1975.- Mi primera vez con Rufino
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Allí conocí a Rufino, un chiquillo de piel blanca, pelo ensortijado, labios finos de mirada penetrante, dedos alargados
Por ese entonces Rufino tenía 10 años, recuerdo claramente que cuando nuestros amiguitos de juegos se iban a sus casas yo me quedaba con él y siempre me llevaba a un ceibo con raíces salientes que quedaba junto a una quebrada que pasa un poco distante de la casa de mis abuelos allí Rufino se sentaba sobre las raíces y se orinaba o defecaba yo simplemente miraba cómo caía el miado y la caca al suelo, él miraba como caía eso y me regresaba a ver sonriente a mi me gustaba mirar eso yo estaba sentado sobre una piedra plana grande que quedaba junto al ceibo que cubria la visión a la casa de mis abuelos
Cuando Rufino terminaba de orinar se volteaba hacia mi y me mostraba su pene rosadito y me lo acercaba a cierta distancia luego se subia la pantaloneta y ahora yo iba a orinar y defecar, a veces lo hacíamos juntos, luego seguíamos jugando en mi casa, Rufino tenia como costumbre la de meterse la mano dentro de la pantaloneta para estirarse el pene luego a los más pequeñitos nos agarraba por detrás haciendo mover nuestras caderas para adelante y para atrás con movimientos sexuales, dejaba impregnado su aliento en nuestro cuello y en nuestras orejas, una vez que estuvimos en el ceibo, oriné junto a él parados sobre las raíces gruesas salientes del ceibo sobre la quebrada Rufino no dejaba de verme mi penecito blanco movia el suyo con alardes de que era más grande que el mio, nunca olvidaré eso, lo llevo siempre presente en mi mente, fue la primera vez que me estiró el pene con sus dedos, lo siguió haciendo por largo rato, la sensación era deliciosa me sentó sobre la piedra con las piernas abiertas y seguía pajeándome me pidió que le hiciera lo mismo que me hacía
Mis dedos empezaron a estirarle el pene eso nos dio necesidad de volver a orinar en el ceibo botando unas gotitas de orina y salimos de allí, por un tiempo hicimos eso, siempre trataba de que juegue a solas con él. Una de esas veces que fuimos al ceibo, me dijo que ahora me iba a enseñar un jueguito que me iba a gustar mucho algo que juegan los adultos pero que debo tenerlo en secreto, acepté su sugerencia yo estaba parado y me bajó la pantaloneta me hizo sentar en la piedra plana me abrió de piernas quedando descubierto mi pene que me lo estiró con los dedos hasta dejármelo bien parado, él se bajó su pantaloneta y se estiró el pene, con sus manos contra mis hombros me hizo acostar suavemente de espalda a la piedra, abri las piernas quedando en medio mi pene parado miré los dedos de Rufino que lo estiraban hasta dejármelo más paradito, él se estiró su pene y cuando se lo vi parado se acerca a mi, su pene se pegaba al mio, vi que su pene frotaba el mio, nuestros piernas y testículos se unian y se frotaban, su pene grande sobresalía del mio, su pecho se unió al mio y su respiración agitada chocaba en mi frente y en mi pelo, me hizo dar la vuelta y me pasó su pene por mi culito sudoroso
Mi pene estaba pegado a la piedra igual que mi pecho pujaba el peso de Rufino sobre mi cuerpo yo no entendía lo que me hacia pero me empezaba a gustar, Rufino me dio la vuelta y de nuevo me culio el pene con el suyo, se levantó yo seguía acostado con mi pene parado y mis piernas abiertas viéndolo irse a orinar sobre las raíces junto al ceibo, me senté, le miraba el culo blanco de Rufino a la vez que bajaba mi mirada al ver mi pene colorado sin saber que era eso que me había hecho, llegóa a mi a sobarme mi pene, tanto me lo agitó que me dieron ganas de ir a orinar, me subí la pantaloneta, no le pregunté por vergüenza eso que me hacía, creo que por ser tímido Rufino aprovechaba para seguirme haciendo ese jueguito que cada que lo hacíamos me iba gustando más y más sobre todo cuando me daba roces de su pene por mi culito.
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