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Fetichismo, Gays

Un nene de 6 me masturba con sus pies.  

El niñero del pequeño Lucas 07: Los pies del pequeño envolvieron mi pene justo en el centro y entonces comenzó a moverlos al mismo tiempo, primero arriba luego abajo, primero lento luego mas rápido y dios, que rico se sentía..

*****

A pasado tiempo, pero el relato del pequeño Lucas continúa. Gracias a los le que leyeron el anterior y me mandaron sus ricas fotos. Espero disfruten este episodio y ojala pueda ver más de sus vergas en mi tele. Este capitulo está dedicado a Andres y Dan, gracias por las exquisitas fotos de sus vergas.

*****

Capítulo 7: Un nene de 6 me masturba con sus pies.

Sábado, día seis.

Pequeña, tibia, viscosa, estrecha, apretada, irreal, malditamente deliciosa; así se sentía la boquita del pequeño Lucas mientras en ella se alojaba mi pene baboso y duro a más no poder. Sus suaves labios arropaban mi viril miembro desde el glande hasta casi la mitad, provocando sonidos de succión y a su vez, tragando las gotas de líquido seminal que expulsaba por la excitación y el placer de tener un niño de 6 años arrodillado frente a mi masculinidad.

Después de tanto insistir casi toda la tarde, Lucas había conseguido su cometido y nuevamente me tenía a su merced. Cuando se trataba de su rica “medicina” no tenía limites, incluso me hizo varios berrinches que terminaron con un regaño de mi parte, pero que no tuvo efecto alguno.

Cuando la noche llegó estaba desesperado en el baño tratando de no ceder a la tentación. Mi verga pasó semi erecta todo ese tiempo, sensible por la mamada del niño horas atrás y solo pensaba en lo mucho que quería que pasara de nuevo. Para mi suerte, al salir del baño, con solo una toalla enrollada en la cintura, me lo encontré.

Lucas estaba sentado en la cama moviendo sus piecitos con ternura. Sus ojitos me analizaron por completo, escaneando cada zona de mi masculino cuerpo, aunque rápidamente se posaron en el prominente bulto que se alzaba bajo la toalla.

– L: Me siento enfermito Fer ¿me das medicina? – fueron sus palabras antes de llevar su mano a mi entrepierna y empezar a sobar mi bulto oculto en la toalla – El doctor dijo que la medicina es 2 veces al día – dijo con esa vocecita que me ponía los pelos de punta, incluyendo los de mi verga.

Su tierna e infantil carita me conmovió y no tuve más opción que dejarme corromper. De todas formas, no lo estaba obligando, todo lo contrario; Lucas sonrió y brincó emocionado en la cama cuando al fin acepté caer en su tortura. Me acosté y lo jalé, quedando unidos en un abrazo fraternal a punto de evolucionar al incesto. Mi verga comenzó a ponerse dura esperando por la acción, pero no quería ser yo quien iniciara el acto, aún tenía algo de moral, así que dejé que Lucas se hiciera cargo.

– L: Te quiero mucho Fer – fue lo siguiente que dijo, y por un momento volví a cuestionarme si lo que hacía estaba mal, pero era muy tarde para parar.

Con una sonrisa en la cara, el pequeño comenzó a moverse adelante y atrás, rozando su intimidad contra mi húmedo abdomen lo que a su vez me dejo sentir su pequeña erección. Retiré su suetercito al igual que su short dejándolo solo en ropa interior y luego volví a acostarlo en mi cuerpo de tal manera que su pene quedó sobre mi verga. Lucas sintió la dureza de inmediato y me miró con una carita de entre incertidumbre y felicidad.

– F: Yo también te quiero pequeño – le confesé para luego deshacerme de la tolla liberando así mi verga y las ganas que tenía que todo eso pasara.

Lucas se emocionó con ganas, como un pequeño niño feliz al darle un juguete nuevo. Mis brazos se movieron acariciando su espaldita mientras el roce de Lucas se intensificó, haciéndome sentir el calor de sus genitales sobre mi dura erección. Se sentía delicioso, muy morboso, por lo que lentamente fui bajando su calzoncito y dejándolo al fin desnudo.

