Un mundo sin inhibiciones… Ni ropa.
Mike es un joven universitario que lidia día a día con la rutina en un mundo donde el desenfreno sexual no es precisamente… Discreto. .
lunes. 8:30 am
Era una mañana hermosa y soleada. Mike recién había encontrado la posición perfecta para dormir, pero para su desgracia la incesante alarma despertadora lo obligó a abrir los ojos.
—Cinco minutos más… —exclamó adormilado luego de apagarla— … ¡Maldición, el examen!
Como una bala Mike se levantó de la cama, tomó su toalla y fue corriendo al baño para darse una ducha. Se había quedado casi toda la noche estudiando para un importante examen en la universidad y no quería perder un segundo. Tras vestirse bajó rápidamente a la cocina para servirse un plato de cereal y leche, encontrándose a su hermana Alba sentada en el sofá. Su cabello castaño estaba hecho un desastre, por lo que era obvio que recién se había levantado al igual que Mike, además de estar totalmente desnuda.
—¿Por qué tanta prisa? —preguntó mientras jugaba con el piercing de su pezón izquierdo. Sus pechos eran lo bastante grandes para que apenas cupieran en su mano—
—Tengo algo muy importante que hacer —respondió antes de empezar a comer su cereal— Por cierto, ¿no tenías escuela hoy?
—Sí, pero hoy entro tarde —jugar con su pezón poco a poco la ponía cachonda, así que bajó su mano libre a su vagina para empezar a masturbarse— Me iré en un par de horas.
Hubo un ligero silencio mientras Mike se terminaba su cereal y ponía su plato en el fregadero.
—¿Y… No has pensado en depilarte o algo? —indicó señalando la abundante cantidad de vello púbico de su hermana—
—Sí, ya sé. Lo he descuidado un poco… Aaahh —Alba gimió para después llevarse los dedos a la boca y saborear sus propios jugos— ¿Quieres un poco?
Alba le ofreció sus dedos mojados a Mike, pero él se negó, entonces se recostó boca abajo en el sofá para así estimular tanto su vagina como su ano. Mike tomó sus cosas.
—Por favor limpia cuando acabes.
Habiendo salido de su casa Mike se dirigió lo más rápido que pudo a la parada del autobús, dónde ya había una fila esperando por transporte. Miró su reloj y se alegró por tener buen tiempo. La fila no era muy larga, por lo que era sencillo ver a la gente que estaba formada; no muy lejos de él había una mujer de cabellos rubios y tetas tan grandes que no paraban de rebotar, a simple vista no aparentaba más de cincuenta años.
—Oye, disculpa —le habló a otra mujer que estaba detrás de ella— ¿Podrías ayudarme?
—¿Huh? —aquella otra mujer traía puestos unos audífonos, por lo que no escuchó bien. Tenía la piel morena y aunque sus pechos no eran muy grandes lo compensaba con un culo que incitaba a darle una nalgada.
—Que sí me puedes ayudar con esto —repitió mostrando un plug anal— Por la prisa no pude ponérmelo.
—Oh, claro.
La rubia se subió la falda, revelando que no traía bragas, se inclinó y con las manos separó sus nalgas para dar mejor vista a su ano, el cual mostraba cierta dilatación.
—A mi jefe le gusta cuando las empleadas lo tenemos.
—No puedo culparlo —respondió la morena introduciendo el plug lentamente— Listo. Buen culo, por cierto.
—Gracias —decía bajando su falda nuevamente— Aunque no tanto como el tuyo.
Ambas mujeres rieron para después iniciar una amena conversación. Mike notó que el hombre que estaba a su lado no pudo evitar observar lo sucedido, puesto que se había sacado la verga del pantalón para pajearse pensando en lo que acababa de ver.
—Disculpa.
Habló una joven de anteojos tocando la espalda de Mike, su piel era pálida, escondía su cabello en un gorro con pompón y aunque era algo bajita sus retas y culo eran de buen tamaño. Además de sostener un vaso de café.
—¿Sí? —dijo Mike.
—Quería mi café con leche, pero sólo había mujeres. ¿Sería mucha molestia sí me das un poco?
—Oh, bueno, yo…
—Yo puedo dártela —interrumpió aquel hombre sin dejar de masturbarse.
—Oh, perfecto.
Mike se hizo a un lado para que la chica pudiera pajear al sujeto y apuntar su pene hacia su vaso. Siguió así por varios segundos hasta que el ruido del autobús llegando llamó su atención, entonces aceleró la paja tanto como pudo hasta que varios chorros de semen salieron disparados, la mayoría dentro del vaso pero algunos cayeron en su suéter.
