Una semilla en el paraíso cap. 3
Nuevamente más relajado que desde el principio me puse los pantalones para cubrirme pero la pequeña ASHIMA me detuve en la acción y metió mi pene en su boca para succionar lo que quedaba de mi semen.
Me quede tirado en el suelo pensando que ¡acaba de ocurrir!, primero me encuentra una pequeña niña que me puso a mil, luego un grupo de mujeres me trae contra mi voluntad a su “aldea” para quitarme mis cosas y encerrarme en una prisión y de repente mandan a una adolescente a que tuviera sexo con migo, a pesar todo lo sucedido todavía no me explico la existencia de este lugar aunque como estudiante de botánica que soy no puedo irme de aquí sin una muestra de todas sus plantas, por el momento no puedo hacer nada será mejor que duerma estoy un poco fatigado, entre mis sueños tuve recuerdos de mi encuentro con SHIMA la calidez de su cuerpo, el sabor de sus labios, el aroma de su cabello y su mirada al despedirse aun puedo sentir sus manos explorando mi miembro…
Un dolos de despertó de mi sueño para darme cuenta que tenía una visita inesperada jugando con mi miembro en plena luz de la mañana y reconocí a la pequeña niña la primera que me encontró en los árboles frutales , se empeñó en manipular mis testículos mientras frotaba mi miembro contra sus mejillas, la última ves ella no pudo verlo ya que usaba mis pantalones en este momento no los tengo puestos por que dormí desnudo pero aunque me miraba con sus ojos claros entre medio celestes y azules y siempre desnuda, sus pequeñas manos no le alcanzaban para manipular completamente mi miembro y siempre lada respiración profundamente para memorizarse el olor, por alguna razón no tenía fuerzas para apartarla de mí, me tenía completamente a su merced y de repente se escuchó de la entrada – ASHIMA – reconocí rápidamente la voz era de la otra niña que avía traído a las mujeres el primer día, la pequeña visita giro su cabeza sin soltar mi miembro en ningún momento y dijo – TAMANA – la otra niña empezó a hablarle muy fuertemente con su idioma entreverado al parecer estaba algo molesta y empezaron a discutir, ambas desnudas, ambas en un solo cuarto con migo y mi miembro siendo manipulado al gusto de sus manos, en eso llegue a mi limite y atine a decirle su nombre – ASHIMA – la pequeña niña giro hacia mí y mi miembro descargo con fluidez la blanca y espesa semilla de mi cuerpo y callo en todo su rostro y pecho de ASHIMA, de repente todo se quedó en silencio, la niña totalmente sorprendida por el acontecimiento empezó a oler la sustancia que residía en su cuerpo mientras que la otra niña se acercó a hacer lo mismo y mi sorpresa fue que los estaban lamiendo sin ninguna dificultad si ningún asco o rechazo para ellas era como algo nuevo que debían probar a toda costa.
Nuevamente más relajado que desde el principio me puse los pantalones para cubrirme pero la pequeña ASHIMA me detuve en la acción y metió mi pene en su boca para succionar lo que quedaba de mi semen, podía sentir como su lengua enrollaba mi glande, como succionaba y tragaba lo que quedaba de semen, la otra niña que dedujera se llamaba TAMANA observaba la acción de su amiga pero solo a cierta distancia, después de que ASHIMA dejara mi miembro absolutamente limpio con su boca y saliva decidió hablar nuevamente con TAMANA en eso se escuchó un sonido familiar, las dos niñas se alarmaron y deciden salir de prisa pero ASHIMA regresa me abraza fuertemente y de nuevo corre al alcance de su amiga.
Por fin con mis pantalones en su lugar aparece en la entrada la mujer de la varilla de metal afilada pero esta vez su cuerpo llevaba equipado una especie de armadura que cubría brazos y piernas y parte de su pecho, en su mano sostenía un cuchillo con la punta redondeada y con ambos lados de la hoja afilados, yo levante las manos en forma de rendición, ella me da una señal para que avance, al acercarme a ella decidí cubrirme la nariz por miedo a otro de sus golpe, al salir de mi confinamiento y el sol radiante segaba mis ojos y me di cuenta de la multitud que me observaba únicamente a mí.
En esta reunión extraordinaria se encontraban las cuatro ancianas con sus vestimentas coloridas, alrededor de treinta mujeres con sus vestimentas blancas de algodón y algo de dieciséis niñas con sus cuerpos desnudos parecían tener entre seis o siete años y las que sobresalían de ese grupo por su tamaño eran ASHIMA y TAMANA que tenían ocho años, las ancianas empezaron a hablar y escuche mi nombre entre sus oraciones posiblemente SHIMA les dijo y tenía miedo de que más les habrá contado, al terminar sus palabras se separaron en pequeños grupos las ancianas se refirieron a mi carcelera como SANASHI luego de sus conversación me dieron fruta y agua esperaron a que terminara y me llevaron entre las praderas de flores pasando los pastizales se encontraban algunas mujeres con unas toscas y raras versiones de maquinaria para arar la tierra en eso SANASHI me coloca esta estructura de madera y metal al parecer fui sentenciado a trabajos forzados, al otro extremo de campo estaban las niñas recogiendo y moviendo piedras que estorbarían en el arado cuando más me acercaba podía diferenciarlas entre ellas se encontraba TAMANA solo unas cuantas pero con su característico desnudes enseñando sin preocupación su trasero al aire, abriendo sus piernas para jalar y esforzarse en su qué hacer, era el mejor espectáculo o el recuerdo de que no estaba en casa sino en una tierra donde me convertí en una vestía de carga en eso me di cuenta de entre todos los acontecimientos que no he visto un solo hombre en todo el lugar, no niños y no ancianos, ningún ser masculino a excepción mía.
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