Mi verga vibró al sentir su penecito hacer contacto. El calor aumentó al grado que las gotas del baño se habían evaporado y mi cuerpo se sumergió en un placer magistral. Mi miembro comenzó a gotear lubricante natural por los roces y para mi sorpresa el penecito de Lucas también lo hizo.

– F: ¿Te gusta? – le pregunté mientras reposaba las manos en sus nalguitas, comenzando un lento y sensual masaje.

– L: Si Fer… se siente muy calentito ~ mmm, tu pipi está muy duro, me pica mucho mi barriga jaja – bromeó con ternura como si fuese un simple juego.

– F: El tuyo también esta duro, me hace cosquillas.

– L: Ahh, se siente rico ¿puedo hacer más rapidito?

– F: Claro que sí, te ayudo – y entonces comencé a moverme también, intercalando las fricciones.

Solo imagínanos; yo un adulto de 20 años desnudo con un niño de 6 años sobre mi cuerpo, ambos moviendo las caderas adelante y atrás, y gimiendo en voz baja mientras que nuestros penes bailaban juntos sofocándose por el calor que emanaban. Mi virilidad palpitaba con cada movimiento. Cada que Lucas se movía hacia atrás mi prepucio se retraía y mi glande se descubría, haciéndome lubricar, y luego cuando se movía adelante mi prepucio se recogía; me estaba masturbando con su barriguita. No decíamos nada, solo nos veíamos con suma complicidad disfrutando el momento por varios minutos más, hasta que el placer fue tanto que mi mente se empezó a nublar.

– F: Ahh, que rico pequeño… ahora mastúrbame.

– L: ¿Qué es eso Fer?

– F: ¿Sabes que es hacerse la paja?

– L: Mm mm, no sé qué es eso.

– F: Oh… entonces te voy a enseñar.

Sin más, me levanté lentamente de la cama y me puse al borde frente a él. La toalla cayó por si sola revelando mi desnudes y mi pene más duro que hace unos segundos, gordo, hinchado y peludo. El olor a hombre, a sudor y excitación, se esparció entre ambos mientras Lucas contenía el aliento con sus ojitos clavados en mi verga, como si fuera la primera vez que veía una.

– F: Ahora mira – respondí mientras llevaba un mano directo a mi dura herramienta – Lo primero que tienes que hacer es agarrar mi verga con tu mano, susto así – Expliqué mientras ejemplaba el acto frente a su atenta mirada.

– L: ¿A tu verga Fer?

– F: Si, así le vas a decir de ahora en adelante, no quiero que le digas jeringa, ni espada ¿entendido? Le dirás verga o pene, ese es su nombre real.

– L: ¿Pero también se le puede decir pipi verdad?

– F: Tampoco, los niños como tú tienen pipi, pero lo hombres como yo tenemos verga.

– L: Bueno Fer… ya entiendo.

– F: Bien… luego que pongas tu mano, empiezas a moverla arriba y abajo… justo así – le continué explicando mientras iniciaba el movimiento – Lo haces despacito y luego más rápido, primero con una mano y luego con las dos manitos.

— L: Oh ya entiendo Fer.

— F: Que bueno, porque te toca, anda, quiero que masturbes mi verga, pequeño.

Lucas no lo dudo un instante, sujetó mi verga con su manito e inicio a moverla adelante y atrás tal como había explicado. Su mano significativamente más pequeña que la mía apenas lograba rodear el grosor de mi herramienta, la cual, era más ancha en la base que en el resto del tronco, pero aun así se sentía glorioso. Nunca imaginé que un niño me masturbaría, se sentía y veía exquisito. Mi hombría comparada con su manito se veía descomunal, casi siendo del mismo grosor que sus bracitos, era malditamente enfermizo.