—¡Gracias! —decía mientras tomaba el semen de su suéter con el dedo y lo llevaba a su boca.
—Me alegra haber ayudado.
El autobús abrió sus puertas y todos entraron para tomar sus respectivos asientos, Mike eligió uno cerca de la puerta de salida lo que le permitía apreciar a toda la gente del autobus perfectamente. El recorrido inició no sin antes hacer un par de paradas más, en la primera subió una mujer de la tercera edad, la cual se sentó junto a Mike.
—Buenos días —saludó mirándolo con una dulce sonrisa.
—Buenos días.
Su cabello negro presentaba ya muchas canas y en su rostro las arrugas empezaban a hacerse presente. Y a pesar de tener pechos algo caídos, estos eran de buen tamaño, los cuales en sus mejores años debieron atraer muchas miradas.
En la segunda parada subió una pareja de novios, presuntamente de la misma edad de Mike, discutiendo sobre algo. Y tras ellos un hombre de barba y cabello negro, el cual no tenía pantalones puestos, pasando por cada asiento ofreciendo su verga a los pasajeros.
—Buen día, ¿no gusta darme a una pequeña ayuda?… ¿Una buena verga para iniciar el día?
Todas las respuestas eran negativas. El hombre siguió hasta llegar con la pareja.
—La verdad no me molestó coger frente a tu familia. Sólo no esperaba que tu papá me la metiera por el culo.
—Bueno, él ya le tenía ganas a tu cola, no pudo resistirse —respondió su novio recordando lo sucedido.
—Buen día jóvenes. Lamento importunar, sólo quería saber sí alguno de ustedes podría…
La chica lo interrumpió tomando su verga y comenzando a pajearlo mientras seguía conversando. Por su excitación el hombre le subió la camisa a la joven para así poder pellizcar sus pezones mientras disfrutaba de la paja que le brindaba.
—Lo que sí me sorprendió fue que tu tía se animara a hacer tijeras conmigo y con tu hermana… Auch, no tan duro.
—Perdón, señorita.
Mientras que algunos pasajeros ignoraban lo que pasaba, otros tantos miraban atentos mientras se tocaban unos a otros. Mike por su parte prefería repasar en su mente los temas de su futuro examen.
—Nada como la energía de la juventud, ¿verdad? —comentó la mujer mayor regresando a Mike a la realidad.
—Oh. ¿Me habla a mí?
—¿Pues a quién más, jovencito? —respondió mientras se reía un poco, pero sin llegar a burlarse.
—Una disculpa, estaba pensando en otras cosas.
—No te preocupes, suele pasar. Me llamo Alicia, por cierto.
—Es un placer. Soy Mike… Y entonces, ¿qué me decía?
—Decía que todo esto me recuerda a mi juventud. Cuando yo era joven solía coger con mi esposo y sus amigos todo el tiempo, no hubo un sólo día que no me dejaran la concha llena de leche y el culo bien abierto.
—¿Y qué le impide seguir haciéndolo?
—Cuando se llega a nuestra edad el cuerpo ya no resiste como antes. Ahora a mi marido le cuesta mantener la erección y yo ya no puedo mover el culo como antes.
—Por lo que dice, ha pasado por un largo periodo de abstinencia, en comparación con aquellos días de desenfreno.
—No tienes una idea —la mujer soltó un pesado suspiro— A veces quisiera sentir lo mismo que en aquellos años, pero como te dije a los hombres a esta edad son impotentes o no pueden mantener el ritmo. Al menos con los que lo he intentado.
—Quizá debería probar una dirección distinta.
—¿Qué quieres decir?
—Digo que… Sí un hombre de su edad no la satisface, podría intentarlo con carne más joven.
—Oh, pero que cosas dices —respondió dándole a Mike una palmada amistosa en la pierna, notando algo que le llamó la atención— Es difícil que un hombre joven se fije en una vieja como yo.
—No diga eso. A pesar de su edad usted es muy bonita. Estoy seguro que habrá más de uno que quiera tener sexo con usted.
—Me halagas, Mike—decía Alicia acariciando la pierna de Mike— ¿Pero dónde encontrar a alguien con dichos gustos?
—Pues…
Mike volteó a ver a aquella pareja y al tipo. Ahora él sujetaba a la chica de las caderas para así embestirla salvajemente, mientras ella se la chupaba a su novio, mientras que detrás de ellos habían ya varias personas masturbandose viendo la escena.
