1977.- Mis memorias: Con Herman
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con Hernan por lo general jugaba en el patio con carritos o torres de arena, de reojo veía que se metia la mano por entre el pantaloncito corto que usaba para sacarse la arena pero más lo hacia para llamarme la atención ya que se me sonreía al restregarse el pene cuando ya estaba bien estirado se bajaba la cremallera y lo asomaba por el hueco con la ayuda de los dedos de su mano, no usaba interiores creo que para facilitarse eso que hacía, se sobaba el glande forrado de su pene virgen hasta hacérselo poner rojo y que apenas aparecia entre sus dedos y su gorro, el movimiento de sus dedos era muy rápido, esto aprovechaba en hacerlo cuando notaba que los adultos estaban en la sala y sólo nosotros en el patio cerrado, luego orinaba delante mio, me causó gran deseo de hacérmelo también pero mi vergüenza me dominaba, seguidamente jugamos a las luchitas alejados de la arena y así sentia su cuerpo sobre el mio su cadera se movia sexualmente subiéndola y bajándola sobre mi pene vestido no opuse resistencia, en cada juego siempre terminábamos haciendo eso y mucho más segiudo sin que claro, los adultos nos vieran. en un juego de luchitas que hicimos, ya con mayor confianza, me pasó las manos por detrás de mi, aquellos dedos suaves hacían una delicia en mi piel, me dejé sobar por él por instinto, lo reconozco, yo le insinuaba dejándomelo hacer, me quedaba quietito ruborizado y con piel de gallina, Hernan lo notaba y se me reía y me seguía pasando los dedos por las nalgas y por la rayita de mi traserito, algo que hasta ahora no me explico es el por qué nació de mi consciente aquel deseo desenfrenado de dejármelo hacer a mi corta edad
Mi deseo se hizo más goloso ser suyo yo sabia que eso era incorrecto pero le hice caso a sus insinuaciones de hacer sexo y me dejé llevar por él diciéndome al oído que fueramos corriendo a mi cuarto tomándome del brazo, cerramos la puerta con picaporte asi parado se quitó la pantaloneta yo también lo hice, sin que me lo dijera me senté primero me saque mi camiseta y luego me acosté sobre la cama, me dijo que íbamos a jugar al papá y a la mamá, que no dijéramos nada de esto, abri mis piernas, mi pene al descubierto lo estiraba con mis dedos, Hernan se acercó a mi, permití que se acercara a mi con su pene bien alargado mi pene recibia por primera vez el pene blancote de Herman que se movia por mis testículos, al sentir eso delicioso rodee con mis piernas las suyas nuestros pechos se unieron se alzó un poquito y mientras movia su pene en el mio se sacaba la camiseta, puedo recordarlo perfectamente, no dejaba de cerrar los ojos y botar una sonrisa natural de deseo, entrelezamos las manos movimos suavemente nuestros penes al ratito Herman empezó a levantar y bajar su cadera el pene subia y bajaba donde estaba mi pene rozando mis testículos y llegando a rozar también la raya de mi traserito nuestros alientos chocaban, realmente fue muy rápido lo que hicimos y nos vestimos a petición mia por temor a que mi mamá nos sorprendiera.
A la descuida me tocaba mi traserito, cuando a veces jugábamos sobre la arena de mi patio él se sentaba, abría sus piernas y me hacía sentar delante de él, su pene vestido se pegaba con mi traserito vestido, sentía el bultito de su pene porque de niño casi siempre me ponía pantalonetas de tela ligera y de vez en cuando usaba interiores, por eso me gustaba mucho cuando empujaba mi espalda con su pecho para adelante y para atrás quedando fijo nuestros traseritos sentados en la arena, Hernan miraba a los lados y cuando no había personas alrededor aprovechaba en mover las caderas con movimiento sexual al mismo tiempo darme besitos en el cuello, eso me gustaba mucho, me sobaba los brazos, me hacía cosquillas con la lengua, entrelazábamos los dedos de las manos, frotábamos nuestros dedos de los pies y uníamos las mejillas, todo eso que me hacía me gustaba y me hacia nacer la piel de gallina luego en silencio nos escabullíamos a mi cuarto a hacerlo, nos quitabamos rapidito las pantalonetas, se me montaba me topaba mi pene con el suyo y me viraba de trasero para pasarme su pene, nos vestiamos y saliamos rapidito para no ser descubiertos. Hubo un día en que nos quedamos solos en mi casa eso aprovechamos para jugar a las luchas, Herman era un chico realmente hermoso, me gustaba su físico algo grueso y templado, sus manos suaves deleitaban el roce de mis piernas y traserito, nos habíamos desnudado parados, me puse quieto boca abajo en mi cama para que él se montara sobre mi pasándome el pene por la espalda y el traserito, los movimientos eran de alzar y levantar las caderas en cada bajada de su cuerpo sobre el mio me hacia pujar, botar aire, el aliento de Hernan recorría mi pelo y mis mejillas todo era silencio, me cogía delicioso, el gusto por aquello que me hacía era mucho mayor al que tenía cuando Rufino me cogió las primeras veces, giré para recibir su pecho sobre el mio, apenas miré nuestros penes frotándose a todos lados me relajé y dejé que tomara mi cuerpo resignado a esos movimientos que renacieron con mayor intensidad de deseo.
Recuerdo una vez que mi papá estaba leyendo con velas por un apagón general, yo estaba acostado en la hamaca en un rincón oscuro del otro cuarto con Herman que nos sobábamos los pies y las piernas para arriba y para abajo luego dábamos vueltas con movimientos sexuales muy lentos de nuestras caderas bajé mi pijana a la altura de medio traserito saliendo mi pene erecto, él bajó la cremallera de su pantalocinto corto que tenía y en complicidad con la oscuridad nuestros penes se unian y se sobaban volteándonos en la hamaca, recuerdo que esa fue la última vez que lo hicimos.
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