Una casa sola y una chica caliente
Historia de lo que solía hacer cuando mi casa quedaba completamente sola y solo tenía la compañía de copito .
Mis padres habían decidido salir aquel fin de semana, para ser honesta no tenía ganas de ir a ningún lado así que fingir tener dolor de estómago, para mí suerte funcionó.
Mis padres me dieron algunas pastillas antes de irse.
Al principio pensé en quedarme en la cama y ver alguna película por mi teléfono, pero después pensé «Ey, tengo la casa sola».
Fue así como busque algunos vídeos porno. Primero busque algunos vídeos heteros, luego me fui por videos de lesbianismo y al final terminé viendo videos de zoo.
Me calentaba tanto ver cómo esa caliente polla se hinchaba dentro de las vaginas de las chicas que no resistí quitarme los pantalones junto a mis bragas. Me acosté en la cama para empezar a masturbarme.
¡Casi se me sale el alma! Mire una silueta pasar frente a mi ventana, me asusté así que me cubrí con las mantas, para mí sorpresa mi tía junto a mi familia habían salido y eso solo significaba una cosa… Tenía la casa completamente sola.
De inmediato pensé en un plan. Me coloque de nuevo los pantalones, pero está vez sin ponerme las bragas, solo los subí y ya.
Limpie un poco para poner un cobertor en el suelo, encima puse varias almohadas para que fuese más cómodo.
Para despistar a mis vecinos chismosos tomé un poco de ropa sucia. Así subí al tercer piso y abrí la puerta del patio, dejé la ropa que aparentemente iba a lavar sobre el lavadero, pero cuando copito salió corriendo tuve que ir tras el.
Baje a los cuartos, intenté llamar a copito para que se metiera sin llamar mucho la atención, pero el simplemente no quería entrar por miedo a que lo regañaran. Al final de cuentas terminé arrastrándolo dentro de la habitación.
—Tranquilo chiquito, no te va a pasar nada.
Acaricié su cabeza. Cuando por fin se calmo se paseo por la habitación hasta terminar echado en el cobertor.
Cerré la puerta con seguro, solo entonces me quité la ropa y la arrojé a un lado.
Copito ya sabía lo que íbamos a hacer pues comenzó a sacudir su colita con emoción.
—¿Ya estás listo chiquito?.
Primero me arrodillé y abrí un poco mis piernas, dejé que copito metiera su cabeza y esa caliente lengua me lamiera. Cómo me había estado masturbando ya estaba bastante mojada.
Cambié de posición al cabo de un rato, me puse en cuatro con mi cabeza pegada al suelo. Mientras copito devoraba mi vagina con su lengua yo comencé a masturbarme de nuevo. Podía sentir la lengua de copito lamer mis dedos, incluso su lengua se metió por mi agujero, casi parecía que quería meter su osico por ahí.
Cuando sentí que mi agujero estaba listo baje mis caderas, quedé echada boca abajo con mis piernas abiertas.
Copito se montó sobre mi desde atrás, sus uñas me arañaron dejando marcas en mis costados, pero no me importo. Yo levanté mi cadera pará que su polla entrara por mi agujero y así lo hizo, empezó a follarme tan duro que accidentalmente su polla se salió.
Copito se alejo para lamerse, momento que yo aproveche para ponerme boca arriba y abrir mis piernas.
Copito de nuevo se me montó, está vez estábamos en misionero, mi posición favorita. Su polla empezó a picar mi clítoris, tuve que meterla yo misma en mi agujero para que me empezará a follar duro.
—Ay chiquito, así.
Acaricié la cabeza de Copito, el se acercó a mi para empezar a «besarme» al menos así lo veía yo. Me calentaba tanto que me follara mientras nuestras bocas se devoraban la una a la otra.
Cuando su polla empezó a hincharse el se movió sacando su nudo fuera de mi vagina. Me moleste un poco pues quería esa polla hinchada dentro de mi bombeando todo ese semen en mí.
Mirándolo por el lado bueno, deslice mi mano entre mis piernas para tomar su polla y empezar a frotarla entre mis labios vaginales. La frote contra mi clítoris hasta que me hizo llegar al orgasmo, solo entonces me aleje un poco, pero solo para posicionarme más cerca de el y comenzar a mamar esa caliente polla.
Copito me ayudó pues se hecho panza arriba permitiendo que yo pudiera meter esa polla en mi boca y saborearla. Me encantaba sentir ese trozo de carne caliente entrar y salir de mi boca.
Mi mente se sentía nublada por el placer, fue en ese momento en el que me monte encima de copito, metí su polla en mi vagina y empecé a saltar sobre ella.
Era la primera vez que hacíamos esto, pero copito lo entendió rápido pues sus patas se aferraron a mis muslos, empezó a follarme en esa posición y no podía estar más feliz.
Mientras copito me follaba empecé a tocar mis tetas, los pezones estaban duros así que los pellizque.
Ese día estuvo lleno de sexo, solo descansamos para comer y tomar un poco de agua. La casa estaba completamente sola así que podía gemir como una auténtica puta sin llamar la atención.
Cuando nuestro momento acabó me despedí de el con un beso, lo encerré de nuevo en el patio y yo me fui a bañar.
Mientras me bañaba una idea se me vino a la mente ¿Y si me grababa teniendo sexo con copito?.
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