—Sí… Cogete a esa puta —decían unos.
—A la zorrita le encanta la verga —decían otros.
Mike pensó un momento y llegó a la conclusión que despejar su mente antes de su examen podría ser buena idea.
—Para ser sincero… —dijo volteando a ver a Alicia. Sintiendo su mano subir poco a poco hasta su entrepierna— Yo soy de los que piensan que para el sexo no hay edad.
Al oír sus palabras Alicia sonrió con lujuria, y sin decir nada ayudó a Mike a bajarse los pantalones y liberar su creciente erección.
—Madre mía —exclamó Alicia sin poder resistirse para empezar a pajearlo— Con una verga como esta debes tener a muchas detrás de ti.
—En realidad, no soy tan activo en esto del sexo.
—¿Y eso por qué?
—Bueno… Por lo general suelo estar bastante ocupado.
—Oh, pobrecito. En ese caso déjalo todo en mis manos.
Ambos rieron un poco por el pequeño chiste. Alicia no perdió tiempo e hizo gala de la experiencia que tenía al subir y bajar su mano de tal forma que Mike no aguantó y empezó a jadear del placer.
—¿Te gusta cómo te jalo la verga?
—Sí… Ni siquiera mi madre es así de buena.
—Ah, con que tu mami te hace la paja. ¿Y qué más ha hecho? ¿Ya te la cogiste?
—N-No —Mike hizo una pausa para gemir— Lo más que ha llegado a hacer es chuparmela.
—¿Y eso por qué? Un hijo deberia mostrarle todo su amor a su madre —Alicia incrementó la velocidad al mismo tiempo que empezaba a tocarse por encima de su ropa— Un día de estos deberías arrimarsela, así sabrá que su hijo está dispuesto a darle el amor que se merece.
—¿Usted… Lo ha hecho con sus hijos?
—Sólo con algunos.
Mike sentía que estaba por terminar. La mano de Alicia se movía habilidosamente por su pene, ella dejó de tocarse para así usar su otra mano para masajear los huevos de Mike.
—Avísame cuando vayas a correrte. Por que quiero que me lo des en la boca.
—Eres muy buena en esto, Alicia. Ya… Ya casi…
—En ese caso, merezco un premio.
Mike estaba llegando a su límite, pero de repente el autobús se detuvo y se dio cuenta que había llegado a su parada.
—Carajo —Mike se apresuró a ponerse de pie y subirse los pantalones—. Perdóname, Alicia. Pero debo bajar aquí.
—Que pena. Justo cuando estaba por recibir leche calentita.
—En serio, lo lamento.
—No te disculpes. Espero verte alguna otra ocasión.
—Yo igual.
Mike se despidió de Alicia con un beso en la mejilla, y entonces emprendió camino hacia su universidad.
—Bien… Llegó la hora.
CONTINUARÁ…
Wow! Creo que esa es la fantasia de muchos, un mundo de plena libertad sexual
Me gustó. Bastante original. Espero una segunda parte
Muy bueno, me recuerda a los relatos de autor español que publicaba con varios seudónimos este tipo de relatos hasta que se debió cansar y los borró hace mucho.
En concreto este me recuerda a un relato que se llamaba «a tres agujeros de gusano de distancia». Relato que es imposible de encontrar ahora y que planteaba la vida cotidiana en un universo paralelo hipersexual.
Espero que continúes el relatos, y no nos dejes con las ganas.
¡Que interesante! Yo recuerdo haberme topado con un relato corto de una temática similar en mis primeros días en SST, en parte fue mi inspiración para esta serie de relatos qué planeo hacer. De momento estoy juntando ideas para que las siguientes partes no sean tan cortas.
Saludos.
Santo me encanta esta historia, la idea del mundo así me pone tan jeje caliente, espero por favor se continúe esto.
Está rebueno el relato…, aunque un pelín corto. Espero que continues cuanto antes. Un saludo.
Me alegra que te haya gustado.
Estoy de acuerdo que estuvo algo corto, por eso estoy pensando en más situaciones para Mike y para las personas que lo rodean, y cómo ellas viven su día a día en este peculiar mundo para la segunda parte.
No he leído muchos relatos así pero me encantó. Deja mucho a la imaginación y aunque pudiera parecer fácil de predecir no lo es, a mí me sorprendió mucho.
Espero una continuación amigo y que sea un poco más largo