14 años bien calientes
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por machofucker.
Era un día caluroso de primavera, por mayo o así. Estábamos a un mes de terminar el curso académico en la escuela, cuando de pronto me habló por MSN (Messenger) mi amigo Alejandro. Realmente yo era su único amigo, pues llevábamos casi toda la vida juntos. De hecho tuvimos unas cuantas aventuras antes que esta, pero la que cuento quizá sea una de las más calientes.
Estuvimos hablando un buen rato, y me dijo que el fin de semana sus padres iban a irse fuera por motivos de trabajo y que le dijeron que me fuera yo a dormir las noches y a pasar el día con él, si a mi me apetecía. Por supuesto, con lo bien que me caía el muchacho, no iba a decir que no. Es más, yo llevaba mucho sin verle y me apetecía acariciarme con él.
Sus padres me llevaron a su casa y me dijeron dónde estaba la comida, dónde estaban todas las cosas y me dieron su número de móvil por si surgía una emergencia, que les llamase sin duda alguna. En el momento en el que se fueron, Alejandro y yo subimos a la habitación, y me dio un abrazo caluroso porque no me veía desde hacía por lo menos, dos semanas. Cuando estábamos ya en la estancia, hacía un calor tremendo (haría como 30 grados en la calle, unos 23 en casa), agarré y me quité la camiseta, alborotándome la melena que tenía yo por aquél entonces, dejándome ver el cuerpo definido que tenía. No obstante, seguía teniendo calor, y acto seguido me quedé en slips. Mi amigo, no dejaba de mirarme, y decidió seguir mis mismos pasos, pero fue un poco más allá. Se quitó toda la ropa, quedando con su pene en vías de desarrollo al descubierto, y sus nalgas respingonas al aire. Estábamos con unos juguetes llamados LEGO, montando y desmontando piezas, y claro, mi erección al ver ese pequeño miembro erecto subió de inmediato. Mas reparé en algo muchísimo más caliente todavía cuando se recostó en la cama.
No sé cómo narices lo hizo, pero Alejandro tenía un butt plug (un juguete sexual) de un tamaño medianamente grande, metido en su trasero hasta el fondo. Yo no pude evitar preguntarle de dónde había sacado eso. Dijo que un mayor del grupo de scouts se lo había regalado, y que desde entonces iba por casa con él metido a todas horas. Me di cuenta de que, entonces, Alejandro ya no era virgen (cabe decir que yo tampoco). Le dije que si le apetecía "hacer cositas", por lo que mientras el agarró la PSP, le tumbé en la cama y le comencé a chupar todo el pene, de arriba abajo. Me lo metía entero en la boca, con sus pequeños testículos incluidos. Podía oír cómo mi querido niño gemía de puro placer y eso que solo lo estaba haciendo normal. Decidí esforzarme, y logré que el joven muchacho tuviera un orgasmo en mi boca, facilitado por mi juego de lengua que establecí con su glande, frenillo, prepucio y perineo, ya que no podía lamerle el ano teniendo el juguetito del diablo dentro de el. Me encantaba ver cómo ese protosemen acuoso se derramaba por el tronco. Me encantaba el olor que emanaba mezclado con el aroma de colonia que tenía el chavalín, me volvía loco lamerlo, tocarlo… Ese fue sólo el primero de muchos que tuvo en todo el rato y en todo el fin de semana.
En esa mi amigo se sacó el juguete de aquél culo dilatado, y me dijo que era su turno, por lo que me subió las piernas el muchacho lampiño, de pelo rubio y ojos azules y delgado, y me comenzó a hacer la mejor mamada que me han hecho en toda mi vida. Me pajeaba cuando tenía el glande en la boca, se metía todo el pene en la boca, hacía círculos con su lengua… Era increíble cómo un muchacho de 12 años, casi 13 podía chuparla de aquella manera. Y llegó el momento en el que se puso encima de mi, se puso lubricante en el ano y se metió mi polla del tirón. Comenzó a moverse como si de una bailarina se tratase. Gemía cada vez que mi glande le tocaba la próstata. Sus ojos estaban en blanco debido al momento de éxtasis que sentía, hasta que vino su segundo orgasmo, esta vez, en mi pecho y mi tripa. Yo aguantaba como podía hasta que, en una de estas veces que le penetras a alguien en 4 patas, sientes que estás a punto de correrte, y mi amigo Alejandro, se sacó rápidamente la polla de su culo, se puso boca arriba y me dijo: "córrete mientras te la chupo."
Comenzó a mamármela presta y efusivamente y mi semen le llenó toda su boca. Se lo tragó entero. Y como el dijo que seguía teniendo ganas de más sexo, yo empecé a chuparle de nuevo. Pero no se quedó ahí. Tenía ganas de ser penetrado. Me la metí dentro y cinco minutos después de haber cabalgado, se volvió a correr.
Permanecimos abrazados durante horas después de semejante coito. Hemos vuelto a repetir cosas de esas, pero ya habrá momentos para contarlo.
Hasta entonces, M.
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