Unos consejos más bastaron para volverlo todo un experto y a los minutos Lucas me masturbaba de tal manera que mis dientes rechinaban de tanto apretar. A ese punto yacía sentado a la orilla de la cama con el torso apoyado en mis brazos y con el niño entre mis estiradas piernas, jalándomela como un animal. Sus manitos poseían mi pene en su totalidad, subiendo y bajando el cuero con fuerza, pero también con delicadeza. Yo solo gemía y empuñaba los ojos sintiendo todo, aguantándolo. Traqueaba los dedos y arqueaba la cadera cada que los espasmos superaban mi resistencia.

– L: ¿Lo estoy haciendo bien Fer?

– F: Lo estás haciendo maravilloso ~uhh, así pequeño ~ ahh, dios que rico.

Las manitos del pequeño se movían por toda mi circunferencia masajeando mi miembro como no tienen idea. Aunque algunas veces era brusco y sentía que el frenillo se me rompería, la inhumana lubricación de mi falo facilitaba el trabajo. Tanto mi pene como sus manitos brillaban en líquido seminal, causando a su vez viscosos sonidos por el exceso se liquido, aunque todavía hacía falta lubricar más.

– F: Escúpela Lucas ~ mmm, escupe mi verga.

Lucas pareció dudarlo, pero a los segundos me hizo caso. Acercó su carita a la punta y escupió. La saliva cayó y empezó a escurrir desde el glande hasta la base, para luego ser esparcidas por su manitas. Mi pene palpitó al sentir de nuevo el tacto y un chorro más de lubricante salió desde el fondo, manchando los deditos del menor.

– F: Que rico ~ ahh – bufé en voz alta mientras me acercaba para escupir también, manchando las manitos de Lucas con mi saliva – Sigue pequeño, lo estas haciendo muy bien.

Cada caricia, cada que sus deditos se enlazaban alrededor de mi tronco y lo apretaban justo lo suficiente para hacerme ver las estrellas me ponía como loco. Mi respiración se volvió errática, los jadeos cortos se mezclaban con los sonidos húmedos de su manito trabajando mi pene. Podía sentir cómo el pre-cum y la saliva allanaba sus dedos, lubricando el movimiento, haciendo que cada deslizamiento fuera más insoportable.

– F: Joder – murmuré con voz quebrada sintiendo las manitos del niño apretándose contra mi glande y su dedo pulgar rozando mi frenillo en círculos que hacían que mis piernas temblaran.

– L: Fer ya me cansé, me duelen las manos.

– F: ¿Qué? No, no, no pequeño, ya casi viene tu medicina – refuté desesperado por continuar.

– L: Pero me duelen las manitos…

– F: ¿No quieres tu medicina entonces? – Sentencié, preocupado de que se hubiera aburrido del acto.

– L: Si quiero, pero… oye ¿y si uso mis pies?

– F: ¿Cómo?

– L: Sí, sí, como se me cansaron las manos puedo usar mis pies – sugirió con una ingenua sonrisa.

Nunca antes había hecho algo parecido a pesar de mis vivencias con chicas, pero la idea me encantó, aun mas porque venía de la mente de un niño tan chiquito. Sin más me acomodé bien reposando la espalda en la cabecera y alenté al niño a subirse también. Abrí las piernas dejando a Lucas en la mitad y él solito llevo sus piecitos a mi verga, iniciando a acariciármela con delicadeza.

Debo confesar que fue mejor de lo que esperaba, los pies del niño eran igual de suaves y cálidos que sus manitos sin un rastro de aspereza, por lo que la sensación fue alucinante. A pesar de las risas causadas por las cosquillas, los pies del pequeño envolvieron mi pene justo en el centro y entonces comenzó a moverlos al mismo tiempo, primero arriba luego abajo, primero lento luego mas rápido y dios, como se sentía.

La paja se extendió por varios minutos en los que el niño no paro de sobar sus piecitos contra mi verga. Mi prepucio subía y bajaba al ritmo de sus pies, exponiendo el glande con cada rose y haciéndome lubricar a borbotones, llegando incluso a empapar parte de sus pies. De nuevo sentía que mi frenillo se rompería, pero a la mierda, si era el precio por sentir tanta delicia estaba dispuesto a pagarlo.

– F: Más – supliqué con la voz ahogada entre los gemidos – Por favor, más, sigue Lucas.

