zoila se despertó sin esa fiebre que la había postrado a la cama por días, parecía que había vivido un terrible y crudo sueño irreal, donde había sido violada y cogida como un deseo de navidad.
Se levantó de su cama, y se miró en el espejo. Se veía fatal, como una bruja puta corrompida, una perdida que no merecía ningún tipo de perdón. Su cuerpo estaba manchado por un líquido pegajoso; además de entre sus piernas fluía un líquido blancuzco y maloliente que no podía ser otra cosa sino semen. Zoila al darse cuenta de que su pesadilla erótica había sido real, pego el grito en el cielo, y terminó desmayándose en la alfombra de su alcoba.
Habían pasado varios meses, hasta que por fin Zoila se convenció de que jamás volvería a ver a ese obsequio vivo suyo de nuevo. «Santa Claus» en realidad no existe…, le habían dicho sus padres, pero ella sabía que sí, en realidad si que existían, y tal vez, en la próxima navidad volvería a recibir un nuevo regalo de parte de aquel ser mágico que vivía en el polo norte.
Fin.
Y el relato?
Vine para pajearme y termine enojado
Disculpen gente, pero ya iré subiendo cosas más calientes e interesantes. Saludos