El niño, sonriente y juguetón intensifico la increíble masturbación esta vez alternando los movimientos, mientras su pie derecho subía el izquierdo bajaba y verga era masajeada a niveles extremos. Lo hacia con la planta aunque a veces usaba sus talones, igual que amabas partes se sentían placenteramente delicioso. Sus deditos jugaron con mi glande estriando el liquido seminal como telaraña, como una goma de mascar que abrazaba sus piecitos con cada jalada. Lo que mis ojos veían podían volver loco a cualquiera, un niño de solo 6 años desnudo concentrado en masajear mi dura, lubricada y peluda verga con sus pequeños pies.

– F: Sigue Lucas ~ ahh, sigue por favor ~ mmm

– L: Me estoy cansando otra vez Fer.

– F: ¡No!… esta vez no.

Como pude levanté el torso y sujete sus piecitos con ambas manos, apretándolos contra mi verga y entonces intensifiqué la masturbación. Ahora era yo quien llevaba el ritmo, uno bastante intenso que generaba una fricción desgarradora, pero que al mismo tiempo me consumía en el placer. Veía mi verga aparecer y desaparecer entre los pies del pequeño y solo pensaba ¿Cómo mierda llegue a esto? Pero rápidamente los pensamiento se espumaba. Mi cadera subía y bajaba introduciendo mi verga entre el túnel formado por los pies del pequeño, una, dos, cinco, quince veces. De a momentos dejaba de moverme y hacia que sus pies trabajaran, pero aun no era suficiente.

– L: Me haces cosquillas jajaja, para Fer.

– F: !No! No importa si te Ries, no puedo parar.

En un momento me arrodille en la cama, arrope mi verga fuertemente entre sus pies y de nuevo empecé a follarme le túnel que se formaba. Uff era una sensación indescriptible, mas aun viendo todo de frente, el tamaño de mi miembro en comparación a sus piecitos, mis pelos púbicos rozando bruscamente, haciéndoles cosquillas al menor, mis huevos hinchados rebotando contras sus talones y el glande escupiendo lubricante y manchando sus dedos. De verdad ni siquiera entendía como no me había corrido hasta ese momento.

– F: Dale con tus manitos de nuevo, corre ~ mmm.

Aquello emocionó nuevamente al pequeño quien rápido se volteó y volvió a sujetar mi verga entre sus manos, masturbándome incluso mejor que la veza anterior. Su manito izquierda maltrataba mi tronco con suma dedicación mientras que su manito derecha giraba en círculos sobre mi glande el cual no paraba de expulsar liquido seminal.

– F: ¡Ya quieres tu medicina? – le pregunté ya a punto de desplomarme.

– L: Si Fer, haz que salga rápido.

– F: Chúpala para que salga, así como hiciste en el sillón por la tarde.

Sentí su aliento caliente rozando la punta de mi pene unos segundos antes de que sus labios se cerraran alrededor de mi glande. Contuve un grito, sintiendo el calor húmedo de la boca de Lucas como un shock eléctrico que me paralizó.

– F: Eso es, muy bien pequeño – jadee al tiempo que enredaba los dedos en su oscuro cabello, guiando su cabecita – Chúpala más.

Lucas obedeció, relajando la garganta mientras mi verga se deslizaba más adentro. El pequeño podía saborearlo; salado, fuerte, el sabor inconfundible de un hombre excitado. Sus labios se sellaron alrededor de la base y su lengüita comenzó a moverse en círculos alrededor de glande mientras subía, chupando con una presión que hizo que maldijera en voz alta.

– F: Mierda, Lucas… así – gruñí moviendo la cintura instintivamente y empujando la verga más adentro en su boquita – Usa tu mano en lo que no te cabe ~ uhh.

Como si fuese una orden, Lucas envolvió la base de mi pene y empezó a moverlo en sincronía con sus labios, creando un túnel apretado y húmedo que amenazaba con hacerme correr en segundos. El sonido de sus labios chupando, el roce de su lengua, el modo en que sus dedos se apretaban alrededor del tronco… era demasiado. Cerré los ojos mientras mi cabeza caía hacia atrás jadeando.

La boca de Lucas era un remanso de calidez y humedad, su lengua hacía magia mientras lamía y chupaba mi pene sin parar. Además, el uso de sus manos intensificaba el ya inmenso placer, era una paja en todo su esplendor, pero aun mejor, pues el causante era un niñito de solo 6 añitos. El sonido de mis gemidos llenó la habitación, las arcadas del niño se escuchaban de vez en cuando, el chapoteo de mi verga en su boquita resoban a todo dar, y la visión que tenía me ponía aún más a reventar.

– F: No pares – ordené con voz apenas audible.

Pero Lucas no tenía intención de hacerlo. Cada gemido de su niñero, cada tirón de sus dedos en su cabello, cada espasmo de su palpitante pene, lo impulsaba a seguir. Quería que me corriera en su boca, quería sentir el sabor salado inundándolo, quería tomar su medicina de una vez por todas.

– F: Ya viene Lucas, viene tu medicina – advertí en voz alta mientras lo detenía de chupar, entonces le sujeté del mentón mirando directo a mi verga y luego me comencé a masturbar con fuerza – Abre la boquita, ya… ya viene tu me..di..ci..nahh.

Fue todo el aviso que Lucas recibió antes de que mi cuerpo se tensara como un arco y mi virilidad palpitara violentamente entre sus pequeños labios. Los primeros chorros de semen se esparcieron por su rostro, volviendo brillosa su piel, y los otros se fueron a su boca fondo, espeso y caliente, y Lucas lo tragó instintivamente. Otro chorro, luego otro, cada uno acompañado por un gemido roto y un niño hambriento que no paró de tragar y tragar.

Caí desplomado, cansado y sudado, con la verga aún semidura, brillando con saliva y restos de mi propio orgasmo, mientras que Lucas, no contento con haberme exprimido los huevos, se limpiaba el semen de su cara con los dedos, llevándolos a su boquita y también tragándolos. La sola imagen del niño me puso la verga dura de nuevo, lo que notó enseguida lanzándome a mi entrepierna.

– F: ¿Quieres limpiarla con tu boquita? – pregunté segundos después que pare de eyacular, y el niño asintió enseguida, volviendo a engullir mi verga en su cálida y apretada cavidad.

Lamida tras lamida, Lucas fue limpiando los rastros de mi corrida hasta que mi pene quedó impoluto sin rastros de la corrida, pero aun así Lucas no paraba de chupar. Era como un bebecito aferrado a su biberón, uno carnoso y que estaba llenándose nuevamente de leche. Pero para mí maldita suerte, Manuel llamó avisando que estaba por llegar, por los que mis planes de un segundo round quedaron arruinados al instante.

– F: Lo siento pequeño, pero tenemos que parar, tu tío Manuel ya viene.

– L: Ay no, pero yo quiero más – confesó con tristeza, esperando tener mas de mi verga.

– F: Habrá más medicina, pero solo si me prometes que no vas a decir nada.

– L: ¡Si Fer! ¡te lo prometo!

– F: ¿Lo prometes con el meñique?

– L: ¡Lo prometo! – y con la unión de nuestros dedos juntos sellamos el pacto, iniciando una relación que me condenaría el resto de mi vida.

*****

Hasta acá la séptima entrega. Gracias a todos los que leyeron y a los que mandaron fotos de sus vergas. Disculpen a los que no les he podido contestar, es que priorizo a los que mandan fotos. Les dejo el tele @Samu19973. NO hago cambios, solo relatos y morbo, también pregunten por el grupo donde subo los adelantos.

Por ultimo aclaro que es una historia ficticia hecha con fines de entretención y no como manual para cometer actos reales. Hasta el siguiente relato.

106 Lecturas/3 diciembre, 2025/1 Comentario/por Byron6969
Etiquetas: baño, incesto, leche, mamada, niñero, orgasmo, semen, verga
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1 comentario
  1. Byron6969 Dice:
    3 diciembre, 2025 en 11:17 pm

    Hey, si no encuentran el tele agregen un 3 al final, Samu199733

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